Pineapple Thief seduce Madrid (02/03/2024)
ProgJazz se desplazó el pasado sábado 2 de marzo hasta Madrid, capital española, para presenciar una vez más el show de una de las bandas fuertes del panorama prog actual. En este caso con motivo de la gira promocional de Pineapple Thief por su reciente lanzamiento discográfico «It Leads to This». Un gran trabajo que no dejó de maravillarnos tras su salida y del que queríamos evaluar su puesta en escena, su presentación en directo. La Sala Paquita fue el lugar elegido para el espectáculo, con un escenario acogedor y un sonido sorprendentemente óptimo.
Randy McStine, telonero de lujo
Junto a los británicos acompañaba como telonero Randy McStine, quien colaboró con artistas de la talla de Steven Wilson, entre otros, presentando su proyecto personal. Una fusión de sonidos en la que junto a su guitarra y una especie de backing track/sampler muestra todas sus influencias y experiencias. Bases y sonidos pregrabados in situ creaban las atmósferas sobre las que giraría su repertorio que comenzaba con una introducción experimental y espacial. Posteriormente “Before” y “Who to Avoid” pertenecientes a su álbum Idle reflejan su gusto por el rock alternativo, el folk y el rock en su amplio sentido del género. Finalmente cerraría con otros dos temas de su otro proyecto solista con Marco Minnemann: “Activate” y “Big Wave”. Más complejos y elaborados, en la onda de lo que el público asistente venía a presenciar. Así, tras cerca de 50 minutos se cierra el interesante show de Randy McStine, un gustoso aperitivo de entremés.
The Pineapple Thief
Sin apenas tiempo para digerir el plato musical pevio arrancan Pineapple Thief con “The Frost”, el que fuera primer single adelanto de su reciente trabajo «It Leads to This». Sorprende ya de primeras el sonido tan claro y pulido, algo esencial en bandas como The Pineapple Thief, que busca potenciar las atmósferas finas y agradables. En este sentido los matices no fueron devorados ni mínimamente estropeados por las suciedades del directo. Todo funcionó como una máquina bien engrasada entre músicos y técnicos, superando con matrícula de honor un factor determinante que afecta sobremanera al resultado final. En cuanto al tema, la buena vibra sumado al hecho de estrenar material nuevo de calidad reforzaron la conexión con el oyente. Bastaron los primeros punteos y estribillos de Bruce Soord para desnudar ya al completo nuestros sentimientos.
Tras una breve pero calurosa presentación con el público, continúan con “Demons”, un tema tan pegadizo como profundo. Aquí sale a relucir otra clave del éxito: la eficaz conexión entre guitarras eléctricas y acústicas según lo pida la ocasión por no hablar de la sutileza de Gavin Harrison a los platos en los pasajes más suaves y retrospectivos. Dosis de caviar del bueno a través de un tema poderosamente infravalorado. Así lo atestiguan los ecos y estribillos que siguen rondando por mi cabeza…
Otra carta de presentación, otro deseado estreno con “Put It Right”. Una tremenda pieza reflexiva e íntima cuya parte vocal es simplmenete brillantemente. Parece que Bruce Soord monopoliza toda su atención en The Pineapple Thief, siendo esta la eterna lucha entre fans y detractores, pero lejos de ser así las instrumentaciones son vitales. Además del genio Gavin Harrison a la batería, fiel escudero y protagonista clave en sus aportes, las teclas juegan un papel fundamental dejando una vez más un tema aparentemente simple pero cargado de matices y capas. Todas las piezas encajan a la perfección, como si de un complejo puzzle sonoro se tratara.
“Our Mire” y “Versions of the Truth”, pertenecientes a su penúltimo trabajo discográfico, continúan iluminando la enriquecedora experiencia sensorial. Alto nivel en su ejecución destacando sobre todo Gavin Harrison en “Versions of the Truth”, desplegando un lenguaje musical y una sensibilidad a la batería magistral. Su dominio es tal que parece controlar y dominar el tiempo a su libre antojo. Sin duda es uno de los mejores baterías de la escena, solo un aventurero lo pondría en duda, no obstante, uno debe verlo en plena acción y en persona para reafirmar dicha tesis. Un genio que hace pequeños a los que pasan a su alrededor.
