Nuevo Mexico y «Hecho en Casa»: Volviendo al hogar

Los mediados de los años 70′ fueron una época áspera para el rock en México. Tras el Festival de Rock y Ruedas de Avándaro en 1971 y la represión estudiantil, las autoridades prácticamente redujeron a cero los conciertos, ahora relegados a los conocidos como hoyos funky; todo mientras la prensa los ignoraba y las disqueras desconfiaban del rock original en español.

En ese panorama de verdadera clandestinidad, aparecería en 1975 un LP de rock progresivo sinfónico, lo que ya podemos catalogar como un pequeño milagro. «Hecho en Casa«, debut del grupo capitalino Nuevo México, para muchos es el primer álbum real de progresivo mexicano lanzado oficialmente. Si bien mucho del material ya existía desde inicios de 1973, no se grabó antes por falta de espacios para música experimental y por la idea de que era algo demasiado elaborado para el circuito en vivo de entonces.

Nuevo México se formó a partir del power trío «Abraham Lincoln» de 1971, liderado por el guitarrista-cantante Carlos Mata. El grupo adoptó el nuevo nombre en una búsqueda de identidad y sugeridos por la industria musical de aquel entonces. La incorporación del virtuoso flautista Jorge Reyes fue decisiva, ya que su traversa, inusual en el rock mexicano, anticipaba su interés por músicas prehispánicas que exploraría después en proyectos como Chac Mool y su obra solista. Completaban el cuarteto Raúl Noriega (bajo) y Francisco López (batería), una sección rítmica sólida que, junto a la guitarra expresiva de Mata, dio forma a un sonido bastante distintivo.

Tras varios intentos con disqueras, la banda firmó con Orfeón y registró el LP en julio de 1975 en los Estudios Orfeón Videovox, con producción de Porfirio Reyna e ingeniería de Hugo Silva. Aunque los recursos eran limitados, la grabación capturó la alta ambición artística del grupo. Sus miembros eran devotos del sinfónico británico de la época, esto es, Jethro Tull, Genesis, King Crimson o Pink Floyd, los que se asoman en el ADN del álbum; todo aquello sin olvidar una gran sensibilidad mexicana.

En una escena nacional más cercana al blues urbano y la psicodelia cruda, Nuevo México tampoco quiso quedarse tan fuera de lugar, y lejos de ser un trabajo pastoral, tiene momentos realmente enérgicos propios de un cuarteto rockero, con unos solos sudorosos de blues rock absolutamente sacachispas. Esta alquimia maravillosa de Mata, Reyes, Noriega y López en el estudio daba como resultado flautas vigorosas, guitarra rockeras y una sección rítmica contundente, pero ágil.

No podemos dejar de reparar en algo sumamente peculiar para un trabajo de rock sinfónico, que es la ausencia de teclados. Desconocemos la razón artística para aquella decisión, pero aquella falta no se echa demasiado en menos, ya que las atmósferas sinfónicas están adecuadamente logradas con guitarra y flauta, dándole al disco un carácter crudo e inventivo; donde por momentos evoca el diálogo flauta-guitarra de Focus, pero sin órgano Hammond. Por otro lado, aunque no presume estructuras demasiado intrincadas, abundan pasajes ácidos, sinfónicos y experimentales inusuales para la escena musical mexicana de 1975.

Lo que hace interesante a «Hecho en Casa» es que no es un refrito anglosajón, sino que posee un sonido lleno de sensibilidad local en cuanto a melodías, secciones instrumentales con un desarrollo «latino», folk mexicano, y una actitud que no le teme al hard rock cuando hace falta rockear. A esto le podríamos llamar, dialogar con el canon y, a la vez, plantar una identidad nacional.

«Hecho en Casa», salido en algún punto del segundo trimestre de 1975 bajo el código LP-13-2213 de Orfeón, quedó secuenciado en una cara A que alterna una pieza corta con una suite extensa, y una cara B más narrativa y oscura.

Un nuevo prog para México

El LP abre con la apertura concisa y atrapante de «Sueños» o «Dreams» -única con título y letras en inglés, probablemente sugerido por el sello para que saliera como single– con un rockero riffeo y flauta en vuelo melódico. Es un prefacio ideal para los fans del hard rock de la época que, de golpe, se encuentran con un inusitado color instrumental que influiría en futuras agrupaciones mexicanas, como Caifanes.

Pasamos rápidamente al plato fuerte del trabajo. Es que «Sinfonía de Rock No. 1» es probablemente la piedra angular de la obra, siendo una refrescante suite de más de 12 minutos en tres movimientos que, pese a sus medios limitados -y tal como su nombre lo indica-, imagina una pequeña sinfónica con lenguaje rock, y consolida la intención de elevar el género sin perder pasión.

En el «Primer movimiento-Acuarela» tenemos motivos de inspiración docta, atmósfera impresionista, mientras la guitarra y flauta tejen colores armónicos sumamente embriagantes. Ya para
«Segundo movimiento-Remembranzas» se incrementa la intensidad con cambios de tempo, donde el diálogo guitarra-flauta asciende en intensidad, y la sección rítmica aporta dinámicas interesantes.
Cerramos con «Tercer movimiento-Secuencias» en una serie de coros de carácter casi sacros que nos rememoran a los grandes exponentes del prog rock británico, sin perder un ápice de su carácter latino.

«Sinfonía Rock No. 1» es el manifiesto estético del disco, con ambición formal, narrativa instrumental y sentido melódico sin caer en el barroquismo gratuito.

Seguimos este viaje con «Preludio«, un respiro instrumental breve de un hermoso arpegiado de guitarra sobre base de 4/4 con un barroquismo que no desentonaría en ningún disco de prog rock itálico.

Si «Sinfonía Rock» era la carta de presentación del trabajo, entonces «Después de la Muerte» vendría siendo su golpe inesperado. Un viaje caótico que sugiere ceremonia, persecuciones, duelo y rito. El rol de la flauta y las percusiones, en diálogos melódicos, pero también con secciones atonales y psicodélicas, proyecta imaginarios que Reyes exploraría a fondo años después, con misticismo y dramatización “ritual” en un contexto rockero. Es, en perspectiva, una de las primeras vetas de etno prog en un LP mexicano, y es otra maravillosa demostración de la capacidad del grupo de narrar historias solo con instrumentos.

«El Talón de Aquiles» vuelve a los terrenos de los riffs a la Martin Barre, baterías rockeras y flautas en duelo con la guitarra. Dígannos lo que quieran, pero esta pieza no habría desentonado en «This Was», e incluso, es mejor que varias cosas que aparecen en aquel disco.

El cierre luminoso del LP lo da el esperanzador título de «Vamos a Vivir, Vamos a Soñar«, con su impronta lenta folk proggy. Levanta un pequeño crescendo y se desvanece en calma con una melodía logradísima, para cerrar un trabajo sencillamente inolvidable.

Es hora de volver a casa

Cincuenta años después, «Hecho en Casa» suena efectivamente a una casa latina acogedora, a imaginación y a resistencia cultural. Es un relato sonoro de creatividad y ambición artística que desafió la censura y el olvido, a la vez que nos dejaba música perdurable. Un clásico oculto del prog azteca, que después de tantos años, comienza a ser reivindicado por los sitios más especializados en la música de la inmensa minoría.

Y aquello, lo celebramos. Feliz día de la independencia a nuestros amigos mexicanos.


ProgJazz es un colectivo unido por la amistad nacido en 2007, y que busca difundir música sobre la base del rock progresivo, el jazz, la música de vanguardia y todos sus géneros asociados.

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