El mito de Syd Barrett

«Me sentía apasionadamente atraído por Syd Barrett de Pink Floyd. Había algo en él que no era de este mundo, algo de Peter Pan»

David Bowie

Si existe un músico mito en el mundo del rock, incluso fuera del rock progresivo, ese probablemente es Roger Keith «Syd» Barrett.

Nacido en Cambridge, Reino Unido, el 6 de Enero de 1946, un hombre mítico, creativo, apasionado, pero también muy atormentado, con una nebulosa muy grande alrededor de su persona. Lleno de mitos y misterios, en parte contribuidos tanto por lo hermético que resultó ser su círculo mas íntimo de familiares, así como por también la misma banda de Pink Floyd, en particular de gente que eran muy cercanos a él, como Roger Waters y David Gilmour, amigos de infancia de Syd.

Un compositor de conceptos y canciones geniales, pero también un paciente psiquiátrico. Nunca hemos sabido que tipo de enfermedad mental tenía Syd: Algunos le han atribuido esquizofrenia, otros asperger, problemas maníacos, o todos los anteriores. Algunos argumentan que el consumo desmesurado de LSD y la abundante medicación le gatillaron algún tipo de problema mental mayor, etc. La familia de Barrett siempre ha sido muy reacia a liberar cualquier tipo de diagnóstico clínico que pudo haber tenido el diamante loco por parte de los médicos.

Un grupo como Pink Floyd solamente podría haber debutado en el famoso «verano del amor» de 1967, el año más psicodélico de todos los tiempos, una corriente que nos dejaría algunos de los trabajos mas clásicos y memorables del siglo XX. The Beatles lanzó el disco «proto-progresivo» de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band y pocos meses mas tarde, el lisérgico Magical Mystery Tour. The Rolling Stones no quisieron ser menos y editaron el bizarro Their Satanic Majesties Request llegando a extremos de experimentación aún más allá que The Beatles, si es que cabe. Ni hablar de las principales bandas «heavy rock» del momento como Jimi Hendrix Experience y Cream que incluyeron matices fuertemente psicodélicos en sus obras, o el debut de The Doors con canciones como The End y Crystal Ship. También, en la costa oeste estadounidense donde al parecer toda la juventud nadaba en un mar de LSD, aparecían grupos como Jefferson Airplane y discos como Surrealistic Pillow. (¡Inclusive existe teorías de conspiración al respecto de esto!)

Pues bien; todos estos grupos con sus experimentos quedan en un lugar bastante mas «convencional» al lado de PInk Floyd y su revolucionario debut de The Piper At The Gates Of Dawn. El lado más oscuro, el más violento, el más peligroso, el más insano de la psicodelia británica explota como una bomba de clavos en este álbum de la mano de Syd Barrett, quien no era un inglés más transitoriamente jugando con la psicodelia, sino que un lunático inmerso en quién sabe qué mundos lejanos.

Estamos hablando de una genuina obra maestra salida de una mente increíble.

Lamentablemente aquellos mundos lejanos nos reflejarían que la salud mental de Syd ya iba en una debacle ni bien salía a las disquerías el debut Floydiano. En estas mismas fechas, Barrett tendría reiterados episodios catatónicos donde se quedaría en el escenario inmóvil, absolutamente congelado, mientras la banda seguía tocando atrás. También existen registros en su biografía oficial, relatada mayormente por su hermana, Rosemary Breen, donde desaparecería semanas, y la banda no sabía nada de él.

Todos coinciden en un fatídico fin de semana del verano europeo de 1967, donde Syd decide ir con unos amigos a una especie de «retiro espiritual con drogas», que marcaría una especie de comienzo del fin de Barrett en el mundo de los cuerdos. Al volver, pasaron semanas donde el diamante loco no reconocía a gente de su circulo mas cercano, olvidaba canciones de Floyd que él mismo había compuesto, y sus episodios catatónicos fueron en un constante aumento, llegando a durar mas de 8 horas absolutamente «congelado», apenas sin pestañear.

Ya para diciembre de 1967, el estado de nuestro protagonista era lamentable, por lo que se comienza a pensar en un substituto temporal. Se barajaron nombres como Jeff Beck, pero al final sería un amigo en común y viejo conocido de Syd y Roger: David Gilmour, quien tendría la labor de cubrir la guitarra, mientras se relegaría la figura de Barrett a ser un compositor, mientras no pudiese estar de pie en un escenario. En aquella época se rumoreaba que el resto de la banda estaría un poco celosa de la imagen de Syd, que atraía la atención de los periodistas, pero lo cierto es que para Waters era un amigo íntimo, al cual no querían perder.

Llega 1968, y comienzan los arrebatos agresivos por parte de Syd hacia los miembros de la banda, la mayoría totalmente inusitados y sin ninguna coherencia. Ya tarde mal y nunca se aparecía en el estudio a componer, por lo que se decide prescindir de los «servicios» del diamante loco, para finalmente «despedirlo». Roger Waters habla de este episodio con una gran culpabilidad, ya que se trataba de expulsar a un amigo y un enfermo mental, pero Syd estaba tan fuera de este mundo que pasaron meses y aun no se daba cuenta que había sido «despedido» de la banda, siempre entre comillas.

Acá acabaría un capitulo espectacular de la historia de Pink Floyd, y el fin de la colaboración musical entre Syd Barrett y la banda, mas no el fin de las relaciones personales.

