El viaje metafísico de Tales from Topographic Oceans de Yes

Antecedentes

Estamos en marzo de 1973, en la boda del ahora ex-colega «yessero» Bill Bruford con la que sería su esposa de toda la vida, Carolyn. Dentro de los invitados se encuentran miembros de King Crimson y Yes, como Jon Anderson y Jamie Muir quienes tuvieron un acercamiento en aquel tiempo. Anderson había visto recientemente al Crimson de Larks’ Tongues in Aspic tocar en vivo y estaba fascinado con la presencia escénica de Muir, por lo que se acercó a él, y entre otras cosas, le comentó que estaba investigando ideas sobre los elementos básicos del planeta (agua, tierra, fuego y aire) para el próximo disco de Yes. Muir supo de inmediato la respuesta a las inquietudes de Jon y regresó con una copia de un libro titulado «Autobiografía de un Yogui« de Paramahansa Yogananda.

Tendremos que detenernos brevemente en la figura de Paramahansa Yogananda. De los muchos gurús orientales adoptados por músicos y artistas en la década de los 60′ (The Beatles, Elvis Presley, The Kinks, etc.), Yogananda tiene un sitio preferencial, atribuyéndosele la popularización de la antigua sabiduría india y los conceptos de meditación, yoga y auto-iluminación en todo Occidente. Anderson se llevó este libro y fue durante la gira de Yes por Japón en que él se sumergió en la filosofía del escrito y quedó fascinado. Su atención se centró en un pasaje que describe cuatro shastras claves del hinduismo. Los shastras son «escrituras sagradas» que contienen orientación, creencias de base de la religión india. Estos cuatro shastras fundamentales se convertirían en los temas líricos y estructura musical del próximo álbum de Yes.

Asi, tenemos el primer shastra, Shutri, que son los mensajes divinos que se escuchan directamente y se revelan a las autoridades superiores del hinduismo, a saber, los Rishis (antiguos sabios y yoguis). El segundo es Smriti, ligado a los recuerdos que llegan a la gente de a pie, a menudo historias e interpretaciones mediante las cuales las revelaciones Shutri anteriores se recuerdan y se transmiten los unos a los otros. El tercero vendría siendo Purana, un término en sánscrito que significa «antiguo«, referido con la recolección de literatura hindú antigua y sagrada, incluyendo mitos de dioses de como se creó la humanidad y el universo. Para finalizar, tenemos Tantra relacionado con rituales y ritos, liberaciones de energía de mente, cuerpo y alma, mediante acciones, mantras, yoga, dietas o ceremonias, donde se logra la expansión de la conciencia.

Cada pieza de los cuatro movimientos del próximo disco de Yes, representaría estos cuatro shastras. Ya puedes ir haciendo la conexión entre los títulos finales de cada canción y su correspondiente motivo, aunque tampoco es una transcripción del todo directa, como verás más adelante.

Pero bueno, no los seguiremos aburriendo con temas religiosos, ya que estamos acá por la música. El título, «Tales from Topographic Oceans» de por sí, ya es extraño. La palabra «topográfico» se refiere al estudio de características de un terreno firme, y no a los océanos o mares; de hecho, el título original llevaba el término «Tobergraphic«, una palabra inventada salida del libro «October the First is too Late» del escritor Fred Hoyle. Este cambio al «topográfico» fue asunto de último minuto, ya que tenemos publicidad de la época que anunciaba la llegada del disco «Tobergráfico«, sea lo que sea aquello.

Mientras se pulía todo este asunto religioso, en la noche del 20 de abril de 1973 Steve Howe y Anderson trazaron las melodías básicas del próximo disco, en la que originalmente iba a ser una pieza completa, lo que los dejó exhaustos mentalmente durante toda la semana. Ya para los ensayos de la banda en los estudios Manticore de ELP se decidió cortar la pieza en «cuatro Close to the Edge» para ajustarlos a cada shastra antes mencionado, y con una idea adelantada a su tiempo: Los ambientes y melodías de las canciones iban a poder ser intercambiables entre cada una de las cuatro piezas, según la respuesta del público en los shows, aunque esto jamás llegó a concretarse.

Hablando de las ideas musicales, la banda decidió alejarse de esa otrora «precisión» y «velocidad» que mostraba en discos anteriores con Bruford, para dirigirse a terrenos más etéreos, con ambientes que parecen articularse de forma más aleatoria, lenta y suave. Algo totalmente consensuado por la banda, y como describiría Howe «Estamos componiendo como si las canciones no tuvieran fin«

Ya con la música escrita, Anderson decidió viajar a Marruecos a alimentarse de oriente para escribir las letras, mientras el recién lanzado disco en vivo triple «Yessongs» «la rompía» en los charts británicos y estadounidenses. Notable como pasamos de la idea inicial de plasmar los elementos básicos de la tierra, al concepto de explicar la totalidad de los aspectos de la vida y religión a lo largo de nuestra historia como seres humanos, y como estos aspectos se funden entre sí. Quizá hasta donde habría llegado Jon si no lo hubiesen frenado sus compañeros.

