«Inventions for Electric Guitar» de Manuel Göttsching: De cultísimo

En 1970, un joven Manuel Göttsching fundó Ash Ra Tempel, ensamble fundamental y pionero del krautrock, conocido por sus largas improvisaciones cósmicas y jams psicodélicos.

Junto al bajista Hartmut Enke y al entonces baterista Klaus Schulze, Göttsching forjó un sonido libre y lisérgico, que quedó plasmado en cinco LPs entre 1971 y 1973. Tras «Starring Rosi» (1973), Ash Ra Tempel había quedado básicamente en manos de Göttsching como único miembro permanente; y por ello, sediento de una nueva dirección musical, decidió iniciar una carrera en solitario incorporando tanto la libertad improvisatoria de Ash Ra Tempel como las nuevas influencias del minimalismo emergente.

De hecho, admiraba las composiciones cíclicas de pioneros como Terry Riley, Steve Reich y Philip Glass, y quiso experimentar con loops y motivos repetitivos en un contexto de música popular, guitarra en mano.

Si bien inicialmente el próximo LP iba a seguir la estela de su anterior proyecto, con el subtítulo Ash Ra Tempel VI, en un intento del sello para capitalizar el reconocimiento del nombre de la banda, Manuel expresamente pidió plasmar su nombre en primer lugar.

En efecto, Göttsching siempre consideró esta obra como el comienzo de un capítulo nuevo y enteramente propio, gestándose en medio de la efervescencia del krautrock de mediados de los 70′, época en que grupos alemanes exploraban vías más allá del rock anglosajón tradicional, tales como Tangerine Dream, el propio Klaus Schulze que había dejado las baquetas por los teclados y sintetizadores; o agrupaciones como Popol Vuh.

Para aquello, Göttsching construyó su propio estudio casero en Berlín, al que llamó Studio Roma (por Rosi y Manuel, en honor a él y su pareja). Allí, durante julio y agosto de 1974, grabó íntegramente un disco que se llamaría «Inventions for Electric Guitar«, actuando como único instrumentista y productor.

En dicho LP, Manuel Göttsching utilizó exclusivamente su guitarra Gibson SG de seis cuerdas, a la que incorporó una barra de acero de estilo hawaiano para ejecutar slides y lograr sonoridades «espaciales». Aunque no lo creas, no se emplearon teclados ni otros instrumentos; todo el sonido provino de la guitarra procesada, lo que para 1974, es sencillamente impresionante.

Para grabar y superponer las capas de guitarra en multipista, empleó una grabadora TEAC A3340 de 4 pistas, mientras que una segunda grabadora Revox A77 se usó para generar efectos de delay analógico en tiempo real. Sí, la misma que por aquellas épocas utilizaba Brian Eno con Robert Fripp para su «No Pussyfooting» (noviembre, 1973).

Si bien podemos establecer que Eno y Fripp fueron anteriores al teutón, podemos contra argumentar que los británicos solo se movieron por las aguas del naciente ambient. Manuel, en cambio, recurrió a técnicas de ejecución muy distintas para moldear el sonido de su guitarra como nunca antes se había escuchado, llegando incluso más allá que los brits en lo puramente contemplativo. Para ello, se valió de un wah-wah que filtraba frecuencias y añadía expresión, un pedal de volumen que permitía simular sonoridades cercanas a las de un teclado, un pedal fuzz Sola Sound que aportaba distorsión, y un efecto Schaller Rotor, similar a un Leslie giratorio, que creaba una modulación espacial del sonido.

Göttsching se convirtió en una verdadera banda de un solo hombre, grabando las tres piezas del disco en una sola toma, utilizando los ecos en cinta para construir capas rítmicas y melódicas sobre la marcha. Esto manifiesta la intención de Manuel de lograr un mantra sonoro impecablemente sincronizado, aprovechando su formación clásica en guitarra para ejecutar patrones repetitivos con gran exactitud.

En el LP, encontramos elementos de ambient, de la Escuela de Berlín, retazos de rock psicodélico y space rock, experimentación avant garde y atmósferas propias del naciente dream o trance. Realmente pocas obras de mediados de los 70′ estaban cubriendo este tipo de terreno, con una cruza de sonidos electrónicos y orgánicos. Todo, mientras las guitarras se convertían a piacere en sintetizadores, órganos, vocoders, o incluso violines.

Manuel realmente estaba cruzando todos los limites, hasta donde nadie lo había hecho en ese entonces. En eso, estamos ante un verdadero vanguardista infravalorado.

