«One Size Fits All»: ¿La obra cumbre de las madres de Zappa?
En 1975, el rock progresivo transitaba en el pico del apogeo de los álbumes conceptuales en el Reino Unido junto con Europa. Mientras tanto, el jazz rock seguía ganando adeptos en Norteamerica. En medio de ese ambiente, Frank Zappa ocupaba un lugar peculiar en la escena. SU lugar.
Tras una prolífica década desafiando convenciones con sátira mordaz y virtuosismo compositivo, Zappa –siempre iconoclasta– crearía en esta nueva entrega un disco que sintetiza a la perfección su estética ecléctica y espíritu irreverente de mediados de los 70′.
Lanzado bajo el nombre de Frank Zappa & The Mothers of Invention, este trabajo llegó cargado de todo lo que un fan del bigotón podía desear: virtuosismo, épicas proggy, humor absurdo, pasajes de blues rock desatado y composiciones demenciales. A la vez, quizá de forma inesperada, se convirtió en uno de sus trabajos más accesibles para quien quiera adentrarse en su vasto catálogo.
Zappa venía refinando una nueva encarnación de The Mothers desde 1973, reclutando a músicos virtuosos que llevarían su música a nuevas cotas. La formación base que grabó el álbum incluía a Napoleon Murphy Brock (saxofón, voz), George Duke (teclados, voz), Tom Fowler (bajo), Chester Thompson (batería), Ruth Underwood (percusiones y vibráfono) más el propio Frank a bordo del micrófono y guitarra; un combo estelar e irrepetible forjado en extensas giras.
Bajo la batuta de Zappa, esta encarnación se había convertido en una verdadera máquina de precisión en vivo, con Fowler declarando en la época que nada era demasiado dificil para ser abordado por ellos. En ese periodo, la música de Zappa adquirió tintes de ensamble de rock de cámara, combinando complejidad rítmica, ganchos y humor críptico en una fórmula tan sofisticada como accesible.
No es de extrañar que muchos consideren a esta alineación de The Mothers como la mejor que pasó por sus filas, y al presente disco como la culminación de su evolución hasta entonces.
Zappa llevó a las madres a grabar este LP en entornos poco convencionales. Entre agosto de 1974 y abril de 1975, las sesiones tuvieron lugar en estudios de Los Ángeles (Record Plant, Paramount) y también en Caribou Ranch, un estudio aislado en las Montañas Rocosas de Colorado.
La altitud de casi 2.800 metros en Caribou impuso retos. Chester Thompson necesitaba inhalar oxígeno tras cada toma debido a su condición de hombre criado a nivel del mar. El propio Zappa comentaría sobre lo “mágico” del lugar, aunque reconoció que a esa altura el poco oxigeno afectaba el sonido de los instrumentos y la acústica de formas impredecibles.
Tras domar las dificultades técnicas, la banda regresó a Los Ángeles a principios del 75 para añadir overdubs y pulir detalles. El esfuerzo rindió frutos, ya que el resultado final fue un ecléctico trabajo de nueve piezas en el que confluyen todos los “estilos” del universo zappiano; desde guiños de clasicismo vanguardista y jazz, hasta blues rock, pasajes de fusión inclasificable y locuras vocales a raudales.
Es un LP tan rico en ideas que verdaderamente estimula la sinapsis del oyente con su arquitectura musical compleja y a la vez fluida. Incluso los detractores habituales de Zappa se han rendido ante esta obra, reconociendo que aquí la música apabulla cualquier escepticismo por su humor desubicado o boomer.
Bautizado como «One Size Fits All«, y como no podía ser de otra forma, contenía una mordaz crítica bajo sus toneladas de ideas musicales. Puede interpretarse como la respuesta a la moda de lo “cósmico” en el rock de la época. La portada misma –con un sofá volador surcando constelaciones irreverentes– es un guiño satírico a los viajes espaciales conceptuales de algunas bandas progresivas, parodiando esa espiritualidad grandilocuente con un toque de humor subversivo.
No por nada la apertura habla de ovnis aterrizando en los Andes con tono burlón, rumoreandose que el disco numero uno de las burlas era el vasto «Tales from Topographic Oceans» de Yes, salido tan solo dos años antes.
Por otro lado, la frase en inglés de One Size Fits All es común en marketing para referirse a productos (ropa, accesorios, etc.) supuestamente diseñados para adaptarse a todos los cuerpos o necesidades sin distinción. Zappa toma esta idea y la parodia, porque su música es precisamente lo opuesto; compleja, personalizada, inadaptable, intransigente.
La naturaleza autoreferencial del álbum es notable, logrando sintetizar un número increíble de ideas presentes en discos previos como «Over-Nite Sensation» (1973) y «Apostrophe (’)» (1974) – entre letras graciosas y composiciones complejas – funcionando casi como un compendio del genio de Zappa hasta ese momento
Irónicamente, tras desplegar todo su arsenal en este disco lanzado un 25 de junio de 1975, sería de las últimas veces que Zappa emplearía el nombre de The Mothers of Invention en un lanzamiento. Después de la gira de ese año, la mayoría de los miembros siguieron su propio camino y Zappa continuó su carrera simplemente bajo su nombre, dejando a «One Size Fits All» como la brillante despedida de esta legendaria denominación.
