Damo Suzuki ha fallecido y este es nuestro tributo: El verdadero artista
La música es comunicación, y por eso un concierto en vivo siempre será más intenso. Lo más importante es que estés en ese tiempo y lugar exacto. Si tienes un CD en casa, no es tu propia experiencia. En los shows en vivo incluso puedes opinar «Oh, esto es una gran mi3rda», pero eso no importa. Si vas a un concierto, es posible hacer un nuevo amigo, por ejemplo. No es solo la música, hay todo tipo de experiencias que se pueden tener cuando vas a un show, es tu vida.
Damo Suzuki
El mundo de la música se encuentra de luto tras la partida de Damo Suzuki a los 74 años de edad, a causa de un desgraciado cáncer de colón que, a pesar de su mal pronóstico, no la tuvo fácil contra el japonés que batalló con aquello desde 2014 hasta el día de hoy, donde emprende su viaje final hacia el universo.
Damo fue una figura muy particular, y diríamos, un caso único en términos de música popular. Un alma libre que trascendió géneros y fronteras para dejar una huella imborrable en la escena musical de fines del siglo XX. Nacido como Kenji Suzuki en Kobe, Japón, un 16 de enero de 1950, su viaje desde el país del sol naciente, pasando por las calles de Europa, hasta el centro de la vanguardia musical es una historia fascinante de aventura, creatividad y resiliencia.
El joven Kenji pasó su infancia inmersa en la música, gracias al estímulo de su hermana y a su acceso temprano a una variedad de instrumentos musicales. A los 17 años, se aventuró a Europa, donde no solo buscaba una carrera musical prácticamente desde cero, sino también una conexión más profunda con la naturaleza y la vida comunitaria. Contrariamente a la creencia popular, Damo no realizó ningún tipo de espectáculo callejero al momento de su arribo, sino que llegó directamente a una comunidad hippie en las zonas rurales fuera de Estocolmo, Suecia, donde disfrutó un tiempo de la vida en armonía con la naturaleza y los demás residentes.
Pero con el tiempo, decidió acudir al llamado de la música y volvió a emprender su periplo. Su espíritu errante lo llevó por toda Europa, desde Irlanda hasta Alemania, tocando música en las calles y explorando nuevas formas de expresión artística. Fue allí cuando incluso vivió en la comunidad de Amon Düül y conoció a «La Düsseldorfpeople«, como algunos integrantes que luego llegarían a parar a Neu!
Por aquellas épocas se dio un fortuito encuentro durante una actuación callejera de Suzuki en las afueras de un café en Múnich con Holger Czukay y Jaki Liebezeit, miembros de Can, quienes estaban buscando un nuevo vocalista y fueron atraídos instantáneamente a Damo. Siendo estrictamente veraces, lo que atrajo inmediatamente a los alemanes fue su exótico fenotipo japonés, en una época en la que los asiáticos no eran algo común en Europa. Ni siquiera su desplante artístico fue tan gravitante para su fichaje.
De cualquier forma, esto marcó el comienzo de una colaboración que dejaría una profunda impresión en la historia de la música. Su estilo vocal, lleno de improvisación y sin un idioma definido, lo que llamó «el lenguaje de la edad de piedra«, se convirtió en una característica distintiva de la música de Can en verdaderas obras maestras de la vanguardia y la Kosmische Musik como «Tago Mago» (1971), «Ege Bamyasi» (1972) y «Future Days» (1973).
Sin embargo, la partida de Damo de Can en 1973 para casarse con su novia alemana testigo de jehová (religión que él también adoptó por muchos años), marcó el comienzo de una nueva fase en su carrera, una fase caracterizada por la libertad creativa y la exploración musical sin límites. Fundó lo que se conocería como la «Damo Suzuki’s Network«, una vanguardista red global de músicos underground con los que improvisaba en shows en vivo, creando experiencias musicales únicas y efímeras que desafiaban las convenciones y exploraban nuevos territorios sonoros.
Luego de una cirugía en los años 80′ que lo tuvo mucho tiempo fuera de las pistas, y después de que en uno de sus viajes por el desierto del Sahara casi muriera de sed; Damo quería expresar un sentimiento de supervivencia y una nueva forma de ver a la música, por lo que se metió de lleno en la generación de música espontánea con «Damo Suzuki Band«, música que solo podía ser degustada en el momento, y con una regla: No podía ser grabada ni comercializada en formatos físicos como CDs.
Ya entrando en sus 50 y 60 años, cuando cada vez se le hacía más difícil viajar grandes distancias como antaño, pero manteniéndose aún relevante, colaborando con artistas como Black Midi; es en 2014 cuando fue diagnosticado con cáncer de colon con una sobrevida de tan solo un 10%. Damo, quien también había sido diagnosticado y curado por lo mismo a sus 33 años, dio una batalla que enfrentó durante una década completa con valentía y determinación.
Su lucha contra la enfermedad, documentada en el conmovedor documental «Energy» de 2022, fue un testimonio de su espíritu indomable y su profunda conexión con la música y la vida misma.
Buen viaje, maestro
La vida de Damo Suzuki es un testimonio de la búsqueda incesante de la autenticidad, la creatividad y la conexión espiritual en un mundo mercantilista lleno de ruido y distracciones.
Su capacidad para trazar su propio camino alejado de cualquier influencia, sin comprometer su visión artística, es un recordatorio poderoso de la importancia de la autenticidad y la libertad en la búsqueda del significado y la realización personal. Si es que podemos sacar una gran lección de este verdadero gurú espiritual en el que se convirtió Damo, es que nos insta a abrazar nuestra individualidad, a escuchar nuestra voz interior y a vivir cada momento con pasión y sinceridad.
Un artista en el más estricto término de la palabra, como pocos en la historia de la música. Descansa en paz, Damo Suzuki, tu legado vivirá para siempre.