«Contaminazione» de Il Rovescio della Medaglia: La obsesión por J.S. Bach hasta el límite
Antecedentes
Il Rovescio Della Medaglia (RDM) es otro de esos pesos pesados de Italia injustamente infravalorados. Originarios de Roma, y formados a partir de las cenizas de la banda beat «I Lombrichi», el grupo se estableció en 1971 con Leonardo Antonucci (guitarra y voz), Maurizio (segunda guitarra) Paolo (bajo) y Gino Campoli (batería). Más tarde se incorporaría Stefano D’Orazio reemplazando a Gino en las baquetas, e ingresaría el virtuoso tecladista Franco Di Sabatino, quien aportaría muchísimo del sonido clásico del proyecto tal como lo conocemos.
La banda se estableció bajo los preceptos de «distanciarse de los patrones convencionales», para mostrar de manera simple o polémica «el otro lado de la moneda». Su sonido está emparentado con las corrientes del hard rock de bandas como Deep Purple (incluso podríamos apuntar al clásico «Concerto for Group and Orchestra» como una gran influencia), entrecruzado con lo que estaban haciendo bandas como «New Trolls» en aquellas épocas, incluyendo una integración emotiva y virtuosa de la música docta con el rock sinfónico.
Luego de pasar por el buen debut conceptual sobre el antiguo testamento de «La Bibbia» (1971) e «Io Comme Io» (1972) basado en el idealismo de Johan Gottlieb Fichte, llegamos a la que es probablemente la gran obra maestra del grupo: «Contaminazione» de 1973, que se refiere al término de musicología «contaminación musical», esto es, ensuciar con influencias (del rock en este caso) una obra docta ya escrita. Este es otro disco conceptual sobre un músico escocés que se obsesiona a tal nivel con la música de Johann Sebastian Bach, que se autoconvence que es su reencarnación, descendiendo lentamente al foso de la locura. Nos preguntamos si estos chicos habrán tenido como inspiración a Ian Anderson a la hora de establecer al músico escocés que gusta de Bach.
Gracias al buen quehacer e influencias en los teclados del recién ingresado Di Sabatino, se montó toda una ambiciosa propuesta en torno a la grabación de «Contaminazione». Se adquirió previo endeudamiento de los integrantes algunos de los teclados y sintetizadores más modernos de la época que solo las bandas más pudientes podían costear: mellotrones, moogs, organos, clavecines, sintetizadores VCS-3 y ARP 2600, pianos, hammonds e incluso el arriendo a tiempo completo de un órgano de tubos de una iglesia cercana al estudio. Por si fuera poco, y para reflejar de mejor manera la música de Bach que contendría el concepto del disco, se contrató a la orquesta dirigida por el argentino Luis Enríquez Bacalov, quien ya había trabajado con el «Concerto Grosso Vol 1» de New Trolls, y «Milano Calibro 9» de Osanna; aunque se haría mucho más famoso por sus bandas sonoras de cine. Todas estas nuevas ideas musicales traídas por Di Sabatino, Bacalov y trabajadas por el resto de RDM revolotearían alrededor de la música del compositor docto alemán, en un gran golpe de efecto sonoro.
Este sonido también debía ser correctamente trasladado al escenario en vivo, donde se habían labrado un buen nombre en sus dos primeros años. Adquirieron un sistema cuadrafónico de 6.000 watts y un set de iluminación potentísimo, convirtiéndose en la banda italiana con mejor equipamiento en vivo de toda la escena.
Como tantos discos de esta procedencia, no existen datos fehacientes del mes de lanzamiento del trabajo, aunque algunas fuentes italianas de la RCA apuntan a octubre de 1973. El trabajo rezaba en ambas carátulas «Contaminazione di alcune idee di certi preludi e fughe del Clavicembalo ben temperato di J.S. Bach.» (Contaminación de algunas ideas de ciertos preludios y fugas del clavecín bien temperado de J.S. Bach).
ciclos de preludios y fugas, recordado como una de las mejores compilaciones del catálogo BWV del alemán.
Las piezas de «Contaminazione»
A pesar de ser un disco tremendamente ambicioso, la pieza más larga no dura más allá de 4 minutos, y en total tan solo cronometra 36 minutos, por lo que todo funciona como un solo hilo conductor que pasa rápidamente por los oídos y sentidos del oyente.
La corta introducción vocal de «Absent for this Consumed World» nos dirige a «Ora Non Ricordo Piu» que da la plantilla sonora del resto del disco: Hard rock condimentando música docta orquestal, que nunca se hace cansino o fuera de lugar, como si pasa en algunos pasajes de otros discos como «Time and a Word» de Yes.
