Fela Kuti y su influencia en el jazz contemporáneo

¿Por qué hacer canciones cortas? Bach y Beethoven no tocaban piezas cortas

Fela Kuti

Fela Anikulapo Kuti no fue simplemente un músico, sino un torrente revolucionario de música africana, y de allí, al mundo. En la Nigeria de las décadas del 70′ y 80′, este multiinstrumentista y activista moldeó un nuevo género, el Afrobeat, fusionando ritmos tradicionales yoruba y highlife con el jazz y el funk occidentales.

Armado con su saxofón, sus arreglos de big band y letras incendiarias contra la corrupción y la injusticia, Fela convirtió la música en un arma política; y no tan solo eso, ya que su vida fue tan narrativa y dramática como sus canciones, mientras desafiaba dictaduras, fundando su propia república comunitaria, soportando persecución y violencia.

Nacido en 1938 en Abeokuta, Nigeria, en el seno de una familia prominente, Fela Kuti creció respirando tanto música como conciencia política. Su madre, Funmilayo Ransome-Kuti, fue una reconocida feminista y activista anticolonial, y su padre un reverendo anglicano y educador. De joven, Fela mostró inclinación por la música sacra y el jazz, por lo que con nueve años ya tocaba piano y cantaba en el coro escolar.

A los 19 viajó a Inglaterra para estudiar en el Trinity College of Music en Londres, supuestamente para formarse en música docta europea, pero seducido por el bebop y el hard bop, terminó empapándose de jazz y tocando la trompeta. En esos años formó sus primeros conjuntos, uno de ellos llamado Koola Lobitos, que combinaba highlife africano (musica basada en bronces) con jazz, preámbulo de lo que vendría.

De regreso a Nigeria en 1963, Fela rearmó Koola Lobitos en Lagos, incorporando al baterista Tony Allen, quien sería crucial en la creación del Afrobeat. Allen, a quien Fela llamaría el mejor baterista de jazz que África ha producido y cofundador del género, aportó polirritmias, además de mayores influencias de highlife, swing y funk.

Durante mediados de los 60′ Fela exploró sonidos, pero el ingrediente que faltaba para encender su chispa artística lo encontró en un viaje a Estados Unidos en 1969. Allí, en Los Ángeles, conoció a Sandra Smith, hoy conocida como Izsadore, activista del Black Panther Party. Ella le introdujo a las ideas del Black Power y los escritos de Malcolm X, Angela Davis y otros líderes negros. De esa inmersión política nació un Fela más combativo, donde comprendió que su música podía ser vehículo de conciencia panafricana y protesta social.

También en EE.UU. descubrió la fuerza del soul y el funk de su nuevo ídolo, James Brown, e incluso tocó en clubes de Los Ángeles con su banda rebautizada como Nigeria ’70, experimentando con largas improvisaciones y letras que comenzaban a abandonar las regulares temáticas amorosas.

El camino a la cima

Al volver a Lagos en 1970, rebosante de nuevas ideas, Fela renombró su grupo como Africa ’70 y fundó un club nocturno propio, el Afrika Shrine. Allí, noche tras noche, fue refinando ese cóctel explosivo de ritmos africanos, bajos hipnóticos, bronces ritualisticos y mucho groove, que pronto bautizó Afrobeat. Sus canciones se hicieron más largas, con estructuras libres donde la introducción de cada instrumento construía un trance rítmico antes de que entraran sus voces y las de sus coristas. Fela defendía sus nuevas piezas de 10 o 20 minutos como nuevas sinfonías del pueblo.

¿Y el idioma?, cantado principalmente en pidgin (inglés nigeriano coloquial), logró que sus mensajes llegaran a toda África occidental, y a todo el mundo angloparlante.

En pocos años grabó decenas de álbumes ahora legendarios, de un total de casi 50 discos en toda su carrera, la mayoría compuestos de dos o pocas piezas mas de gran longitud. Brian Eno, quien descubrió uno de esos LP por casualidad en Londres, dijo que le sonaba a la música del futuro y quedó tan fascinado que usó esos discos para evangelizar a artistas como Talking Heads, lo que cambiaría el rumbo de los norteamericanos comandados por David Byrne, para siempre.

