«Pitfalls» de Leprous: el lado más personal de Einar Solberg

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El 25 de octubre de 2019 se publicaba Pitfalls, sexto álbum en la discografía de Leprous. Lanzado por InsideOutMusic, supone el álbum más intimista y personal, compuesto prácticamente en su totalidad por Einar Solberg, quien transcribe sentimientos y experiencias personales vividas en los últimos meses. La depresión, la angustia existencial, la soledad están exteriorizados con maestría en Pitfalls.

Con diferencia a sus anteriores trabajos, mantiene una línea apartada del metal, con pequeñas dosis de rock, en donde las composiciones giran al 100% en torno a las partes vocales. Con una producción impoluta, el synth rock, trip hop y ambient son algunos de los variados estilos que dan forma a Pitfalls. La instrumentación convencional, con menos protagonismo a lo habitual en otros trabajos, están al servicio de Solberg. No es de extrañar que para ello haga uso de sintetizadores y bases electrónicas.

Solberg es el líder compositivo. Podría decirse que es prácticamente un trabajo personal, si no fuera porque mantiene la marca Leprous. Le acompañan Tor Oddmund Suhrke y Robin Ognedal a las guitarras, Simen Daniel Børven al bajo y Baard Kolstad a la batería. Se contrató, además, a un violonchelista, un violinista y un coro clásico para dar mayor profundidad a las sensaciones que se tratan de transmitir.

En cuanto a la portada, aparece el relieve de una figura tibetana en un fondo gris blanquecino. Apoyada sobre uno de sus hombros, la silueta de un niño tocando un instrumento de viento, crea una estampa cargada de sentimiento y soledad. Visualmente precioso, con un contraste entre los matices negros y blancos que ofrece todavía mayor profundidad.

 

Pitfalls: el trabajo más personal de Einar Solberg

Declaración de intenciones con Below, tema de adelanto, que nos prepara en un terreno lento, interpretado con suma delicadeza y sentimiento. Transcurre sin grandes sobresaltos hasta llegar al estribillo, el clímax, en el que Solberg logra un registro que parece inalcanzable. Unos agudos que noquean todas las emociones y te seduce en una atmósfera pasional. Los violines son los encargados de ese toque final de dramatismo. Una obra de arte de altos quilates, nada más empezar.

Un ambiente reflexivo nos invade en I Lose Hope. Batería electrónica y agradable base rítmica, son la estructura donde las preciosas melodías vocales circulan sin límites estilísticos. Otra base, en este caso funky y a la guitarra, brinda movimiento y colorido, lo aparta de la artificialidad y da vida al tema. Una canción simple, tranquila, pero con muchísimo gancho, como suele ser habitual en los noruegos.

Momento de retrospección y melancolía con Observe The Train. La melodía inicial y los juegos de voces nos transportan a la calma más absoluta. Con qué delicadeza son capaces atraparnos en su espiral de emociones. La sección de bajo es sublime. Redondo y sensitivo. Fugazmente la dulce voz es el punto y final a este precioso tema. Otra aparente simpleza compositiva, minimalista, repleta de sentimiento.

By My Throne posee una línea inicial más directa y marchosa. La guitarra toma algo de protagonismo pero solo como recurso introductorio, ya que pronto el sintetizador con una base espacial toma el relevo. Desaparecida la guitarra, vuelven las atmósferas envolventes, y la atención recae en las melodías vocales y en los coros. Toma fuerza la batería en la estructura, y los violines aparecen de fondo rellenando las escasas fricciones sonoras. Se retoma la presencia de la guitarra, alejada, con subidas y bajadas, contraponiéndose al sintetizador.

Alleviate transcurre en una dirección popera y sin grandes complicaciones, pero con una línea vocal efectista. Marcha a ritmo lento, y con todos los elementos sonoros subordinados al compás que marque Solberg. La nostalgia vuelve a apoderarse. Quizás sea el tema que mejor refleja el cambio de rumbo de Leprous. No obstante, es raro que los noruegos nos dejen con sabor agridulce. Es así que, cuando damos por terminado el tema, un soplo de aire nos hace saltar todavía durante unos instantes. Las pulsaciones y el volumen suben hasta tornar a su estado inicial.

At the Bottom comienza una base de sintetizador con arreglos electrónicos. Estos sirven de soporte para las ostentaciones vocales de Einar Solberg. Espacio para los violines, creando una atmósfera de máxima belleza. Contra el final, el tema bruscamente se encamina hacia fuertes y pesados derroteros. Se alza la música, los miembros parecen levitar en un trayecto épico, con un Einar desenfadado. Un vaivén de movimientos, como un péndulo que detesta de los puntos intermedios y de los estándares. Una auténtica maravilla. ¿Y cuántas van ya?

Einar Solberg, solo con su piano y su voz, hace muestra de su capacidad de conquistar nuestras emociones en Distant Bells. Imposible no quedarse prendado ante tan bello registro vocal. Los violines se entrecruzan con Solberg, compitiendo por ver quién logra la perfección sonora. Minutos después nos regala necesarios desahogos de rabia. Una rabia controlada, porque fugazmente desaparece como si fuera un simple destello en el infinito. La despedida nos la entrega un coro recitando un pegadizo estribillo al unísono.

Desde hace ya unos temas, Pitfalls se está tomando un giro hacia lo que nos tienen más acostumbrados los noruegos. Foreigner es un corte casi metalero, directo y con atractivo en la línea del Malina o Congregation. Las guitarras y la batería están presentes a lo largo del tema. Aún así, las melodías vocales no desaparecen, y los estribillos se tornan pegadizos y con garra. Un corte que ofrece variedad e interesantes aportes.

En Pitfalls, Leprous deja su parte más salvaje, dura y creativa para el final. Así, Sky is Red es el track más cercano a la línea tradicional de Leprous. Plagado de virtuosismo y técnica, es un soplo de aire para los fans críticos con este cambio estilística. Leprous no se olvida de los acérrimos a su etapa inicial. Tras su salida en formato videoclip de estudio, se volvió viral por la excelente ejecución de Baard Kolstad a las baquetas. Una maestría, con un dominio de distintas estilos apabullante. Pura escuela jazz fusión. Quien no haya visto el vídeo se lo recomiendo encarecidamente. Volviendo al tema, los minutos finales son un salto a otra dimensión, otra ascensión épica hacia la cúspide musical. Una explosión de improvisación a los parches. Apoteósico final en un trayecto que se recorre, tema a tema, sin altibajos.

 

Pitfalls en retrospectiva

Pitfalls es un álbum que probablemente pueda llevar a impresiones precipitadas y reacias, sobretodo a todos aquellos que los llevamos siguiendo desde sus comienzos. No esperes buscar metal, ni secciones duras ni excesivamente creativas, sino minimalismo, mucho sintetizador y altas dosis de melodías vocales. Todos sabemos del absoluto temor de Einar Solberg al estancamiento, a repetirse en formulas repetidas y simplemente efectistas. Aquí, además vas a encontrarte un trabajo personal, intimista, cargado de sentimiento y de una calidad excelente. No hay trabajo malo de Leprous.

Este, además, goza de una producción y acabado final no alcanzado en sus álbumes anteriores. Requiere, eso sí, escuchas alejadas de prejuicios previos y contextualizándolo dentro de los márgenes vitales de Solberg. Desde esta visión, Pitfalls roza la perfección . Es simplemente una obra de arte. El tiempo lo dirá.

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