Cardiacs: Redescubriendo a una gran banda de culto

De izquierda a derecha: Tim Smith, William Drake, Sarah Smith (abajo), Tim Quy (arriba), Jim Smith y Dominic Luckman
Introducción
Cardiacs es, para muchos, una de las bandas más injustamente pasadas por alto en la historia de la música británica y extrañamente desconocidos para los latinos. Pese a contar con seguidores leales y haber influido en artistas tan diversos desde Radiohead, Blur, Super Furry Animals, pasando por Voivod, Napalm Death, e incluso Mike Patton con proyectos como Mr. Bungle, su trayectoria ha estado marcada por la falta de reconocimiento generalizado y una serie de infortunios que pasaremos a redescubrir.
¿Son realmente «música de vanguardia»?
Podría decirse que “vanguardia” es un término que se usa con demasiada libertad últimamente, pero en el caso de Cardiacs no resulta descabellado aplicarlo. Aunque no formaban parte de ninguna corriente “oficial” de la vanguardia, su propuesta —una suerte de art rock, ska, punk, pop y elementos casi teatrales— sí rompía con muchos de los moldes establecidos en la escena rock de los 80′. No seguían las tendencias mainstream ni se amoldaban a los cánones del rock progresivo de la época. Más bien, iban por libre, introduciendo recursos armónicos y compositivos que no eran habituales en el pop o el rock de su época.
En ese sentido, si entendemos “vanguardia” como la búsqueda de nuevos caminos artísticos y la ruptura con los convencionalismos, entonces Cardiacs merecen ciertamente el calificativo. Sin embargo, su falta de reconocimiento masivo en aquel momento y lo inclasificable de su música hizo que la etiqueta no se les aplicara de manera tan evidente. Hoy en día, con la perspectiva que dan las décadas pasadas, muchos redescubren su discografía y reconocen que sí iban muy por delante de otras bandas coetáneas en cuanto a ideas y experimentación.
¿De qué vá?
Cardiacs comenzó su carrera a principios de la década del 80′ con un sonido que, en apariencia, era una mezcla de pop, punk, art rock, música teatral, circense y trazas de rock progresivo. Una especie de «XTC, el art rock y Madness se dan la mano«. Sin embargo, lo que realmente los distinguía era tomar todos estos géneros como base y extender esos límites hasta rayar en la locura.
Al escuchar sus discos, resulta prácticamente imposible etiquetarlos en un solo género. A grandes rasgos encontraremos canciones con un tempo rápido propio del punk y ska, cortes pop con armonías complejas, riffs y pasajes propios del art rock, como también un extenso e inteligente uso de sintetizadores.
Esta versatilidad, en parte, se explica por la constante experimentación del cerebro detrás del concepto: el extremadamente creativo compositor, productor, cantante, multiinstrumentista y director de videos musicales Tim Smith, junto a su hermano Jim Smith en bajo y coros; su esposa Sarah Smith en saxofón y voces, más William D. Drake en teclados, y Dominic Luckman en batería con Tim Quy en algunas percusiones; en lo que podríamos llamar «la alineación clásica». Sin embargo, por la agrupación pasaron 24 miembros distintos; hasta Kavus Torabi, a quien entrevistamos acá.
Todos ellos, pero sobre todo Tim, hacían uso de escalas poco comunes, como el uso del modo lidio o variaciones de transposiciones limitadas, muy al estilo del compositor docto Olivier Messiaen. Ello les confería una libertad compositiva muy interesante, pero también dificultaba su comercialización ante las discográficas más convencionales. Aquello, durante una época tan mercantilista con la música como fueron los 80′, les jugó muy en contra.
Por tanto, no había otra que ser independientes, lo que les permitiría explorar su música sin limitaciones, pero al precio de dificultar su acceso al gran público y a los circuitos de promoción más establecidos. Además, si agregamos su tardía llegada a las plataformas de streaming musicales en 2021, claramente fue otro ladrillo más a su pobre distribución histórica.

De izquierda a derecha: Sarah Smith, Tim Smith y Jim Smith
Historia accidentada
A pesar de eso, tenían un público fiel que les seguía con auténtica devoción, pero cuando se trataba de darse a conocer como «teloneros» provocaban reacciones extremas en públicos desprevenidos. En 1984, tuvieron que abandonar una gira con Marillion tras ser recibidos con abucheos, botellazos e incluso agresiones por parte de los seguidores de la banda principal. Años más tarde, cuando los invitó Blur, la respuesta de algunos fans de los comandados por Damon Albarn también fue muy adversa.
