Pink Floyd rehúye del lado oscuro de la luna
Estamos en Francia, Toulouse, 1974. Nos encontramos esperando el show de Pink Floyd para revivir en vivo aquella obra maestra salida el año pasado, llamada «The Dark Side of the Moon«, mientras también se estrenaba una nueva pantalla redonda que se convertiría en un ícono de la agrupación. De súbito, se apagan las luces y cuatro hombres de aspecto zarrapastroso y maltrecho suben al escenario a probar los equipos, tocando acordes lentos y desconocidos. El público, la mayoría nuevos adeptos post 1973, no atiende, mientras siguen conversando. El respetable se impacienta, ya que el concierto está atrasado en por lo menos 20 minutos.
Lo que no sabían, es que el concierto ya había comenzado, y estos hombres maltrechos e indeterminados por la audiencia, eran ni más ni menos que Nick Mason, Roger Waters, David Gilmour y Rick Wright. ¿Los acordes lentos que sonaban a cualquier cosa? Era una versión muy embrionaria de «Shine on You Crazy Diamond«, más otras piezas inéditas que se interpretarían por vez primera en tierras francesas.
Floyd estaba corriendo el riesgo de ser encasillado y superado por algo más grande que la propia banda, eclipsado por su propio lado oscuro de la luna. Es que aquello de «en cada casa del Reino Unido hay una copia de The Dark Side of the Moon», no era nada descabellado. Comenzaba, por ello, una lucha por el futuro de la agrupación.
La crítica no sería muy condescendiente con estas nuevas creaciones. «Shine On» fue tildada de «larga, lenta y aburrida», con «letras pretenciosas»
Pink Floyd ha perdido el foco. Se ha convertido en una banda perezosa al haber alcanzado un peak con «Dark Side». Además, su aspecto desaliñado, ropa raída, cabello descuidado, a todas luces grasiento y no habiendo visto una ducha en meses, deja mucho que desear.
Musical Express, 1974
En una jugada algo extraña, aduciendo que los tickets de los shows estaban siendo cobrados a precios altísimos por culpa de los productores locales franceses debido a la popularidad del afamado disco, Pink Floyd jugó una carta absolutamente pionera para su época: Aliarse con un auspiciador, en este caso, la compañía de gaseosas Gini, famosas por sus bebidas sabor a limón.
A fines de 1973, la banda viajó al desierto de Marruecos para hacer las fotografías promocionales de la bebida para completar el contrato. Cumpliendo esta cláusula, podrían tener acceso a un convoy que los seguiría en gira, constando de un Rolls-Royce y unas motocicletas estilo «chopper» de gran tamaño, con los anuncios promocionales y bebidas con descuentos, ticket en mano.
Además de aquello, Harvest y Capitol Records, con EMI (mediante aprobación de Pink Floyd), supieron hacer buena capitalización del boom de «Dark Side», por lo que no era raro ver partes de las canciones de aquel disco siendo utilizado en comerciales de TV, cortinas de programas o series. Les dejamos uno muy curioso que se emitió de manera global, de la marca de bananas Dole.
Hoy en día es algo común, e incluso buscado por cantantes y bandas modernas del mainstream, el lograr jugosos contratos con marcas afamadas y de prestigio. Sin embargo, en aquella época no cayó para nada bien entre sus fans y la prensa inglesa, viniendo de una agrupación que hasta no hace muchos años era un ícono del arte británico y de la escena underground del club UFO. Se les trató de «vendidos» y «mercenarios».
Waters, quien comenzaba lentamente a tomar cada vez más protagonismo en la banda, calificó esto de «errores» y de tener «arrepentimiento», finalizando el contrato con Gini ni bien terminó la gira francesa, y aparentemente donando todas las ganancias a instituciones de caridad. Lo extraño es que por esta misma época toda la banda usaba camisetas de la famosa cerveza Guinness, pero nunca se estableció si fue otro pacto comercial que nunca fue revelado, o una manera de hacer mofa de lo que les había pasado con Gini.
La gira de 1974 siguió su curso por el Reino Unido hasta 1975, no sin otras jugosas peculiaridades. La identidad visual para la agrupación era importantísima, por lo que además de tener un stand de merchandising mucho más completo que cualquiera otra banda británica, contaba entre otras cosas con un curioso comic llamado «The Pink Floyd» escrito por Nick Mason, donde se retrataba la banda y sus peripecias en el tour, incluyendo un partido de fútbol jugado con la prensa de la época (algunos dicen que para congraciarse con eso de haber sido llamados «vendidos»), e incluyendo las «visitas» a los camarines de los miembros por ciertas groupies. Hoy, son verdaderas piezas de colección.
Para las fechas británicas, también se interpretó una pieza agresiva y pesada, lo más agresivo desde los días de «One of These Days I’m Gonna Cut You into Little Pieces» o «Careful with that Axe, Eugene», con un rabioso bajo punzante de Waters, quizá reflejando su encono por su primer matrimonio que se caía a pedazos. Por aquella época se llamaba «Raving And Drooling I Fell on his Neck With a Scream«, más tarde renombrada como «Sheep«.
