Viola Smith, referente de la batería en un mundo de hombres
Tuve suerte que todos copiaban a Billy Gladstone, luego a Gene Krupa y Buddy Rich. Nadie nunca copió mi disposición de toms en mi kit, probablemente porque no querían que los ligaran a una mujer baterista. Pero aquello, me hizo única.
Viola Smith, DrumTalk, 2018.
A lo largo de la historia de la música popular, la influencia femenina ha proyectado una gran sombra. Una que, por varios y determinados factores, usualmente se ha desdeñado sistemáticamente. Entre los años 1920 y 1930, muchas de ellas lucharon contra todo tipo de adversidad y prejuicio, así como de la invisibilización y la discriminación racial, y en pos de la diversidad de género, Incluso estos factores no fueron impedimento para que ellas mismas le dieran luz propia a su desempeño como connotadas músicas.
Dentro del infinito mundo y, a veces, desconocido rol que cumplen estas grandes mujeres, nos adentramos para destacar a una de las bateristas y pioneras en su género, como es Viola Smith.
Viola Schmitz (luego Smith, al adoptar el apellido de su esposo) nació el 29 de noviembre de 1912, en la localidad de Mount Calvary, Wisconsin, Estados Unidos. Ya desde su más tierna infancia estaba predestinada a ser revolucionaria, y conocida más tarde como «la baterista más rápida del mundo» o como la «Gene Krupa femenina».
A la edad de ocho años, su padre fundó la Schmitz Sister Family Orchestra, donde reunió a sus siete hijas. Ese momento marcaría a fuego su vida para siempre, ya que desde ese entonces jamás se alejó de la música.
Estudió en una importante escuela de música llamada Juilliard. Allí, con el tiempo, se convirtió en la primera figura femenina de percusión. La banda que tenía con sus hermanas finalizó, puesto que cada una tomó diferentes destinos. Entonces, Viola formó una nueva banda exclusivamente femenina, llamada Coquettes, la que tuvo una tímida fama en el año 1930 en Estados Unidos.
Famosa por su extravagante y único kit, que contaba con dos gigantescos toms de piso de 16″ puestos de forma aérea a cada lado, participó en bandas de swing, jazz y en una orquesta integrada solo por mujeres, llamada All Girls Band. Mencionamos que fue una revolucionaria en lo que respecta a la inclusión de la mujer a las bandas formadas mayoritariamente por hombres, ya por allá en los albores del siglo XX.
No queremos ni pensar todas las vallas que debe haber superado Viola para convertirse en una figura conocida y respetada dentro del mundo de los bateristas. Un instrumento que siempre ha sido asociado con la masculinidad, y más aún en las primeras décadas del Siglo XX, donde el machismo era el factor común de las sociedades occidentales (y orientales, pero esa es otra historia).
Tal vez en respuesta a aquello, en 1942 escribió un artículo para la revista Down beat que se traduciría al español como «¡Dale una chance a las chicas músicas!«, o en el inglés original «Give Girl Musicians a Break«. Allí dejaba de manifiesto las pocas oportunidades que brindaba la industria musical en su país al género femenino. Sostenía además que, aprovechando el llamado a los hombres para reclutarse en la Segunda Guerra Mundial por aquel entonces, habría muchas vacantes para mujeres. Te dejamos con un breve extracto:
En la cumbre de su carrera, Viola Smith participó en la orquesta sinfónica de la cadena de televisión NBC, en la orquesta nacional y, además, grabó música para películas, presentándose además con otra legendaria de aquellas: Ella Fitzgerald.
En una entrevista manifestó que fue la primera en desarrollar la técnica moderna de ataque de los toms. Tal como el entrevistador deja patente:
“(…) nadie la igualaba y, aunque con el tiempo se podría pensar que sí, en realidad lo que había era mucho hombre dispuesto a hacerse el experto por ahí…”
Entrevista a Viola Smith, década de 1940 (sin fecha exacta)
Su vida como música activa se desarrolló entre 1920 y 1975, fundamentalmente durante el apogeo del swing, tanto en orquestas como en big bands. Nunca se retiró, ya que incluso hasta la fecha de su muerte, el 21 de octubre de 2020, a los 107 años (en Costa Mesa, Estados Unidos) aún seguía tocando esporádicamente en bandas de jazz. Como dato: Viola Smith marcó el récord de la persona con el más extenso «endorsement» (auspicio) de la marca de platillos Zildjian, así como también uno de los más largos auspicios de las baterías Ludwig, cuando eran conocidas antiguamente como «WFL» (William F. Ludwig).
Tomo este gran caso para ejemplificar el rol de la mujer en la música. Rol que, en general, no ha sido valorado del todo. Aun a la fecha que escribo estas líneas, en pleno siglo XXI, existe esa brecha entre géneros. Incluso habiendo mujeres que ya hace 100 años rompieron esquemas, como la gran Viola Smith, a quien, aun siendo la mujer más veloz en su instrumento, casi no se le ha dado la connotación o valoración que se merece.