Syd mantuvo un comportamiento muy compulsivo en los años siguientes. Persiguió a la banda en conciertos, se dejaba caer en los estudios de EMI buscando a sus amigos tratando de entrar por las entradas de incendios, o la célebre escena de Pink Floyd aterrizando en Ibiza, España, donde los estaría esperando un Syd Barrett en calzoncillos.

En 1970 lo que ya era un espectáculo tragicómico bastante decadente comienza a tornarse sórdido. Waters, quien seguía muy de cerca los pasos de su amigo mediante contacto con la familia Barrett decide que una buena terapia para el ex-Floyd es probablemente volver a grabar en estudio, por lo que se le consigue en EMI un contrato para lanzar un disco en solitario, cosa que al sello discográfico no le hizo mucha gracia, por la naturaleza impredecible de nuestro protagonista.

Como todo lo que rodea a Syd, existe mucho mito en torno a estas grabaciones de su disco solista debut. Lo cierto y corroborado por varias fuentes es que Barrett no era capaz de grabar solo, por lo que requirió ayudas de muchos músicos invitados, lo que derivó en colaboraciones bastante interesantes, y como no, Roger Waters y David Gilmour fueron los productores de los dos discos solistas, tanto de «The Madcap Laughs» (1970) y «Barrett» (1970).

Los ingenieros de sonido relatan lo impredecible del diamante loco en la grabación de ambos álbumes. A veces llegaba y componía material de mucho potencial, como también pasaban horas de aporreos erráticos en la guitarra hasta destruirlas por completo. El material era bastante crudo, con poca coherencia, sin crear composiciones propiamente tal con inicios y finales, si no que mas bien trozos aleatorios que fueron «pegados» en producción por las personas involucradas en el proyecto, o algunas intros y finales compuestas por los músicos invitados, ya que Syd muchas veces no recordaba sus propias composiciones para volver a tocarlas.

Lo peor de todo, fue que en medio de las sesiones le dió un arrebato «viajero». Salió a la calle, se metió a su MINI y manejó kilómetros por varios días por todo el Reino Unido. Desapareció algunas semanas, hasta que lo encontraron internado en un instituto de salud mental en Londres. Allí sus viejos amigos lo rescataron y se lo llevaron a su casa para su recuperación. Pasaron algunos meses hasta que pudo volver al estudio de grabación para finalizar el material.

Fuese como fuese, lo cierto es que estos discos son indicados para muchos como gemas ocultas de los años 70′, y son citados como influencia por músicos de la talla de David Bowie, o incluso mas actuales como John Frusciante, solo por nombrar algunos. Acá ya llegamos a 1971.

En 1972, Syd volvería a la carga nuevamente con «Stars«, un intento de agrupación para sacarlo de la abulia, pero que duraría pocos meses, ya que para estas fechas prácticamente necesitaba custodia permanente por parte de su hermana. Ella justamente fue la que le dio el fin a la carrera musical de su hermano (solo se dedicaría a hacer cosas muy puntuales de acá en adelante), aunque también hay que recalcar que sus ex-colegas de Floyd ya se habían dado por vencidos con su viejo amigo.

Saltamos a 1975. Pink Floyd se encontraba en el comienzo de la producción de lo que se titularía después como «Wish you Were Here«. Aparece en el estudio un hombre rapado, sin cejas, de pestañas raleadas y con un poco de sobrepeso. Caen en cuenta que es el mismísimo Syd Barrett. Waters rompe a llorar. Ese día sería un hito histórico para la agrupación y el nuevo disco estaría dedicado para él, aunque para Syd la nueva música que hacen sus amigos en sus propias palabras «parece salida de una película de Mary Poppins«.

Avancemos a 1978, en otro día histórico en la vida de Syd, aunque para mal. Nuestro diamante loco queda en la mas absoluta de las bancarrotas. La banda toma la decisión de incluirlo en los royalties, por lo que sería el gran gesto económico de «philia» o amor de amigos por parte de sus ex-colegas para con Barrett, y así pudiese llevar una vida tranquila el resto de su existencia. Gracias a esto, su hermana también estaría cubierta.

El 7 de julio de 2006, Syd abandonaría físicamente este mundo terrenal, a los 60 años como consecuencia de su diabetes crónica y un posterior cáncer de páncreas. Pocos días después, David Gilmour y Roger Waters en representación de Pink Floyd Records, junto a Rosemary, emitieron un comunicado conjunto en el que expresaban la consternación y pena por la muerte del diamante loco.

Ese año, las pertenencias de Syd fueron subastadas, desde las cortinas de su habitación y libros hasta sus cuadros. Los fanáticos del músico adquirieron rápidamente todo lo que pudieron de su ídolo a cambio de elevadas sumas de dinero. Su casa, valorada entonces en alrededor de trescientas mil libras, fue puesta a la venta en aproximadamente medio millón. Diríamos que murió el hombre y nacería el mito, pero el mito ya había nacido hace mucho tiempo atrás, en 1967.

Les recomendamos de sobremanera ver el documental lanzado en 2023 de «Have You Got It Yet?» que repasa algunos detalles poco conocidos de la vida del diamante loco

Come on, you raver, you seer of visions

Come on, you painter, you piper, you prisoner, and shine

Shine on you Crazy Diamond, Part I-V

Melómano y coleccionista de música en formato físico. Baterista de Hobbie. Uno de los administradores del grupo de Facebook chileno "King Crimson en Chile", con contacto directo con el sello DGM de Robert Fripp y David Singleton. Me gusta escribir sobre música.

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