Dry Cleaning en Chile: Puedes hacer tu propio vacío
Agradecimientos por las fotografías a Juan Kattan
Antecedentes
Podríamos deshacernos en referencias respecto al distintivo sónico de Dry Cleaning. Cultores de un post-punk a la usanza de Joy Division y los años primigenios de The Cure. Pero su origen inglés no quita en absoluto reconocer la huella desde el otro lado del Atlántico, pues The Velvet Underground y Sonic Youth también están presentes en el ADN de esta agrupación que con poco más de cinco años de carrera, ha forjado un sello personal y envolvente. Y cuando se lo propone, apela a la densidad como un rasgo primordial en su estilo.
Si el debut New Long Leg (2021) fue una sorpresa por su mezcla de tintes experimentales, el siguiente Stumpwork (2022) despeja todas las dudas existentes y por haber. Un trabajo de personalidad audaz y con un humor sardónico que al menos en Chile ha generado un culto tan pequeño en cantidad como grande en devoción. Y el efecto inmediato de la mencionada placa, para ser su segundo trabajo en casi un año, conforma una subida de nivel para Florence Shaw y sus colegas de ruta. Suficiente como para congregar a centenares de personas en el Club Subterráneo de la capital, un público ávido de estás sonoridades que escapan de la convención y, a la vez, transita por esos viejos lugares poco frecuentados, salvo por quienes abrazan la idea del post-punk como estilos de vida y forma de pensamiento.
Desarrollo
Como a eso de las 21:15, y de la mano de «Viking Hair» -¿hablemos de clásicos inmediatos?, aquí uno por derecho propio-, se concreta la primera vez de Dry Cleaning en Chile. En su mejor momento, en la cima de sus facultades, con Stumpwork bajo el brazo y dejando en claro que por algo es una de las bandas más llamativas en la actualidad. Y nos permite apreciar de inmediato las facultades de Dry Cleaning como una suma de talentos musicales que con ‘lo justo’ construye su propia atmósfera.
«Gary Ashby» continúa en medio de la euforia del público y la sorpresa de Florence al sostener una mandíbula artificial regalada por algún asistente. Dentro de la anécdota, nada de aquello empaña el ambiente nebuloso con que Dry Cleaning despliega su repertorio, y le da un sabor especial a este primer encuentro con Chile. Al punto de que la siguiente «Kewnchy Kups» nos hace sucumbir de manera irrefutable, denotando la solidez con que está música defiende y ataca sin ningún artificio ajeno al poder de las buenas canciones.
Interesante lo que ocurre en «Hot Penny Days», cuando el bajo de Lewis Maynard toma el rol de guía y le da a la música un condimento funk que nos hace bailar de manera automática, a la vez que el entendimiento de Maynard con la batería de Nick Buxton resulta en un groove de ragsos telúricos. Y donde la base rítmica es protagonista y figura, también lo es Tom Dowse con su labor en las seis cuerdas, principal responsable de la cara más ‘noise’ de Dry Cleaning.
«Her Hippo», «Swampy» y el corte titular «Stumpwork» desfilan sin contrapeso alguno. Sin pausa, al grano, con el monólogo seductor de Florence cargado a un humor negro que, más allá del idioma, define la personalidad de Dry Cleaning en el escenario que sea. Dueña de una voz con identidad propia y una puesta en escena que se basta de un manejo visual donde todo fluye con naturalidad y, al mismo tiempo, mantiene todo bajo control. Pura jerarquía, y en base a talento y constante trabajo.
Cómo no dejar de resaltar el desempeño de Lewis Maynard en el bajo, si en pasajes como «Strong Feelings» basta un par de notas para marcar el rumbo y consagrar un sello que no necesita de parafernalia vana para hacerse notar. Es una de las virtudes de Dry Cleaning y su distintivo ya característico, bebiendo de los próceres que marcaron el cambio de los ’70s a los ’80s, actualizando los principios de aquella época a los códigos de 2023 con una maestría enorme. Tan enorme como la guitarra de Tom Dowse, quien en «Driver’s Story» y «Don’t Press Me» se pone en los zapatos de Jimmy Page y Geordie Walker para darle intensidad a la música, manteniendo en lo alto la impronta minimalista de Dry Cleaning.
Completando el equipo titular, faltaba destacar la potencia con que Nick Buxton aporrea los tarros, siempre con elegancia británica hasta el sudor. Lo podemos notar en toda la presentación, aunque destacamos pasajes como «Conservative Hell», «Liberty Log» y «Scratchcard Lanyard» donde reparamos en la energía con que la máquina de Dry Cleaning avanza a través de la autopista sin retorno a casa.
Conclusión
Tras el final con la melodía suprema de «Magic of Meghan» y el trance hipnótico de «Anna Calls from the Arctic», parece que Dry Cleaning nos deja sin aliento. Nos deja vacíos, en el sentido que implica un estilo que respira libertad en todas sus esquinas. Como nos apunta Florence en una línea de «Hot Penny Day», podemos hacer nuestro propio vacío. El vacío tras dar la vida en una noche calurosa, como lo amerita un estilo artístico que en apariencia se ve expuesto por su aparente simpleza. Es probable que sea una de las razones por las que la primera de Dry Cleaning será recordada en Chile, incluso más allá de haber un eventual retorno en el futuro. Cómo provocar tanto con lo mínimo (o lo que entendemos como tal), no cualquiera lo hace en estos días.
Galería Dry Cleaning
(Créditos: Juan Kattan @kattan.ph)