Un solo tamaño para todos
La travesía inicia por todo lo alto con “Inca Roads”, una de las obras cumbres del Zappa de todas las épocas y de un paño tan grande de cortar que será inevitable dedicarle unos cuantos párrafos generosos. Esta pieza es un cruce audaz de jazz fusion y rock progresivo, estructurado como una suite de múltiples secciones que se suceden intempestivamente.
Desde sus primeros beats, “Inca Roads” deja claro que no estamos ante música convencional. La métrica fluye entre los 7/8, 5/16 y 11/16 como quien bebe un vaso de agua, creando una sensación de sorpresa permanente. Sobre este entramado rítmico complejo, George Duke aporta una convincente voz soul de fraseo suave. Increíblemente, Duke no se veía a sí mismo como cantante y Zappa tuvo que convencerlo (obligarlo) de asumir la parte vocal en esta canción.
La letra es un delirio pseudocientífico acerca de OVNIs aterrizando en la antigua civilización Inca, y como ya te dijimos, una sátira clara a las temáticas “espaciales” del prog clásico. Zappa aborda el tema con saña, donde la narración menciona vehículos interplanetarios y hasta un sapo bailarín, estableciendo desde el inicio el tono entre lo cómico y lo sofisticado que impregna todo el trabajo.
Si nos preguntan a nosotros, Ruth Underwood se erige como la protagonista absoluta. Siendo una música docta de conservatorio, sus percusiones de concierto –xilófono, marimba, vibráfono– entretejen la estructura de la pieza, doblando líneas melódicas junto a la guitarra y el teclado con precisión milimétrica. En medio de tanta belleza estructurada, Zappa no puede resistir su impulso iconoclasta: aproximadamente al minuto de iniciada la canción, inserta un corte súbito que interrumpe la fluidez melódica. Es un fragmento breve y extraño, cuya única función es romper el momento, descolocando al oyente en base a disonancias, declamaciones y conversaciones absurdas.
George Duke llegó a decirle a Zappa que esa sección era demasiado hermosa como para arruinarla de esa forma, pero Frank insistió con un «tiene que ser arruinada”.
Tenés que cerrar el estadio, los genios hacen eso.
Otro aspecto impresionante de “Inca Roads” es su sección instrumental central, donde Zappa entrega uno de sus solos de guitarra más célebres, destilando feeling y virtuosismo técnico a partes iguales, recorriendo escalas modales sobre el complejo groove. Lo curioso es cómo fue logrado, ya que en lugar de grabarlo enteramente en estudio, Zappa aprovechó una toma en vivo. Extrajo un solo que había tocado durante un show en Helsinki en 1974 (si, el de «You Can’t Do That on Stage Anymore Vol. 2«) y lo incorporó en la versión de estudio de la composicion, empalmándolo con tal maestría que el oyente difícilmente notaría la edición si no estuviera advertido.
Esta técnica de “cortar y pegar” llamada xenocronía combina la espontaneidad de los shows en vivo con la perfección de estudio. De hecho, gran parte de la base rítmica de la canción también proviene de una presentación en vivo (filmada en la KCET-TV de Los Ángeles), sobre la cual se añadieron overdubs en el estudio.
El resultado final superó incluso a las tomas originales por separado, consolidando a “Inca Roads” como una de las piezas de música popular mas logradas de todos los tiempos.
Tras esta verdadera aplanadora del inicio, el LP transita por piezas de menor duración pero igualmente sustanciosas, en las cuales Zappa despliega todo su espectro estilístico. “Can’t Afford No Shoes” es un rock de aroma rhythm & blues que esconde un comentario sardónico sobre las penurias económicas en tiempos de recesión. En apenas dos minutos y medio, la banda entrega riffs pegadizos y coros divertidos, mientras la letra lanza dardos hacia la clase política por las dificultades que enfrenta el ciudadano de a pie que no puede ni comprarse zapatos.
Le sigue “Po-Jama People”, un rock bien funky cargado de groove y sarcasmo. Aquí Zappa se mofa de aquellos personajes aburridos y conformistas que “viven en pijama” sin preocuparse por el mundo exterior, en medio de un poderoso riff de bajo y guitarra, coronado por un solo endiablado de Zappa que transpira hard rock bluesero.
“Florentine Pogen” retorna a terrenos más complejos y teatrales. Se abre con un beat intrincado y una melodía retorcida, y pronto se convierte en el espectáculo personal de Napoleon Murphy Brock: el vocalista y saxofonista asume aquí un rol histriónico, cantando con inflexiones dramáticas, casi paródicas.
