Asi es como Pink Floyd construyó su leyenda en Pompeya

En la rica historia del rock progresivo, hay momentos que trascienden la música y se convierten en leyenda. Uno de esos momentos mágicos y sin precedentes fue cuando Pink Floyd, una de las bandas más icónicas y artísticas del Reino Unido por aquel entonces, decidió hacer eco de sus acordes en el silente escenario de Pompeya, la ciudad romana congelada en el tiempo debido a una cataclismica erupción del volcán Vesubio en 79 d.C

Exactos 1892 años después, en 1971, el mismo día que estamos escribiendo estas líneas, bajo el ardiente sol del Mediterráneo y entre ruinas milenarias, Pink Floyd no solo dio un concierto, sino que grabó una experiencia audiovisual que sería inmortalizada en el film «Live at Pompeii«. Pero, ¿cómo llegó esta banda británica a tocar entre las sombras de una ciudad extinta por la furia del Vesubio?

¿Cómo sucedió?

A decir verdad, ni el concepto, ni el lugar fue un asunto de la banda, sino que fue la idea del director francés Adrian Maben, quien se comunicó con el manager del grupo, Steve O’Rourke, ofreciendo la idea de mezclar el sonido de Pink Floyd con el séptimo arte. Después de un par de reuniones entre ellos dos, Steve le dijo que la banda lo iba a pensar, ya que no estaban del todo entusiasmados con la idea. Luego de un tiempo se obtuvo la aprobación de los británicos, pensando en que sería buena publicidad. Adrian inmediatamente empezó a buscar el lugar más idóneo para lo que tenía en mente.

Barajando un sin número de lugares (y no, nunca se barajó el valle de la luna de Chile, ni de Peru) y durante un viaje realizado a Italia a las ruinas de Pompeya, el famoso director perdió su pasaporte. Luego de todo un dia perdido buscando el importante documento, llegaba al anfiteatro del lugar, sintiendo un silencio conmovedor en medio de un bellísimo atardecer. Esto lo llevó a tener una epifanía y a darse cuenta de que ese era el lugar donde tenía que materializar su proyecto.

Ahora bien, una cosa era que la banda estaba dispuesta a llevar a cabo esta idea de Maben, pero otra era el permiso que se necesitaba para hacer algo así en un lugar de tanto valor arqueológico e histórico para Italia, cosa que no se veía para nada fácil. Maben tuvo que buscar a alguien que intercediera por él, y lo encontró en Ugo Carputi, profesor de historia antigua de la Universidad de Nápoles y que felizmente conocía la música de la banda. Gracias a él se pudo llegar a las autoridades necesarias de Pompeya para explicarles de qué se trataba todo el asunto y argumentarles que iba a ser sin público, con el máximo de cuidado posible con las ruinas. Ante los resquemores iniciales de las autoridades, se les dio un permiso especial excepcional por seis días en el que el lugar iba a estar cerrado.

Gracias a las gestiones del director, se pudo conseguir la financiación de la Télevision Belge Francophone, la compañía alemana Bayerischer Rundfunk y la oficina francesa de radiodifusión y televisión Télevision Française. Igualmente, tuvo a los productores asociados Michèle Arnaud de Francia y al alemán Reiner Moritz, como también a los cinematógrafos Willy Kurant, de origen belga, que había trabajado con directores de la talla de Orson Welles y Jean-Luc Godard; y finalmente a Gábor Pogány, de origen húngaro, pero viviendo la mayor parte de su vida en Italia con una impresionante cantidad de filmes hechos.

Llegó el día en que Pink Floyd, con todo su equipo traído desde Londres por camiones, estaba listo para comenzar a tocar y grabar en vivo, ya que esa fue una de las condiciones de la banda: No se utilizaría ningún tipo de playback.

Lamentablemente, se comenzó con el pie izquierdo: A pesar de que las autoridades de Pompeya habían asegurado que la electricidad no iba a ser problema, puesto que el anfiteatro contaba con aquello, la banda se dio cuenta rápidamente que la potencia eléctrica no era suficiente. Al conectar los equipos nada funcionó. Por lo mismo, se utilizó un cable inmenso que recorrió todo el lugar hasta la catedral de Pompeya para poder tener la energía necesaria. Recordemos que la actual Pompeya tiene una línea de costa más alejada que en la antigüedad, que llegaba a las puertas de la ciudad y que, producto de la erupción, fue cubierta por la ceniza volcánica.

Mientras este importante problema se solucionaba, la banda fue llevada al cráter volcánico de Solfatara, situado en las proximidades de Pozzuoli para ser filmados con las fumarolas que emergían desde la tierra, dejándonos esas icónicas imagenes. Igualmente, fueron llevados cerca de un kilómetro al norte de Pompeya, a un lugar llamado Boscoreale, para hacer filmaciones en donde caminan por el lugar.

Al volver a Pompeya sufrieron un importante retraso, ya que en esos días de octubre se celebraba una fiesta religiosa entre la catedral de la ciudad y la plaza Garibaldi de Nápoles, con lo cual el tránsito no era expedito y por esta situación, tanto la banda como el equipo de filmación tuvieron que aguardar horas para volver a la antigua ciudad romana. Todo estaba funcionando muy mal, e incluso se comenzó a evaluar si realmente había sido una buena idea toda esta empresa.