Momento de plenitud con “Every Trace of Us”, una de las joyas de su último disco y de toda su extensa discografía, inmortalizando además uno de los momentos más épicos de la noche. El corte contiene en su interior todos los ingredientes del éxito: estribillos pegajosos y emotivos, instrumentaciones al servicio de la canción y desarrollos elaborados cuando el momento lo exige. Todos y cada uno de los integrantes brillan con luz propia, pero al paraguas del colectivo. Otra increíble composición que no puedes borrar del interior de tu almacén cerebral. Apoteósico.
Como homenaje a sus inicios sale a la palestra “Dead in the Water” perteneciente al ya lejano Little Man, álbum lanzado en el 2006. Con todo, y a pesar de haber cumplido ya 18 años, su vitalidad sigue intacta, habiendo superado el exigente filtro de la atemporalidad. Buena prueba de cuando una banda es merecedora de dicho status. Introspección desbordante y sensibilidad a flor de piel en su puesta en escena con no pocos destellos de melancolía y agradable confort entre los fans más clásicos. Para quienes los vieron crecer desde sus comienzos, echar la vista atrás y ver todo lo andado, se convierte en un ejercicio de máxima satisfacción.
Por partida doble volvemos a los tiempos actuales con “All That´s Left” y “Now It´s Yours”, produciéndose el salto temporal más largo en el show y agudizándose las sensaciones anteriormente descritas con el tema anterior. Otras dos piezas brillantes, con texturas diversas que nos hacen fluir por distintos estados de ánimo, fluctuando en un mar de sensaciones y de admiración total. Un sentir que es prácticamente constante en toda su discografía y que en el directo se multiplica, pero su caudal máximo vendría a continuación…
Y es que “Fend for Yourself” viene a llevar a otro nivel todavía mayor esa sensibilidad innata de Bruce Soord, rescatando y reciclando del indie su potencial emocional para transformarlo en una propuesta cercana al progresivo. En este certero detalle recae la identidad distintiva por la cual muchos lo amamos y otros muchos no acaban de entenderlo: sus arriesgados guiño indies. En cuanto al tema en cuestión, pasajes acústicos preciosistas y su embriagador timbre vocal transformaron en frágiles cristales rotos nuestros adentros. Con que pasmosa facilidad y sencillez transmiten The Pineapple Thief, llegando su música a lo más profundo del corazón, recreando una especie de ascesis a otra dimensión. El sueño cumplido de todo músico que se quiere hacer llamar artista.
Del tirón “Rubicon”, “To Forget” y “It Leads to This”, representan los temas que faltaban por promocionar de su última entrega. Platos fuertes pero de fácil digestión que reúnen en un todo las mayores virtudes de la banda. Equilibrio y cohesión, instrumentaciones más desarrolladas y menos minimalistas dan mayor colorido y completan una creación que seguramente haya llegado a su pico creativo en la actualidad. El tiempo lo dirá, pero personalmente creo que se encuentran en su mejor estado de forma y de madurez como banda. Esta trilogía es el mejor reflejo de ello.
“Give it Black” con toques post punk nos hace volver a echar la vista atrás, en este caso al 2012 con su larga duración All the Wars. Puesta en escena más directa y agresiva de lo que nos tienen acostumbrados en la actualidad. La antesala que contrastará con lo que se vendrá en los últimos compases de este tremendo show. Quien haya tenido intención de acudir y por una u otra razón no hubiese pudido hacerlo debería estarse tirando de los pelos, eso como mínimo.
No podían faltar, como broche de oro, los temas “The Final Thing on My Mind” y “In Exile”, dos de los temas más emblemáticos y reconocibles de la banda. A estas alturas los oyentes, que en su mayoría se mantuvieron absortos e impasibles en todo el show, sacaron su lado más vivaz y festivo coreando los temas. Por otra parte, y para matizar es lógica la actitud de total atención del espectador, en especial hacia Gavin Harrison, ya que sin ánimo de pecar de insistente verlo en directo es un verdadero espectáculo, un sueño que realizar al menos una vez en la vida. En ese sentido The Pineapple Thief es el hábitat donde puede explayar gran parte de sus genialidades, una banda casi que hecha a su justa medida y donde brilla sin pisar y sin ser pisado.
El momento que tristemente nadie deseaba llega con “Alone at Sea”, la despedida final. Últimos coletazos en donde se puede apreciar la lógica fatiga de algunos miembros de la banda. Las giras pueden ser tremendamente agotadoras pero el amor por los escenarios te da ese plus de determinación. Así, Bruce Soord y compañía enfurecieron con el definitivo epílogo instrumental. Guitarra en alto, satisfechos y felices del feed back dan punto final a un show memorable.