Crack: «Si Todo Hiciera Crack» (España, 1979)
Crack fue una banda formada en 1978, cuyos miembros son originarios de la provincia de Asturias, al norte de España, pero radicados en la ciudad de Gijón. Estuvo compuesta por el bajista Alex Cabral; el guitarrista, flautista y vocalista Alberto Fontaneda; el tecladista y vocalista Mento Hevia; el baterista Manolo Jimenez y el guitarrista Rafael Rodriguez. Por aquellos años fue tanto el compromiso en cuanto a lo musical que varios de ellos vivieron en comunidad durante un tiempo en una casa alquilada en el pueblo costero de Quintes, perteneciente al municipio de Villaviciosa, en Asturias. Pero tras un año luego de la publicación de Si Todo Hiciera Crack, durante los primeros meses de 1980 Crack se disuelve, debido al costo económico que implicó la ejecución del álbum. Además del agotamiento natural de un grupo humano que comenzó a desmantelarse y reformarse, dejando incompleta una historia musical fascinante.
Si Todo Hiciera Crack sería grabado en la primavera de 1979, en Madrid, en los estudios Audiofilm a cargo del ingeniero Luis Fernández Soria, bajo el sello Chapa. Para esta empresa la banda contó solo con cinco días para su realización, lo que lo convierte en una proeza compositiva, aunque no la única en la historia musical.
La obra nos introduce en un concepto decididamente sinfónico, desbordante de sonidos que combinan elementos característicos del género progresivo italiano, así como también de la musicalidad y alma española presentes en cada tonada. Este trabajo cuenta con la participación especial de Encarnación González «Cani». Una cantante originaria de la ciudad de Oviedo, quien ilumina cada verso con una especial armonía, enriqueciendo la estructura tonal de la obra. Todas las canciones destilan fuerza y emotividad, y suena tan eléctrico como clásico a la vez, dejando al teclado como un actor casi omnipresente en muchos pasajes instrumentales.
La idea del productor fue que debían recortar lo que básicamente era una extensa suite y así tener temas individuales respecto a la obra total, creando una coherencia a la temática del disco. Así las composiciones tendrían un equilibrio entre el virtuosismo y la historia que plantea, potenciando tanto a la música como a los conceptos que abordan las letras.
Las canciones del álbum
El álbum Abre con Descenso en el Mahellstrong, basado en un cuento de Edgar Allan Poe. Aquí nos presenta una ejecución en guitarra acústica de tono melódico, junto con teclados y una flauta con tintes celtas que pareciese ser una especie de marca registrada en la música sinfónica española. Esta es una pieza instrumental sublime, mientras que el trabajo de la guitarra eléctrica al final del tema proyecta un estado de ánimo intensamente introspectivo.
Luego viene Amantes de la Irrealidad, primer surco cantado a cargo de Alberto Fontaneda, acompañado por la voz de «Cani», de carácter casi operístico. Tiene una letra evocadora: «Tú y yo, seremos siempre así, amantes ciegos de la irrealidad. Y no hay razón para cambiarlo, si acaso, un poco por sobrevivir». Posee cambios de tempo, teclados florecientes y breves pasajes de una intensa guitarra que se desvanece lentamente.
Cobarde o Desertor es un tema que denuncia abiertamente los abusos dentro del servicio militar español. Tiene una lírica intensa, pero también es una canción más cercana al pop. Aun así, los teclados de Mento Hevia hacen que esta pieza se diferencie del repertorio popular de aquellos años.
Le sigue Buenos Deseos, surco que tiene tintes de corte más folclórico que sinfónico, y una vez más los teclados encausan la idea conceptual del tema. Hacia el final, Hevia se adentra en el territorio del jazz y el funk para darle a la canción una versatilidad sonora original. También es prudente dar crédito al trabajo en bajo de Alex Cabral, que suena presente en todos los movimientos del mismo.
Marchando una del Cid posee un tiempo militar complementado por tambores y flauta. Su inicio evoca mucho al sonido «Passion Play» de J.T., pero de nuevo logran imponer su propio sello. Esta es una pista que tiene un aire épico, una composición sacada del imaginario y la ira, que termina siendo una aventura sinfónica. Es imposible no relacionar muchas de las canciones con el contexto político de la época, donde se persiguió la creatividad y el potencial expresivo de la juventud de los oscuros años 70, pero que finalizada la década terminaron siendo estandartes de toda una generación.
Llegamos al tema homónimo Si Todo Hiciera Crack, que es una canción de tono optimista, que destila libertad en una sociedad que vivía un proceso de cambios. La voz de «Cani» como apoyo para este movimiento está más presente y protagonista, y se entrelaza con sonoridades de teclados y guitarra, alternando sintetizadores más exóticos y sugerentes. Este tema dará pie a la portada que nos muestra a un hámster dentro de una jaula, que a su vez en la contraportada aparecerá vacía. Una imagen que representa la estrofa: «Dime qué prefieres, si poder vivir tan solo un día libre o en tu jaula mil».
Finalizando esta obra se encuentra Epílogo, tema de dos minutos y pico que está colmada de flauta y piano, dejando pistas de sus influencias. Esta pista termina bajando la cortina a un trabajo casi perfecto, que supo perdurar hasta nuestros días.
En marzo de 1980 Crack, quienes estrenaban nueva formación, fueron parte del cartel de Las Seis Horas de Rock en Avilés, concretamente en el Nuevo Pabellón de la Magdalena. Allí compartieron escenario junto a La Banda Trapera del Río, El Aviador Dro y Sus Obreros Especializados, Paraíso y Grisú. Este festival registró una serie de violentos incidentes que impidieron la actuación de Paraíso, quienes sólo pudieron hacer la prueba de sonido. Además, el público comenzó a lanzar botellas al escenario en la presentación de Aviador Dro, mientras que La Banda Trapera sufrió el robo de algunos de sus equipos, y Grisú tocó gratis. En tanto, la actuación de Crack tampoco fue más feliz, ya que las nuevas incorporaciones no cuajaron con la esencia de la banda. Tras esto la banda se disolvería pocas semanas después.
Pese a transitar por los márgenes de la fastuosidad, Si Todo Hiciera Crack es un álbum que permanece dentro de los terrenos del buen gusto, siendo uno de los mejores discos de la historia del rock sinfónico español. Alberto Fontaneda diría en su retiro: «En Asturias no se acordaron mucho de nosotros, pero el mundo es grande». Así pues es que CRACK sólo lanzaría este único registro, dejando un manto sonoro imperecedero ad portas de una nueva década. Una banda efímera que se transformará en otro unicornio azul en la historia del rock progresivo.