Images and Words: el salto progresivo de Dream Theater

El 7 de julio de 1992 se lanzaba Images and Words, segundo álbum de Dream Theater. Con ello, el grupo comenzaba a escribir una nueva historia en la música, consolidando las bases del metal progresivo.
En esa época, buena parte del metal de los años 80 había desaparecido gradualmente de las radios, y del mainstream en general (llámese MTV). Algunas bandas, para permanecer en la cúspide, habían modificado su sonido, con el emblemático caso del disco negro de Metallica. Aunque había excepciones, éstas resultaban riesgosas ante el escenario de esos años. El rock, en tanto, se encontraba bastante absorbido por el grunge, cuya popularidad lo convertía casi en un canon en la industria.
Este estado de cosas, sumado al poco éxito del disco debut de Dream Theater (When Dream and Day Unite, de 1989), había hecho que el grupo debiera replantear su sonido. ¿Qué dirección debían tomar?
La primera decisión la habían tomado ya en 1989, con la salida del vocalista Charlie Dominici. Debido a la tensión producida tras el fracaso comercial, la diferencia en las edades (Dominici era bastante mayor que el resto) y el estilo del vocalista, finalmente optaron por su salida de la banda.
Dos años (y luego de alrededor de 200 audiciones) demoraron en encontrar a su reemplazo: el joven canadiense James LaBrie, quien era cantante de Winter Rose. Él tenía el registro vocal que requerían, otorgando un sello que, más allá de cualquier subjetividad, formaría parte del sonido distintivo de Dream Theater. Uno que, a la postre, sería parte importante de su éxito. La afinidad inmediata del grupo con el nuevo vocalista permitió, así, consolidar a Dream Theater como quinteto nuevamente. John Petrucci, Mike Portnoy, John Myung, Kevin Moore y el propio LaBrie se ponían manos a la obra.
El trabajo detrás de Images and Words
La banda firmó contrato con el sello ATCO Records (subsidiaria de Atlantic Records), con el que también lanzarían Live At The Marquee en 1993. El trabajo de grabación de Images and Words tuvo lugar entre octubre y diciembre de 1991, en Bear TracksStudios y en los estudios The Hit Factory. Con el apoyo del productor David Prater y la masterización en manos de Ted Jensen, en los estudios Sterling Sound de Nueva York, Dream Theater se ilusionaba nuevamente. Aunque los problemas aparecerían pronto.
La fecha inicial de publicación del álbum estaba programada para el mes de febrero de 1992. El formato era de disco doble, lo que la compañía consideró demasiado arriesgado. Por una parte, Dream Theater era un grupo desconocido, que contaba con sólo un álbum de muy tibia recepción. Por otra, el estilo de música del grupo no encajaba con lo que sonaba en las radios a inicios de la década de 1990. Todo ello generó una serie de conflictos entre el grupo con el productor y el sello, acelerando su posterior rompimiento. Muchas canciones compuestas serían descartadas entonces, apareciendo en lanzamientos posteriores de la banda. Entre ellas, una versión de A Change of Sessions, re-grabada para el EP de 1995.
De esta manera, Dream Theater se debía conformar con sólo ocho canciones para Images and Words. Aunque la música se acredita al grupo en su conjunto, las letras estuvieron principalmente a cargo de Kevin Moore (3), John Petrucci (3) y John Myung (1). “Take the Time”, en tanto, figura como una escritura colectiva.
Las canciones
Images and Words comienza con Pull Me Under, que posiblemente tiene la intro más característica de todas las canciones de Dream Theater. Inicialmente era un instrumental titulado Oliver’s Twist, pero las letras serían posteriormente agregadas por Moore. Él se inspira en Hamlet de W. Shakespeare para representar la superación de miedos y confusiones antes de tomar venganza. Su letra incluye al final una frase del libro: «Oh, qué esta sólida, demasiado sólida carne, pudiera derretirse«.
