Analizando «Selling England by the Pound» de Genesis

Un análisis necesario. Selling England by the Pound, quinto álbum de estudio de Genesis, usualmente se encuentra encumbrado en lo más alto de la historia del rock progresivo. Por lo tanto, representa una obra con muchas aristas para abordar. Aquí pretendo, humildemente, ofrecer el análisis de uno de mis discos de cabecera. De aquellos a los que uno vuelve una y otra vez.
“Can you tell me where my country lies?”
Said the unifaun to his true love’s eyes.
“It lies with me!” cried the Queen of Maybe
For her merchandise, he traded in his prize.
Esta debe ser una de las más reconocibles estrofas dentro del rock progresivo, ya que son los versos que dan inicio al impresionante Selling England by the Pound. Editado el 28 de septiembre de 1973, representa, para muchos, el punto más alto en la discografía de Genesis. El disco fue grabado en los Island Studios de Londres y muestra, a nivel general, la decadencia de la cultura británica y de su orgullo victoriano. Sobre ella, las letras de cada tema se encuentran plagadas de referencias. Algunas, incluso, en un nivel altamente sofisticado (o rebuscado, para algunos).
Veamos cómo funciona esto.
Dancing with the Moonlit Knight
En efecto, Selling England by the Pound comienza con la maravillosa y teatral Dancing with the Moonlit Knight (con las letras antes expuestas). En ella, Peter Gabriel personifica a Britannia, el alma de Gran Bretaña. Esta alma se lamenta por lo que se ha convertido gracias al consumismo, coronando con la frase que da título al álbum. El impacto lírico de “Vendiendo Inglaterra por libra” se ha transformado, con el paso de los años, en parte importante de la cultura popular, al punto que se ha utilizado incluso en algunos títulos de columnas y publicaciones académicas en materia económica.
El juego de palabras se extiende, así, a lo largo de toda la pista. Unifaun, por ejemplo, se construye como símbolo de la nostalgia por la antigua Inglaterra. Una suerte de acrónimo formado por “uniforme”, “unicornio” y/o “fauno”, y que tiene sentido únicamente en el contexto de la canción. Asimismo, Queen of Maybe (“reina del quizá”) hace referencia a la Reina de Mayo (May Queen), emblema de la bonanza en las cosechas y de la fecundidad propias de la primavera. Hasta cierto sentido, de la “riqueza”, en cuanto al fruto del trabajo y de la propia tierra. Con este cambio de nombre, entonces, se plantea el reemplazo de la abundancia por la incertidumbre.
De esta manera, antes de abrir las líneas irreverentes hacia el consumismo, se establece una realidad marcada por la abundancia, condición que posibilita la búsqueda de felicidad mediante el consumo.
La muerte del Viejo Padre Thames (Old Father Thames), que simboliza al Támesis y, con ello, también a la abundancia, marca una transformación generacional en las pautas de consumo. Se cambia lo viejo por lo nuevo. Pero esto no es sólo en un sentido valórico. La “muerte” del Támesis ya había sido retratada durante 1858 en Inglaterra, por medio de la contaminación que sufría gracias a los nuevos estilos de vida urbanos, tanto de las personas como del crecimiento industrial (ver imagen). Ese año ocurrió el Great Stink, un gran hedor formado por estos motivos y por el excesivo calor que tuvo lugar entonces.

El Támesis, sin embargo, siguió representando la abundancia, hasta muchos años después. Incluso tras dos guerras mundiales, Gran Bretaña alcanzó cuotas de crecimiento económico considerables. No obstante, en los años 70 eso había cambiado drásticamente.
En los coros se alcanza el máximo punto de sátira, acentuándose hacia el final de la canción. Ello coincide con los pasajes más alegres y enérgicos de esta pieza, en que la instrumentación brilla mientras la voz de Gabriel despliega toda su fuerza interpretativa vocal. Haciendo referencia a los Caballeros de la Mesa Redonda, se muestra a los consumidores felices por obtener sellos verdes de descuento (los Sellos Green Shield, incorporados en la economía británica en los años 50).
El final de esta pieza, una obsesiva secuencia de ocho notas de guitarra acompañada por teclados, imprime una atmósfera onírica. Extendiéndose por casi dos minutos, muestra una suerte de agonía, luego de una sección breve en que se “desarma” la melodía previa y, con ello, toda la canción.
I Know what I Like
Posterior a esta impresionante pieza inicial, llega un descanso auditivo, con la resultona melodía de I Know what I Like. Con un sonido más pop y un estribillo pegadizo, esta canción se encuentra parcialmente representada en la carátula de Selling England. Esta portada es una obra ligeramente modificada de “The Dream” de Betty Swanwick, que muestra a un hombre recostado en un banco ubicado en un jardín de estilo inglés, con notoria influencia pictórica del naíf. El original no contaba con la cortadora de césped, que fue incorporada de manera posterior.