A pesar de la aparente espontaneidad, el proceso creativo fue, cuando menos, meticuloso; con un Göttsching pasando casi dos meses puliendo las grabaciones, rehaciendo tomas y ajustando soundscapes para alcanzar el resultado deseado. Este perfeccionismo se percibe en la claridad y equilibrio de los paisajes sonoros, mezclando el sonido tanto en stéreo como en el aún experimental formato cuadrafónico de 4 canales, gracias al ingeniero de sonido Heiner Friesz.

Finalmente, «Inventions for Electric Guitar», en sus dos versiones, llegaría a las disquerías en marzo de 1975. Tristemente, la versión cuadrafónica se vendería muy poco, por lo que hoy en día aquellas grabaciones de la época son absolutamente de culto.

Las invenciones

“Echo Waves” abre el álbum con una verdadera declaración de intenciones de casi 18 minutos. Desde el primer instante, Göttsching teje un motivo cíclico de guitarra que se retroalimenta en delay, creando un efecto de olas sonoras que se repiten hipnóticamente.

Claramente inspirado en los loops de Terry Riley, esta pieza presenta “mantras” recurrentes con una ausencia de percusión tradicional, porque el propio Manuel sustituye el beat con guitarra limpia percutida con precisión, que cumple la función perfectamente, casi anticipando el new wave, y sonoridades que le escucharíamos años después a The Edge en U2.

Todos estos elementos generan una suerte de torbellino lisérgico de notas en cascada que nos envuelven por completo, mientras la atmósfera es tensa, constante y sin silencios. En ciertos episodios, los efectos transforman el tono de guitarra en sonidos agudísimos electrónicos, casi como una especie de pre acid house, anticipando por años sonoridades del techno de los 80′ y 90′.

Después de todos los mantras sonoros, Göttsching nos despierta en el final de la pieza con un solo de guitarra incendiario 100% rockero, mientras culminamos en un clímax majestuoso donde las guitarras rugen con furia, antes de desvanecerse en la distancia.

Punto y aparte para una de las piezas más inesperadas en términos de música popular

Tras la avalancha rítmica de la primera pieza, “Quasarsphere” ofrece un contrapeso minimalista y atmosférico de 7 minutos de duración. Esta pieza despliega un interludio contemplativo de puro krautrock cósmico, emparentado en espíritu con las piezas ambient de Popol Vuh. La sensación es la de flotar en gravedad cero, y al contrario de la apertura, acá abundan los silencios entre las notas.

El LP cierra con “Pluralis”, la pieza más extensa (22 minutos) y quizá la más ambiciosa en términos estructurales. Aquí Göttsching nos lleva de la mano por un verdadero tour de force donde condensa todas sus técnicas y emociones exploradas anteriormente.

La composición inicia inmediatamente con guitarras en staccato estableciendo un beat hipnótico que actúa como columna vertebral de la pieza. Sobre dicha base, la composición va sumando capas de música ambient que escapa de la base rítmica, creando contrastes atmosféricos.

La imagen que evoca “Pluralis” hasta acá, es la de una sala de espejos sonoros, donde cada frase de guitarra se refleja y duplica interminablemente, mientras cada pequeño arreglo nuevo mantiene nuestro interés. Alrededor de la mitad tenemos una guitarra en primer plano, desatando florituras melódicas libres, dando la impresión que Manuel está improvisando sobre su propia base.

Poco a poco, de este paisaje onírico emerge nuevamente la fuerza rockera del teutón, cuando la guitarra se vuelve cada vez más intensa y un nuevo solo abrasador toma forma, esta vez cargado de fuzz que recuerda por instantes a los pasajes más furiosos de Jimi Hendrix, pero contenido dentro del mantra que nunca desaparece del todo.

De allí, volvemos a la quietud inicial, cerrando el ciclo, quedándonos un LP sin minutos desperdiciados.

¿De culto?, no, «de cultísimo«

Como todo trabajo rompedor de este calibre, la recepción crítica en su época fue modesta, limitada al circuito de entusiastas de la música alemana vanguardista. De hecho, fuera del país germánico, prácticamente pasó desapercibido.

Sin embargo, y a medio siglo exacto de su lanzamiento en 2025, su status de «legendario» no para de crecer, reconociéndose como un disco absolutamente adelantado a su tiempo y ocupando un lugar de culto dentro de la historia de la música del siglo XX.

Acá en ProgJazz, pensamos que «Inventions for Electric Guitar» debería estar en cualquier colección de un melómano mínimamente interesado en la música experimental y de vanguardia.


ProgJazz es un colectivo unido por la amistad nacido en 2007, y que busca difundir música sobre la base del rock progresivo, el jazz, la música de vanguardia y todos sus géneros asociados.

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