«Blue Camel» (1992): el mundo en el laúd de Rabih Abou-Khalil
¡Qué hermoso es el laúd, qué bella su forma!
Oyendo su preludio me conmuevo,
por él se debe toda tarea abandonar;
escúchalo y oye lo que recita.
Ibn Quzman
I. Rabih Abou-Khalil, un ciudadano del mundo
Beirut, Líbano. 17 de agosto de 1957, nace Rabih Abou-Khalil. Criado en el ambiente cosmopolita de la Beirut de los años 1970. Desde su infancia recibió una formación clásica tanto en flauta como en ud (laúd árabe de cuello corto, instrumento de cuerda sin trastes, predecesor del laúd europeo). Se convirtió en un experto del ud, para el que más tarde escribiría la mayoría de su repertorio.
En 1978 se ve obligado a abandonar el Líbano, debido a la guerra civil. Emigra hacia Alemania y allí estudia flauta clásica en la Academia de Música de Múnich. El estudio y análisis de la teoría de la música clásica europea, le permitió apreciar la música árabe desde una posición más amplia. Asimismo, a la posibilidad de interactuar simultáneamente dentro de esos dos sistemas musicales divergentes.
Abou-Khalil fue uno de los primeros en trabajar extensamente con músicos de jazz, también, ha sido el músico que más ha contribuido a que el ud se convierta en otro instrumento dentro del universo del jazz. Lo popularizó a través de una serie de grabaciones y colaboraciones con artistas de renombre, como el trompetista Kenny Wheeler, el bajista Glen Moore, el saxofonista Sonny Fortune, el bajista Steve Swallow, entre muchos otros.
II. El ud (laúd), el rey de los instrumentos de cuerda
Es el principal instrumento de la música del mundo árabe. Este instrumento goza de una popularidad y un prestigio comparables a la importancia que tienen en “Occidente” el piano y la guitarra.
Antiguo instrumento conocido en persa como barbat y cuyo significado en árabe es literalmente “madera”. Tiene un mástil corto, sin trastes, con un clavijero formando un ángulo hacia atrás, un cuerpo protuberante, en forma de pera y cuerdas dispuestas en órdenes dobles. El modelo más común tiene cinco órdenes dobles de cuerdas de tripa o de nailon. A veces se añade un sexto orden.
Ziryab (789, Mosul – 857, Córdoba) cambió también el plectro de madera que se utilizaba para tocarlo, por uno de pluma de águila que se usa todavía actualmente.
Sus cuatro cuerdas originales se ponían en correspondencia con los cuatro humores asociados a los elementos de la doctrina hermética clásica, y así se cerraba el círculo de la correspondencia e influencia de la música sobre el alma humana.
La primera era amarilla, y simbolizaba la bilis; la segunda, teñida de rojo, simbolizaba la sangre; la tercera, blanca sin teñir, simbolizaba la flema, y el bordón estaba teñido de negro, color simbólico de la melancolía. La quinta cuerda, añadida por Ziryab, representaba el alma, hasta entonces ausente en el ud; estaba teñida de rojo, y colocada en el centro, entre la segunda y tercera. De este modo, el instrumento adquirió grandes posibilidades y mayor delicadeza en la expresión.
III. Evocación y cadencia a lomos de un camello azul
«Blue Camel» es un álbum evocador. Uno de los elementos más “jazzeros” de Abou-Khalil. Un trabajo transcultural de principio a fin. Vehículo de expresión de diversas nacionalidades, donde también confluyen las nociones —o definiciones— sobre el concepto de libertad, que han creado y establecido tanto el jazz tradicional norteamericano, como la música centenaria del Mundo Árabe, levantino y norafricano. Es la cumbre de su trabajo, como músico de jazz.
Fue grabado en 1992 y lanzado por Enja Records, la compañía discográfica alemana de jazz, con sede en Múnich, donde Abou-Khalil ha producido la mayoría de sus álbumes.
Una élite de músicos conforman un ensamble estupendo y compacto: el trompetista Kenny Wheeler; Charlie Mariano, en el saxo alto; en el bajo, Steve Swallow; Milton Cardona, en las congas; en el tambor de marco o pandero, Nabil Khaiat; y Ramsesh Shotham en la percusión del sur de la India.
La simbiosis entre la teoría europea y la experiencia adquirida por tradición, generan una homogénea, llamativa y exitosa fusión entre la música tradicional árabe y el jazz.
Continuos y cuidadosos cambios del estado de ánimo; unas veces tenso, otras reflexivo. A partir de una gama de estilos y de un vocabulario sonoro complejo, Abou-Khalil genera un lenguaje musical y poético accesible.
Lo que parece una confrontación arbitraria de instrumentos discordantes a partir de universos musicales diferentes, no es más que una metódica creación e interpretación. Esta filosofía se forjó en el contexto de la migración forzada. Hay contradicción pero no confusión.
