Nad Sylvan y «Monumentata»: Para mi padre
Hugh Erik Stewart, o más conocido por su nombre artístico de Nad Sylvan, no es ninguna rara avis del ecosistema del rock progresivo europeo. Cantante y multiinstrumentista, este sueco tiene a su haber un curriculum simplemente impresionante.
Durante años ha sido el vocalista en la banda de Steve Hackett, interpretando en vivo clásicos de la era Gabriel de los 70′, lo que le ha dado una gran vitrina internacional. También cofundó junto a Roine Stolt el supergrupo Agents of Mercy. Además de ello, ha lanzado varios discos solistas muy aclamados, incluyendo una lograda trilogía conceptual inspirada en personajes vampíricos –»Courting the Widow» (2015), «The Bride Said No» (2017) y «The Regal Bastard» (2019)– los que consolidaron su buen quehacer en la escena de ese prog que no reniega de sus raíces vitales sin sonar a pastiches.
En 2021 sorprendió con «Spiritus Mundi«, un trabajo acústico y accesible inspirado en poemas del irlandés William Butler Yeats; pero ahora es el turno de «Monumentata«, su octavo disco, con una propuesta más personal y madura que nunca.
Lo primero que dejaremos en claro, es que a sus 64 años, su voz se mantiene en excelente forma vocal, con ese estilo barroco, ampuloso y a la vez emotivo que hizo que Hackett se fijara en él.
De hecho, desde sus inicios Nad ha sido comparado con Peter Gabriel, tanto por color, como por la teatralidad de su voz. Sin embargo, lejos de ser un imitador, ha dado a esa base una impronta más neoclásica y no tan lúdica-inglesa como el compositor de «So».
Esta cualidad se refleja en «Monumentata», un trabajo conceptual muy personal donde Sylvan deja aflorar su personalidad musical sin reservas.
«Monumentata» se editó el 20 de junio de 2025 bajo el prestigioso sello InsideOut Music; y según el sueco, fusiona rock progresivo con jazz, funk y pop. Ciertamente, al escucharlo nos encontramos con esa paleta sonora diversa de la que habla.
La música de Sylvan siempre se ha basado en la época dorada del prog, incorporando influencias del folk, música docta y rock moderno para lograr un sonido a la vez clásico y fresco. En este nuevo trabajo, esa fórmula alcanza una gran madurez, brillando por su elegancia y teatralidad, con arreglos meticulosos y una producción impecable.
A pesar de la variedad de estilos que conviven en las piezas –pasajes de sabor setentero, guiños de R&B y soul, incursiones de folk acústico e incluso momentos cercanos al power pop- el trabajo mantiene cohesión gracias a la visión artística de Sylvan y a un trasfondo proggy común en todas las piezas. Las composiciones privilegian la melodía y la atmósfera por encima de la exhibición instrumental; no es un disco de virtuosismo desmedido, sino de composiciones cuidadosamente calculadas para seducir a los oídos más finos.
El resultado es un álbum que suena simultáneamente nostálgico y moderno, accesible pero con suficiente complejidad para el oído atento.
Ya desde el nombre del disco tenemos una cripticidad conceptual. La palabra surge de fusionar “monumental” con tata (que significa “papá” en húngaro), en alusión a Hugh Wright Stewart, el padre de Sylvan, de origen húngaro, quien fue un famoso jugador de tenis en la década de los 50′ en Norteamerica.
Hugh Wright falleció recientemente a los 94 años el 19 de julio de 2024, dándonos pistas del verdadero catalizador de Nad a la hora de componer, representando el peso emocional monumental que tuvo para el artista aquella muerte. Esto lo percibimos incluso en el arte del trabajo, con el sueco detrás de las cuerdas de una raqueta de tenis, ambientado en una época de blanco y negro.
Así, este nuevo disco se presenta como una obra vulnerable y autobiográfica, una suerte de catarsis musical donde se canalizan recuerdos y emociones de su vida. Aun con ese trasfondo melancólico, el disco logra mantener un tono optimista en muchas de sus canciones, transmitiendo calidez y humanidad.
Para dar forma a «Monumentata», Sylvan se rodeó de un dream team, muchos de ellos provenientes del círculo de Genesis/Steve Hackett con quienes ha trabajado previamente. En el disco participan bajistas de lujo como Tony Levin, Nick Beggs; así como Jonas Reingold, todos aportando sus estilos distintivos en distintas canciones. A la batería se lucen Marco Minnemann, Mirko De Maio y Felix Lehrmann. También destaca la presencia del virtuoso Lalle Larsson en sintetizadores, quien aporta solos y texturas, y del violinista Joe Deninzon (colaborador reciente de Kansas) en un cameo que añade colorido sinfónico.
