Tubular Bells, una sinfonía para el siglo XX

Antecedentes

Dibuja esta escena en tu cabeza, tal como nos recuerda Victor Amorín: Un Mike Oldfield de 17 años, componiendo las partes de lo que sería Tubular Bells, se da cuenta que ni siquiera tenia dinero para comer. Baja a la calle, voltea a la verdulería de la esquina, y sin un centavo, pide que le regalen un par de papas (o patatas). Vuelve al departamento con una papa en el bolsillo, la que sería su única comida. Ese departamento que ni siquiera era suyo ni lo arrendaba, si no que le dejaban quedarse allí por lástima. Siguió grabando los demos en una maquina grabadora totalmente precaria, algo que ya hacía desde los 14 años. «Nada hacía presagiar» que de aquel muchacho semi abandonado, aproblemado, de una familia totalmente disfuncional, con su guitarra y una pequeña grabadora saldría uno de los genios musicales mas importantes del siglo XX.

Influenciado por los primeros discos progresivos de 1970-1971 (en concreto Soft Machine), observando aquellas largas canciones, decide unir todas esas pequeñas partes que había compuesto desde su entrada a la pubertad, para realizar una sola obra magna que ocupase ambas caras del vinilo. Digamos, lo que se estilaba en el progresivo ingles de principios de los 70′, pero también totalmente distinto, mucho mas alejado del rock y mas cercano a una orquesta sinfónica. Había nacido la leyenda de las campanas tubulares.

Pero no nos adelantemos en la historia. Él necesitaba grabar e hilar de forma coherente todos esos demos de manera profesional, por lo que decide ingresar a trabajar a los estudios Abbey Road de lo que fuera, y gracias a su buen hacer en la guitarra y bajo, consigue algunos papeles en bandas como «Whole World» (1970)

Mike aprovecha cada tiempo muerto de su estadía en Abbey Road para disponer de todos los instrumentos con los que contaba el estudio, y de una forma totalmente autodidacta, agregarlos a su composición para enriquecer enormemente su estilo. Incluso estuvo ahí de entrometido para cuando Paul McCartney grabó sus primeros discos solistas, para aprender la puntera tecnología del «overdubbing», la que sería gravitante para las campanas tubulares.

Lamentablemente para Mike, prácticamente todas las casas discográficas rechazaron sus ideas. Lo máximo que le ofrecían era dividir esa pieza con todos esos hilos conductores y hacerla mucho mas «corriente», pero un Oldfield de solo 18 años, sabía muy bien que esto no era lo que quería.

Es así que un muy persistente Mike llega en 1972 al reciente estudio adquirido por Richard Branson, llamado «The Manor». Richard en esa época ya era un hombre adinerado que triunfaba con su tienda de discos «Virgin«, pero se dio cuenta rápidamente que la verdadera ganancia estaba en producir a sus propios artistas y poseer los derechos de la música.

No es atrevido decir que Richard Branson necesitaba justamente un álbum como el que tenía en mente Mike Oldfield, ya que sería perfecto para lanzar su nueva discográfica «Virgin Records«: Era un trabajo totalmente distinto, innovador, rechazado por todos los sellos, y si bien probablemente se iba a vender mal, no dejaría indiferente a nadie y el nombre de la discográfica igualmente estaría en boca de todos. La única mala publicidad es la que no existe, y eso Branson como buen hombre de negocios lo sabía muy bien. Es por ello que esta amistad nació fruto de la necesidad mutua.

La grabación de «Tubular Bells»

La primera parte de lo que se convertiría Tubular Bells fue grabada en noviembre de 1972 y los instrumentos que usó fueron pedidos por Oldfield a Virgin, y por cosas de ahorros, utilizó también instrumentos dejados por el compositor galés John Cale que había grabado en el estudio anteriormente. Para la grabación recurrió a la técnica del overdubbing con la cual experimentó hasta obtener el resultado esperado. La segunda parte fue grabada entre febrero y abril de 1973, en donde escuchamos la aparición de la batería.

Como te comentamos, Richard arrendaba los instrumentos faltantes a Mike Oldfield, por lo que éste debía usarlos en espacios muy acotados de tiempo. Esto generó los primeros roces en esta extraña relación de Oldfield/Branson donde hasta el día de hoy no queda muy en claro si se estiman, o se odian.

¿Qué podemos decir musicalmente de Tubular Bells? es una obra maestra excelsa desde el punto de vista melódico y de la timbristica. Ciertamente la cara A roza la perfección, sin desmerecer a la cara B del LP, que (aún) teniendo ideas mas inconexas, es incluso mas rico e impredecible, incluyendo una verdadera lección musical de instrumentos con una voz narrada que los va presentando, y la famosa impostación gutural de la voz de Oldfield en la sección «The Piltdown Man» o traducido al español: «hombre de las cavernas», basado en un falso descubrimiento de un supuesto cráneo con mandíbula de simio que habría correspondido al «eslabón perdido». Mira que al disco no le faltó humor.

«La secuencia de gritos y guturales se desarrolló cerca del final de la grabación cuando prácticamente había terminado de grabar los instrumentos para la sección. El ingeniero Simon Heyworth contó que Richard Branson se estaba impacientando y presionando a Oldfield para que entregara el álbum, e incluir alguna pista vocal en una de las secciones para poder lanzarlo como single. Enfadado por la sugerencia de Branson, Oldfield respondió: «¿Quieres letras? ¡Te daré letras!». De vuelta en el estudio Manor, se bebió media botella de whisky Jameson’s del sótano del estudio y exigió que el ingeniero lo llevara al estudio donde, intoxicado con alcohol, «gritó como loco durante 10 minutos» en un micrófono, quedando tan afónico que no pudo hablar durante dos semanas. El ingeniero reprodujo la cinta a una velocidad más alta durante la grabación, de modo que al reproducir la cinta corría a velocidad normal, bajando así el tono de la pista de voz. y produciendo las voces de «Piltdown Man» que figuran en los créditos».