Finalmente, el disco sería ensayado para grabarse en el Morgan Studios junto al productor de toda la vida Eddie Offord, ambientado con elementos de la naturaleza para lograr esa conexión etérea (siempre según Jon), por lo que el estudio se decoró con plantas, palmeras pequeñas, nidos de ave, vallas de corrales, e incluso una vaca de cartón para dar la vibra «natural».

Pasarían cinco meses puliendo y perfeccionando las piezas, lo que Rick Wakeman describiría más tarde como uno de los tedios más grandes que tuvo que pasar en su vida. De allí se vio tentado a ir a merodear lo que hacía Black Sabbath que se encontraba en un estudio contiguo, lo que conllevó a su aparición como invitado estelar en «Sabbath Bloody Sabbath» (1973), concretamente en «Sabbra Cadabra«. Más tarde, Rick comentaría que declinó ser pagado por sus servicios, pero le invitaron a unas cervezas a cambio, y en los días siguientes, estos insignes del Heavy Metal fueron a vandalizar la vaca de cartón de Jon. ¿Habrá sido un trato maquiavélico entre Ozzy y cia. y Rick?, nunca lo sabremos.

¿Sabías que casi perdemos «Tales» para siempre?, Al finalizar la grabación, Anderson y Offord se llevaron los masters del disco a Atlantic Records; pero en vez de subirlos al automóvil, uno de ellos los dejó en el techo del mismo. El coche arrancó, y las cintas cayeron al piso, justo cuando un bus londinense de dos pisos los iba a destrozar bajo sus neumáticos. Jon se dio cuenta rápidamente y se bajó del vehículo «interponiéndose» entre las cintas y el bus para que parara.

El arte de la tapa es tan increíble como la concepción del disco. El uso del color, composición y contenido son asombrosos por parte de Roger Dean, en lo que él considera como se habría visto un «océano topográfico», además guardando continuidad con el arte anterior de «Close to the Edge«, unido a varias formaciones rocosas que se encuentran en el Reino Unido, provenientes de antiguas civilizaciones, como los antiguos círculos de piedra de Avebury, las formaciones rocosas de Logan Rock, de Brimham, Chichén Itzá de México, el mono en el cine las líneas de Nazca, y las famosas piedras de Stonhenge. También tenemos cinco peces, que serían los cinco miembros de la banda.

Finalmente, el 7 de diciembre de 1973 se lanzó el disco en el Reino Unido, y dos días después en Estados Unidos. La banda logró el número uno ipso facto, superando a sus colegas de ELP con «Brain Salad Surgery» y a «Goodbye Yellow Brick Road» de Elton John.

Las canciones de Tales from Topographic Oceans

Ufff 😬…acá vamos

«The Revealing Science of God: Dance of the Dawn«, refiriéndose al primer shastra de Shutri, es una pieza de obra maestra en sí misma. El hipnótico «rezo» de entrada nos pone en el ambiente en prepararnos para escuchar algo muy especial, mientras somos testigos del amanecer de la luz, del pensamiento, del poder y del amor.

La canción… perdón Jon, el movimiento, transita entre varios ambientes junto a los increíbles arreglos de sintetizador de Wakeman, un Howe tremendamente inventivo y un Jon en estado chamánico canalizando la evolución de la humanidad, emergiendo del dios a través del mar, la tierra, y el aire, con incluso referencias al karma con «Recibimos todo lo que nos aventuramos a dar«. No conseguirás experiencia parecida en ningún otro lado.

Ciertas melodías ya estaban escritas desde los días de la banda con Bruford, con una pieza inédita llamada «All Fighters Past«, pero con un tempo mucho más acelerado. La mezcla original partía inmediatamente con el rezo de Jon, pero en el nuevo remix de 2003 se le agregó la introducción original con sonido de olas y la steel guitar de Steve.

«The Remembering: High the Memory» es un mar, un mar profundo, extenso y calmo, reflejando el segundo shastra de los recuerdos Smriti; una melodía casi monocorde se repite como un mantra que no quiere terminar nunca más, bajo los teclados de Wakeman, aportes compositivos de la flamante nueva incorporación a las baquetas de Alan White, pero en la guitarra, y el bajo guía de Chris Squire. Desconcertante, hermosa, y al filo de caer en la monotonía, aunque nunca llega a eso. Acá aparece el término «Relayer«, título del próximo disco, que hace referencia a un gurú indio que transmite su conocimiento divino a sus semejantes.

