Jacob Roberge: «La música progresiva no es solo compleja, es música sin miedo»

Jacob Roberge - Spotify
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Tenemos el gran honor de ser el primer medio hispanohablante en conversar con una de las revelaciones progresivas más importantes de 2025. Jacob Roberge es un joven multiinstrumentista canadiense de Quebec que, con tan solo su debut The Passing —lanzado el 31 de enero de 2025— ha cosechado las mejores críticas y alabanzas por parte de algunos de los medios de difusión musicales especializados más respetados a nivel mundial. Y con justa razón, ya que a oídos de este editor, fácilmente puede ser el mejor disco del año que haya escuchado en su tipo.

Con formación en canto clásico y una marcada influencia de maestros como Steven Wilson, Pink Floyd, Neal Morse y Porcupine Tree; Roberge ha creado una verdadera carta de amor al género, con seis sólidas piezas del mejor progresivo moderno que giran en torno a las etapas de un duelo. Te dejamos nuestra reseña de disco, acá

Damos gracias una vez más a Jacob Roberge (JR) por su amabilidad a la hora de contestar todas las preguntas de nuestra entrevista, y por supuesto, por su música.

La entrevista de Jacob Roberge

PJ: ¡Hola Jacob!, nos encantaría conocer tu trasfondo musical. ¿Qué tipo de música te marcó en tus inicios y qué te llevó a crear algo tan emocional y estructuralmente rico como The Passing?

JR: Crecí rodeado de todo lo relacionado con el rock, principalmente bandas de los 80 como Bon Jovi, Metallica, Def Leppard, pero también algunas bandas nuevas (en ese momento) como Linkin Park, Slipknot, Disturbed, etc. Con el tiempo, me sentí cada vez más atraído por la música que no tenía miedo de tomarse su tiempo y contar una historia, tanto en lo estructural como en lo emocional. The Passing fue mi intento de canalizar eso: algo cinematográfico, sincero e intrincado al mismo tiempo. No quería simplemente escribir canciones; quería crear una experiencia para el oyente.

PJ: Durante los diez años que trabajaste en este proyecto, ¿hubo momentos en los que sentiste que alguna parte de la música ya no encajaba con tu visión original? ¿Cómo enfrentaste esos cambios?

JR: Sí, aunque no tanto como uno podría imaginar. En la canción que da título al disco, originalmente había una introducción extensa y ambiental al estilo de Pink Floyd, que terminé descartando bastante tarde en el proceso. La reemplacé por lo que ahora es la obertura del tema, aunque aún se pueden escuchar rastros de la idea original en la versión final. También hubo algunas secciones que inicialmente estaban más basadas en acordes, y que luego adorné con distintos temas que había compuesto a lo largo de los años para fortalecer la cohesión de la pieza. Aun así, aproximadamente dos tercios del tema están compuestos por material que escribí cuando tenía 16 o 17 años. Dejar que la canción madurara con el tiempo realmente ayudó a clarificar qué funcionaba y qué no. Uno de los principios rectores del álbum fue dejar que cada idea llegara de forma natural, sin forzar la música hacia lugares a los que no sentía que debía ir, lo cual, algunos dirían, ¡es casi anti-prog!

PJ: Tu música logra un equilibrio entre estructura y emoción. ¿Qué te resulta más desafiante: construir una progresión coherente o mantener la honestidad emocional sin caer en el melodrama?

JR: Para mí, la música siempre viene primero. Normalmente, no parto de una emoción o narrativa específica; dejo que la progresión armónica y rítmica marque el camino, y el tono emocional suele surgir de forma natural a partir de eso. Así que en lugar de intentar inyectar emoción en la música, trato de descubrir lo que ya está ahí. En ese sentido, el desafío no es tanto evitar el melodrama, sino confiar en que la estructura en sí llevará el peso emocional si es honesta y está bien construida. Es como la arquitectura: moldeas el espacio, y la sensación proviene de cómo las personas se mueven a través de él.

PJ: Siendo de Quebec, ¿sientes que algunos aspectos de tu trasfondo cultural —conscientes o no— se reflejan en la estética o narrativa del álbum?

