Guía rápida para adentrarse en el mundo de Kate Bush
Si hay una artista que en el mundo de habla hispana pasa un poco desapercibida es la gran Kate Bush. Es una lástima, ya que es una de las artistas femeninas mas importantes de fines del siglo XX, pero su popularidad al momento de escribir estas líneas ha ido «in crescendo» gracias a la aparición de su material en la famosa serie de Netflix «Stranger Things» donde se ha conectado con una audiencia mucho mas joven, por lo que consideramos una excelente oportunidad para adentrarnos en la mente de esta genia y exponer sus increíbles trabajos.
Partamos por lo básico: Catherine Bush nació el 30 de julio de 1958 en Bexleyheath, Kent, Reino Unido. Su padre era médico, pero en su casa se vivía y respiraba arte, tanto de la pintura como de la música. De manera autodidacta comenzó a tocar el piano, mientras que en la escuela aprendería violín. Desde muy joven se reveló como una prolífica escritora de canciones entre los 12 y 16 años, llegando a tener cerca de 50 composiciones listas.
Junto a su hermano Paddy Bush, y otros músicos comenzó a recorrer pubs donde tocar su música, mezclando eso con covers de The Beatles, entre otros, con el nombre de «K.T. Bush Band«. Mientras pasaba eso, termina su primera maqueta casera, con lo que comienza a recorrer casas discográficas, solo recibiendo portazos, ya que su estilo «barroco» no era atractivo comercialmente en una época en que el rock progresivo en Inglaterra se mantenía aún en buen estado, pero iba en un lento descenso de popularidad. Recordemos que el Punk, Heavy Metal, Reggae y New Wave comenzaban a surgir con fuerza.
Es ahí donde esa humilde maqueta llega a las manos de David Gilmour, donde se dio cuenta del increíble talento de una joven Bush de 17 años. Gilmour decide hablar con su familia, y se convierte en el padrino y mecenas de Kate, financiándole una maqueta profesional con todos los grandes contactos en el mundo de la música que tenía el guitarrista de Pink Floyd. Todo esto a la vez que terminaba de grabar uno de los discos mas importantes de los años 70′, «Wish You Were Here» (1975)
Es así como Kate pasó de tener una maqueta grabada en casa con ayuda de sus hermanos, a una maqueta producida profesionalmente, contando con músicos de The Alan Parsons Project e ingenieros de sonido que habían trabajado antiguamente con Genesis. Luego Gilmour le ofrece la maqueta a un ejecutivo amigo que tiene en EMI: «Escucha esto, porque es muy bueno».
Unamos todo ello a la exquisita composición de Bush, onírica y evocadora, casi salida de un libro de fantasía. Imposible decir que no.
Su carrera musical solista empieza en 1978 con el single «Wuthering Heights» (del libro del mismo nombre de la escritora británica Emily Bronte, aunque Kate no lo había leido), que alcanzó la parte mas alta de las listas británicas. Ese característico agudo con el que comienza la pieza, anunciaba la llegada de un nuevo talento que no dejaría indiferente a nadie. Va acompañada por un vídeo con una coreografía de ballet, y Bush intercambiando dramáticamente letras en cuatro octavas. El single llegó rápidamente al numero 1 en Inglaterra, Australia y Europa.
De allí, sería un tobogán al éxito para Kate Bush con la salida de su disco «The Kick Inside» (1978). Sus composiciones denominadas «Art Pop» o «Pop Prog» llevaban arreglos inteligentes, con buenos ganchos líricos, misterio, barroquismo y eclecticismo; además, contaba con el mismo personal de lujo de su maqueta original, junto a músicos de la filarmónica de Londres para los arreglos orquestales, todo producido por David Gilmour y Andrew Powell, este último pieza vital de los primeros discos de The Alan Parsons Project y los primeros trabajos de Kansas.
Muchas de sus composiciones se basaban en cuentos de fantasía o historias épicas. ¿Que mas progresivo que eso?