Oldfield tenía una visión muy diferente al virtuosismo como se le conoce popularmente. Él es un virtuoso y prácticamente todos los músicos de los que se rodeó tenían un estándar muy alto, pero su música está lejos de la estridencia del típico virtuosismo apabullante que generalmente tenemos en nuestra mente.

La portada del disco fue hecha por el fotógrafo y diseñador británico Trevor Key (que luego trabajaría con Peter Gabriel, Phil Collins, Roxy Music, Jethro Tull, entre otros) en donde hace un montaje de una de las campanas tubulares de Oldfield dañadas por el uso, junto a la foto de una playa en las costas de Sussex, al sur de Inglaterra.

«Tubular Bells» hace historia

Cuando el trabajo fue lanzado (tal como ya había aventurado Branson) comenzó con bajas ventas, pero todo cambió gracias a dos cosas: 1) El DJ mas famoso del Reino Unido, John Peel se volvió un entusiasta del LP, reproduciendo toda la cara A en su programa, cosa totalmente inédita en la radiodifusión y 2) cuando la melodía inicial del disco fue utilizada en la película «El Exorcista» de William Friedkin, que puso la melodía más reconocible de Tubular Bells en las cabezas de toda la gente a nivel internacional.

Para Virgin Records, el solo nombre de «Tubular Bells» se convirtió en una especie de santo grial, el disco símbolo de la discográfica durante toda su historia. Cuando Virgin renovaba su catálogo, sus ediciones, o cuando digitalizó toda su música, el primer disco relanzado siempre fue el debut de Oldfield.

Y bueno, el concepto del disco no terminó con este lanzamiento, ya que le siguieron una serie de álbumes que hacen una especie de cronología. En 1975 se lanzó «The Orchestral Tubular Bells» que fue tocado y grabado en el Barking Town Hall de Londres en septiembre de 1974 por la Royal Philarmonic Orchestra. Después vendría «Tubular Bells II» de 1992, «Tubular Bells III» de 1998 y «The Millennium Bell» de 1999. Lamentablemente en los discos de los 90′ hay una cierta irregularidad de calidad, y no todos han envejecido tan bien como la obra original de 1973.

«Tubular Bells 4» de 2023, el disco que nunca será

Mike se encontraba desde 2017, inmediatamente después del lanzamiento de su último disco «Return to Ommadawn«, grabando lo que estaba calendarizado este año 2023 para su lanzamiento, como «Tubular Bells 4«, cerrando esta saga como la pieza final.

Lamentablemente, esto ya no ocurrirá. En el lanzamiento de la edición especial de lujo del 50 aniversario de Tubular Bells, contiene un demo de 8 minutos de la introducción de lo que iba a ser «Tubular Bells 4» grabada en 2017. Mike habría abandonado el proyecto y esa sería su última pieza de su carrera, la que habría llegado a su fin.

«Mike Oldfield se retiró de la música en 2018, después de dejar de hacer giras muchos años antes de ello. En los meses posteriores a su último álbum, Return To Ommadawn, en 2017, Oldfield comenzó la idea de componer una cuarta y última entrega de Tubular Bells, a tiempo para su 50 aniversario. El trabajo comenzó de forma seria, y Mike sentía que finalmente había descifrado el secreto de poder volver a trabajar con éxito en una melodía de apertura memorable. Nos llegó una maravillosa muestra demo de ocho minutos acá en A&R. Y luego de aquello, nada. Mike decidió no continuar. Cinco años después, este último párrafo de la historia de Tubular Bells se publica como parte de la celebración del 50 aniversario»

Nota de prensa lanzamiento boxset «Tubular Bells 50 aniversario»

¿Mike Oldfield plagió a Magma?

Finalizamos con esta curiosidad: en las notas interiores de la reedición del disco Mëkanïk Dëstruktïw Kömmandöh (1973) de la banda francesa de Zeuhl Magma, Christian Vander cuenta que estaban grabando el álbum en el mismo periodo y estudio (The Manor, Virgin Studio) que Oldfield y que este habría robado la música que estaba creando Magma, específicamente extractos de «Mëkanïk» y de la pieza «La Dawotsin«.

Vander solo se habría dado cuenta al ir al cine a ver «El Exorcista» y reconocer su melodía.

Tomemos en consideración que las últimas reediciones de lujo de Tubular Bells contienen grabaciones demo de 1971 donde la melodía principal ya estaba compuesta y grabada, mucho antes de que Oldfield coincidiera con Magma en aquel estudio según la historia de Vander. Finalmente, dejaremos que los jueces sean ustedes

Conclusiones

Está de más decir que Oldfield alcanzó una fama totalmente inusitada gracias a Tubular Bells, cosa que ni siquiera soñó con obtener. De hecho quedó tan hastiado del magnetismo que estaba desarrollando su persona y de las numerosas entrevistas, que decidió aislarse totalmente del mundo en unas cabañas en una zona rural de la costa de Gales, donde concebiría su segundo disco «Hergest Ridge» (1974), pero esa es otra historia…

«Tuve un montón de problemas psicológicos, crisis de pánico, lo que no fue muy agradable. Habían periodistas que estaban furiosos conmigo porque ya no quería seguir dando mas entrevistas. ¿Por qué me siguen molestando? ¡Déjenme tranquilo!»

Mike Oldfield

Melómano y coleccionista de música en formato físico. Baterista de Hobbie. Uno de los administradores del grupo de Facebook chileno "King Crimson en Chile", con contacto directo con el sello DGM de Robert Fripp y David Singleton. Me gusta escribir sobre música.

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