Los tambores cantantes de Jack DeJohnette

Jack DeJohnette me daba un groove profundo sobre el cual me encantaba tocar

Miles Davis, autobiografía

El 26 de octubre de 2025, en ProgJazz fuimos uno de los primeros medios musicales del mundo en contrastar y consultar fuentes internas acerca de un rumor que de buenas a primeras parecía un hoax más de internet. Luego decidimos publicar aquella terrible noticia en nuestras redes sociales, ya que lamentablemente, la información era correcta.

Habíamos perdido de uno de los mayores titanes rítmicos de la historia del jazz. Es que Jack DeJohnette, legendario baterista, pianista y compositor, dejó un legado tan gigantesco tras más de cinco décadas de carrera, que la pérdida es sencillamente irreparable.

Como músico versátil y creativo, DeJohnette logró fusionar tradición y vanguardia, integrando elementos del bop y post bop, el rock, la fusión, la world music y la experimentación en su faceta mas vanguardista, mientras resumía todo aquello en un estilo propio.

Pero hasta los genios tienen un principio. Nacido en Chicago en 1942, Jack creció rodeado de música desde temprana edad. Formado primero como pianista clásico, comenzó a tomar lecciones a los 5 años y estudió ese instrumento durante una década antes de descubrir la batería. En su hogar, gracias a un tío melómano (Roy Wood, pionero de la radio en Chicago), estuvo expuesto a discos de jazz de Duke Ellington, Billie Holiday y otros gigantes, alimentando su fascinación por el género. DeJohnette escuchaba de todo, desde el doo wop al góspel, del rhythm & blues al folk europeo, sin limitarse en barreras de estilos, sentando así las bases de la amplitud estética que caracterizaría su música.

En la adolescencia, un feliz accidente orientó su destino. Un amigo dejó una batería en su casa, y Jack empezó a practicar con ella tocando sobre discos de Max Roach y otros ídolos. Autodidacta en gran medida, pronto demostró un talento innato para la batería, tocando en bandas de instituto y pequeños clubes, llamando la atención de músicos locales.

Hacia mediados de los 60′ se vinculó a la vanguardista AACM de Chicago (Association for the Advancement of Creative Musicians), tocando ocasionalmente con Sun Ra. Una noche mítica, en un club de Chicago, John Coltrane le invitó a subir al escenario cuando su baterista Elvin Jones se retrasó. DeJohnette tocó tres temas con el cuarteto de Coltrane, en una experiencia que describiría mas tarde como física y espiritual, como un verdadero imán de atracción. Este bautismo de fuego presagiaba la grandeza que vendría.

Con apenas 25 años, DeJohnette se mudó a Nueva York con un par de baquetas, su batería y solo 28 dólares en el bolsillo. Allí comenzó tocando con Charles Lloyd Quartet junto al joven Keith Jarrett en piano y Cecil McBee en contrabajo, formando parte del éxito del jazz mas psicodélico de «Forest Flower»

Las giras con Lloyd lo expusieron a públicos del rock psicodélico, compartiendo cartel con Janis Joplin o Jefferson Airplane. Su estilo polirrítmico y “multidireccional”, como él mismo lo describía, comenzaría a convertirlo en un músico muy solicitado a fines de los 60′. En 1968 grabó su primer disco como líder, «The DeJohnette Complex«, donde además de la batería tocó el piano y la melódica mostrando ya su faceta experimental.

Ese mismo año integró brevemente el trío del pianista Bill Evans, dejando su huella en «Live at Montreux 1968.» Aunque su paso por el trío duró solo seis meses, es recordado como uno de los mejores ensambles del pianista, donde el afroamericano puso a prueba por primera vez su sutileza y capacidad de adaptabilidad ante un ambiente totalmente distinto a lo que había tocado anteriormente.

Miles

El gran salto llegó cuando Miles Davis puso sus ojos en él. A finales de los 60′, el genio buscaba refrescar su banda revolucionaria, mientras que el prodigioso Tony Williams había dejado el grupo recientemente. Asi, encontró en Jack no un reemplazo, si no que el complemento perfecto para una nueva etapa.

DeJohnette entró al estudio con Davis para grabar el seminal «Bitches Brew» (1970), dejando estampado para siempre en la historia de la música popular un groove pesado e hipnótico sobre uno de los dos kits de batería que impulsaban esas exploraciones psicodélicas funkies. Jack también quedó verdaderamente tatuado en «Live-Evil» y «On the Corner» (1972), contribuyendo a fusionar el jazz con rock, funk y ritmos africanos en un crisol sonoro innovador, que serviría como plantilla para todo el naciente jazz rock que vendría poco después.

En 1971, DeJohnette dejó la banda de Miles en busca de mayor libertad creativa y ganas de liderar un nuevo proyecto. Ese mismo año se unió de nuevo a Keith Jarrett para grabar «Ruta and Daitya» (1973) iniciando una colaboración con Jarrett y el legendario sello alemán ECM que se extendería por décadas.

