The Wall Live in Berlin, el gran concierto de Roger Waters

En 1990 Pink Floyd, ya sin Roger Waters, había finalizado una impresionante gira de su álbum A Momentary Lapse of Reason. Dicha gira fue, sin dudas, extenuante, habiendo terminado en julio de 1989, aunque se encontraban preparando su presentación en Knewborth. Waters, por otro lado, tuvo una tibia recepción de Radio K.A.O.S., con un tour que duró entre agosto y noviembre de 1987. Sin embargo, su nombre volvería a aparecer con un magno evento, el 21 de julio de 1990: su icónico concierto The Wall Live in Berlin.
El contexto sociopolítico
Berlín fue escenario central durante la Guerra Fría. En efecto, Alemania y Austria fueron divididos en cuatro zonas de ocupación tras el término de la Segunda Guerra Mundial. El acuerdo alcanzado en las Conferencias de Yalta y de Potsdam, en 1945, establecía que Estados Unidos, Francia, Reino Unido y la Unión Soviética (que fueron los que realmente vencieron a Alemania, y no Estados Unidos como nos cuenta Hollywood) se harían cargo de dichas zonas. Los tres primeros se hicieron cargo de la zona Oeste, mientras que la Unión Soviética hizo lo propio en el Este alemán.
Las cartas estaban echadas. Cada zona de ocupación fue administrada de acuerdo con los principios que regían a los respectivos países a cargo. Así surgía la “Alemania Occidental” (RFA), de economía capitalista, y la “Alemania Oriental” (RDA), de economía socialista. Con los años, las diferencias de oportunidades de desarrollo (financiero, laboral y cívico) para las personas de uno y otro lado comenzaron a acentuarse. Berlín, en tanto, quedaba como un punto ciego de esta división, ya que existía un libre tránsito entre el lado occidental con el oriental.
Esto último ocasionó una “fuga de cerebros” desde la RDA a la RFA. Es decir, capital humano avanzado que abandonaba la RDA para buscar oportunidades en el lado Occidental. Para evitar esto, así como para definir límites dentro de la ciudad, en 1961 se levantó el infame Muro de Berlín. Éste se transformó en el símbolo de la Guerra Fría, con lamentables consecuencias a nivel humano, coartando la relación entre ciudadanos y familiares de la ciudad.
Este muro perduró casi tres décadas, hasta su caída, en noviembre de 1989. De esta manera, se allanaba el posterior término de la Guerra Fría. Pero sobre todo, lo que nos interesa: se posibilitaba el histórico evento de Roger Waters.
La gestación de The Wall Live in Berlin
¿Había algo más ad-hoc que un concierto de The Wall en esta ciudad, en ese momento histórico? Probablemente no. Roger Waters, no obstante, había señalado tiempo atrás que no tenía ganas de volver a hacer un espectáculo de dicha obra. El alto costo, así como la “filosofía” del músico, eran los principales escollos. Quizá solo por decir, señaló entonces que “podría hacerlo al aire libre si alguna vez derriban el muro de Berlín”.
Antes de su caída, en septiembre de 1989, Roger Waters recibió una invitación concreta: nada menos que de Leonard Cheshire. Leonard era el ya longevo fundador de Leonard Cheshire Foundation, que desde 1945 se ha ocupado de apoyar, de diferentes maneras, a personas con discapacidad. Dicha obra tuvo su inicio al ayudar a un aviador herido en batalla, extendiéndose a diversos tipos de discapacidad con el tiempo. En 1989, Cheshire había dado comienzo a una nueva iniciativa: The Memorial Fund for Disaster Relief, destinada a ayudar a víctimas de guerra. Esta iniciativa requería un evento masivo que permitiera recaudar fondos, y The Wall calzaba como anillo al dedo.
El lugar, sin embargo, no estaba bien definido. Cuando el muro cayó en Berlín en noviembre de 1990, el sitio para presentar dicho espectáculo estaba dado. Así, The Wall Live in Berlin tomaba forma. ¿El lugar? la Potsdamer Platz, lugar abierto que estuvo atravesado por el muro durante casi 30 años.
Preparando el show
La puesta en escena no pudo ser más grandilocuente. Ocupando un espacio muy amplio, se dispusieron 170 metros de muro que serviría de respaldo visual. Este muro se encontraba construido solo parcialmente, en sus extremos, antes del concierto.
En junio de 1990, Waters envió un disco promocional a diferentes radios, para ayudar a difundir el evento. Este disco, llamado “The Wall – Berlin ’90”, traía seis cortes. Entre ellos, los ya conocidos “Hey You” (del disco The Wall) y “The Gunners Dream” (de The Final Cut). También dos canciones solistas de Waters: “5:06 AM” (de The Pros and Cons of Hitchiking) y “The Tide Is Turning” (de Radio K.A.O.S.).
Junto con lo anterior, dos “sorpresas”. Una versión re-grabada de “Another Brick in the Wall, Pt. 2”, que Waters grabó con The Bleeding Heart Band exclusivamente para este disco promocional, y “When the Tigers Broke Free”, que si bien había aparecido como single de la película de 1982 en formato vinilo, no se encontraba en CD hasta ese momento. También es diferente a la versión del compilatorio Echoes, de 2001.
