Retrospectiva: Gentle Giant y Acquiring the Taste, ¿te atreves a adquirir el gusto?
En el momento que escribimos estas líneas, Acquiring the Taste de Gentle Giant cumple 51 años.
Lo que uno se encuentra aquí es, posiblemente, lo más anti-comercial de la banda, con todo lo difícil que puede ser declarar algo así considerando toda su discografía. En efecto, el cambio respecto de su trabajo debut es muy marcado. ¡En apenas ocho meses!
Aunque a decir verdad, si su debut homónimo tomó aproximadamente un mes, este tomó poco mas de cuatro meses, grabado en los estudios de Adivision Studios y A.I.R. Studios, a cargo del famoso productor Tony Visconti (quien mas tarde produciría a David Bowie, entre otros)
Desde la carátula sugestiva (y escandalosa para mucha gente, incluso para hoy en día), Gentle Giant mostró esa faceta. Phil Shulman diría:
la portada del álbum originalmente tenía la intención de ser una lengua literalmente lamiendo el culo de la industria de la música pop/ rock (…) si le lames el culo a alguien, eventualmente adquirirás el sabor.
Es decir, no les bastaba con descolgarse del rock convencional y de sus fórmulas comercialmente exitosas, sino que prácticamente declaraban una guerra a la «industria musical». Al menos, una guerra desde la trinchera que mejor conocía el grupo: sus propias convicciones creativas y artísticas, las mismas que los alejaron del público británico, cercanía que nunca pudieron recuperar (a diferencia de Europa continental y Estados Unidos).
Si en su debut Gentle Giant llamaba la atención por el amplio uso de instrumentos, en Acquiring the Taste ello se remarca más todavía, diversificando cuerdas, percusiones y vientos. Además, el sonido del grupo se esfuerza por alejarse de las bases de blues rock con las que construyeron algunas piezas de su debut, para tomar con más determinación sus influencias de música tradicional y clásica europea. El grupo se sumergía en aguas más profundas, obligando al oyente a hacer lo mismo para adquirir su sabor.
En total, fueron más de 30 instrumentos diferentes que se usaron, e incluso invitaron a dos músicos de sesión: Chris Thomas en Moog y Paul Cosh en trompeta.
De este modo, piezas como Edge of Twilight juegan con la armonía desencajando a cualquiera, al menos, en su primera escucha. Esto contrasta, al menos preliminarmente, con canciones como Black Cat, que alcanza una musicalidad más cercana al pop a pesar de su elegante 7/4 de base y de su intrincado interludio de cuerdas. Ello complicaría de sobremanera a los ejecutivos del sello (Vertigo), ya que resultaba muy difícil promocionar un álbum tan «difuso».
Las inspiraciones musicales de la cultura europea antigua también se proyectaron en las letras. La misma pieza inicial, Pantagruel’s Nativity, narra la historia de Gargantúa, quien debe lidiar con sus sentimientos encontrados ante la muerte de su esposa dando a luz a su hijo Pantagruel. Ciertamente, y a diferencia de otras bandas progresivas de la época, la literatura que sostenía algunas letras de Gentle Giant resultaban mucho más oscuras e, incluso, escatológicas. El personaje Pantagruel volvería a ser utilizado en «The Advent of Panurge». Asimismo, se utilizan referencias a la leyenda Don Juan (de Lord Byron) e incluso a la filosofía de Albert Camus (en su pieza de cierre, la rockera Plain Truth).
Con todo, uno de los discos más difíciles de asimilar dentro de su discografía. Una segunda declaración de principios de la banda, que expresarían en su arte: «desde el principio hemos abandonado todos los pensamientos preconcebidos sobre el comercialismo descarado. En su lugar, esperamos ofrecerle algo mucho más sustancial y satisfactorio».