La canción nos habla de Jacob. Podríamos decir que Jacob, el jardinero recostado en la carátula del disco, es la expresión de un hombre libre. De una persona libre. Cuando declara que “sé lo que me gusta y me gusta lo que sé”, nos dice que se siente bien con quien es, y con lo que hace.
De este modo, desobedece el patrón cultural que nos fuerza a hacer cosas, a sacar el máximo provecho a nuestros talentos. A no perder tiempo. Algo opuesto a la sátira que, meses antes, Pink Floyd esbozaba en “Time” (con el conejo cavando un nuevo agujero cuando termina el primero, olvidando el sol).
Para algunos, podría ser alguien mediocre. En el contexto de Selling England, es simplemente libre. O al menos, la persona que se resiste a los cambios, que prefiere dormir sin mirar las transformaciones a su alrededor, la que no quiere arriesgarse y prefiere permanecer. La persona que no es funcional al mundo moderno. Y, por ello, capaz de encontrar la belleza en cosas simples, como tomar una siesta. ¿Quién puede hacer eso hoy día? ¡Es un lujo!
Esta canción, en buena medida por su melodía, fue la escogida para ser el single promocional de Selling England. Este sencillo fue editado por Charisma, cuyo lado A mostraba “I Know what I Like”. En el lado B, en tanto, se encuentra «Twilight Ale House», una rareza para la época, ya que era una composición de la etapa inicial de Genesis, y que había sido tocada únicamente en vivo. Eso, hasta agosto de 1973, en que se editó en este single. En octubre del mismo año, sería lanzada como single único, y también se puede hallar en el boxset Genesis Archive 1967-1975, publicado recién en 1998.

Firth of Fifth
Luego de ello, Selling England by the Pound nos entrega otra maravilla sonora con Firth of Fifth.Personalmente, una de las canciones que más disfruto en todo el rock, en su sentido más amplio. Y es que su melodía y arreglos resultan conmovedores. Comenzando con un sonido clásico del piano de Banks que varía entre 2/4 y 13/16, representando una de las melodías mejor logradas en su discografía (si ello cabe). Dicha melodía se rompe con la fuerza interpretativa y lírica de Genesis, en una pieza que juega con el nombre del Estuario de Forth (Firth of Forth), cercano a la desembocadura del río del mismo nombre en el Mar del Norte. Sí, otra referencia directa a Inglaterra.
Aunque las letras resultan crípticas, aparecen algunas alusiones a la recurrente temática mitológica en Genesis. Sirenas, ninfas y Neptuno, rodean una canción evidentemente acuática. El agua, en este caso del Río Forth, expresa el arco de la vida misma, sumergiéndonos en torrentes que retratan belleza, placer y peligro.
Especialmente en esta canción, tenemos un despliegue fantástico de Steve Hackett en la guitarra, en uno de sus solos más emotivos. Efectivamente, en el ambiente impresionista de esta pieza, podemos disfrutar de expresivas pulsaciones sostenidas en guitarra que contrastan con buena parte de su sonido. Estas guitarras reproducen, en efecto, los gritos de las sirenas que se insinuaban con la flauta de Peter Gabriel con antelación.
La participación de dicha flauta no pudo estar mejor ubicada. Además de hacer un cambio melódico sobrecogedor, el uso de este instrumento no es casual. Podría decirse que representa el llanto o grito de las sirenas al que hace referencia la letra antes de su entrada.
Undinal songs urge the sailors on/ ‘Till lured by the siren’s cry
De hecho, en la tradición musical europea, la flauta ha sido históricamente utilizada para representar escenas femeninas, mitológicas y pastorales. Así lo demuestran piezas como la “Danza de los Siete Velos” dentro de la obra bíblica Salome, de Richard Strauss, “Syrinx – La Flûte de Pan” de Debussy, o “Daphnis et Chlöe” de Ravel, entre otras.
Así lo hizo el propio Gabriel con su flauta en “The Fountain of Salmacis” (de Nursery Cryme) al narrar el mito de hermafrodito, y en el final de Dancing with the Moonlit Knight. En el caso de Firth of Fifth lo hace en la aparición de las sirenas. La misma melodía es interpretada por Hackett posteriormente, con una belleza estridente, que puede interpretarse como el “encuentro cercano” con estas sirenas que, antes, sólo se sentían en la lejanía (con la interpretación de flauta).
