«Komara 2»: Expandiendo el avant prog moderno
Pat Mastelotto debe ser uno de los bateristas experimentales más ocupados de los últimos 20 años. Fuera de su paso por King Crimson, tiene a su haber una cantidad de proyectos simplemente pasmosa, donde él es uno de los principales catalizadores.
Solo por repasar algunos, tenemos TU con su compañero Trey Gunn; KTU, con Kimmo Pohjonen y Samuli Kosminen; Tuner con Markus Reuter; HoBoLeMa con el trío fabuloso de Tony Levin, Terry Bozzio y el fallecido Allan Holdsworth; Stick Men con Levin y Reuter; ToPaRaMa, O.R.K., con Colin Edwin y Carmelo Pipitone; además de la nueva banda tributo al primer disco solista de Robert Fripp, Exposure.
Si bien hay una buena cantidad de las bandas recién mencionadas que se encuentran en punto muerto -funcionando como ensambles de exploración en vivo- podemos clasificar a Stick Men, O.R.K. y Komara como los proyectos más importantes de música nueva para Mastelotto hoy por hoy.
Justamente, tras una década de silencio discográfico, el trío Komara regresa con «Komara II«, un audaz retorno que expande aún más los límites de su sonido. Integrado por Pat, junto al guitarrista eslovaco David Kollar y el trompetista italiano Paolo Raineri, este ensamble vuelve a desafiar toda categorización.
La propuesta sonora de Komara combina texturas ambientales, elementos industriales y una improvisación de profunda raigambre jazzística, entretejidos en un lienzo oscuro y cinematográfico que envuelve por completo la experiencia auditiva.
Su álbum debut homónimo en 2015 fue una extravagante alquimia de avant y rock progresivo; un disco inclasificable que dejó huella en la escena underground y en los fans más proclives a la música experimental. Ahora, el 27 de junio de 2025, «Komara II» retoma aquel espíritu atrevido y lo lleva a un nuevo nivel, ofreciendo aún más precisión y profundidad colaborativa.
El arte -la criatura de Komara- sigue estando a cargo de Adam Jones, el a estas alturas legendario guitarrista de Tool. Espantosamente hermoso, si nos preguntan a nosotros
Bajando a las cavernas
Desde la pieza inicial, «Gerund», el trío marca el tono con elegantes líneas de la trompeta de Raineri que se entrelazan con la guitarra textural de Kollar y los ritmos sutiles y matizados de Mastelotto. En «Allina Day», segunda pieza del álbum, afloran ecos del pasado Crimson de Mastelotto: las líneas de guitarra, cíclicas y ondulantes flotan sobre una base de bajo robusta, construyendo una tensión constante que remite por momentos a las experimentaciones de los ProjeKcts de King Crimson, las cuales por supuesto, parieron de cierta a forma a muchos de estos proyectos satelites del rey.
La pieza «Not Our Way» apuesta plenamente por la abstracción: una voz fantasmal y restos de ruido digital se desvanecen y reaparecen, entrando y saliendo de foco auditivo. Mientras tanto, «Relocating Children» explora territorios cercanos al trip hop, entrelazando una etérea voz femenina con melodías de guitarra que se elevan sobre una corriente subterránea de inquietud.
«Gray Apples Fall», la pieza más extensa del álbum con sus nueve minutos de duración, se despliega lentamente y progresivamente. Texturas y llamados lejanos de trompeta flotan sobre figuras de guitarra y un beat que se teje a lo lejos, todo ello envuelto en una atmósfera de belleza espectral. Es, sin duda, el corazón latente del disco, capaz de envolver al oyente en su hipnótica bruma sonora.
A pesar de su brevedad, «Judgement Day» golpea con fuerza: la trompeta irrumpe con líneas atonales sobre una turbulencia sónica que condensa gran intensidad en menos de dos minutos. Por el contrario, «Utorok Cowboy» adopta un cariz lúdico y cinematográfico, es una suerte de spaghetti-western mutado, impulsado por un ritmo galopante y excelentes arpegios rapidos de Kollar.
El trabajo intercala también breves pasajes instrumentales a modo de interludio. Tanto «Swallowing Tokyo» (de apenas 47 segundos) como «Komarantino» funcionan como tejido conectivo, superponiendo efectos en bucle, guitarras duras y trompetas lejanas con eco para aportar continuidad a la travesía sonora.
En «Burning Man», un bajo frenético y una percusión minimalista establecen un latido hipnótico, mientras se entabla un diálogo entre una declamación y la trompeta improvisada.
Hacia el final del recorrido, «Squirm» tiene ese sabor blues, que aporta un matiz melancólico en medio de tanta experimentación. Finalmente, «The Returning (Reprise)» clausura el álbum en una especie de electrónica ambiental de fondo, sobre las cuales flota una última vocalización libre a modo de flujo de conciencia.
Solo para mentes abiertas
Lejos de acomodarse, Komara consigue que «Komara II» suene aún más afilado, más extraño y, a la vez, más emotivo que su predecesor.
A estas alturas, la compenetración entre Mastelotto, Kollar y Raineri es absoluta, ya que los tres dialogan musicalmente con tal entendimiento que ningún instrumento opaca a los demás. La presencia de invitados especiales como el trompetista Arve Henriksen, la vocalista (y esposa de Pat) Deborah Carter Mastelotto y el diseñador de sonido Bill Munyon aporta nuevas texturas adicionales sin diluir la química esencial del trío.
«Komara II» es música sin fronteras genéricas ni concesiones, en sintonía con los proyectos más arriesgados de King Crimson, pero con una gran personalidad propia que hará las delicias de los fanáticos del rock progresivo más experimental y el jazz de vanguardia. Solo para los que estén buscando cosas extraordinariamente inauditas.
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