No es casual que el famoso trompetista de avant garde Lester Bowie, miembro del Art Ensemble of Chicago viajara a Lagos y terminara subiendo al escenario con Fela, integrándose a la sección de bronces de Africa ’70 durante varias grabaciones. Tampoco podemos obviar cuando Ginger Baker se integró con sus baquetas como un guante a la banda y a la musica de Kuti; admiración que quedó para la posteridad en su documental «Beware of Mr. Baker» (2012).

David Bowie quedó tan alineado con la visión musical y política de Fela que colaboró en cuatro de sus álbumes. Otro evangelizado sería el propio Paul McCartney, aunque ésta vez solo como espectador; ya que tras ver a Fela y Africa 70 en vivo en el Shrine en 1972, confesó entre lágrimas que era la mejor banda que había visto en su vida.

La big band de Fela en escena, con hasta 20 o 30 músicos entre instrumentistas y cantantes, dejaba boquiabiertos a todos, irradiando una energía verdaderamente ritual. A estas alturas mítica es su presentación en el Festival de Jazz de Berlín en 1978 frente a miles de espectadores, justo antes de la separación de su banda original.

Marcada por grandes discursos como que el 99% de lo que sabemos los extranjeros sobre Africa es mentira, te la dejamos abajo por si lo quieres poner de música de fondo mientras sigues disfrutando de nuestra entrada.

El hombre protesta

No podemos soslayar que la música de Fela no solo hacía bailar, sino que también incomodaba al poder. Mientras abogaba por una África unitaria y la expulsión de la Europa opresora, fundaba una comuna autónoma en Lagos, la Kalakuta Republic, proclamandose “Black President” y convirtiendo sus canciones en armas contra la brutalidad policial, la corrupción y el legado del colonialismo.

Mientras su lengua se volvía mas filosa con el correr de la década y levantaba toda clase de pasiones entre la gente, piezas como «Zombie» (1977) ridiculizaban al ejército nigeriano, provocando la furia del régimen militar de la época. Ese mismo año, un ataque a Kalakuta dejó su casa destruida, al Afrika Shrine en cenizas y a su madre gravemente herida, hecho que inspiraría «Coffin for Head of State» (1981). Lejos de callarlo, la tragedia fortaleció su figura como símbolo de resistencia, incluso con gestos provocadores como su célebre boda colectiva con 27 coristas.

En los años 80, Fela rebautizó a su banda Egypt ’80 e incursionó más en la espiritualidad africana, proclamándose devoto de la tradición Yoruba y del misticismo egipcio antiguo. Siguió grabando álbumes comprometidos como “Beasts of No Nation” (1989), cuyo arte de portada mostraba caricaturas de líderes mundiales como bestias, manteniendo su estatus de voz de los oprimidos.

Sin embargo, la represión continuó, ya que fue encarcelado por el régimen de Buhari bajo cargos falsos de contrabando de divisas, y pasó casi dos años preso hasta que Amnistía Internacional y el cambio de gobierno lograron su liberación.

Hacia principios de los 90′ su salud se debilitó. Fela falleció el 2 de agosto de 1997 con tan solo 58 años, oficialmente a causa de complicaciones del SIDA. Más de un millón de personas acompañaron su cortejo fúnebre en Lagos, despidiendo al hombre cuya voz y ritmo habían sacudido conciencias.

¿Por qué Fela Kuti es tan importante para el jazz contemporáneo?

Para los amantes del jazz y de la música en general, descubrir a Fela Kuti es asomarse a un universo sonoro vibrante donde las fronteras de los géneros se difuminan. Es entender cómo un artista africano tomó influencias de Louis Armstrong, John Coltrane, James Brown, ritmos ancestrales, y con eso creó algo nuevo que hoy regresa para enriquecer al propio jazz y a tantas otras músicas.

Es por ello que el impacto de Fela Kuti se extiende mucho más allá del Afrobeat. Su música resuena en géneros diversos, desde el hip hop donde artistas como Mos Def, Public Enemy o Nas lo han sampleado, hasta el rock y la música electrónica. Pero quizás uno de los ecos más interesantes de su legado se da en el jazz contemporáneo, donde cada vez más músicos incorporan elementos afrobeat en sus composiciones y actitudes artísticas. Esto puede sonar curioso, dado que Fela partió del jazz para crear algo nuevo; sin embargo, la rueda ha girado de vuelta.

En primer lugar, hay que recordar que el Afrobeat de Fela siempre tuvo ADN de jazz. Sus largos pasajes instrumentales, la improvisación de los bronces inspirados en big bands, y la influencia que Tony Allen tomó de bateristas de jazz como Max Roach, eran la base de su sonido.

