Biglietto per l’Inferno: El momento de la redención

El hard rock católico

Biglietto per l’Inferno forma parte de la vertiente más potente y enérgica del progresivo italiano de primera mitad de la década de los 70′, junto a bandas como Il Baletto di Bronzo, Museo Rosenbach o Semiramis. Etiquetados erróneamente de hard rock a secas, en realidad son una brillante banda de rock progresivo italiano, de esos raros animales fantásticos que ahora solo viven en nuestra memoria.

Las influencias del grupo vendrían en principio de otros grupos italianos como el ya mencionado Il Baletto, junto a Banco del Mutuo Soccorso (BMS), Premiata Forneria Marconi (PFM), Genesis y Jethro Tull. Además, tenemos amplias ascendencias del hard rock británico de Uriah Heep y Deep Purple. No por nada abrieron para bandas insignes del rock pesado setentero como UFO en su gira al país de la bota.

Fundados en 1972 en la región Lombarda de Lecco, de las cenizas de bandas de covers de los 60′ como Gee y Mako Sharks, acabaron reuniéndose Mauro Gnecchi (batería), Fausto Branchini (bajo), los dos Hammond característicos de Guiseppe Banfi y Guiseppe Cossa, junto a Marco Mainetti (guitarra) más el principal compositor, letrista, voz, flauta traversa y creador del concepto de «Biglietto per l’inferno», Claudio Canale.

El grupo tuvo una intensa actividad en vivo entre 1972 y 1974 presentándose en varios festivales de la zona, donde quedaría como impronta una gran performance, con un potente sonido guiado por los teclados de Banfi y Cossa, junto a la rockera guitarra de Mainetti; todo esto redondeado con buenas intervenciones de flauta de un Claudio Canali que a la postre, cantaba apasionadamente. Estos momentos quedaron grabados para la posteridad en su «Live 1974«, el cual recomendamos su escucha.

En algún punto de marzo de 1974 se lanzó su primer trabajo homónimo, «Biglietto per l’inferno» con un arte de portada del propio Canali visto desde el mundo de los vivos, en el infierno.

Este LP es simple y llanamente una de las joyas más impresionantes del rock progresivo italiano, allí con los más laureados del género. Una obra conceptual de, curiosamente, grandes influencias católicas.

Canali venía de una familia muy religiosa, por lo que decidió plasmar un concepto sobre «redención», cosa que se hace patente al observar detenidamente los títulos de las piezas y al leer las letras: Estamos ante la historia de un hombre atribulado por sus pecados que teme ir al infierno, y el disco es lo suficientemente oscuro para dejárnoslo en claro.

En el transcurso de toda mi vida, Dios siempre me acompañó, aunque me di cuenta muy tarde

Claudio Canali (2010)

Un boleto para el infierno

Arrancamos con «Ansia«, una pieza que da inicio a este viaje en el mundo terrenal del pecado y la búsqueda del protagonista por dirección espiritual, con buenas armonías eminentemente italianas que nos recuerda a BMS.

«Confessione» arranca con fuerza con un sonido muy a la Uriah Heep, donde Claudio demuestra ser un cantante bastante competente. Es fácil recordar en su voz a David Byron, con buenas guitarras rockeras y teclados barrocos que se suceden de formas muy inteligentes, mientras la letra nos habla de un hombre que se confiesa con un fraile sobre pecados que ha cometido, mientras recibe su sentencia: «No puedo salvarte del fuego eterno, hay un solo boleto al infierno«, al son de un staccato hard rockero que hoy en día puede sonar un poco «genérico» pero no deja de ser efectivo, ya que nos mantendrá rockeando moviendo la cabeza y el pie.

«Una Strana Regina» es una pieza totalmente progresiva y reflexiva, donde nuestro protagonista no está convencido de que necesite redención, ya que todo aquello le parece algo «hipócrita». Buenas melodías, y buenos momentos armónicos nos demuestra que en la banda hay una gran sensibilidad, aunque quizá el último cambio de tempo y melodía al finalizar la canción queda un poco fuera de lugar.

«Il Nevare» nos señala a un deprimido protagonista que ve como nieva a través de la ventana de su casa, mientras su cabeza se llena de preguntas en busca de redención y «en busca de una oración«. Es un momento muy bien logrado de la banda, ya que nos transmite esa impotencia de no saber alcanzar un sentimiento tan intangible como es la fe, algo que se hace patente con el movimiento final de la pieza, con gritos desgarradores de Canali que finaliza la canción en plan Ian Gillan, dando un gran golpe de efecto.

Pegado al grito de Canali y sin solución de continuidad, llega «L’ Amico Suicida», el cual es el cierre original del disco y también su plato fuerte. Esta es probablemente una de las mejores épicas largas que nos dio el rock progresivo italiano, ya que transmite muy bien esa sensación de muerte, de pérdida de un «amigo suicida». Acá el protagonista observa como las drogas consumen a una persona lentamente hasta su extinción, a la vez que nada puede hacer contra ello, lo que lo llena aún más de dudas e inseguridades. Musicalmente, podemos encontrar todos los ingredientes del mejor rock progresivo, donde se suceden los cambios de ritmo y partes muy variadas, encontrando influencias de música clásica, arrebatos duros, preciosas melodías de teclado y voz, partes dinámicas mezcladas con partes calmas, y momentos que pueden recordar a Museo Rosenbach, Jethro Tull, BMS, Deep Purple o a los menos conocidos británicos de Gracious. Una maravillosa pieza de escucha obligatoria para los fans del prog rock más sinfónico.

¿Nuestro protagonista habrá alcanzado la redención?, las últimas líneas finales nos parecen indicar que sí, ya que se hace alusión a un rey, que en el cristianismo suele asociarse al rey de reyes.

Y después de esto mi muerte

la vida vuelve a mí

Y ahora me siento el más fuerte

Ya no tengo reina, sino un rey

L’ Amico Suicida

En las reediciones modernas del disco, se decidió agregar un bonus track de una versión instrumental de «Confessione», para cantar en karaoke a grito pelado, al más puro estilo de Claudio.

Un boleto para el cielo

«Biglietto» tenía en mente lanzar un segundo disco en 1975 llamado «Il Tempo della Semina«, pero lamentablemente la filial italiana de Trident Studios quebró justo cuando se preparaba la producción del disco, por lo que terminó en el baúl de los recuerdos hasta su redescubrimiento y lanzamiento en 1992. Es un disco que se aleja de los aires hard rock del primero y encara un sonido un poco más comercial, pero sigue siendo un trabajo de gran nivel, aunque no llega al estatus de obra maestra del debut.

Claudio se alejó del mundo del rock para transformarse a los 35 años en un monje católico del «Monasterio de la Virgen María Intercesora» en Italia, donde residió hasta su muerte, en 2018.

Hubo varios intentos de revivir a «Biglietto», incluyendo una versión folk y una cantante femenina, los que lanzaron un nuevo disco reversionando algunos de sus clásicos, llamado «Vivi Lotta Pensa» (2015). Hoy en día el espíritu del «boleto al infierno» sigue vivo en alguna banda tributo que decidió tomar el lado más eléctrico del proyecto.

Así que ya lo sabes, este boleto al infierno es un viaje de aquellos. Un imprescindible.


Melómano y coleccionista de música en formato físico. Baterista de Hobbie. Uno de los administradores del grupo de Facebook chileno "King Crimson en Chile", con contacto directo con el sello DGM de Robert Fripp y David Singleton. Me gusta escribir sobre música.

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