Pull Me Under fue la primera canción en ser un hit del grupo. Incluso, se puede entender como su gran éxito comercial como single, lo que la llevaría a tener una versión más corta para ser presentada como videoclip en MTV. Cabe decir que, además, es un imperdible en sus shows en vivo. Esta canción era el despegue del grupo, y dentro del álbum cumple la misma función. Su inicio con guitarras llenas de eco bien puede ser la intro más emblemática del metal progresivo.
Aquí Dream Theater demuestra que no es necesario salirse demasiado de los 4/4 para lograr una canción poderosa. Basta, de hecho, con melodías efectivas, diversas y con instrumentos que agreguen los matices necesarios para atrapar. El abrupto cierre de esta pieza, además, otorga un total sentido a la letra, representando la naturaleza inesperada de la muerte. Este corte generaría todavía más interés sobre esta canción, ya que muchos habremos quedado con la duda de si nuestro disco estaba bien o no la primera vez que la escuchamos.
Another Day modifica el curso del sonido, en una balada de gran emotividad. En ella, Petrucci dedica un desesperado llamado a su padre, que se encontraba enfermo de cáncer, para continuar luchando. Aunque también le invita a la tranquilidad, para afrontar positivamente el final de su vida. Los arreglos de saxo aportados por el músico de jazz Jay Beckenstein añadían un estilo sofisticado a esta pieza. Absolutamente elegante.
Take the Time vuelve a otorgar agilidad, y da pie a una de las muestras de mayor complejidad en el álbum. La pieza plantea una serie de rupturas, en buena medida debido a la forma en que fue escrita: cada miembro del grupo expresando lo que había vivido durante los últimos años, y reuniendo todas las partes. El coro, en tanto, fue el único escrito en conjunto.
Este proceso podría haber resultado en un collage terrible. Sin embargo, el grupo fue capaz de integrar musicalmente cada parte de manera cohesiva y armónica, con transiciones simples. Aunque ello, ciertamente, recargó la labor de LaBrie, cuyo fraseo resulta altamente desafiante, sobre todo en sus primeras estrofas. La instrumentación, en tanto, va in crescendo desde las dispares y rítmicas bases de bajo y batería, hasta una paulatina explosión de sonidos. Una de las canciones más impresionantes del álbum.
En Take the Time también se encuentra una serie de frases añadidas, sobre todo en su inicio. «Hold it now» es parte de la canción Christmas Rappin’, del álbum homónimo de Kurtis Blow. «Wait a minute» es extraída de la parte final de Dancin’ Fool del álbum Sheik Yerbouti de Frank Zappa. En tanto, «Come on» es una muestra de Power to the People, parte del disco Fear of a Black Planet de Public Enemy. Más adelante, se agrega una frase en italiano que dice «ahora que he perdido la vista, puedo ver más«. Dicha frase se extrae del film Cinema Paradiso (1988).
Surrounded vuelve a la textura de una balada. Sin embargo, a diferencia de Another Day, aquí Dream Theater incorpora una sección más rockera en su interludio. Con todo, prevalece un sonido cercano al progresivo sinfónico que agrega mayores matices al álbum, a los cuales grupo recurriría en lanzamientos posteriores. Aunque, en este sentido, Kevin Moore establece un sonido muy propio, con toques que brindan gran calidez a esta pieza.
Su temática no es muy clara, debido a las abstractas letras que Kevin Moore escribe aquí. En términos generales, parece apuntar a obstáculos en la vida (por ejemplo, al señalar que es «más fácil alejarse que mirarlo a los ojos»). Algunas referencias a «ella» en la canción podrían parecer dirigidas a una mujer, pero debido al sentido espiritual que posee esta canción, es más probable que se trate de algo más abstracto. Incluso a la vida. Así, sería la vida la que dice «deja que la luz te rodee», para no renunciar a ella ante un problema. Así mismo, es posible encontrar una serie de simbolismos en esta letra, tan críptica como hermosa.