Durante los 70′ fundó varios proyectos propios, grupos como Compost, Directions, New Directions y especialmente Special Edition le permitieron plasmar su visión musical. En estas bandas reclutó a músicos de diversa procedencia, convirtiendose en una especie de pequeño Miles; desde el saxofonista David Murray hasta el trompetista Lester Bowie, creando laboratorios sonoros donde el swing tradicional convivía con el free jazz y la world music. Special Edition, en particular, debutó en 1979 con un aclamado homónimo, combinando composiciones originales de Jack con arreglos altamente creativos, dando proyección a jóvenes talentos del saxo como Arthur Blythe y Chico Freeman.

A partir de 1983, DeJohnette emprendió uno de sus compromisos más duraderos, convirtiendose en el amo y señor de las baquetas del Keith Jarrett Standards Trio, junto a Jarrett y el bajista Gary Peacock. Durante más de 25 años, este trío grabó decenas de álbumes en vivo y en estudio, redefiniendo el arte de la improvisación sobre estándares de jazz. Discos como «Standards Live» (1985) mostraban una especie de compenetración telepática entre ellos, con DeJohnette marcando dinámicas, dialogando rítmicamente con el piano y llevando los clásicos a territorios inesperados.

Nunca limitado a un solo contexto, Jack continuó liderando proyectos propios en paralelo. En los 80′ colaboró con músicos como Pat Metheny y Herbie Hancock, y a fines de esa década grabó «Parallel Realities» (1990) junto a ellos y el bajista Dave Holland explorando baladas y grooves de fusión.

Después de algunos años de darse tiempo para descansos mas largos entre proyectos, en 2005 fundó su propio sello discográfico, Golden Beams, enfocado en proyectos alternativos. Con ese sello ganó un Grammy por el trabajo ambient de «Peace Time» (2007).

Incluso en el nuevo milenio, y ya convertido en un septuagenario, DeJohnette siguió innovando sin descanso, creando en 2013 un trío con Ravi Coltrane (saxofón) y Matt Garrison (bajo) para seguir ampliando los límites de la improvisación. Tambien formaría el trío Hudson (2017) con John Scofield, John Medeski y Larry Grenadier para rendir homenaje al rock de los 60′ desde la óptica del jazz.

El baterista

Jack DeJohnette desarrolló a lo largo de su carrera una especie de nueva religión en los tambores, marcado tanto por una inusitada y moderna potencia para su época, asi como también una gran sensibilidad melódica. Su sonido personal en la batería se reconoce por una afinación muy particular de los tambores, usando más toms de lo habitual en el jazz (hasta seis) y afinandolos con precisión a distintos tonos, casi como si dispusiera las notas de una escala.

Esta obsesión por la afinación le permitía “tocar melodías” en la batería, coloreando la música con tonos diferenciados. Otra de sus señas de identidad eran los platillos con ataque, sonido seco y corto sustain, evitando que el brillo excesivo enturbiara la claridad de las grabaciones. Gracias a ello, incluso tocando patrones complejos y polirritmos, cada elemento de su set se distinguía nítidamente, creando una transparencia poco común en contextos rítmicos asi de densos.

DeJohnette también dominaba la independencia al extremo, pudiendo subdividir patrones en distintas figuras con cada extremidad, logrando ese sentido de tiempo elástico que tanto brillaba en sus discos, sonando cuasi orquestal.

No solo de batería vive el hombre

La batería y el piano están muy relacionados, ambos son parte de la familia de percusión. Concibo los platillos como los pedales del piano, que amplifican o prolongan el sonido

Jack DeJohnette

A veces olvidamos que Jack fue en realidad un multiinstrumentista que nunca abandonó el piano, en el que continuó tocando y grabando hasta el fin de sus dias. De hecho, es interesante notar como lograba plasmar su amor por las teclas percutidas en los toms, donde sus improvisaciones a menudo tenían la lógica de un solo de piano, con motivos desarrollados y variaciones temáticas.

Asi, DeJohnette sabía jugar con la intensidad en fracciones de segundo según lo requiriera la voz o el instrumento líder, creando tensiones y reposos. Él mismo atribuía a Betty Carter haberle enseñado a conducir la dinámica con señas, hasta el punto en que ya no necesitaba mirarla, ya que intuía cada cambio. Este control dinámico se convirtió en sello, pasando de un susurro con escobillas a un estallido de energía de aporreos a los parches en un instante, siempre al servicio de la expresión y nunca con un golpe de más.

Como compositor, Jack plasmó sus ideas rítmicas en piezas originales que a menudo exploran métricas inusuales, ostinatos hipnóticos y atmósferas propias de alguien con una sólida formación musical. Piezas como “Silver Hollow” o “Ahmad the Terrible” muestran como podía escribir melodías memorables sobre tiempos extraños. Muchas de sus composiciones rinden homenaje a sus héroes, revelando también su veta más profunda, lírica y contemplativa, algo que comenzó a hacerse mas patente en su evolución con los estudios del Yoga.

Asimismo, la ya mencionada world music ocupaba un lugar central en su paleta sonora. DeJohnette exploró ritmos latinoamericanos (basta escuchar “Tango African” o “Salsa for Luisito«) y colaboró con percusionistas de congas como Don Alias en African Rythms. Jack también profundizó en la música africana colaborando con el maestro gambiano de kora Foday Musa Suso en 2005.

