A dos décadas de «The Power to Believe», el canto de cisne de acero de Crimson

La culminación de tres años de «Crimsonismo»

Robert Fripp, 2003

Cuando ya han pasado 2 décadas de una obra musical destacada, es un buen momento de retrotraer nuestra vista ya de forma madura para analizar todos los antecedentes y acontecimientos que rodean a un trabajo específico y así poder realizar una síntesis concluyente. En este caso, de una forma que probablemente en ese aquel lejano 2003, habría sido imposible.

Antecedentes

El año 2000 fue un año lleno de desafíos y triunfos para el rey carmesí con Robert Fripp, Adrian Belew, Trey Gunn y Pat Mastelotto, una banda que podríamos denominar como ex – «ProjeKct Four«; ahora ya reagrupados en la figura principal de banda madre y con las «fraKctalizaciones» acabadas hasta ese momento. Con «The ConstruKction of Light» (2000) bajo el brazo, y gracias a toda la experiencia aquilatada de los ProjeKcts, la gira europea de aquella época sin duda fue una de las mejores de toda la carrera de la banda, dejándonos algunas de las improvisaciones más desafiantes y logradas de toda su historia.

Las cosas para 2001 partían con el pie derecho. El llamado ahora «Doble Duo» decidió volver a un sonido más orgánico y focalizado, Pat Mastelotto dejó sus Roland V-Drums en casa (sugerencia inicial de Fripp) y solo se llevó consigo algunos pads de loops electrónicos que cambiarían el sonido de la banda considerablemente para el nuevo año. En la nueva gira por Norteamérica se estrenarían nuevas piezas que se terminaron de pulir en vivo, como «Level Five«, «EleKtrik«, «Virtuous Circle«, «Heavy ConstruKction» y «The Deception of the Thrush» (frase proveniente de un poema de T. S. Eliot); estas dos últimas provenían de los ProjeKcts. La banda sonaría más pesada que nunca esta vez, como quedaría patente en el lapidario EP en vivo «Level Five«.

De aquella gira, saldrían los famosos shows que compartieron con Tool, cosa que marcaría a fuego a ambas bandas en sus respectivas carreras. De uno de esos conciertos saldría la célebre frase de Maynard James Keenan: «Ahora ya saben de donde copiamos todas estas cosas. No se lo vayan a decir a nadie, especialmente a los miembros de King Crimson«. Fripp sería captado más tarde diciendo: «No veo más influencia en Tool de King Crimson de la que veo en King Crimson de Tool«.

Luego del último show de la gira el 14 de diciembre de 2001 en el Beacon Theatre de Nueva York, la banda comenzaría su 2002 inmediatamente metiéndose (predominantemente) en los estudios de Adrian Belew «StudioBelew» en Nashville y en el estudio de Pat Mastelotto llamado «Pat’s Garage» en Austin, Texas, todo bajo la coproducción de la productora de metal alternativo Machine. Se intentaría capturar el sonido demoledor de aquella gira del año anterior y el nuevo concepto impuesto por Robert, llamado «Nuovo Metal«.

Con «Nuovo Metal«, Fripp quería crear un nuevo sonido para el metal, así, sin tapujos, y con todo lo grandilocuente que puede sonar aquello. Por esa época teníamos muy popularizado el concepto de Nu Metal para bandas como Korn, Limp Bizkit o Incubus, por lo que quizás algo de eso hay también. De seguro hay una multitud de bandas de metal influenciadas por el rey carmesí, pero Robert quería ir más allá en cuanto a propuesta sónica.

Para ir calentando motores, en 2002 tendríamos un EP llamado «Happy With What You Have To Be Happy With» («Shoganai» en su versión extendida en Japón) que anticipaba algunas de las piezas que ya se venían tocando en vivo en la gira anterior, incluyendo la genial pieza homónima que parece parodiar al recién mencionado Nu Metal, – aunque algunos la han relacionado con la canción de Tool llamada «Hooker with a Penis» – con algunos pasajes derivados de la pieza en vivo «Heavy ConstruKction«, más algunos divertimentos con el vocoder de Adrian y algunas piezas de Pat jugando con los pads electrónicos a manera de xilófonos. El prometido trabajo completo finalmente vería la luz en marzo de 2003 como lanzamiento global en Estados Unidos

In the Wake of the Nuovo Metal

Y es que «Nuovo Metal«, renombrado como «The Power to Believe» en 2003, en su esquema y tracklist guarda similitudes más que interesantes con el clásico «In the Wake of Poseidon» de 1970, cosa que no es casualidad, ya que Fripp suele ordenar las pistas de todos los álbumes del rey.

Tenemos similitudes entre las pistas de la clásica suite vocal e instrumental de «Peace«, y «The Power to Believe«, el plato fuerte de «Pictures of a City» con «Level Five«, la pieza intimista de «Cadence and Cascade» y «Eyes Wide Open«, la épica de «In the Wake of Poseidon» con «Elektrik«, la creativa «Cat Food» con «Facts of Life» la opresión de «The Devil’s Triangle» con «Dangerous Curves«. Una clara jugada muy inteligente de tender un puente entre el pasado y el futuro.

Y hasta acá se nos acaba la nostalgia, ya que este disco está lleno de futuro y aún sigue sonando fresco como el primer día. Abrimos con la primera parte «A Capella» de la suite de «The Power to Believe» que da nombre al disco, proveniente originalmente de un poema musicalizado de Belew llamado «All Her Love is Mine» de su disco solista «Op Zop Too Wah» de 1997. Tenemos una misteriosa melodía que parece llegada en una sonda desde un planeta lejano, casi como si un ser alienígena nos estuviera diciendo las palabras más reveladoras y angustiosas que podamos escuchar.