Sus antecedentes en el teatro musical (Brock tenía formación escénica) se hacen evidentes mientras modula la voz, ríe, susurra y grita en diferentes momentos de la canción. La estructura es impredecible, alternando patrones y tonalidades, pero Zappa hilvana todo con una lógica interna férrea – casi matemática – que hace que cada sección, por disparatada que parezca, encaje con la siguiente de forma natural.
Asi, el resultado es una pieza tan desafiante como divertida, que deja al oyente descubriendo nuevos detalles en cada escucha; desde líneas de bajo ocultas hasta travesuras musicales de la marimba de Underwood en dialogo con el sintetizador de Duke en segundo plano.
En medio del LP aparece un extraño y encantador micro relato musical: “Evelyn, A Modified Dog”. Esta pieza dura apenas un minuto y sirve como interludio cómico. Zappa recita un pequeño poema sobre Evelyn, una perra “modificada” que presume de un vocabulario sorprendentemente amplio para un cánido… solo para concluir con un Arf. Puro chiste. La música es mínima aquí – unos toques de piano acompañando la voz – lo justo para ambientar la humorada.
Encaminándonos al final, “San Ber’dino” aporta una buena dosis de rock & roll con raíces en el blues. Aquí Zappa invita a sus aliados musicales externos: su viejo amigo y colaborador Captain Beefheart (Don Van Vliet) aparece tocando la armónica bajo el seudónimo “Bloodshot Rollin’ Red”, añadiendo su sabor rústico de costumbre, mientras que el legendario guitarrista y vocalista de R&B Johnny “Guitar” Watson aporta su voz soul en coros.
La letra, fiel al tono subversivo general, referencia los diez días que Zappa pasó en la cárcel de San Bernardino a principios de los 60‘ – tras ser víctima de una trampa policial por grabar un supuesto “audio obsceno” – pero convierte esa anécdota oscura en una especie de caricatura humorística.
“Andy” nos sumerge de nuevo en terrenos de jazz rock. Empieza con un riff sincopado de bajo y teclado que establece un groove funky, sobre el cual la banda construye una atmósfera por momentos densa y por momentos ligera. Zappa cede otra vez el micrófono a Johnny “Guitar” Watson, compartiendo las voces principales.
La composición es laberíntica: cambios de tonalidad, breaks repentinos, buenos fills de Chester Thompson y un estribillo casi escondido hacen de la canción un rompecabezas musical que fluye con naturalidad. La letra mantiene la vena humorística críptica de Zappa. Algunos fans especulan que hace referencia al actor de westerns de serie B Andy Devine, aunque de forma bastante oblicua.
El cierre del álbum llega con la pareja conceptual de piezas tituladas “Sofa”, distribuidas en dos partes. “Sofa No. 1” (ubicada a mitad del disco), la cual es una breve pieza instrumental, mientras que “Sofa No. 2” retoma el mismo tema musical añadiendo voces y letra.
Las “Sofas” representan el costado más eclecticamente romántico de Zappa: son composiciones hermosas y ligeramente paródicas a la vez, como una suerte de minisinfonías de progjazz: tienen introducción, desarrollo temático, una suerte de clímax y resolución, todo en apenas dos o tres minutos.
En “Sofa No. 1” brillan los teclados de Duke y el vibráfono de Underwood, que se entrelazan dibujando arpegios delicados sobre una base de acordes majestuosos de guitarra rítmica.
Cuando llega el cierre del disco con “Sofa No. 2”, esa misma melodía se enriquece con la incorporación de coros. Zappa, con su conocido gusto por lo absurdo, alterna frases en inglés y alemán dotando a la pieza de un ambiente pseudolitúrgico a la par que disparatado. Se escuchan proclamaciones como “Ich bin der Himmel” (“Yo soy el cielo”) o “Ich bin der Dreck unter deinen Walzen” (“Yo soy la mugre bajo tus ruedas”), y finalmente la frase clave “Ich bin das Sofa” (“Yo soy el sofá”), entonadas todas con una solemnidad casi religiosa.
Siendo sinceros, es imposible no rascarse la cabeza al estilo WTF ante tales payasadas, pero a la vez la música es tan poderosa que uno se rinde ante su encanto. En ese sentido, “Sofa No. 2” sirve de apoteosis final, sonando épica, atemporal y emotiva.
Obra maestra para gustos curtidos
A cinco décadas al tiempo de escribir estas lineas, «One Size Fits All» es un trabajo clásico, colosal e impecable, que logra algo inusual: equilibrar la experimentación vanguardista con melodías sorprendentemente asequibles y memorables.
Cada pieza ofrece una faceta distinta del genio de Zappa, pero manteniendo una coherencia interna gracias a su visión y alto intelecto.
Posiblemente sea el mejor trabajo de la última encarnación de The Mothers of Invention, y muchos lo recomiendan como puerta de entrada ideal al vasto mundo Zappa. De hecho, tenemos una guia del joven para ingresar al mundo de Frank, que puedes encontrar acá.
Es un disco culto pero divertido, técnico pero liviano, irreverente y bromista pero cuidadosamente construido. ¿Donde más encontramos algo asi?