El álbum continúa con Metropolis Part I: The Miracle and the Sleeper. Con ella, Dream Theater no solamente lograría una magistral pieza de metal progresivo, sino también abriría la puerta para otra obra maestra en su discografía: Metropolis Pt. 2 – Scenes from a Memory. La “Parte 1”, según Petrucci, era algo simplemente anecdótico. Sin embargo, tomaría ribetes insospechados para convertirse en una secuela no programada originalmente, sino como respuesta a las constantes peticiones de sus seguidores.
Las letras, eso sí, no eran una anécdota. Con un uso extensivo de metáforas, nos da a entender una dualidad entre luz y oscuridad. En particular, sobre cómo durante nuestra vida perdemos la inocencia. Así, la luz representaría esta inocencia, mientras que la oscuridad haría lo propio con el engaño.
Cuando era niño, pensé que podía vivir sin dolor, sin pena.
Como hombre, descubrí que todo eso me ha alcanzado.
Estoy dormido, pero tengo tanto miedo.
Entonces, vivimos un primer baile en nuestra niñez inocente. Un segundo baile cuando debemos aprender a sobrevivir en un mundo hostil. Dream Theater añade un tercero, que podemos entender como el amor, representado en Metropolis.
Antes de que las hojas hayan caído
Antes de que cerremos las puertas
Debe haber un tercer y último baile
Este durará para siempre
Musicalmente se logra la unidad casi perfecta de todos los sonidos instrumentales y vocales, dando espacio para que cada músico muestre sus habilidades, aunque sin perder la armonía del conjunto. Su sonido es tan épico como su título, incluyendo algunos intrincados pasajes donde brilla la sección rítmica.
Under a Glass Moon es mi favorita (OK, nadie me preguntó). Sus letras, por una parte, contienen una reflexión metafórica acerca de cómo nos transformamos y renacemos espiritualmente, donde la luna de cristal bien puede representar la fragilidad de los anhelos que guardamos, y que si bien nos guían, siempre son vulnerables de desaparecer.
Su música continúa con un tono más frenético y metalero, especialmente en el estribillo, muy ágil y donde LaBrie alcanza notas absurdamente altas. Aunque todos los músicos destacan aquí, es el bajo acelerado de Myung el que otorga ese impulso frenético y vertiginoso a esta pista. El cierre resulta poderoso, con el doble bombo unido al bajo, realzando todavía más el peso de esta canción.
Lo anterior contrasta fuertemente con la suave y concisa Wait for Sleep, de hermosa melodía liderada por piano. De hecho, el piano de Moore es el único instrumento que acompaña a la voz de LaBrie. La letra, escrita por el propio Kevin Moore, habla de la muerte de un ser querido, y contiene el verso que da nombre al álbum.
Dream Theater cierra Images and Words con Learning to Live. Escrita por Myung, es la canción más extensa del álbum. En ella, el bajista escribe una hermosa letra de solidaridad hacia las personas con VIH. Sus líneas iniciales dicen «No tenía tiempo para el dolor, ni energía para la ira», que es una paráfrasis de una fracción del libro Atlas Shrugged de Ayn Rand.
Su instrumentación, quizá la más equilibrada del disco, mezcla una gran energía con un pulso menos acelerado. La voz de LaBrie, además, destaca en sus registros altos, mostrando por qué, en parte, fue el hombre elegido como frontman del grupo.
Con todo, Images and Words representa mucho más que un gran disco de Dream Theater. Constituye también una necesaria reinvención, que definiría el sonido moderno del metal progresivo. El punto culminante de un camino que bandas como Queensrÿche o Fates Warning ya habían comenzado a edificar, y que ofrecía nuevas posibilidades para el rock y el metal, en un sentido amplio. Un camino que, a la postre, ha sido magistralmente cultivado por el propio grupo, cuya influencia ha alcanzado a un sinnúmero de bandas a lo largo del mundo. Dream Theater había vuelto a nacer.