Tuve suerte que todos copiaban a Billy Gladstone, luego a Gene Krupa y Buddy Rich. Nadie nunca copió mi disposición de toms en mi kit, probablemente porque no querían que los ligaran a una mujer baterista. Pero aquello, me hizo única.
Viola Smith, DrumTalk, 2018.
A lo largo de la historia de la música popular, la influencia femenina ha proyectado una gran sombra. Una que, por varios y determinados factores, usualmente se ha desdeñado sistemáticamente. Entre los años 1920 y 1930, muchas de ellas lucharon contra todo tipo de adversidad y prejuicio, así como de la invisibilización y la discriminación racial, y en pos de la diversidad de género, Incluso estos factores no fueron impedimento para que ellas mismas le dieran luz propia a su desempeño como connotadas músicas.
Dentro del infinito mundo y, a veces, desconocido rol que cumplen estas grandes mujeres, nos adentramos para destacar a una de las bateristas y pioneras en su género, como es Viola Smith.
Viola Schmitz (luego Smith, al adoptar el apellido de su esposo) nació el 29 de noviembre de 1912, en la localidad de Mount Calvary, Wisconsin, Estados Unidos. Ya desde su más tierna infancia estaba predestinada a ser revolucionaria, y conocida más tarde como «la baterista más rápida del mundo» o como la «Gene Krupa femenina».
A la edad de ocho años, su padre fundó la Schmitz Sister Family Orchestra, donde reunió a sus siete hijas. Ese momento marcaría a fuego su vida para siempre, ya que desde ese entonces jamás se alejó de la música.
Estudió en una importante escuela de música llamada Juilliard. Allí, con el tiempo, se convirtió en la primera figura femenina de percusión. La banda que tenía con sus hermanas finalizó, puesto que cada una tomó diferentes destinos. Entonces, Viola formó una nueva banda exclusivamente femenina, llamada Coquettes, la que tuvo una tímida fama en el año 1930 en Estados Unidos.
Famosa por su extravagante y único kit, que contaba con dos gigantescos toms de piso de 16″ puestos de forma aérea a cada lado, participó en bandas de swing, jazz y en una orquesta integrada solo por mujeres, llamada All Girls Band. Mencionamos que fue una revolucionaria en lo que respecta a la inclusión de la mujer a las bandas formadas mayoritariamente por hombres, ya por allá en los albores del siglo XX.
No queremos ni pensar todas las vallas que debe haber superado Viola para convertirse en una figura conocida y respetada dentro del mundo de los bateristas. Un instrumento que siempre ha sido asociado con la masculinidad, y más aún en las primeras décadas del Siglo XX, donde el machismo era el factor común de las sociedades occidentales (y orientales, pero esa es otra historia).
Tal vez en respuesta a aquello, en 1942 escribió un artículo para la revista Down beat «¡Dale una oportunidad a las chicas músicas!«, o en el inglés original «Give Girl Musicians a Break«. Allí dejaba de manifiesto las pocas oportunidades que brindaba la industria musical en su país al género femenino. Sostenía además que, aprovechando el llamado a los hombres para reclutarse en la Segunda Guerra Mundial por aquel entonces, habría muchas vacantes para mujeres. Te dejamos con un breve extracto:
En la cumbre de su carrera, Viola Smith participó en la orquesta sinfónica de la cadena de televisión NBC, en la orquesta nacional y, además, grabó música para películas, presentándose además con otra legendaria de aquellas: Ella Fitzgerald.
En una entrevista manifestó que fue la primera en desarrollar la técnica moderna de ataque de los toms. Tal como el entrevistador deja patente:
“(…) nadie la igualaba y, aunque con el tiempo se podría pensar que sí, en realidad lo que había era mucho hombre dispuesto a hacerse el experto por ahí…”
Entrevista a Viola Smith, década de 1940 (sin fecha exacta)
Su vida como música activa se desarrolló entre 1920 y 1975, fundamentalmente durante el apogeo del swing, tanto en orquestas como en big bands. Nunca se retiró, ya que incluso hasta la fecha de su muerte, el 21 de octubre de 2020, a los 107 años (en Costa Mesa, Estados Unidos) aún seguía tocando esporádicamente en bandas de jazz. Como dato: Viola Smith marcó el récord de la persona con el más extenso «endorsement» (auspicio) de la marca de platillos Zildjian, así como también uno de los más largos auspicios de las baterías Ludwig, cuando eran conocidas antiguamente como «WFL» (William F. Ludwig).
Tomo este gran caso para ejemplificar el rol de la mujer en la música. Rol que, en general, no ha sido valorado del todo. Aun a la fecha que escribo estas líneas, en pleno siglo XXI, existe esa brecha entre géneros. Incluso habiendo mujeres que ya hace 100 años rompieron esquemas, como la gran Viola Smith, a quien, aun siendo la mujer más veloz en su instrumento, casi no se le ha dado la connotación o valoración que se merece.