Aunque la lista de invitados es extensa, y era que no, Nad Sylvan permanece como el eje creativo. Además de cantar todas las piezas, él mismo grabó la mayoría de teclados, guitarras e incluso líneas de bajo en ciertas pistas.
Un monumento al padre
El disco abre con “Secret Lover”, que inicia en medio de inquietantes sonidos hasta que un grito primal de Sylvan irrumpe para dar paso a un potente y rockero riffeo. Toda una declaración de intenciones, adornado por el timbre vocal característico de Nad.
Como apertura, cumple en cautivar al oyente con su rockeo accesible pero elegante, recordando por momentos a los pasajes más directos del Genesis de Selling England by the Pound mezclados con algo del espíritu del Bowie setentero.
Le sigue “That’s Not Me”, otra pieza contundente. Construida sobre un riff pesado con aires purplerianos de guitarra y bajo de Tony Levin, fue justamente descrita por Nad como James Brown se encuentra con Deep Purple, mientras que los teclados prog de Lalle Larsson añaden pequeños aderezos que recuerdan que estamos en territorios sofisticados.
“Monte Carlo Priceless” aporta un giro estilístico y lirico muy logrado. Es un tributo nostálgico ambientado en los años 50′, inspirado en la historia de los torneos de tenis de su padre en Monte Carlo, con la madre acompañándole en aquella época dorada.
La pieza es una suerte de rhythm and blues clásico mezclado con balada, mientras Nad canta con ternura evocando memorias familiares. La instrumentación incorpora detalles exquisitos, como pasajes de flauta y secciones de bronces vintage que transportan al oyente a otra época. Una pieza emotiva y genuinamente bella.
“Flowerland” recupera la faceta más alegre y luminosa de Sylvan. Es un tema de power pop progresivo, con melodías alegres salidas del mejor Yes, coros benignos y virtuosismo asegurado. Es incluso, divertido de escuchar.
En “Wildfire” Sylvan explora texturas acústicas de folk celta, para luego desplegar uno de los desarrollos más progresivos del álbum. La pieza va creciendo poco a poco, solo de sintetizador dinámico a cargo de Lalle Larsson mediante, recordando por instantes a los Flower Kings en su faceta más alegre. Es otro buen momento de un trabajo que hasta el momento se muestra muy contundente.
“Make Somebody Proud” y “I’m Stepping Out” representan la veta más experimental y ecléctica del disco. La primera combina prog y funk con claras influencias de los arreglos intrincados de Gentle Giant, y la segunda es una rareza retro que evoca series de televisión clásicas o musicales de antaño, con un piano saltarín y arreglos de big band en su espíritu. Sylvan se luce interpretándola con picardía y humor, mostrando que no teme incorporar guiños teatrales y estilos poco convencionales, al mas puro estilo «Willow Farm» de Genesis. Muy Interesantes.
El cierre llega con la conmovedora homónima “Monumentata”, la canción que da nombre al álbum. Aquí Sylvan desnuda su alma en una balada progresiva de gran carga emocional, donde se entrecruzan conceptos sobre la pérdida y la memoria y capas de cuerdas orquestales, coros logradísimos en overdub del mismo Nad. Es un final monumental en lo emocional, que cierra el trabajo dejando un nudo en la garganta si fuiste leyendo la letra, como nosotros acá.
Como bonus track, la edición en CD incluye “Unkillable”, una suerte de pop rock liviano para que no nos quedemos con ganas de tirarnos por la ventana. Funciona como curiosidad para los fans del prog más nerds que quieren todas las tomas posibles de las canciones, sin alterar la coherencia del álbum principal.
Recomendable
Si no fuera así, no estaría acá en ProgJazz, ¿no?
«Monumentata» es un trabajo que invita a ser disfrutado en múltiples niveles. Es accesible y disfrutable desde la primera escucha, lleno de momentos memorables, pero también es lo suficientemente rico y detallado como para descubrir nuevos matices con cada reproducción.
No esperen aquí exhibiciones virtuosas de notas a la velocidad de la luz. En su lugar, Sylvan ofrece piezas bien construidas, honestas y llenas de profundidad, que calan hondo tanto en la mente como en el corazón del oyente que siga el concepto canción por canción. Nad Sylvan confirma su posición como una figura singular y valiosa dentro de la escena progresiva actual.