Hoy, la influencia de Fela en el jazz se aprecia en varias corrientes. Un ejemplo claro es la nueva ola de jazz británico que ha florecido en Londres en los últimos años. Artistas jóvenes como Shabaka Hutchings, la saxofonista Nubya Garcia, la trompetista Sheila Maurice-Grey o el baterista Moses Boyd han creado un sonido jazzístico cosmopolita y muy alejado del canon estadounidense, incorporando ritmos caribeños y africanos

En Estados Unidos, si bien el jazz mainstream no incorporó Afrobeat de inmediato, algunos íconos sí reconocen a Fela como faro. El legendario Miles Davis alabó la capacidad de Fela de crear largas improvisaciones con un hilo conductor definido. Bandas como Chicago Afrobeat Project o Antibalas en Nueva York surgieron directamente inspiradas por Fela, conformadas por músicos de jazz y funk rendidos ante la música del africano.

Asimismo, las ideas de Kuti sobre la improvisación colectiva y el groove cuasi infinito se pueden rastrear en proyectos de jazz experimental y fusiones modernas. Es común ver hoy big bands o conjuntos de jazz incluir en su repertorio alguna pieza del africano, reconociendo la sofisticación armónica y rítmica que sus composiciones encierran.

¿Y por donde comienzo?

Live! (1971): El mas obvio para introducirse a la música del nigeriano. Registrado en Londres con Ginger Baker, este álbum captura a Fela Kuti y Africa 70 en plena efervescencia. Piezas como la apertura de «Let’s Start» muestran la fusión cruda de jazz y funk africano, con dos baterías sonando a la vez (Tony Allen y Baker) en un diálogo rítmico electrizante.

Shakara (1972): Un disco doble sencillo que incluye dos piezas largas: “Lady” y “Shakara”. Representa el sonido Afrobeat en pleno despegue, con riffs y bronces sobre la polirritmia elegante de Tony Allen.

Expensive Sh3t (1975): Uno de los LP más famosos de Fela, que incluye el himno “Water No Get Enemy”.

La pieza titular homónima tiene una historia digna de ser contada. La policía intentó incriminar a Fela colocando marihuana en sus pertenencias; él se la comió para destruir la evidencia, y cuando lo arrestaron esperaron su excremento para buscar la droga. Musicalmente, el disco es Afrobeat puro en su apogeo, y la ya mencionada “Water No Get Enemy” en particular se ha vuelto un estándar del jazz por su mensaje sobre la unidad y la fuerza natural del pueblo, como el agua que es indispensable y no tiene enemigos.

Zombie (1977): Probablemente el álbum más influyente de Fela Kuti. “Zombie” se convirtió en un fenómeno cultural por su crítica mordaz al ejército, con un coro pegajoso que compara a los soldados con zombis que solo saben marchar y obedecer.

Coffin for Head of State / Unknown Soldier (1980): Estas piezas son la respuesta artística de Fela a la tragedia de la muerte de su madre tras el ataque militar. En “Coffin for Head of State” Fela narra cómo llevó un ataúd simbólico a la residencia del jefe de Estado, acusando al gobierno de las muertes injustas.

“Unknown Soldier” refiere irónicamente al veredicto oficial de que “soldados desconocidos” fueron responsables del asalto a Kalakuta (negando la responsabilidad del ejército). Musicalmente, estas piezas muestran a un Fela herido pero desafiante, con pasajes más sombríos, cantos elegíacos y solos de saxofón que expresan dolor y rabia contenida. Son composiciones largas donde se entrelaza el lamento y la protesta, consideradas entre las obras maestras emotivas de su catálogo.

Beasts of No Nation (1989): Representando la etapa tardía de Fela, este álbum mantiene su filo político. La pieza homónima de casi 30 minutos, critica a líderes internacionales de la época como Ronald Reagan, Margaret Thatcher, y el apartheid sudafricano; a quienes Fela tilda de “animales sin nación” por su falta de humanidad.

A pesar de los años, Fela seguía innovando, introduciendo sintetizadores y manteniendo la sección rítmica tan contundente como siempre. La voz de Fela suena más áspera, pero su convicción intacta.

ProgJazz es un colectivo unido por la amistad nacido en 2007, y que busca difundir música sobre la base del rock progresivo, el jazz, la música de vanguardia y todos sus géneros asociados.

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