Cuando el jazz fusión japonés reinaba al sol naciente

Discos pertenecientes a Critstal_Maiden / Fuente: Reddit

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El jazz fusión japonés, フュージョン, o también apodado mas tarde como j-jazz fusión es ciertamente una de las variantes mas interesantes de la fusión a nivel mundial, por lo que merece un análisis mas profundo del que hicimos en nuestras redes sociales.

Este notable género comienza a forjarse a inicios de la década de los 70′, cuando algunos músicos nipones empezaron a empaparse de las corrientes que llegaban de Occidente. En esos años, un Japón cada vez mas influenciado por la cultura estadounidense observaba con fascinación el auge del jazz rock y del funk, el R&B, e incluso el refinado AOR (adult oriented rock) del West Coast norteamericano.

De esa mezcla de influencias externas y tradiciones locales nacería un nuevo sonido. Esta “fusión” japonesa tomaba prestados elementos del prog rock y de la electrónica, combinándolos con la sensibilidad melódica nipona para crear un lenguaje musical propio. Aunque algunos jazzistas japoneses ya habían experimentado con la electricidad del rock y el funk a inicios de los 70′, sería a mediados de la década cuando este estilo despegara realmente.

El punto de inflexión llegó hacia 1977. Ese año aparece el álbum debut de Prism, banda formada un par de años antes por Akira Wada y Ken Watanabe, considerado uno de los primeros álbumes de rock progresivo con tintes de AOR y jazz fusión japonesa de impacto masivo. Dicho LP homónimo se agotó rápidamente tras su lanzamiento, y la agrupación alcanzó tal popularidad de la isla nipona que incluso teloneó a Eric Clapton en el Budokan poco después, demostrando que el público japonés estaba listo para esta nueva propuesta sonora.

A partir de allí, el jazz fusión made in Japan inició su camino al boom comercial. No tardaron en aparecer otras agrupaciones clave como Casiopea, formados en 1976, lanzando un excelente álbum homónimo en 1979, cada vez mas alejados del progresivo y mas cercanos a la fusión pura; y The Square, fundados en 1978, rebautizados años después como T-Square. Estas bandas se hicieron famosas en Japón entre finales de los 70′ y comienzos de los 80′, liderando la incipiente escena junto a otros conjuntos de jazz japonés.

Todas estas propuestas compartían rasgos estilísticos inconfundibles. Su sonido era virtuoso y técnico, ejecutado con una precisión casi milimétrica en estudio. Otra diferencia con el jazz rock occidental era la alta fidelidad con la que grababan sus trabajos, buscando una enorme claridad y detalle, algo que se convirtió en sello de la época.

Otras caracteristicas de estos nipones jazzeros era su estilo urbano y moderno, mezclando la improvisación y sofisticación de la fusión con los grooves del funk. Por ejemplo, Casiopea con el recien mencionado debut homónimo mostraba maestría con slaps vertiginosos, teclados virtuosos, guitarras limpias con bronces funky y solos totalmente endiablados; una receta que puede parecer algo extraña, pero que funciona excelentemente bien.

Por otro lado, The Square se caracterizaba por un sonido melódico y preciso, que a veces coqueteaba con el pop y el rock progresivo en sus arreglos. Esta primera generación de bandas sentó las bases, abriendo camino a numerosos lanzamientos y nuevos talentos en las décadas venideras.

Los 80′, entre el city pop y el jazz tecnológico

Para los años 80′, el jazz fusión japonés había dejado de ser una curiosidad para melómanos y se integró plenamente en el panorama musical del país. En plena burbuja económica, Japón vivía un optimismo y modernidad que se reflejaron en su música popular; surgiendo el llamado city pop, un estilo de pop urbano pulido y sofisticado, y este encontró un aliado perfecto en el ya apodado j-jazz fusion. Ambos estilos se alimentaron mutuamente, ya que muchas canciones de city pop incorporaban armonías de jazz y arreglos funk o fusion, mientras que los músicos de jazz trabajaban con artistas de pop, dotando a las piezas de un mayor interés musical y técnico.

