Van der Graaf Generator – «Godbluff» (1975): una vibrante obra de arte vanguardista

«Godbluff fue un clásico en todos los sentidos. Evocó vastas extensiones de brezales, las cabañas en llamas de los pastores, hordas de carros. Maníacos destrozando granjas, cabezas con jabalinas clavadas. Y Hammill de pie en medio de todo esto, como Zoroastro y desconcertado, buscando desesperada y elocuentemente alguna apariencia de moral donde no la había».

Julian Cope, crítico musical de la revista Mojo, Reino Unido, 2002.

Antecedentes

Van Der Graaf Generator es por excelencia la banda que define el lado más oscuro del rock progresivo, y esta entrega nos sumerge en relatos psicológicos, antiguas batallas y lóbregas fantasías propias de la mente de un loco. Pero para entender la concepción de esta obra hay que remontarse a finales de 1974, cuando Hugh Banton, Guy Evans y David Jackson se volvieron a reunir para colaborar en el quinto disco solista de Peter Hammill que llevará por título Nadir’s Big Chance. Para entonces, VDGG llevaba tres años de receso tras su último trabajo Pawn Hearts de 1971, tiempo en el cual cada miembro lo dedicó a proyectos personales. Y aunque había sido un período de alejamiento más que prudente, también estuvo llena de incertidumbre, pues la carrera independiente de Hammill brillaba con luz propia, pero precisamente aquellas sesiones sirvieron para reformar la banda y comenzar a trabajar en su quinta placa que será grabada entre el 9 y 29 de junio de 1975, en los estudios Rockfield, Gales. 

Godbluff será lanzado el 10 de octubre de 1975 bajo el sello Charisma, y su edición original constó de cuatro extensas canciones, muy diferentes una de otra, condensando una coherencia estilística sombría que se mueve por líneas melódicas complejas, de gran intensidad, que abarca tópicos como la sociedad, el sistema, la religión y la vida misma, adentrándose en el lado más brumoso del ser humano. Su sonido se acerca al jazz y lo sinfónico, sin serlo propiamente, y se sostiene bajo la fascinante ejecución en órgano de Banton, los vientos de Jackson, la métrica percusiva exacta de Evans, y un Hammill que aborda cada tema con un sentimiento de individualidad absoluta. Este trabajo marca una madurez compositiva respecto a sus anteriores trabajos, y que junto a su siguiente placa Still Life de 1976, representan el apogeo de su sonoridad y poética, con composiciones soberbias y maravillosa creatividad.

Las canciones de «Godbluff»

El álbum inicia con la dulce flauta de David Jackson para «The Undercover Man«, una canción autorreflexiva, que poco a poco incorporará al resto de los músicos en un in crescendo frenético. La interpretación de Peter Hammill está más contenida, aunque no menos visceral, y escenifica una constante lucha existencial a través de psicodramas de la vida y la muerte, ambientados en entornos pseudo medievales prohibidos. Esa dinámica sonora se extenderá al resto del disco, y nos presentará cada pista como un trabajo único y barroco. La imaginería de este tema trata del crecer y la maduración, y que la realidad es cada vez más incomprensible y traumática. Termina siendo el reflejo de alguien que se mira al espejo y se encuentra cara a cara con el Hombre Encubierto en un estado de autonegación y rechazo.

«Scorched Earth» nos adentrará en un repertorio más intrincado, con un Hammill torturado y un saxo grandilocuente que avanza hacia una conclusión confusa. Es un poema lleno de contrastes retóricos que reflejan todos los estados anímicos de alguien que está obligado a tomar terribles decisiones: «No será rehén, no será esclavo, ninguna trampa del pasado podrá atraparlo aunque sí el futuro. Todavía corre y arde detrás de él en franca retirada…»  El pasado debe ser destruido y la imprudencia conduce a consecuencias inesperadas. Acá, cada contrapunto suena preciso hasta la psicodélica parte central donde todos los componentes sonoros estallan creando texturas de intensidad sobrecogedora. Llegando al final del tema se superponen distintas ejecuciones en un mismo tempo, resonando improvisada y caótica, muy jazzística, y que sirve como cortina al próximo surco.

“Arrow” es una canción desgarradora, que comienza con una furiosa improvisación instrumental, dando paso a una serie de acordes a los que se irán uniendo la batería y el órgano, creando una estructura musical sobre la cual el saxofón transita libremente. Todo se rompe con el estridente sonido del clavinete, acompañado de uno de los textos apocalípticos más estremecedores del señor Peter Hammill: «Fragmentos de torres en la distancia, jinetes que destruyen el páramo contra el horizonte, volubles promesas, fatales precursores de la guerra, fútiles horizontes giran como uno en este vuelo de loca cacería, esta oleada a través del pantanoso paisaje hasta olvidar el significado…» El tema indaga en terrenos religiosos, presentándonos a un guerrero medieval que busca refugio en una iglesia, pero sus súplicas serán rechazadas por el obispo. Esta egoísta acción, sin embargo, no es propia de la religión, pues es resultado de toda la vorágine de un sistema en el cual somos parte, y que vive en constante amenaza social y bélica. Este tema propone que la extinción nos llega a todos sin miramientos, incluso aquellos que se refugian en sus credos religiosos.


«The Sleepwalkers» es un tema que habla de un mundo oscuro y retorcido, en el cual los sonámbulos son solo soñadores que viven su propia realidad. Hay tiempo para soñar, pero aquello terminará con el nuevo amanecer que iluminará el mundo real, trayendo consigo miseria y demencia. Es una hipnótica suite de casi once minutos, apremiante y decadente, tan aguda que la banda hace gala de toda su maestría en la ejecución. Una de las curiosidades reside en que en el minuto tres aproximadamente la canción presenta una línea melódica muy cabaret de los años 20′, con un sonido latino, un órgano armónicamente cromático y un saxo muy colorido. Este bizarro momento quiebra por instantes la complejidad misma de la canción, y representa la danza que ejecutan los sonámbulos en su interminable deambular, que acabará con las primeras luces del alba.

En el año 2005 el disco fue reeditado y se agregaron como bonus track dos temas que forman parte del tercer disco solista de Peter Hammill The Silent Corner and The Empty Stage de 1974, y esas fueron Forsaken Gardens” y “A Louse Is Not A Home”, interpretadas por VDGG en un concierto en L’altro Modo, Rimini, Italia, en 1975.

Piedra angular del progresivo británico

Godbluff resume a la perfección la ira de un Hammill artísticamente desbordado y en la cúspide de su producción musical e intelectual, con letras llenas de acertijos, juegos de palabras y profundos conceptos que bordean lo filosófico, planteando preguntas y dilemas existenciales que se ven desgarradas por las reglas del sentido común, dejando de lado cuestiones cósmicas y enfocándose en temas más relacionados con la vida cotidiana. En definitiva, este álbum es una experiencia única y atemporal, que denota una complicidad melódica en cada uno de sus integrantes, y que resiste el paso del tiempo como piedra angular del rock progresivo, posicionando a Van der Graaf Generator dentro de las bandas más trascendentales de la historia de la música contemporánea.


Integrantes:

  • Peter Hammill: Voz, guitarra, piano, Hohner clavinet D6.
  • Hugh Banton: Órgano, bajo, pedal de bajo.
  • David Jackson: Saxofón, flauta.
  • Guy Evans: Batería, percusiones.

En busca del eterno resplandor sónico.

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