«Quattro Racconti» de Lars Fredrik Frøislie: El nórdico más italiano
En 2023, observamos como todas las influencias de Lars Fredrik Frøislie (White Willow, Wobbler, Tusmørke) eran plasmadas en su debut solista, el bello «Fire Fortellinger«. Este trabajo nos cautivó con momentos melancólicos, poderosos y proggys a granel, unido a buenas composiciones. No por nada fue uno de nuestros discos destacados de 2023.
«Fire» destacaba entre la masa por ser un trabajo absolutamente old school, desde su instrumentalización, hasta en su proceso de grabación. Con esto, se lograba un destilado lo más orgánico posible, sin click track, MIDI, e incluso sin correcciones de software de estudio de grabación. Es por ello que se optaba por la espontaneidad de la primera toma, incluso si se cometían errores.
Este enfoque un tanto crudo le otorgaba al álbum un encanto que aumentaba la belleza de la música, que ya, de por sí, era bastante.
Algo que era difícilmente mejorable, alcanza un nuevo nivel con “Quattro Racconti”, reversión del álbum reinterpretado junto al legendario vocalista Stefano “Lupo” Galifi de los legendarios italianos de Museo Rosenbach. (por cierto, reseñamos «Zarathustra» acá)
La idea surgió tras grabar el sencillo “Un Posto Sotto il Cielo” de 2024, debido a que Lars siempre fue un gran fanático del rock progresivo italiano. Frøislie tenía la voz de Galifi en mente mientras componía y, al conectar a través de un amigo, decidió solicitar los servicios del cantante, el que aceptó con gusto. El tecladista viajó a Sori (Génova) en 2024 para grabar junto a Lupo en el estudio, resultando en algo “increíble” según sus propias palabras.
Y claro, Frøislie mantiene la fórmula analógica y clásica de «Fire Fortellinger», lo que convierte a «Quattro Racconti» en una suerte de unión de la sensibilidad nórdica de Frøislie con la cálida voz y líricas mediterráneas de Galifi, dándole una nueva fuerza expresiva al material. Casi como si trasladáramos un disco de los años 70′, al día de hoy.
Hablando de líricas, «Quattro Racconti» son cuatro cuentos; y allí es donde radica la mayor diferencia con el disco de 2023. En el LP original, Lars narraba cuatro historias inspiradas en la mitología nórdica, la naturaleza escandinava y la memoria ancestral. En 2025, las letras de Galifi no se traducen literalmente, sino que reinterpretan cada cuento con un enfoque más poético y mediterráneo, manteniendo su espíritu épico y simbólico.
Los cuatro cuentos
Il Cavaliere dell’Apocalisse es la hermana de “Rytter av dommedag”. Acá, Lupo nos narra sobre una fuerza antigua que despierta al final de los tiempos, un rey-guerrero mitológico que surge de su tumba como un jinete apocalíptico. Es la visión de un mundo que entra en su ocaso bajo un poder ancestral que vuelve a cabalgar.
Dicha solemnidad se traslada a la música, donde la jam session de apertura despierta a todo galope, para que después Galifi despliegue su color de voz en tonos graves y dramáticos, como si se tratara de un «Zarathustra» moderno. El resultado es una pieza poderosa, con ecos de Banco del Mutuo Soccorso o Il Balletto di Bronzo, pero con la robustez escandinava de la interpretación de Frøislie.
Un Posto Sotto il Cielo equivale a “Et sted under himmelhvelvet”, abordando la misma atmósfera onírica y bucólica que su original. Mientras Galifi nos cuenta de la búsqueda de un lugar ideal bajo la bóveda del cielo, o un rincón del mundo que parece llamar desde la memoria del pasado; destaca el gusto melódico italiano, con un pianoforte suave, flauta y clavecín que aportan color barroco, y sobre todo la poderosa voz de Galifi, que es capaz de transmitir desde fuerza, hasta introspección, de manera notable.
La prima hermana de “Jærtegn” acá se titula «Presagio«. Lupo nos narra una historia trágica de espectros atrapados entre mundos, con jinetes que mueren durante un eclipse y quedan condenados a vagar para siempre por un bosque oscuro, visibles solo como luces fantasmales.
La pieza refleja de forma efectista este clima de inminencia. Riffs rápidos de piano eléctrico con una poderosa batería nos introducen una tensión inmediata, en una especie de «escena de Canterbury» en esteroides. Galifi canta con urgencia, como si se tratara de un profeta anunciando la mayor de las desgracias. En todo caso, la pieza no se queda en ello, ya que aúna momentos calmos con otros más puramente progresivos, dando un gran golpe de efecto.
El gran cierre corre por parte de la épica suite Cattedrale della Natura («Naturens katedral») con sus casi 17 minutos.
Presenta varias secciones que en la versión original ilustran las montañas noruegas en invierno, desde pasajes gélidos y solitarios hasta crescendos tormentosos invernales. Acá, el giro de tuerca es sobre una declaración de amor a la naturaleza salvaje del norte, describiendo la vida aislada en las montañas, entre nieve, silencio y viento, donde el paisaje se convierte en una catedral natural.
Progresivamente se incorporan frases de mellotron casi gregorianos, y una bellísima flauta traversa de Ketil Einarsen. Galifi canta aquí con una poderosa voz épica, mezclando su habitual registro rasposo con momentos de tenor melódico, en un viaje lleno de dinámica e influencias de los grandes nombre del género, como Yes, o Genesis, pero pasados por el cedazo de influencias de Lars. Una composición exquisitamente lograda.
Un clásico de ayer y hoy
«Quattro Racconti» se nos antoja hasta esencial para cualquier fanático del rock progresivo italiano de los 70′. Tiene todo lo que enamora de aquellos legendarios trabajos; y cada pieza, ya conocida por nosotros en versión noruega, obtiene una nueva vida gracias a la voz de Galifi, poesía y belleza fonética del idioma italiano mediante, convirtiéndolo en prácticamente un nuevo disco.
Intenso en sus pasajes instrumentales, cuidadoso en sus detalles leñosos y vintage, pero también profundamente emotivo en cada canto italiano; los cuatro cuentos para los seguidores más versados del prog significan un encuentro de culturas musicales, poniendo una nota alta en la reciente discografía solista de uno de los músicos más infravalorados del género hoy por hoy.
A nosotros nos encanta, y nos encantaría que les encantara a otros también.
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