Retrospectiva: A 50 años de «Fede, Speranza, Carità» de J.E.T.

J.E.T., como tantísimas otras – lamentablemente –, fue de esas bandas dentro del progresivo italiano que sólo nos regaló un único disco. Alguien puede poner esta sentencia en tela de juicio, ya que la agrupación, con algunos cambios, continuó con la actividad con otro nombre (Matia Bazar), y también dejó algunos sencillos, pero catalogados por fuera de la música progresiva

La banda se conformó en Génova a principios de los ’70, con músicos provenientes de dos agrupaciones pop, tomando el nombre prestado a una de ellas. Si bien tuvieron su debut radial en 1971 con un sencillo, y presentaron otros dos al año siguiente, no fue hasta la grabación del disco que nos convoca que cambiaron ese sonido de pop melódico por uno más progresivo, con algunas estructuras bien reconocidas en este ambiente.

El disco

“Fede, speranza, carità” nos presenta, ya desde el título y el arte, la temática del disco: el hombre y su relación con dios. La tapa es sencilla: un cáliz muy ornamentado – contra un fondo completamente negro – la protagoniza, y el título del disco se arregla a su alrededor, junto con el nombre de la banda abajo a la derecha. Simple pero efectiva. Yendo a la música, comienza con el tema homónimo, situándonos en un paisaje triste y lluvioso, acentuado por el Hammond. Tras una breve secuencia de acordes, la tormenta da paso a la calma, silbidos de pájaros y el piano dan paso a las primeras palabras narradas de la pieza. Un pequeño diálogo, con un arreglo bastante particular, se produce entre órgano y piano, para dar paso al sonido de una guitarra bien distorsionada, la batería, y el resto de los instrumentos al mejor estilo Deep Purple. El cantante ingresa sin quedarse atrás con esta vena de rock duro: su tono y vibrato son lo que suelen utilizarse en este estilo.

Dos estrofas más tarde queda el bajo aislado, con una línea pegadiza y más jazzera, y sirve de preámbulo al ingreso de la guitarra – esta vez más limpia – y la batería, para concluir con esa primera parte del track. La voz principal, y algunas de fondo (¿hechas por el mismo cantante?) abren una sección en donde el bajo es absoluto protagonista, y resulta muy bien lograda la atmósfera de lamento que acompaña a la letra: “yo no tengo fe, esperanza sólo un poco, la caridad no está ahí”. Este coro se repite por detrás de la letra principal, que va en la misma dirección. La melodía continúa con un sonido de sintetizadores, hay un corte de batería bien poderosa, y se vuelve al terreno del jazz o improvisación: el piano se vuelve destacado, junto con el Hammond y la guitarra. Se retoman las formas iniciales más rockeras hacia el final, junto con las últimas frases de la letra. Existe un llamativo balance entre los cuatro músicos en esta etapa final. El tema se extingue con algunas frases en falsete, y lo que parecen ser notas bien agudas con el Leslie a tope en el Hammond.

El segundo tema es “Il prete e il pecatore (fede)”, que comienza con una guitarra bien rockera, le sigue el bajo, pero la entrada del órgano y un sinte lo hacen sonar con un tufillo al pop melódico que estos músicos hacían en sus bandas previas. Se suceden unos arreglos bien originales con el Hammond y el bajo secundando, en la misma vena pseudo-pop. La letra de esta canción es un diálogo entre un pecador, un sacerdote y dios; el cantante logra situarnos en la piel de los distintos personajes a través de cambios de tonos, entonaciones y modulaciones. Luego de que habla el pecador – con el bajo de compañero -, el sacerdote ingresa y se incorpora el resto de los instrumentos, pero siendo el bajo siempre el más destacado. Por último habla dios, con una melodía propia de fines de los ’60, a lo Procol Harum. Al terminar su palabra, unos acordes de guitarra ponen fin a esa melodía, y el piano nos regresa a un plano más jazzero. Los mismos arreglos melódicos del comienzo presentan al pecador nuevamente, y luego al cura, finalizando con un fade-out de los coros.

“C’è chi non ha (speranza)” arranca con un sintetizador y la voz protestante del cantante, hacia el mundo, hacia la falta de esperanza, con un porte cada vez más importante. El sostén se vuelve una guitarra acústica y el piano cuando las aguas se calman por un momento, dando perfectamente con el ambiente. Se regresa al ruedo del reproche, pero sobre todo con la voz, mientras que la estructura la mantienen el sinte, piano y guitarra. Esta fórmula se utiliza dos veces en toda la longitud del track, dando una sensación constante de inestabilidad; resulta muy interesante: a veces se percibe uno al borde del abismo, y pasa a la calma, y vuelve a la molestia…Sigue “Sinfonia per un re (carità)”, que tiene un comienzo más denso, aunque esto dura unos pocos segundos. Si bien hay cortes acentuados por el Hammond con distorsión, el núcleo es una canción más apacible, incluidos cuerdas y congas. Una disrupción, y se da una base similar al primer tema, en donde el órgano y un sinte sirven de estructura, y el piano se utiliza más bien percusivo. De a poco se vuelve a la forma de canción tranquila y agradable, con una atmósfera melancólica, más allá de algunos acentos aquí y allá.

El disco lo cierra “Sfogo” con un aire a música de película (no puedo explicar el por qué); tiene un aire jazzeado, con el cantante haciendo voces onomatopéyicas, el Hammond sonando algo “roto”, unas agradables líneas de guitarra, y el piano bien presente. Este álbum, si bien tiene fama de influencias del hard rock, son bien puntuales pasajes con este estilo. Se puede escuchar tanto como una obra completa, como los temas por separados, ya que, si bien la temática es común y existe un hilo conductor, no es imprescindible hacerlo de esta forma, como resulta en muchos discos del estilo. Me resulta un trabajo relativamente sencillo de digerir, con formas a la vez particulares pero reconocibles; y no quiero dejar de resaltar el protagonismo del bajo – en volumen y forma -, que se me antoja delicioso.

Créditos:

  • Aldo Stelita: guitarra, voces.
  • Piero Cassano: teclados.
  • Carlo Marrale: bajo, marimba, violonchelo, vibráfono.
  • Pucci Cochis: batería

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