Miles Davis: «Si nadie me oyera, seguiría siendo un músico»
En esta entrevista emitida por el famoso programa norteamericano de TV 60 Minutes (CBS) en 1989, Miles Davis —ya con 63 años y a solo dos años de su fallecimiento en 1991— conversa con franqueza sobre su incesante necesidad de reinventarse, la raíz de su sonido y la relación, a veces tensa, que mantiene con el público y los críticos.
A medio camino entre la provocación y la introspección, el legendario trompetista repasa su trayectoria, defiende sus incursiones en el funk, el rock y el hip hop, y reafirma su única lealtad: la música misma.
A estas alturas, el jazzista se había convertido en una suerte de rockstar. La transcripción, traducción y depuración, corren por parte de ProgJazz
La entrevista con Miles Davis
P: ¿Seguirías siendo músico si nadie te oyera?
MD: Claro.
P: ¿Por qué?
MD: Porque amo la música; la llevo en mi cabeza y no puedo sacarla.
P: La oyes para ti, ¿verdad?
MD: La oigo ahora mismo.
P: Los músicos negros, ¿son genéticamente mejores que los músicos blancos?
MD: No… no es que los blancos sean malos. Tocan distinto: suelen quedarse un poco detrás del beat. No tengo idea el porqué.
P: ¿Los músicos negros sienten más el dolor?
MD: ¿Qué quieres decir con “sienten más el dolor”? No es solo el cliché de la esclavitud. Una vez se lo expliqué a una profesora en Juilliard. Dicen que el blues salió de los negros siendo azotados de noche mientras trabajaban, y de allí su música es dolorosa. Mi padre era rico, mi madre era guapa, y yo puedo tocar el blues. Nunca he sufrido.
P: Muchos de tus solos parecen conversaciones. Dices que nunca sufriste, pero tocas blues y suena doloroso.
MD: Nunca he sufrido, solo lo hago sonar así.
P: Tocaste con John Coltrane, uno de los grandes. Muchos críticos dicen que aquel fue tu mejor momento… ¿Tú qué dices?
MD: No miro atrás. Siempre busco lo nuevo.
P: Tocaste con sordina, sin sordina, con grupos pequeños, con big bands eléctricas; jazz, rock, funk… ¿Por qué tantos cambios?
MD: Si toco lo mismo de ayer, me aburro. El público también.
P: A los 63 años sigues sobre los escenarios. ¿Qué te mantiene entusiasmado cada noche?
MD: La música, nada más.
P: Hubo una época—finales de los 70’—en que desapareciste varios años. ¿Qué pasó?
MD: Drogas, salud, la espalda… Pero la música volvió a llamarme.
P: Dices que la música actual te inspira, incluso el hip hop. Los puristas protestan: “Eso no es jazz”.
MD: Me importa la música, no la etiqueta. Los puristas pueden quedarse en casa; yo toco para quien escucha.
P: ¿Te importa ser popular?
MD: No. Cuando subo al escenario, toco para mí. Si al público le gusta, bien; si no, también.
P: En tu autobiografía eres muy duro con tu ex esposa, Cicely Tyson. Dijiste que devolvía los regalos y se quedaba con el dinero.
MD: Creía que era una mujer negra sensata; cambió… Ella cambió.
P: Incluso contrató un detective privado para seguirte.
MD: Aún no he llegado tan lejos al releerlo…
P: Miles, tienes un buen apartamento, un terreno frente al mar en Malibú, caballos. ¿Lo has hecho todo, te sientes bien, eres feliz?
MD: Bien, sí. No uso la palabra “feliz”. Lo único que sé con certeza es que puedo vivir con todo lo que hice, de cualquier forma.
P: ¿Cuál es la mejor lección que la vida te ha dado?
MD: No dejes que nadie te diga cómo debes sonar. Sé tú mismo y toca lo que oyes.