Si bien esta fue una composición totalmente democrática en el seno de Floyd, este sería uno de los primeros antecedentes de la nueva lírica agresiva y contestataria que Waters enfrentaría para el resto de su carrera, con toda la banda prendiéndose fuego en lo que sería uno de los mazazos más rotundos de toda su carrera. La sección media instrumental fue alargándose cada vez más mientras avanzaban las fechas en el calendario del tour, haciéndose cada vez más psicodélica, con esos gritos diabólicos de Roger, quizá queriendo retornar a esas raíces que aún no se veían del todo lejanas de los días del club UFO.
Otra de las piezas que se sumarían al nuevo set list, tratando de rehuir lo más rápido posible de la sombra del lado oscuro de la luna, sería una inédita que luego tomaría la forma de «Welcome to the Machine» y otra denominada «You’ve Gotta be Crazy«, luego renombrada como «Dogs«.
Estas canciones nuevas serían comercializadas por primera vez en una grabación pirata muy famosa llamada como «British Winter Tour 74‘», grabada en Stoke on Trent. Para muchos fans de la época, este era el verdadero nuevo álbum sucesor de «Dark Side», vendiendo más de 100.000 copias, una cifra que lo podría haber puesto en el top 10 de la lista de los charts británicos.
LADO A:
- Raving and Drooling
- Gotta be Crazy
LADO B:
- Shine on Your Crazy Diamond
Ya para 1975, la banda ingresaría al estudio para grabar las nuevas pistas, comenzando con «Shine On», pero Roger decidiría más tarde que el nuevo disco necesitaba un concepto más coherente, algo que ni «Raving», ni «Gotta» ofrecían.
A pesar del desacuerdo de Gilmour, «Raving» y «Gotta» se dejarían de lado, en favor de «Welcome to the Machine», y la recientemente escrita «Have a Cigar«, las cuales se adaptaban de mejor forma al concepto de la avaricia de la industria musical, algo que ellos habían vivido en carne propia con la capitalización del anterior disco, tanto como protagonistas y como víctimas de la maquinaria capitalista.
«Shine on Your Crazy Diamond» vería su forma final, dedicada a un Syd Barrett sin cejas y con un visible sobrepeso, con esa afamada visita al estudio por aquellas fechas.
¿Habrá sido la pieza que da título al disco, «Wish you Were Here«, una forma de tener un single exitoso con un gancho fácil para contrarrestar el encasillamiento de la banda con «Dark Side»?. Es muy probable que sí. De cualquier forma, puedes leer más del proceso de creación del disco en nuestra reseña acá.
Luego de la exitosa gira de la banda en 1975, tocando ya versiones más armadas de lo que sería «Dogs» y «Sheep» a futuro, junto a las piezas de «Wish you Were Here», no sería hasta abril de 1976 cuando Floyd ingresaba a su nuevo estudio de Britannia Row en Londres, para grabar uno de los discos más densamente conceptuales de la década, algo que Roger Waters estaba buscando de hacía tiempo. Hablamos de «Animals«.
«You’ve Gotta Be Crazy» se le bajó un tono para adaptarlo a la nueva temática «Orwelliana» del disco y se ralentizó su tempo para que Gilmour pudiera cantar de mejor manera las frases, ya que en algunas rendiciones en vivo de 1974 y 75, iban tan acelerados que casi parecía un «rap». Mutaría en «Dogs»
«Raving and Drooling» fue modificada de manera similar a la anterior, con sus letras completamente reescritas para centrarse en la temática de «Rebelión en la Granja«. Esta vez se convirtió en «Sheep».
«Pigs» y «Pigs on the Wings» fueron escritas en el estudio durante 1976, esta última originalmente era una sola pieza con un gran solo de guitarra de Gilmour, pero que se decidió partir en dos canciones acústicas que abrirían y cerrarían el trabajo. Puedes leer más del proceso de creación del disco en nuestra reseña acá.
La gira de 1977 fue una de las más exitosas de la agrupación, y a pesar de que un recién lanzado «Animals» no llegaba a la estatura de «megaventas» como los dos discos anteriores, los shows iban creciendo cada vez más en afluencia de público, y en comportamientos inadecuados como gritos o fuegos artificiales, para una banda que infructuosamente pedía silencio a la hora de interpretar los largos intermezzos calmos de su última creación.
A medida que avanzaban los shows de la gira, un Roger Waters cada vez más frustrado y hastiado del público de estadios, decidió comenzar a usar audífonos para aislarse de todo y poder conectarse de mejor manera con la música; llegando incluso a utilizar relajantes musculares intravenosos para no repetir un episodio de Alemania donde maldijo y escupió a una multitud de asistentes de la primera fila. En otras palabras, comenzó a poner los primeros ladrillos en su muro, pero esa es otra historia.
Así es como Pink Floyd, con sus aciertos y errores, trató de rehuir de su propio lado oscuro de la luna.