EMI (Gilmour mediante) hizo una gran campaña por posicionar a Kate en las listas. Se le pagó clases profesionales de danza, voz y artes escénicas, ramas que a Bush se le dieron con una facilidad pasmosa. Todo ello conllevó a sus primeras apariciones en el popular programa británico de música «Top of the Pops» cuando apenas cumplía 20 años. La joven Bush, con su particular voz y sus movimientos de gacela se convirtió en un suceso en Europa y Australia.
Vendría después «Lionheart» (1978) con composiciones que no se habían usado para el debut, por lo que se le considera un disco «hermano» del primero. Para muchos su real carrera solista comienza con su siguiente disco, «Never for Ever» (1980), donde decide dejar atrás a sus «padrinos» musicales (incluyendo ciertas directrices que venían desde EMI) y aventurarse en nuevas formas de componer e interpretar, uniendo su música a las artes escénicas en vídeos musicales cuidadosamente planificados por ella. Además, se desprende su temprana adopción del pionero sintetizador computarizado Fairlight C.M.I., recomendado hacia ella por el mismísimo Peter Gabriel, que dominaría gran parte de los 80′ en la música popular.
Algunos sonidos que usa Kate Bush en el famoso single de «Babooshka» se parecen a los de Peter Gabriel en «III» o llamado «Melt» (1980). Ese parecido es por el denominador en común de ambos discos, el sintetizador Fairlight, además de que Kate se convirtió en una gran admiradora del trabajo solista del ex Génesis.
Ya para «The Dreaming» (1982), la madurez artística de vanguardia en Bush era patente. Se hace dueña de todos los aspectos de la producción del disco, desde las exploraciones con las drum machine de la época, pasando por sus letras (un campo donde ella es absolutamente suprema) y su fiel sintetizador. Para algunos este disco prácticamente inventa a Björk.
Y llega la consagración. La obra magna «Hounds of Love» (1985) es el pináculo de la capacidad creativa y la popularidad de masas de Kate. Un trabajo cuidadosamente elaborado, producido al extremo (incluso sobre producido para su época), compositivamente exquisito, con una cara A totalmente inolvidable, con clásicos como «Hounds of Love» o «Running Up That Hill«, y una cara B experimental absorbente que desafía al oyente como prácticamente ningún otro disco de la época. Es un disco de 1985, pero también podría ser de ayer, ya que bien puede ser de rock progresivo, de pop, de art pop, de electrónica, como incluso sonar a trip-hop.
Un año mas tarde, en la cresta de la ola, también hace una aparición como invitada en la recordada obra maestra de Peter Gabriel «So» (1986), cantando el recordado dueto de «Don’t Give Up«, lo que aumenta su fama aún mas, ahora en Estados Unidos.
Luego de ello, Kate decide auto imponerse una pausa, renegando el magnetismo que comienza a producir su persona, y la tremenda popularidad de los singles de «Hounds of Love» y su aparición en «So«. Una fama que nunca buscó.
Vendrían luego «The Sensual World» (1989) y «The Red Shoes» (1993), discos mucho mas accesibles y mas personales, donde quizá no se mostraba una gran evolución, pero igualmente fueron muy interesantes. De allí, una Bush de 35 años decide alejarse del mundo de la música y de los proyectos. Fue toda una desaparición de la vida pública, para dedicarse a su familia y a criar a su hijo, Bertie.
Esta ausencia que duraría 12 años ayudó a crear un halo de misterio y misticismo alrededor de la figura de nuestra artista. Una figura mítica, inaccesible, que rara vez se dejaba ver.
Nos saltamos a «Aerial» (2005) y el gran retorno de Kate. Un excelente álbum que nos recuerda a los mejores momentos de la inglesa en sus mejores épocas, por ello tuvo una recepción muy buena, y vendió muchísimo. Probablemente perdió un poco de visión de vanguardia, pero hizo los deleites de sus fans de toda la vida, la misma línea en la que siguen «Director’s Cut» (2011), con re mezclas de material sobrante de discos clásicos anteriores, y «50 Words for Snow» (2011), un álbum refinado e intimista, con material totalmente nuevo.