Cuando llegaron a la antigua ciudad romana, se encontraron con la buena noticia de que la electricidad estaba funcionando y el director Adrian Maben ya tenía todo listo para comenzar a filmar a la banda en el anfiteatro. El equipo tenía cuatro cámaras de 35 mm, y la grabación iba a realizarse en una mesa de mezcla de ocho pistas.

La noche anterior al inicio de la grabación, el mánager de la banda, Steve O’Rourke, se acercó a Maben con un vinilo de máster sin editar del último disco: Meddle. Le hizo escuchar “Echoes” y le dijo que eso era lo que quería tocar la banda para comenzar el filme. Hubo un pequeño intercambio de opinión, ya que Maben tenía un guion planeado para otras canciones, y no para la inédita Echoes. Llegaron a un acuerdo de que aquella suite iba a ser filmada primero, lo que llevó a Maben a estar hasta altas horas de la madrugada escuchando la canción y tomando notas de la posición y movimientos de las cámaras, para saber que cosa grabar a qué tiempos.

La grabación se llevó a cabo y después de cada final de toma, la banda paraba y se disponía a revisar lo que habían tocado. Si no se sentían a gusto, volvían a repetir las tomas. Esto llevó a otro problema inmediato: grabar en cámaras de 35 mm tenía un costo elevado, y luego de un par de horas fue evidente que no había el stock necesario de cintas para llevar a cabo las grabaciones en forma íntegra. Fue entonces que al director se le ocurrió dejar espacios en la grabación, que iban a ser rellenados cuando la banda realizara grabaciones a fines de ese mismo año en París, que son las famosas imágenes que podemos ver de ellos en estudio.

Las piezas interpretadas en Pompeya fueron Echoes (dividida en dos partes en el film), A Saucerful of Secrets, con la sección de Celestial Voices con tomas de París, y One of These Days. En esta última se ve prácticamente solo a Nick Mason, ya que las cintas de grabación se perdieron cuando se estaba haciendo el montaje de la película, lo que nos dejó sin querer un momento brillante de la carrera del baterista. La leyenda cuenta que fueron unos niños que se vieron merodeando por el lugar los que habrían robado las cintas, pero aquello no está probado.

Las piezas que se grabaron después fueron Careful With That Axe Eugene, Set The Controls For The Heart of the Sun y la inédita Mademoiselle Nobs, que en realidad era Seamus, pero sin letras y con otro arreglo aún más bluesero. En este tema, Gilmour toca la armónica, Waters la guitarra acústica y la estrella de la sesión es una perrita de raza Borzoi (si, el de los memes de Let me do it for you) llamada Nobs, reemplazando a la perrita original, una Border Collie, perteneciente a una mujer local llamada Madonna Bouglione. Wright aparece con un micrófono tratando de sacar lo mejor de los aullidos del can en una sección que la dejó inmortalizada para siempre.

Es importante notar que tanto «Careful» como «Set the Controls» aparecen en el documento expresamente gracias a Maben, ya que eran sus canciones favoritas de la agrupación. También debemos recordar la excelente mezcla sónica de los ingenieros Charles Raucher y Peter Watts, puesto que lograron un sonido muy limpio y balanceado, pero a la vez con la potencia necesaria para capturar la esencia de aquel Floyd en vivo.

Todas estas piezas fueron grabadas entre el 13 y el 20 de diciembre de 1971 en los estudios Bolougne, cerca de la capital, y también estuvieron en los estudios Europa-Sonor haciendo overdubbing.

El último día en que la banda estuvo en Pompeya fue el 7 de octubre, ya que el 15 empezaban una gira por Estados Unidos, con dos shows previos. Uno, el 10 de octubre, en Bradford, y otro, el 11, en Birmingham, Inglaterra.

La premiere del filme se dio el 2 de septiembre de 1972 en el festival internacional de cine de Edimburgo, con una duración de una hora y que solo mostraba el material grabado en vivo. Maben consideraba que el film era muy corto y, después de una charla con Waters, fue invitado a los estudios Abbey Road, donde la banda estaba grabando The Dark Side of the Moon para que pudiese hacer las tomas de relleno. Aquí podemos observar el proceso creativo del álbum y a unos relajados Pink Floyd, comiendo y haciendo bromas. Esta nueva versión de 80 minutos fue estrenada el 10 de noviembre de 1973 en el teatro Alouette de Montreal.

La banda, en su paso por el sitio arqueológico, antigua ciudad costera del Imperio Romano, se fundió eternamente con los recuerdos, fantasmas, desolación y destrucción que sufrió el poblado en el ya mítico desastre del Vesubio. Un trabajo de aquellos, que quedarán para siempre en la retina de los fanáticos de Floyd, del rock progresivo, y del rock en general.

Pasarían 45 años, para que en 2016, un David Gilmour solista volviera a recrear una hazaña: Dar el primer show con público en el anfiteatro, desde la erupción del 79 d.C. En todo caso, esa es otra historia.


Melómano y coleccionista de música en formato físico. Baterista de Hobbie. Uno de los administradores del grupo de Facebook chileno "King Crimson en Chile", con contacto directo con el sello DGM de Robert Fripp y David Singleton. Me gusta escribir sobre música.

You may also like

Comments are closed.