«The Ancient: Giants Under the Sun» A partir de acá, los shastras se comienzan a mezclar con aspectos de religiones sudamericanas, centroamericanas, y chinas, la que sería una de las piezas más desafiantes que nos regalarían los británicos en toda su carrera, tanto conceptual, lírica como musicalmente. Un ataque de percusión tribal extraña, teclados y guitarras que no parecen ir a ningún lado, todo en un ambiente surrealista, cacofónico, mientras Jon recorre las distintas formas en las que muchas civilizaciones se referían al dios sol (sol, sun, ilios, saule, ah kin, etc.). A contar de los 12 minutos, Howe logra una de sus piezas más memorables en guitarra clásica de toda su carrera, para prestar atención!

«Ritual: Nous sommes du soleil» sería la única pieza que la banda tocaría en vivo muchos años después del lanzamiento de este álbum, y que parece ir en más concordancia con los shastras de Purana y Tantra, esto es, la recolección de los textos sagrados y los ritos. La idea original de esta pieza es que recorriera partes de las anteriores canciones… perdón, movimientos, en clave de jazz fusión, pero finalmente se decidió que fueran reinterpretaciones de las mismas, en un efecto muy logrado. Incluye un solo de batería del recién llegado Alan White, y también mucha de su firma compositiva melódica.

La recepción del público.

La banda se embarcó en una gira que comenzó el 16 de Noviembre de 1973 en Bournemouth, incluso antes de la salida del disco. Un Rick Wakeman hastiado solo alcanzó a tocar ocho shows de la gira antes de anunciar su salida definitiva de la banda, desaprobando la nueva dirección, pero fue persuadido para quedarse hasta el final de la gira por razones contractuales (recordemos que Bruford hizo algo parecido y tuvo que renunciar a los royalties de Close to the Edge durante décadas).

Este disco es como un sostén de mujer con relleno. Por fuera se ve bien, pero cuando quitas el relleno, no queda mucho

Rick Wakeman

Tocar en vivo un disco tan metafísico que requería tanta atención y paciencia por parte del público, incluyendo introducciones de Anderson explicando de que trataba cada movimiento y algunos aspectos del lenguaje sánscrito (!), terminó por pasar la cuenta. Se pasó de tocar en los primeros shows todo «Tales» con «Close to the Edge» hasta dejar tempranamente piezas fuera como «The Remembering» a cambio de clásicos salidos desde «Fragile» y «The Yes Album» como Starship Trooper.

En el Manchester Free Trade Hall de 1974 ocurriría el clásico evento de Rick Wakeman consumiendo alimentos encima de los teclados, en forma de protesta por lo que él consideraba «un aburrimiento de disco». En su momento se le echó la culpa a un roadie que le trajo un plato de curry demasiado temprano al tecladista, siendo que Wakeman lo pidió expresamente para después del show. Igualmente, es un poco extraño que un roadie piense que un músico pueda cenar mientras ejecuta su instrumento en el escenario frente a miles de personas, por lo que la controversial escena nunca ha sido aclarada del todo, y tampoco cayó muy bien en su momento en el resto de la banda, por obvias razones.

Conclusiones

Si existe un disco clásico de rock progresivo, amado u odiado por igual, y que divide fanáticos, sin duda es «Tales«. En muchos sentidos, un álbum así de arriesgado siempre tendrá problemas debido a la idea de que cuatro piezas tenían que caber en los cuatro lados del vinilo, lo que restringió ciertas piezas y alargó artificialmente otras, algo que la banda misma terminó reconociendo, donde el mismo Jon tuvo la intención de regrabarlo pocos años después, cosa que jamás se llevó a cabo.

Lo que es incontestable, es que el disco crea una pintura musical tan gigantesca que uno tiene la sensación de poder entrar, volar y perderse en él como en un mundo. Una percepción de algo que lo impregna todo, que lo llena, que lo colma. Los cuatro movimientos tienen tantos relieves, tantos segmentos y tantas diferencias recíprocas que al finalizar una escucha completa queda una impresión de vastedad que ningún otro disco de ninguna banda en términos de música popular ha podido rivalizar, incluso con 50 años a sus espaldas, y eso, es un logro descomunal. Más allá de sus problemas evidentes, a mí me encanta. ¿Y a ti?.


Melómano y coleccionista de música en formato físico. Baterista de Hobbie. Uno de los administradores del grupo de Facebook chileno "King Crimson en Chile", con contacto directo con el sello DGM de Robert Fripp y David Singleton. Me gusta escribir sobre música.

You may also like

Comments are closed.