Piezas y discos recomendados de Jack DeJohnette

A continuación, hemos curado para ti una breve pincelada de los mejores trabajos (son mas de 300 discos) para que llenes tu dia de Jack DeJohnette.

Miles Davis – Bitches Brew (1970): Aunque el trabajo es puro Davis, la contribución de DeJohnette es indispensable. Su batería, alternando grooves funky y caos controlado, aporta la columna vertebral de temas como “Pharaoh’s Dance” o “Miles Runs the Voodoo Down”.

Jack DeJohnette – Special Edition (1979): El debut de la Special Edition de DeJohnette es considerado uno de los grandes discos de la era ECM. Aquí Jack actúa como líder y compositor, entregando piezas originales llenas de imaginación. “One for Eric”, corte dedicado a Eric Dolphy, destaca por su carácter hipnótico sobre el cual los saxos de David Murray y Arthur Blythe tejen melodías entrelazadas

Keith Jarrett Trio – Standards Live (1985): Dentro de la extensísima obra del trío Jarrett-Peacock-DeJohnette, este LP grabado en París los captura en uno de sus mejores momentos. En “Stella by Starlight”, por ejemplo, la interacción telepática es sublime.

Jack DeJohnette, Pat Metheny, Herbie Hancock, Dave Holland – Parallel Realities (1990): Este verdadero dream team produjo un álbum innovador en términos acústicos-eléctricos. DeJohnette aquí no solo toca batería sino también piano en algunas secciones, compartiendo liderato con Metheny y Hancock. Versiones como “Indigo Dreamscapes” o la archiconocida «Cantaloupe Island» combinan el estilo de Metheny con atmósferas armónicas de Hancock, todo sostenido por la batería incisiva de Jack y el bajo anclado de Holland.

Lástima que no esté en las plataformas de streaming regulares a la hora de escribir estas líneas, asi que te dejamos la version original de Herbie, que nunca viene mal.

Jack DeJohnette – New Directions (1978): Antes de «Special Edition», Jack lideró este ecléctico ensamble con Lester Bowie (trompeta), John Abercrombie (guitarra) y Eddie Gómez (contrabajo). El álbum «New Directions» (ECM) y su version en vivo «New Directions in Europe» presentan un jazz camerístico, libre y melódico a la vez.

Miles Davis – Live at the Fillmore (1970): Volvemos al genio de la trompeta. Acá tenemos a DeJohnette en sus momentos mas eléctricos y «pesados». Piezas como “Wednesday Miles” demuestran un groove que raya en el trance, con largos desarrollos instrumentales.

Gateway – Gateway (1975): No podemos olvidar la faceta de DeJohnette en formatos mas pequeños junto al guitarrista John Abercrombie y el contrabajista Dave Holland, debutando con un jazz de cámara muy creativo. Jack aquí es una suerte de co-líder y su batería interactúa de tú a tú con la guitarra y el bajo.

Obviamente, esta es solo una seleccion de iniciación. Antes de que nos lanzen tomates, ya argumentamos que quedan muchísimos trabajos notables fuera, tales como «Pictures» (1989), en dúo con el pianista Michel Petrucciani, «Music for the Fifth World «(1992), «Barrelhouse» (2009), donde toca mayormente piano o «Hudson» (2017), con repertorio inspirado en Bob Dylan, Joni Mitchell y Hendrix.

Todos estos discos muestran las múltiples facetas de DeJohnette, el líder carismático y el colaborador codicado, siempre empujando los límites del jazz, sin importar lo que los puristas pensaran.

El GIGANTESCO legado

No es arriesgado afirmar que Jack DeJohnette amplió el vocabulario del jazz. Si observamos bien, en los 60′ contribuyó a romper la barrera entre el jazz de post bop y el emergente rock psicodélico; para en los 70′ abrazar la libertad del free jazz al tiempo que anclaba los primeros experimentos de fusion.

En los 80′ y 90′, con el trio de Jarrett, elevó el estándar de interacción en pequeños formatos; y en los 2000 exploró territorios ambient, electrónicos y de world music, demostrando que el jazz es un organismo vivo en constante evolución, hasta el dia de hoy.

Si, la pérdida es irreparable, pero es interesante observar que el legado trasciende el ámbito estrictamente jazzístico. Su búsqueda de la espiritualidad a través del sonido, al mas puro estilo de John Coltrane, resuena con artistas más allá del género, en la música experimental y las fusiones contemporáneas.

Artistas de electrónica ambiental, de world music e incluso de rock experimental han citado la influencia del afroamericano. Y es que Jack DeJohnette demostró que el rol del baterista podía ser tan expansivo como uno quisiera. Si, era el dueño de los tambores cantantes del jazz, pero también era un creador de mundos sonoros.

Que su alma descance en paz.

ProgJazz es un colectivo unido por la amistad nacido en 2007, y que busca difundir música sobre la base del rock progresivo, el jazz, la música de vanguardia y todos sus géneros asociados.

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