El resultado fue una banda sonora elegante y cosmopolita para la vida cotidiana japonesa de los 80′. Temas instrumentales que sonaban desafiantes para cualquier músico también podían sonar como fondo en anuncios, programas de TV o tiendas, envolviendo la vida urbana en una atmósfera suave y cool.

Un ejemplo del cruce entre ambos mundos es el guitarrista Masayoshi Takanaka, figura emblemática de la fusión. En 1979 lanzó «Jolly Jive«, que incluía el tema “Blue Lagoon”. Este corte instrumental, con su vibra veraniega y tropical, se convirtió sorpresivamente en un hit cuando fue lanzado como single en 1980, usado en comerciales de televisión, llevando el nombre de Takanaka a los hogares de todo el país.

De forma similar, otros músicos de la escena, muchos de ellos participantes también en discos de city pop, lograron un éxito masivo. La fusión japonesa se volvió la banda sonora de la vida moderna, evocando autopistas costeras, rascacielos iluminados y noches de neón; reflejando la prosperidad y el estilo de vida acomodado de la época, con su sonido sofisticado y optimista. No es casualidad que varios integrantes de bandas de fusión sean considerados hoy figuras clave del city pop y hayan influido en la evolución del mas prefabricado J-Pop contemporáneo.

La Fórmula 1 suena a jazz fusión

Hacia finales de los 80, el jazz fusión japonés encontró en la Fórmula 1 una inesperada vitrina que lo llevaría a nuevas alturas de popularidad. En 1987, la cadena de televisión Fuji TV decidió musicalizar sus transmisiones de la F1 con “Truth” de T-Square, una de las piezas mas vibrantes de dicha agrupación.

Como dicha categoria reina del deporte motor vivía uno de sus picos de popularidad a nivel mundial, y más aún en un país altamente tuerca como es la isla nipona, «Truth» no podía haber tenido mejor vitrina, quedando indisolublemente unida a las carreras para millones de televidentes. Pronto, en Japón, y sin caer en exageraciones, la velocidad comenzó a “sonar” a jazz fusión, pues cada Gran Premio arrancaba con esa pieza ya icónica.

De hecho, Truth se volvió uno de las piezas instrumentales más famosos del país, llegando a personas que no había escuchado previamente nada de jazz, y menos de jazz fusión, elevantando al LP del mismo nombre de 1987 a la categoría de superventas, consolidando a T-Square en la cima de la escena. Años después, en 1991, “Truth” incluso se reeditó como sencillo por su enorme popularidad.

La conexión entre jazz fusión y Fórmula 1 no quedó allí. Mientras la afición japonesa por la F1 estaba en pleno apogeo gracias al dominio de la union del equipo McLaren con el orgullo local Honda y las hazañas del campeón brasileño Ayrton Senna, la demanda por este tipo de música iba al alza.

No es difícil entender por qué este jazz fusión encajaba tan bien con la velocidad. Lo que comenzó mirando a la fusión norteamericana y sus vericuetos desencadenó en una version muy propia de aquello, con tempos rápidos, beats constantes, pero adornados con cambios sutiles de métricas y solos de teclado y guitarra ejecutados con la concentración de un piloto de carreras.

Es por ello que las bandas que estaban en la primera fila de exposición, como las ya mencionadas T-Square y Casiopea aprovecharon el momento y no dudaron en subirse a la ola deportiva. T-Square, por ejemplo, lanzó un famoso compilatorio llamado «F-1 Grand Prix World» (1992) ganando premios Japan Gold Disc en la categoría jazz fusión durante esos años.

Jazz fusión y videojuegos

A mediados de los 90′, una nueva plataforma llevaría el jazz fusión japonés a otra audiencia masiva, con la rápida popularización de las consolas caseras de videojuegos. PlayStation de la local Sony debutó en 1994, y con ella llegaron títulos de conducción hiperrealistas como Gran Turismo (1997).

Para dicho titulo, la empresa detrás de Gran Turismo, Polyphony Digital adoptó como tema principal nada menos que “Moon Over the Castle”, una pieza compuesta por Masahiro Andoh, guitarrista fundador de T-Square. Esta canción, incluida originalmente en un disco solista de Andoh de 1996, fue arreglada para el videojuego y se convirtió en el himno de toda la saga Gran Turismo.