Este CD traía un mensaje para las radioemisoras, firmado por Su Majestad Waters. En éste, el músico indicaba las características de las canciones incluidas, solicitando que, cuando se emitiera alguna de estas canciones, se hiciera difusión del evento. Este concierto es descrito como “un evento de rock, música y teatro sin igual”.

Primera parte del show: construyendo el muro
The Wall Live in Berlin comienza con The Bleeding Heart Band entrando en limusina, para abrir con “In the Flesh”, en una versión bastante similar a la original a pesar de su cambio vocal. “The Thin Ice” es hermosamente interpretada a dúo entre Waters y la potente voz femenina de Ute Lemper. La parte 1 de “Another Brick in te Wall”, en tanto, es adornada con un elegante saxo alto, a cargo del canadiense Garth Hudson.
En “The Happiest Days of Our Lives” aparece una figura gigante del profesor, en un costado del muro. Con algunas desafinaciones iniciales de Waters, da paso a la parte 2 de “Another Brick in the Wall”, en que la sobreactuada Cindy Lauper toma el protagonismo, incluso lanzándose al suelo. Los ladrillos ya comenzaban a llenar los espacios centrales del muro, mientras la canción termina con sendos solos de guitarra y de teclado.
Luego, una letárgica versión de “Mother”, interpretada por Sinead O’Connor (aunque vocalmente muy superior a la original). El estribillo, interpretado a varias voces, pierde el impacto personal que tiene la canción. Los arreglos de acordeón, no obstante, otorgan un aire de cierta melancolía, que destaca, nuevamente, a Garth Hudson.
“Goodbye Blue Sky” cuenta con buena instrumentación, destacando hermosas líneas de flauta. Con la voz de Joni Mitchell, el muro se encontraba casi completo. Buenas versiones de “Empty Spaces” y de “Young Lust” fueron otorgadas por Bryan Adams, quien interpreta muy bien especialmente esta última pieza. “One of my Turns” es antecedida por la teatral aparición de Jerry Hall, con Waters lanzando objetos desde las alturas del muro, intentando recrear el desastre en el apartamento. El mismo Waters canta la autocompasiva “Don’t Leave Me Now”, “Another Brick in the Wall Pt. 3” y “Goodbye Cruel World”, con la cual se cierra el muro por completo. El muro estaba en pie, una vez más.
La caída del muro
Sobre la superficie de la pared de utilería, se proyectan imágenes del muro de Berlín, mientras suenan las notas de “Hey You”, que fue interpretada desde atrás del muro por Paul Carrack, quien parece que venía desde la oficina. “Is There Anybody Out There?” es bellamente interpretada con arreglos orquestales, dando paso a “Nobody Home”, a cargo de Waters.
Con imágenes alusivas a la guerra y en compañía de la Rundfunk Orchestra & Choir, llegan dos de las piezas favoritas de Waters en el disco: “Vera” y “Bring the Boys Back Home”. La segunda, con el despliegue de dos bandas de guerra.
La presentación comienza a tomar la fuerza correspondiente con “Comfortably Numb” (habiéndose saltado “The Show Must Go On”), con la voz de Van Morrison en el coro, y cuyo solo de guitarra (en manos de dos guitarristas) hace imposible no extrañar a Gilmour.
The Bleeding Heart Band regresa para la segunda parte de “In the Flesh”, cantada a duras penas por Waters vestido de militar, emulando nuevamente la película. Con ello comienza la sección más teatral del concierto. El séquito de milicianos acompañan también en “Run Like Hell”, con una tropa de comandos descolgándose desde las alturas del muro. “Waiting for the Worms”, que constituye una primera catarsis del show, es tocada íntegramente, a diferencia de la película. La marcha de los martillos es acompañada por un soporte de voces y de orquestación que se adaptan perfectamente al tema.
El corte de “Stop” con Waters quitándose el uniforme, es la cortina para la excelente interpretación de “The Trial”. Esta versión toma toda la teatralidad de la canción, que llega a la segunda y definitiva catarsis del show: el muro derribándose desde arriba hacia abajo, con los más de 400.000 asistentes siguiendo el “tear down the wall”. Seguramente, lo que todos esperaban ver.
Y aunque “Outside the Wall”, que era la canción que correspondía, fue reemplazada por todos los músicos invitados cantando a coro “The Tide Is Turning”, el cierre de la presentación alcanzó una cuota de melancolía que solo Waters sabe dar en sus letras. Incluso si algunos micrófonos parecían silenciados.
Con ello, finalizaba una de las presentaciones más espectaculares de la historia. Una en que, claro está, muchos extrañamos a los demás miembros de Pink Floyd. Pero cuyo derroche de recursos técnicos, artísticos y teatrales dejó al público más que satisfecho, en una de las presentaciones pagadas más masivas de la historia del rock.Puedes escuchar The Wall Live in Berlin en Spotify, aunque definitivamente recomendamos ver el registro audiovisual.