«Il Suonu del Silenzio» tiene ese sabor canterburiano de bandas como «Egg«, unido a interpretaciones magistrales del clavecín de Di Sabatino, claramente derivativo de una fuga de Bach. Una mezcla que en papel puede sonar algo inconexa, pero que definitivamente funciona bastante bien.
La barroca balada «Mi sono svegliato e…ho chiuso gli occhi» tiene momentos calmos unidos a una excelente interpretación de la orquesta de Bacalov. «Lei Sei Tu: Lei» es una pieza de patrones jazzeros unido a esas maravillosas sonatas Bachianas que irrumpen como verdaderos bálsamos para el alma.
«La Mia Musica» probablemente es la pieza más convencional del disco, con una lograda atmósfera calma, una buena melodía pop, y dulces cuerdas que casi caen en lo empalagoso, pero que nunca llegan a ello.
Después de que «Johann» irrumpiera como una suerte de calmo nexo de guitarra y voz, aparece el primer plato fuerte: La barroca «Scotland Machine» contiene mucho órgano de iglesia, clavecines, cuerdas de violines, sintetizadores atonales y guitarras rockeras que inevitablemente nos recuerda a Deep Purple.
«Cella 503» es como sonaría el famoso Allegro del concierto de Branderburgo unido a una inteligente composición hard rock de los italianos, que si bien puede sonar sacrílega para los más puristas, se ejecuta con un gran sentido del gusto, y nunca se siente como si fuera algo forzado, o mucho menos una atrocidad para con el músico alemán, quien es considerado por algunos como «el primer rockero de la historia». Si te gusta el rock progresivo y la música docta, es una pieza insoslayable para oír.
«Contaminazione 1760«, es otro nexo para la llegada de otra de esas piezas fuertes del disco: La rockera «Alzo un Muro Elettrico» nos recuerda al mejor Deep Purple, e incluso a algunas piezas de los primeros Black Sabbath, con su corriente transposición docta. Casi parece que hubiese llegado Ritchie Blackmore con sus precisos staccatos de su Fender Stratocaster, y Jon Lord a bordo de su «bestia» hammond.
«Sweet Suite» es la introducción al grand finale: «La Grande Fuga«, basada en el famosísimo Preludio de Cello Suite N°1 en Sol Mayor, llega con un furioso ataque de moog, sintetizadores y órganos de iglesia en una de las piezas más rotundas del LP. Un verdadero tornado musical para cerrar uno de los más grandiosos e inusitados trabajos del rock progresivo italiano.
El amargo final de la gira de «Contaminazione»
RDM era una de las mejores bandas en vivo de la escena italiana, como quedó de manifiesto en el Festival di Musica d’Avanguardia e di Nuove Tendenze di Viareggio. Irónicamente, el tour de «Contaminazione» sería también el fin de la agrupación. En diciembre de 1973, el camión que contenía el enorme y costoso equipo de amplificación, junto con todos los preciados instrumentos, fue robado en su totalidad desde el estacionamiento, obligando a Il Rovescio a cancelar todos los conciertos ya programados de cierre de gira.
Recordando que según la historia que nos contaba Bernardo Lanzetti en el video que tenemos subtitulado en nuestra web sobre el rock progresivo italiano, el movimiento «prog» de aquel país era totalmente autosustentado, de un esfuerzo profundo por parte de las bandas para poder adquirir instrumentos y girar, por lo que para un RDM que no era exactamente popular ni masivo, fue una estocada mortal.
En enero de 1974 varias agrupaciones amigas llevaron a cabo un concierto de beneficencia en el club «Piper» de Roma, para tratar de recuperar algo de las tremendas pérdidas económicas. Lamentablemente, estos esfuerzos fueron infructuosos y la banda terminó separándose a inicios de 1974.
De forma póstuma, la RCA decidió relanzar «Contamination» en 1975 para el mercado estadounidense, con las voces en inglés, lo que le dio cierta visibilidad en Norteamérica. Como pasa con la mayoría de los discos italianos, el trabajo en su lengua original es claramente superior.
Un disco de culto
Si bien «Contaminazione» (que casualmente cumple 50 años este 2023) puede pecar de formulaico, pomposo o incluso de tener un sonido algo «anticuado», paradojalmente es uno de los trabajos del rock progresivo italiano más inesperados, increíbles e inauditos de toda la escena. Una gema oscura, de culto, que no debería dejarse pasar por cualquier oyente de paladar refinado que se precie de tal.
Por cierto, también es bueno checar la estupenda revisión en vivo de un reformado «Rovescio della Medaglia» (sin el «Il») con nuevos integrantes, que interpretaron el clásico disco en su totalidad, llamándolo «Contaminazione 2.0» de 2020, grabado en vivo en Siena durante 2018.