Nos metemos de lleno en la que es probablemente la pieza concluyente de una filosofía de trabajo musical que Fripp venía perfeccionando desde THRAK (1995), como es la agresiva «Level Five«, ya a estas alturas un clásico de la banda. Una introducción del tipo fanfarria, riffs pesados y obsesivos, acordes desplazados, acentos corridos, tiene todo lo que ya veníamos observando en esta etapa del rey con la nueva afinación NST, llevados a su máxima expresión.

«Eyes Wide Open» llega para lavar nuestros oídos luego de aquel ataque sónico, en una versión perfeccionada desde el EP anterior. Simplemente un manjar para los oídos, con una excelsa performance de Belew en las voces y un solo de Fripp que podríamos definirlo como «delicioso».

Directamente desde el año 2500 llega «EleKtrik«, una pieza virtuosa que parece darse la mano con aquel King Crimson de los 80′ con sus polirritmias, unido a los modernos valores de producción. Gunn y Mastelotto están en inmejorable forma, en la que es posiblemente las mejores performances de sus carreras al servicio del rey.

«Facts of Life» llega de forma mordaz y pesada. Con líricas como“Nobody knows what happens when you die / Believe what you want, it doesn’t mean it’s right”, no deja «titere con cabeza», mientras un ataque sónico pasa como ráfaga por nuestros tímpanos, de esos que se introducen en el cerebro y queman la sinapsis.

«Virtuous Circle» hace su aparición en formato de «The Power to Believe (Part II)«, una pieza atmosférica absolutamente lograda que puede ser contendora a la mejor pieza del álbum. Nos remite a instrumentales como The Sheltering Sky con sus melodías «caóticas pero calmas», y a Nuages con su percusión “acuosa”.

«Dangerous Curves» es la «The Talking Drum» de los años 2000′, aunque en realidad esta filosofía in crescendo es algo que se repite bastante durante toda la discografía de Crimson, y sirve para establecer el paralelismo con la otra pieza que va de menos a más, como es de The Devil’s Triangle. La nueva Warr Guitar con bajo fretless especialmente construida para Trey Gunn (y para este disco) es el esqueleto de toda la canción y la verdad es que logra sostener una tremenda tensión en una sola nota, por más de cinco minutos en su hipnótica simplicidad. Los soundscapes de Robert se van volviendo cada vez más ominosos, el staccato de Belew en la Fender Stratocaster es imparable y la percusión de Pat Mastelotto es la vedette absoluta de la mitad hacia adelante. De hecho, a los cuatro minutos la progresión se detiene y empieza de nuevo. En esencia es un ritmo de techno, pero tocado con una batería acústica DW, hasta que llega el climax final como un verdadero puño de acero en la quijada del oyente. El soundtrack perfecto de una película Sci-Fi.

Después de pasar por los riffs metaleros de «Happy With What You Have To Be Happy With» (con un confuso coro «beatlesco» lleno de genialidad a cargo de Belew), tenemos las dos últimas partes de la suite de «The Power to Believe» , que vendría a ser una toma de estudio formal (y más corta) de la pieza de los ProjeKcts llamada «The Deception of the Thrush«, que debe ser de lo mejor que nos dejó la «fraKctalización» de fines de los 90′. Esta pieza brillaría de mejor manera en vivo durante la gira de 2003, con una coda final ambiental absolutamente maravillosa a cargo de Gunn y Fripp.

Dicha coda se replica de forma concisa en la parte 4 y final de «The Power«, el cual acá es un precioso soundscape de Fripp, originalmente interpretado en vivo en 1997, con las últimas porciones del poema de nuestro «alien» Belew. Todo se esfuma en el aire de forma etérea, cerrando así una brillante discografía de estudio de una de las bandas mas importantes del siglo XX.

Luego del lanzamiento, el «Doble Duo» se tomaría todo el año 2003 en una recordada gira en Norteamérica, Europa, y Japón, donde para muchos alcanzaría su clímax sonoro como banda. Estos conciertos fueron incluso comparados a nivel de potencia y virtuosismo con aquel lejano Crimson de 1973-1974, con John Wetton a la cabeza. El fin de la gira y show final de esta alineación sería el 19 de noviembre en Ciudad de México, coincidiendo también con haber sido el último show de Trey Gunn en Crimson.

Mi sueño era tocar con los mejores músicos del mundo, y lo he conseguido. Ahora quiero hacer otras cosas y encarar nuevos desafíos

Comunicado oficial de la partida de Trey Gunn, diciembre 2003

¿El último disKco?

En el rock y metal progresivo es fácil olvidar que la seducción del oído y la mente no pasa por la complejidad, rapidez o de cuan pesado suene una obra; sino por la creatividad demostrada en la arquitectura de los sonidos; y esto queda patente de sobremanera en «The Power to Believe«, un disco metálico, de acero, sin fisuras, potente, pesado, futurista, arriesgado, altamente progresivo, y que a 20 años aún sigue sonando fresco y moderno, salido de un futuro aún distante.

La vara discográfica de Crimson es altísima y Robert Fripp no se permitiría salir hoy en día con un sucesor que sonara demasiado «trivial», más aún con un cambio de paradigma y estilo nuevos, que es lo que tocaría. Por otro lado, y por el estado actual de la banda, probablemente el rey ha muerto de una forma «discográfica», y si es así, pues este es el perfecto epitafio para una banda que jamás se durmió en los laureles, siempre presentándonos trabajos desafiantes al oído y la mente. Larga vida al rey.


Melómano y coleccionista de música en formato físico. Baterista de Hobbie. Uno de los administradores del grupo de Facebook chileno "King Crimson en Chile", con contacto directo con el sello DGM de Robert Fripp y David Singleton. Me gusta escribir sobre música.

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