JR: Sí, creo que sí, aunque no siempre de forma consciente. Quebec tiene esta tensión entre una tradición arraigada y una audacia artística. Hay una sensación de melancolía en nuestros inviernos, una introspección poética en nuestra cultura y una fuerte conexión con la naturaleza y, especialmente, con la identidad. Creo que The Passing se nutre de eso; hay una cierta gravedad emocional en la obra que probablemente no habría tomado la misma forma si hubiera crecido en otro lugar.

PJ: Hay una dimensión espiritual en The Passing. ¿Qué papel juegan el silencio y el espacio en tu proceso de composición?

JR: Un papel enorme. El silencio es una herramienta compositiva. Creo que los momentos de quietud son donde el oyente realmente comienza a escucharse a sí mismo. Se siente claramente después de la obertura y la sección de “negociación” en The Passing. Después de todo ese caos, vuelves abruptamente a la Tierra y se te da espacio para reflexionar sobre lo que acabas de escuchar y cómo te ha afectado. Habiéndola tocado en vivo varias veces, he notado que ese momento realmente se siente en la sala: tanto el público como los músicos respiran colectivamente para introspectar. Es muy poderoso.

PJ: Componer una pieza de 30 minutos es como escribir un guion cinematográfico. ¿La abordaste con una especie de «guion musical» o la estructura fue más intuitiva?

JR: La estructura estaba parcialmente definida desde el principio, porque decidí desde temprano que la pieza seguiría las cinco etapas del duelo. Ese marco me dio un arco narrativo natural con el que trabajar. Me ayudó a definir los centros tonales, los temas recurrentes y los paisajes emocionales que quería explorar en cada sección. Así que, aunque algunas partes de la composición fueron intuitivas y evolucionaron con el tiempo, la estructura general estuvo guiada por esa narrativa. Me dio una especie de mapa emocional, donde cada etapa tenía su propia identidad musical, pero todas se conectaban como parte de un viaje mayor.

PJ: El rock y metal progresivo actual parece dividirse entre demostraciones técnicas, estéticas clásicas y narrativas emocionales. ¿Cómo ves el estado actual del género, y qué artistas contemporáneos te resultan más audaces o inspiradores?

JR: Creo que el rock y metal progresivo están en un lugar interesante en este momento. Definitivamente, hay una división entre el lado técnico, los sonidos más nostálgicos y clásicos, y los artistas que se enfocan más en la profundidad emocional y la narrativa. Personalmente, me atrae más lo último. Realmente respeto a artistas como Steven Wilson y The Dear Hunter. No tienen miedo de tomar riesgos creativos mezclando distintos géneros o desafiando al oyente con cambios inesperados de estilo y tono. Para mí, eso es lo que debería significar “progresivo”: no solo música compleja, sino música sin miedo.

PJ: ¿Has escuchado artistas de América Latina —ya sea en el rock/metal progresivo u otros géneros— que te hayan llamado la atención o inspirado de algún modo?

JR: Realmente no he explorado mucho la música de América Latina todavía, especialmente en la escena progresiva. Pero es algo que me encantaría descubrir, sé que hay mucha originalidad y emoción viniendo de esa parte del mundo.

PJ: ¿Te ves continuando la historia o los temas de The Passing en un próximo trabajo?

JR: Los temas de la muerte, el duelo y la memoria son tan universales que estoy seguro de que seguirán apareciendo en mis futuros trabajos. En particular, el miedo a la muerte es algo con lo que lucho; probablemente sea mi miedo más profundo, así que esa inquietud casi con seguridad volverá a aparecer en mi música. En cuanto a una secuela directa de The Passing, probablemente no. El álbum es conceptual en términos temáticos, no narrativos, así que aunque el territorio emocional pueda volver a surgir, no me veo continuando la historia en un sentido literal.


Puedes encontrar el Bandcamp de Jacob Roberge acá


ProgJazz es un colectivo unido por la amistad nacido en 2007, y que busca difundir música sobre la base del rock progresivo, el jazz, la música de vanguardia y todos sus géneros asociados.

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