A principios de los años 90′, Cardiacs continuó experimentando con su característico sonido inclasificable, aunque volviéndose aún más de nicho. En 1991 con «Heaven Born and Ever Bright«, se vieron afectados por problemas de distribución y la bancarrota de la compañía encargada de su lanzamiento, lo que limitó aún más su ya pobre alcance comercial.
A mediados de la década, tendríamos «Sing to God» (1996), para muchos su obra cumbre. Este inmensurable doble trabajo amplió todavía más su paleta sonora, con momentos de genuino pop pegadizo, pasajes complejos proggy, mucho rock y toques de experimentación que reforzaron su reputación de banda “irrepetible”. Aunque nunca alcanzó un éxito masivo, la crítica especializada, otrora muy reacia, comenzó a reconocer con mayor insistencia la singularidad de sus propuestas, y el nombre de Cardiacs empezó a circular con más fuerza entre músicos y fanáticos de la música alternativa.
Después de dedicarse a otros proyectos, un Tim Smith de tan solo 47 años sufrió un grave ataque cardíaco en 2008 que lo dejó con daños cerebrales debido a la falta de oxígeno, reduciendo drásticamente sus capacidades motoras y del habla. Este hecho marcó un punto de inflexión para Cardiacs y, en la práctica, detuvo casi por completo la actividad de la banda. Aun así, la lealtad de sus seguidores se mantuvo firme, dedicándose a recaudar fondos para el cuidado de Tim y preservando su legado.
Tras la muerte de Smith en julio de 2020 por otro desgraciado infarto a los 59 años, el universo de Cardiacs volvió a captar la atención de muchos aficionados a la música experimental. El triste suceso causó un impacto profundo en la escena, pues Tim no solo era el líder y principal compositor de la banda, sino también una figura muy querida y respetada en el circuito underground del rock británico.
Como te comentamos antes, en 2021, por primera vez, la música de Cardiacs empezó a aparecer en las principales plataformas de streaming. Con esto, la banda ganó una nueva visibilidad: jóvenes que nunca habían oído hablar de ellos pudieron descubrirlos con mayor facilidad, formando un nuevo y férreo culto en el Reino Unido. Un fenómeno que también le ocurrió a Prince, por cierto.
¿Por dónde comienzo?
Para conocer el sonido y la genialidad de Cardiacs, acá en ProgJazz te dejamos algunos discos que recomendamos como puerta de entrada:
The Seaside (1984) y A Little Man and a House and the Whole World Window (1988)
El debut y su secuela tienen piezas muy representativas de su estilo para encarar el pop —como el hit de “Is This The Life?”— y un equilibrio interesante entre lo accesible y lo experimental. Ideal para iniciarse.
On Land and in the Sea (1989)
Un paso más allá en su sonido: composiciones más frenéticas, armonías más retorcidas y un punto de excentricidad muy marcado. Si te gusta el avant garde “caótico” o disfrutas de cosas como Samla Mammas Manna, este disco te va a encantar.
Sing to God (1996)
Después de los anteriores, estarás listo para la que muchos consideran como su obra maestra. Es un álbum doble con una tremenda diversidad de estilos, desde cortes pop/rock hasta piezas muy complejas. Atención a «Dirty Boy«.
Alquitranados y emplumados
Lo que antes era un secreto a voces en circuitos underground de la isla británica, hoy se presenta como un legado musical internacional al alcance de un público más amplio, que paulatinamente descubre la genialidad de una banda que durante décadas permaneció en un nicho muy específico, como suele ocurrir con este tipo de agrupaciones muy poco convencionales.
Medios especializados y divulgadores musicales comenzaron a revisitar sus discos, subrayando su carácter pionero y su innegable influencia en bandas posteriores. Hoy la fanaticada de la banda es más grande que nunca, pudiendo disfrutar de un resurgimiento artístico en 2024 para honrar el nombre de Tim Smith en los shows «Sing to Tim». Paradójicamente, su muerte fue, sin duda, el detonante de la necesidad de reivindicar su figura y la importancia histórica de Cardiacs, una banda que, como mínimo, merece que les des una oportunidad.
Agradecimientos al blog «Dfan Says» por su inestimable investigación académica sobre esta grandiosa banda.