The Zealot Gene: Jethro Tull en un maduro equilibrio

Tras casi dos décadas sin nuevos trabajos de estudio (desde su Christmas Album de 2003) de esta icónica banda de rock progresivo, por fin ha llegado el día. El 28 de enero de 2022 Jethro Tull edita The Zealot Gene. Un día que parecía lejano, más aún cuando, hace menos de dos años, las noticias sobre el estado de salud de Ian Anderson a causa de su EPOC (enfermedad pulmonar) dejaban su carrera como cantante en la incertidumbre.
Ciertamente, en el álbum podemos apreciar a un Anderson vocalmente mermado. En muy pocas ocasiones abandona rangos medios en su voz, que tampoco imposta en demasía. Sin embargo, esto se ve compensado por algunos sutiles efectos y, sobre todo, por el trabajo instrumental del grupo. En este sentido, se incluyen los jugueteos del propio músico en la flauta, que pulula a lo largo de gran parte de las 12 canciones que componen el disco.
No haremos una reseña canción por canción aquí, pero sí nos parece necesario destacar algunos pasajes del disco. Por ejemplo, Mrs Tibbets que funciona muy bien como pieza de apertura, incorporando un dinámico enganche rítmico adornado de persistentes flautas y un muy logrado solo de guitarra de estilo rockero. El misterio de Mine Is the Mountain nos trae guiños al sonido clásico del grupo, incluyendo algunas líneas de frullato en la flauta, marca registrada de Anderson.
Una pista más que destacada recae en Shoshana Sleeping, cuyas líneas de flauta resultan muy en la línea del sonido de discos como Benefit. Asimismo, Sad City Sisters nos recuerda fácilmente a sus mejores pasajes de Minstrel in the Gallery. El sonido se vuelve más dulce en canciones como Three Loves, Three, mientras que logra un equilibrio perfecto entre suavidad y rock en The Fisherman of Ephesus, que cierra el disco.
Con todo, The Zealot Gene sabe representar una diversa paleta musical, pero sin perder la esencia de Jethro Tull. A ello se suma su clásica inteligencia en las letras, que abordan temas actuales vinculados al poder, la religión, la política y las emociones y relaciones humanas. Un álbum que, sin ser un clásico, muestra que Jethro Tull tiene, aún, mucho que decir.