Millones de jugadores, en Japón y el mundo, arrancaban cada carrera virtual al son de aquel poderoso instrumental, reforzando la idea de que conducir debía sonar a ritmo del jazz fusion del sol naciente.

Cabe destacar que la influencia del jazz fusión japonés en los videojuegos va más allá de Gran Turismo. Muchos compositores nipones de música para juegos crecieron en los 80′ admirando a bandas como T-Square y Casiopea, y llevaron esas sensibilidades a sus creaciones. De hecho, los compositores legendarios Koji Kondo (Nintendo) y Nobuo Uematsu (Final Fantasy) han reconocido la influencia directa del jazz fusion en sus melodías, impregnando también la cultura gamer de forma sutil pero profunda.

Si quieres saber más de otras influencias de nuestros géneros favoritos en los videojuegos, tenemos una entrada dedicada acá.

Se establece el nicho

Con el estallido de la burbuja económica y los cambios en lo gustos musicales de las masas, como la explosión del grunge, y luego el J-Pop idol, la fusión instrumental dejó de ocupar el centro del escaparate comercial. Hacia fines de los 90′, estos sonidos eran vistos por algunos como música pasada de moda o “dasai” en lengua nipona, asociada a sonidos de música de ascensor o BGM de supermercado típicamente ochenteros.

El j-jazz fusión recorrería la misma travesía por el desierto de todos los géneros para volverse un estilo de nicho, donde los verdaderos fanáticos siguieron fieles, y muchas de aquellas bandas emblemáticas nunca dejaron de tocar. T-Square, Casiopea, Prism y otros grupos continuaron lanzando álbumes y renovándose con cambios de integrantes a lo largo de los 90′ y 2000′.

Mientras, en paralelo, surgieron nuevas generaciones de músicos inspirados por estos pioneros como Dimension en los 90′ o Dezolve en los 2010′, demostrando que la llama seguía viva.

Lo más interesante es que, con el tiempo, el jazz fusión japonés ha vivido un notable resurgimiento, especialmente fuera de Japón. En la segunda década de los 2000′, gracias a Internet, blogs de música y sitios altamente especializados como el que estás leyendo, junto a la fiebre retro por el city pop; muchos melómanos occidentales descubrieron estos tesoros. Álbumes nipones olvidados en gavetas polvorientas comenzaron a viralizarse en YouTube, acumulando millones de reproducciones y sorprendiendo a los propios japoneses.

Esta tendencia ha motivado reediciones y nuevos shows con importantes afluencias de público. En Japón, sellos como Tower Records han lanzado compilaciones bajo el concepto “Crossover City”, proponiendo al jazz fusión como el “siguiente paso” tras el city pop, recuperando joyas de los archivos de los 70 y 80′, donde muchos discos clásicos se han reeditado en CD y vinilo; lo que ha encontrado un nuevo mercado de coleccionistas.

Incluso artistas veteranos están gozando de un reconocimiento tardío, tales como Masayoshi Takanaka, ídolo del city pop que comenzó en el campo del rock progresivo con Flied Egg. A sus 72 años, declara estar más ocupado que nunca gracias al interés mundial por la fusión japonesa, y en 2023 logró presentarse con éxito en una pequeña gira en Estados Unidos por primera vez en su carrera.

Del mismo modo, Casiopea y T-Square siguen girando y llenando clubes de jazz dentro y fuera de Japón, demostrando que el j-jazz fusión, y tal como sus primos de las fusiones occidentales, tienen un encanto atemporal y capaz de cruzar fronteras.

¡Imaginense que acá hay unos latinos hablando de un estilo de otra cultura totalmente opuesta a la nuestra, que nació a casi 20.000 kilómetros de nuestros hogares! y si a nosotros nos encanta, lo mas probable es que a ti también. Te dejamos algunos discos abajo para que te introduzcas a este hermoso mundo.


ProgJazz es un colectivo unido por la amistad nacido en 2007, y que busca difundir música sobre la base del rock progresivo, el jazz, la música de vanguardia y todos sus géneros asociados.

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