Alan Parsons Eye in the Sky

En mayo de 1982 el mundo era testigo del lanzamiento de un álbum exquisito: Eye In The Sky, sexto trabajo de The Alan Parsons Project. Una obra maestra Prog-Pop.

Este disco es el más vendido del grupo, el que mejor ha llegado hasta nuestros días y el que contiene el hit más reconocible al primer acorde: Sirius/ Eye In The Sky. Me causa gracia que en Estados Unidos lo llamen «El tema de los Chicago Bulls», porque ese famoso equipo de básquet comenzó a salir a la cancha en los 90s con ese instrumental de fondo. Inclusive, así figura en Spotify. El poder del mercado…

Ahora, la pregunta es: ¿se trata del mejor álbum de APP?
Don’t Answer Me.

Sin duda, es el que marcó el punto más alto de la carrera del dúo conformado por Eric Woolfson y Alan Parsons. Los discos subsiguientes, Ammonia Avenue, Vulture Culture y Stereotomy, no sólo no lograron mantener el suceso, sino que fueron todos discos más disparejos, menos brillantes. En estos, por primera vez aparecían algunos temas que podríamos calificar como «normales», luego de seis discos extraordinarios, poblados de gemas de excelente nivel, hasta que se desvanecieron tras el proyecto fallido en homenaje a Gaudí en 1987.

Inclusive en esos discos posteriores, APP repitió y hasta abusó un poco de la fórmula de la canción Eye in the Sky, con una base bailable de patrón muy similar en Prime Time, Dancing on a High Wire y Sooner or Later. Ese fue el sello de Alan Parsons Project que quedó en el imaginario colectivo. Prueba de ello es la cita que hicieran los Daft Punk en el tema Instant Crush, cantado por Julián Casablancas (The Strokes), incluido en el multiplatino y ganador de varios Grammys, Random Access Memories, de 2013.

Personalmente, considero que el álbum es excelente, aunque no creo que sea el mejor de la banda, sino el que mejor captó la atención del público masivo, por fuera de la legión de fans construida en los 70s. No olvidemos que el cambio de década trajo aparejado nuevos paradigmas sonoros a los que no todos pudieron adaptarse. Grandes bandas setentosas como Emerson Lake and Palmer, Jethro Tull, Bad Company, The Who y Led Zeppelin, entre muchas otras, se separaron o redujeron de manera drástica su poder de convocatoria. Por el lado contrario, grupos con toques progresivos como Toto, de gran suceso a fines de los 70s, supieron encontrar en 1982 la fórmula pop que los llevó a la cima de los charts con los hits de Toto IV (Africa, Rossana).

No es casual este paralelismo con The Alan Parsons Project, quienes pulieron su sonido en este disco para hacerlo más accesible a las FM y las discotecas. La jugada dio resultado. Games People Play.

 

Las canciones de Eye in the Sky

El álbum comienza con la citada dupla ganadora de Sirius/Eye in The Sky, que repite la jugada maestra de Pirámide, con la apertura de Voyager/ What Goes Up. Una melodía corta y atrapante que da paso sin pausa a un tema cantado, que es el hit principal del disco. Es como decir «escuchen el gran tema que viene, es tan grandioso que hasta tiene introducción propia…»

Le sigue Children of the Moon, un típico tema Alan Parsons, en la onda Breakdown, pero con sintetizadores ochentosos y esas trompetitas muy Penny Lane que el bueno de Alan aprendió en Abbey Road en sus años de formación con los Fab Four.

Gemini es una agradable balada corta, solo con sintetizadores y muchos efectos de voz, que enseguida le cede el turno a un peso pesado del disco: The Silence and I. Esta es una balada poderosa cantada por Eric Woolfson, que tiene todos los ingredientes que uno puede esperar de APP: cuerdas, platillos, orquestaciones a todo trapo y cambios de ritmo a mitad del tema. Es el último resabio que quedó de los 70s.

Abre el lado 2 del disco You’re Gonna Get your Fingers Burned, un soft rock característico de la época, pero que en manos de Alan Parsons ha sabido envejecer mucho mejor que la mayoría de sus congéneres. Psychobabble es un tema medio tiempo que también muestra a APP moviéndose cómodamente por las aguas de los 80s, e inclusive, generando tendencias. El sonido del sintetizador es el mismo, o se parece mucho, al que usara Tony Banks un año más tarde en That’s All.


Mammagamma es otra perla del disco. Un instrumental bailable que se pasaba en las discos y que, nuevamente, contiene todos los elementos representativos del sonido de APP en esta etapa del grupo: batería simple, bajo marcando el ritmo, sintetizadores en primer plano que luego de un puente con cuerdas le ceden su lugar a las guitarras, que siguen a cargo de la melodía hasta el final. No me canso de escucharlo.


Step by Step es otro tema medio tiempo cantado por Lenny Zakatek, viejo colaborador del dúo comandante de la nave desde I Robot y que le pusiera voz a muchos de los hits de la banda, como Damned If I Do (Eve) o I Wouldn’t Want to be Like You (I Robot).

Este es un punto a destacar, no solo en este álbum, sino en toda la discografía de Alan Parsons Project: siempre han convocado a grandes cantantes. Todas sus canciones tienen excelentes interpretaciones vocales. En algunos discos, como en Eve, se dan el lujo de contar con los servicios de Clare Torry, la que en 1973 había grabado The Great Gig in the Sky en Dark Side of the Moon, por recomendación del mismísimo Alan Parsons. El gran John Miles es otro gran vocalista que ha aportado lo suyo en varios discos de APP.

Eye in the Sky termina con una gran balada, Old and Wise, un tema muy tranquilo en la onda Time, del álbum anterior, con un magnífico solo de saxo de Mel Collins. Ideal para la FM.

El concepto de Eye in the Sky gira alrededor de las creencias de la gente en algo superior, no necesariamente religioso, que nos mira o nos guía desde arriba.

Recuerdo que cuando se editó el álbum, hace 40 años, los fans progresivos más cerrados del grupo dijeron que se «habían vendido», en pos de un mayor impacto comercial. No creo que así sea. El disco no resigna un ápice de calidad, las canciones, los arreglos, la producción y el audio de la placa son de primerísimo nivel, como cualquiera de los cinco discos anteriores. Solo que éste está más orientado al público AOR, con temas cortos y de fácil digestión. Ya no hay un lado B en forma de suite como en The Turn of a Friendly Card. No. Pero sigue habiendo un gran disco. Eso es lo que importa.

Escúchalo en Spotify: