«Blops» (1970) y el cultivo de un jardín secreto

El 26 de agosto de 1970 se lanza la primera edición del álbum debut de Blops, legendaria banda oriunda de Santiago de Chile. Su estatus de leyenda se debe en parte a la dificultad de conseguir sus álbumes en formato físico, su abrupto y desafortunado final gracias a la dictadura, la innegable influencia que ha ejercido durante décadas junto a Congreso y Los Jaivas, y la enorme cantidad de mitos y exageraciones que rodean su historia.
Más conocida es la segunda edición del disco, con la clásica portada en blanco y negro que pasó a la historia, lanzada en octubre del mismo año. Este disco incluye uno de los himnos más recordados del cancionero nacional: Los Momentos. De hecho, este álbum homónimo es también llamado popularmente con ese nombre, o simplemente “Blops 1”.
Pero, ¿qué sabemos1 realmente de aquel álbum que ayudó a cambiar el sonido de la música cuando la UP aún estaba en pañales? ¿Qué tanta verdad existe alrededor de este benévolo Alicanto2? Vamos con calma…

Una (no tan) breve pincelada histórica
Blops nace en 1964 en Santiago de Chile mientras un joven Julio Villalobos competía con los hermanos Pedro y Alejandro Greene por ver quién improvisaba más fuerte dentro del barrio. Para la época, era raro escuchar una guitarra eléctrica. Dos ya era un lujo. De todas maneras, sin siquiera verse, se las arreglaban para hacer bullicio en una ciudad que aún no estaba lista para The Beatles y The Rolling Stones. No pasó mucho tiempo para que los adolescentes se juntaran derechamente a improvisar juntos, hacer covers de las ya mencionadas bandas y empezar a presentarse donde pudieran. Su debut fue en una fiesta de quince bajo el nombre de The Plops (Como «The Beatles» y el recordado «¡Plop!» de Condorito), y es la cumpleañera quien sugiere el nombre «Blops«.
«Nos gustó porque no sonaba a nada; era nuestro, no tenía significado, era solo un sonido», recuerda Julio Villalobos.
Eventualmente, y tras la salida de Alejandro Greene, entrarían Felipe, Andrés y Juan Pablo Orrego, amigos íntimos de Julio y, de pura chiripa, primos de los hermanos Greene. Para 1967 y 1968, esta formación marcaría el verano en cuanta ramada y festival hubiera, compartiendo escenario con The Apparition, y con la dinámica de covers anglo mezclando improvisaciones de rock&roll y vanguardia de media hora, donde el emergente público hippie solía responder de manera animada, muy de los 60.
En el verano de 1969, Felipe Orrego no seguiría a la banda y Eduardo Gatti (ex Apparition) cubriría el puesto. Gatti traería una escuela tipo Clapton y le daría un giro más «profesional» al grupo: canciones propias, letras en español, y muchos, muchos pitos. Andrés Orrego, quien hacía las voces, seguiría a su hermano Felipe y la banda se consolidaría así: Greene (batería), Orrego (bajo), Gatti (guitarra), Villalobos (guitarra). Sin embargo, ese mismo año, después de un decisivo viaje a Isla Negra, Blops se acabó.
Juan Contreras, compañero de Juan Pablo Orrego en la universidad, sería el incentivo principal para que Blops se formara nuevamente. Cual productor con 60 años de carrera, hizo de todo para conseguir una flauta traversa Artley, un órgano Rheem y un bajo eléctrico para volver a hacer música. En palabras de Contreras:
Juan Pablo [Orrego] se puso en contacto con Eduardo [Gatti] y Julio [Villalobos] para juntarnos a hacer música, tocamos algunas veces con Pedro [Greene].
Debido al interés por la historia de Blops, me doy cuenta hoy en día y nunca me imaginé entonces que mi más grande error fue aceptar llamar Blops a la nueva banda que formamos Juan Pablo y yo, porque creó la impresión de que esta banda era una continuación de lo que había sucedido en los veranos en Isla Negra.
Juan Pablo Orrego agrega:
«De todas las cosas que se han dicho sobre los Blops, la del nombre es una de las que se han hecho más leyenda: que es un sonido de una gota de agua en una caverna cayendo en un lago subterráneo y no sé qué.
Después teníamos una onda, nunca «Los Blops»; era Blops. Muy importante: Blops. Era feo «Los Blops». Siempre nos preguntaban ¿“Los Blops?».
Ese mismo año comenzarían a escribir canciones, dejando de lado el primigenio rock estrambótico que los daría a conocer en los sesenta, para permitirse jugar más con las «formas, texturas y colores». Ya conocían el jazz, y de pronto todo se dió para armar una experiencia musical conjunta. Ser parte de un movimiento de personas que quisieran conocer, explorar y experimentar «una filosofía de vida basada en la música, en la entrega, la comunicación y la apertura de las relaciones sin rivalidades, con mucho respeto y cariño.»

Escribiendo una tradición
1970: Primer festival musical de música de Vanguardia. 23, 24 y 25 de enero, Quinta Vergara de Viña del Mar.
Es cierto que los más recordados de aquel festival son Los Jaivas (High-Bass), sobre todo por su conocido registro lanzado en 2003 en el compilado La Vorágine, pero otros participantes tuvieron su minuto de fama, en parte porque su música era una respuesta al vacío que quedaba en medio de la Nueva Canción Chilena y la Nueva Ola. Aguaturbia, Escombros, Inside, Blops, son algunas de las bandas que participaron en un evento que marcaría a la juventud chilena de la época, dando mucho de qué hablar a los adultos que no comprendían a los pelucones y los vestidos cortos.
Como sea, Eduardo Gatti y Pedro Greene, de manera independiente, se verían seducidos por Europa. A la postre, Gatti volvería, y el puesto de Pedro en batería sería cubierto por Sergio Bezard, también ex Apparition. Sergio, sin ser una máquina imparable como Greene, le daría a la banda una estructura alejada de la improvisación pero con un acabado pulido, estructurado, armado a la usanza de Ringo Starr y Ginger Baker.
El debut oficial sería en el Festival de Vanguardia del Teatro Caupolicán, en abril de aquel año. Desde ahí, Ángel Parra les conseguiría unas horas en un estudio de la Odeon para grabar una cinta con 4 canciones: «Niebla», «La Mañana y El Jardín», «Barroquita» y «Vértigo». Los meses siguientes vendrían acompañados de experimentación musical y con LSD, muchas veces con Embrujo/Kissing Spell como banda hermana. No pasaría mucho tiempo para que Blops pudiese grabar formalmente su primer disco de estudio.
En agosto de ese año, Blops entra al estudio de la DICAP, el sello del partido comunista, a realizar un registro profesional de su música. La leyenda sataniza a la DICAP y al PC, tachándolos de culpables de que el disco suene más a folk que a rock. Lo cierto es que basta con conocer un poco la historia grupal para entender que este cambio fue algo que se dió dentro del grupo, nada más.
Lo que sí es cierto, es que las horas proporcionadas eran pocas, y esto impedía revisar las pistas como se suele hacer actualmente. Canciones en directo grabadas de una pieza, a lo más con otra pasada para revisar o hacer algún doblaje. La flauta y las voces con reverberación, la batería grabada con un solo micrófono, arreglos repetitivos, son solo algunos de los percances que hicieron de este álbum algo «artesanal» respecto al sonido en vivo. De todas maneras, dos hitos deben reconocerse: «La Muerte del Rey» sonaba en un conocido noticiero de la época; «Los Momentos» fue un éxito radial por aquel entonces. Respecto a esta experiencia, Blops cuenta lo siguiente:
Juan Pablo Orrego: Fíjense en la leyenda de «Los Momentos»: «chiquillos, faltan tres minutos para completar el disco», y Eduardo dice que tiene algo por ahí; no tenía la letra lista, la completó en el estudio; le pidió a Susana Sarué, la polola de Felipe, que hiciera una segunda voz; yo toqué un metalófono tirado en el suelo, lo grabamos en 2 pasadas; no quedaba tiempo, «apúrense». Lo escuchamos y había una pifia, pero no había más tiempo para arreglarlo y Eduardo dice «¿sabí’ que más?, corta la gueá» y listo.
Eduardo Gatti: Y quedaba un silencio bien profundo, dramático.
Escribí la letra en el estudio, me la sabía de memoria. El técnico propuso tapar una pifia con un fade out y yo estaba aburrido de los fade out, porque todas las canciones de ese tiempo terminaban con un fade out.Julio Villalobos: A Sergio debe haberle contado montones tocar puras canciones suavecitas, con pandero; tocando una maraca todo el disco.
Sergio Bezard: La evolución personal como baterista fue bastante grande. Al principio, los primeros temas para mi eran más que nada un proceso de exploración. Mi enfoque en ese entonces era más colorístico que rítmico. Si volviera a grabar los temas del primer LP probablemente pondría más solidez rítmica.
Los sellos de la época no aceptaron la propuesta de Blops al ser demasiado libre. Es probable que por esto mismo, el primer álbum de Los Jaivas sea una grabación particular.
Los medios de la época destacarían al grupo por su «música humana», haciendo énfasis en su escape al establishment con solamente ver su nombre, su apariencia, sus instrumentos, sus influencias, sus letras, su estilo de vida: filosofía, comunidad, vivir de la música y de sus manos, y mezclar el arte visual entre medio. Blops declararía que «Nos emocionan la pureza, el Sol, la maternidad, todo lo que es realmente bello y la gente pasa por alto. Y queremos expresarlo en nuestra música.»
A fines de ese mismo mes, concretamente el 26 de agosto de 1970 -según consigna Juan Pablo Orrego-, el esperado debut vería la luz. Revista Paula comenta que «Además de la música, estos muchachos tienen una filosofía: «Desearíamos al mundo poblado de gente despierta, buscamos la sinceridad y la sencillez. La música y la convivencia que ella significa es un bello y a veces doloroso intento de camino»». Todas las copias se vendieron rápidamente, y vendrían las esperadas reediciones. Si bien no se ganaba mucho, alcanzaba para vivir en comunidad. Dicap nunca intervino en la música. Los criticaban, sí, pero también añadían que esta música era un aporte al proceso, que podían hacer lo que quisieran. Y era que no, con esta fuerza que la banda cargaba, no se podía esperar otra cosa.
La primera edición del disco debut contó con carátulas pintadas a mano por la comunidad Blops (la banda, pololas, familiares y amigos). Era una inspiración influenciada por el álbum blanco de The Beatles: 500 copias en papel couché blanco pintadas con lo que saliera de la imaginación. Julio Villalobos recuerda incluso que una de ellas era una fotografía de Pedro Greene escondida en medio de puros colores. Además de las mencionadas carátulas pintadas a mano, el disco incluía un sobre para guardar el disco con una fotografía de la banda, una ilustración y la lista de canciones.

Detalle del sobre interior del álbum, frecuentemente confundido con la portada del disco.
La siguiente edición, la más conocida, contó con una portada hecha por Antonio Larrea: una fotografía del grupo en blanco y negro, sentados en distintas alturas, con un macetero. La fotografía fue intervenida para añadir un canastito en colores como guiño al hippismo y las flores para un afiche que nunca se editó.
Para esa fecha, la UP había triunfado en las urnas y comenzaba una época de agitación social, por lo que no era raro que Blops fuera mal visto por tener una esencia más humanista-espiritual que política. Sin embargo, lograron hacer amistad con Ángel Parra y Víctor Jara. Ambos los defendían de las malas críticas, y poco a poco siguieron haciéndose un espacio dentro la escena nacional.

Compendio de portadas hechas a mano de la primera edición, junto a los rostros de cada músico y sus nombres.
Editado como inserto en la reedición 2021 en vinilo.
Ficha técnica:
Blops – Blops (1970)
Dicap – DCP-4 (1era edición)
Lado Rojo
A1 Barroquita (Juan Pablo Orrego)
A2 Los Momentos (Eduardo Gatti)
A3 La Muerte Del Rey (Juan Pablo Orrego)
A4 Niebla (Eduardo Gatti)
A5 Vertigo (Julio Villalobos)
Lado Verde
B1 La Mañana Y El Jardín (Juan Pablo Orrego)
B2 Satiago Oscurece El Pelo En El Agua (Julio Villalobos)
B3 Patita (Juan Pablo Orrego)
B4 Atlántico (Eduardo Gatti)
B5 Maquinaria (Juan Pablo Orrego)
Bajo: Juan Pablo Orrego
Flauta, Organo: Juan Contreras
Guitarra, Piano: Julio Villalobos
Hexatron (guitarra eléctrica): Eduardo Gatti
Batería, Percusiones: Sergio Bezard
Diseño: Paula Sánchez
Ingeniero: Ángel Araos
Fotografía (inserto): Felipe Orrego
Registrado entre abril y agosto de 1970
Publicado el 26 de agosto de 1970
Fabricado y distribuido por Discoteca Del Cantar Popular «Dicap»
Digitalización gracias a Gary Fritz:

Datos adicionales
- El simple Los Momentos/La Mañana y el Jardín fue publicado en octubre de 1970 y tuvo 2 tirajes adicionales en 1971.
- En diciembre de 1970 aparece el segundo single de Blops: Machulenco / El Valle de los Espejos, distribuido por DICAP.
- En 1991, Estudio D publica Blops (1970) por primera vez en cassette.
- BMG reedita, en 2001, la discografía de Blops en CD, incluyendo el simple «Machulenco / El Valle De Los Espejos» como bonus track de los dos primeros álbumes.
- En 2006, Shadoks Records, sello alemán especializado en música psicodélica de los 60 y 70, reedita la discografía en dos boxsets en formato CD y LP. Ambos tienen un sonido inmejorable y la versión en LP tuvo una edición numerada de 450 copias.
- En 2021, BYM Records lanzó una hermosa reedición que incluyó un arte revisado por el diseñador Antonio Larrea, quien trabajó con la banda a inicios de los 70. Este cuenta con el arte del disco pensado originalmente por el mismo Larrea, mas material visual inédito. El sonido fue remasterizado a partir del prensaje original y es superior a la reedición que BMG realizara 20 años antes. Éste fue presentado en sociedad el 3 de noviembre en la sala CEINA del Centro Arte Alameda con la participación de Eduardo Gatti y Juan Pablo Orrego. En dicho evento, fugazmente, estuvo presente Julio Villalobos, fundador del grupo.
1: Toda la información aquí vertida es parte de la exhaustiva y maravillosa investigación de Ilich Rojas Pino y su obra “El Proclive Necesario: la historia de Blops”, aún en preparación, y cuyos detalles los pueden encontrar en su Fan Page oficial de Facebook (https:// www.facebook.com/elproclivenecesario/). Todos los créditos y agradecimientos son para él.
2 Alicanto: ave fantástica de la mitología chilena. Habitante del desierto de Atacama, de dorado plumaje y enorme tamaño, a quien se le atribuye la habilidad de guiar a los humanos errantes de buen corazón a ricos yacimientos o tesoros.