Sahara
Una pieza pausada, rítmica. Insinúa el balanceo constante y la cadencia de los pasos del camello por el desierto. Sahara es la obertura que honra al título del álbum. Una melodía sugestiva que presenta el timbre único del ud. Inquietante, sosegada. Casi sombría, sin embargo, el sol pleno se manifiesta ardiente, y la arena se extiende como un valle dorado, infinito. Sed, seco, imperturbable, silencio.
Tsarka
Aquí tenemos una textura diferente. El tema empieza con un ataque del ud, que resulta ser uno de los dos motivos sobre los que se construye toda la pieza. El ritmo está marcado por el groove caribeño de Cardona en las congas. Predomina la fuerza y poderío de los solos de Wheeler, Mariano y Abou-Khalil.
Por otro lado, surge una inquietud etimológica, que dejaremos más como una pregunta, que como una interpretación. Intuimos que Tsarka es una palabra griega proveniente del turco, y a su vez del persa. Esta hacía parte de un slang o jerga arcaica en desuso y que, al parecer, se le atribuyen varios significados: rueda o timonel de barco; una corta caminata en círculos. ¿Tendrá alguna relación con uno de los términos del jazz utilizados para nombrar la sección de los solos: “vueltas”, “ruedas”, donde los músicos ejecutan, por turno, sus solos?
Ziriab
Un evidente homenaje al maestro medieval e innovador del ud, Ziryab; y más que describir la composición, hablaremos de Ziryab, a quien también Paco de Lucía le hizo un grandioso tributo.
El historiador y biógrafo marroquí al-Makkari (1591/2-1632), relata las circunstancias que llevaron al músico Ziryab a trasladarse desde Bagdad a Córdoba. Objeto de la envidia de un colega suyo, tuvo que abandonar la corte de Bagdad y marchar a Siria; allí, y debido a su fama, recibió la oferta de trasladarse a la corte de al-Hakam I, que murió justo cuando él llegó a Algeciras. Su sucesor, Abd al-Rahman II, le acogió con los máximos honores, traducidos económicamente en una fabulosa pensión anual de 5.640 dinares.
Dice al-Makkari que Ziryab era hombre de amplia cultura y gustos refinados, que le convirtieron en el árbitro de la moda de la corte cordobesa. Dotado de una memoria prodigiosa, sobresalía como músico tanto como poeta. El laúd con el que tocaba pesaba al parecer un tercio menos de lo habitual, y tenía dos cuerdas de seda y otras dos de tripa de león.
Inventó nuevas formas musicales y sobre todo, desarrolló un nuevo método de enseñanza del arte del canto, escuela mantenida por varias generaciones.
Blue Camel
Aquí se lucen Cardona, Nabil Khaiat y Shotham. El pulso continuo de la percusión, se convierte en la base para la extraordinaria expresividad de Abou-Khalil.
On Time
Un corte Efusivo. Melodías que se mueven entre la corte de Bagdad y una Big Band del Harlem de los 1930.
A Night In the Mountains
Acompasada, cálida. Es una caminata lenta, reflexiva. Es contemplación silenciosa durante el crepúsculo nocturno. Secuencias rítmicas delicadas, irregulares. Melodías inquietas, encadenadas, que flotan continuamente y que adquieren un encanto y una fuerza de atracción inaudita. La pieza evoca el cielo nocturno abierto.
Rabou-Abou-Kabou
Breve, directa. Un solo de ud luminoso, trepidante.
Beirut
Comienza con un gran solo de Abou-Khalil y termina explotando en disonancias y cambios de estructura. Honor al hogar de infancia. La cacofonía al final puede interpretarse como el recuerdo de la guerra civil en el Líbano.
IV. Coda
En «Blue Camel» prevalece la idea de retorno al país natal, a las raíces, a la libertad. La historia del jazz norteamericano rebosa de artistas que han retornado tanto física como espiritualmente a África, al Mediterráneo, al Mundo Árabe. Esta noción fue fundamental para muchos de los movimientos libertarios afroamericanos más importantes, y que permeó diversas manifestaciones; la música fue una de las más importantes, y la que más sirvió de vehículo para estas propuestas culturales, sociales, económicas, políticas, religiosas.
Como toda la música de Abou-Khalil, este trabajo ignora y transgrede las fronteras políticas, étnicas y geográficas para celebrar una música global, que abraza las diferencias, dejándolas tocar juntas.
Es capaz de adoptar algunos de los principios “occidentales” de producción y técnica de jazz, al igual que los primeros músicos de rock progresivo, que fueron capaces de enriquecer su música con muchos ingredientes provenientes de tanto de África como de Asia.
Con su técnica de composición caracterizada por complejas secuencias rítmicas que no se someten a ninguna norma, Abou-Khalil ha creado un lenguaje sonoro de matices a la vez misteriosos y extrañamente familiares. Una fascinante interacción de silencios, ritmo y sonido atmosférico.
«Blue Camel» es una de las obras que sin duda puede ser estimada por los entusiastas del rock progresivo, el jazz rock, el psicodélico y el krautrock. Es un trabajo de jazz de alta calidad.