Esta canción finaliza con versos que refuerzan la visión del río como analogía de la vida: “las arenas del tiempo fueron erosionadas por el río del cambio constante”. Tras ello, vuelve el piano inicial, aunque con un sonido más ligero (con las armonías bajas menos graves) y únicamente en los compases de 13/16 que se difuminan lentamente hasta desaparecer. ¡Una maravilla!
More Fool Me
Posteriormente, cae el tema más ligero del disco: More Fool Me. Para muchos, una canción que queda fuera de lugar dentro del álbum, tanto por la simplicidad de su composición (a cargo de Phil Collins y Mike Rutherford) como de sus arreglos instrumentales, reducidos a dos guitarras acústicas (Hackett y Rutherford). A ello se suma la voz de Phil Collins, en su segunda experiencia como vocalista principal de su etapa en Genesis.
Como sea, esta breve canción representa un descanso auditivo. Además, demuestra lo que varias veces Tony Banks declaró respecto de Genesis, indicando que siempre quisieron hacer canciones cortas y simples. Este es el mejor ejemplo, en una canción cuya letra es de un hombre completamente enamorado, y que sufre pero se mantiene aferrado a la esperanza de ser correspondido, de alguna manera. Así, es una canción que, paradójicamente, representaba a Genesis, pero a la vez no realmente. Era parte del espíritu, pero no del sonido de la época.
The Battle of Epping Forest
El lado B de Selling England inicia con otra pieza de gran riqueza musical y teatral, con The Battle of Epping Forest. La historia que narra, como muchos sabrán, fue extraída por Peter Gabriel de una noticia acerca de dos pandillas londinenses que se encontraban en conflicto por el control territorial en East End.
En general, noticias así no eran extrañas en la época, y muestran también parte de la decadencia inglesa. La noticia original corresponde a The Times, del 5 de abril de 1972, en que se informaba sobre una pelea de bandas en el Bosque Epping, en que aproximadamente 50 hombres habían luchado con manoplas y navajas. La noticia termina señalando que “La pandilla ganadora, compuesta principalmente por hombres jóvenes, ganó la concesión de un negocio de protección en una pequeña zona del este de Londres”.
“Epping Forest” corresponde realmente al bosque que le da el nombre a un distrito del condado de Essex. En su larga extensión, se puede respirar una apacible tranquilidad, a pesar de algunas terroríficas historias de su pasado. Históricamente, además, ha sido lugar de conflicto entre grupos, cuyo registro data al menos del Siglo XVII. Actualmente, es un lugar que se reconoce por ayudar a descansar del ajetreo de la ciudad.

Estas peleas entre bandas, como señalaba antes, muestran parte de la decadencia inglesa. Sin embargo, dicha decadencia se presenta aquí de manera épica. Transformando una riña común en un evento histórico, propio de cuentos de juglares modernos, la canción comienza como una marcha de guerra. La preparación de la batalla, que apenas comienza a apagarse abre la puerta a la primera sección cantada.
En realidad, es cantada a medias solamente. En buena medida, tenemos aquí vocalizaciones absolutamente teatrales, con Peter Gabriel jugando, una vez más, con su voz para dar vida a diferentes personajes. Dichas letras podían estar terriblemente desencajadas con la métrica de la melodía, por lo que en muchas ocasiones cuesta seguirla. En esta pieza podemos encontrar también varios de los juegos de palabras que caracterizan a este disco, especialmente respecto del Reverendo, con quien se establecen varios “dobles sentidos”.
La batalla es presentada con vehículos blindados asemejando automóviles de infantería, que enfrentaban dos bandos: uno liderado por Willy Wright y el otro por Little John. La lucha prometía ser definitiva, y se aclamaba como un gran evento. Sin embargo, a diferencia de la noticia original (en que sólo se reportan algunos heridos), todos murieron. ¡Un empate! La épica batalla se decidía lanzando una moneda al aire. Con ello, incluso la decadencia de Selling England se podía volver decadente dentro de sí misma, gracias a esta auténtica anti-catarsis.
After the Ordeal
El bello instrumental After the Ordeal, obra de Hackett, vuelve a equilibrar la balanza sonora de Selling England by the Pound. Tras ese “ladrillo” lírico de la pieza anterior, tenemos aquí cuatro minutos de una hermosa evocación renacentista. Su nombre, que puede traducirse como “Después de la Ordalía”, nos da pistas sobre ello.
En efecto, la Ordalía era una institución propia de la Edad Media, que definía la culpabilidad o inocencia en un juicio religioso. Es decir, era capaz de decidir si una persona acusada era efectivamente pecadora o no. Después de ello, viene este “renacer”, representado por la sutil pulsación de cuerdas. Jugando con contrapuntos, este pasaje nos sitúa en una encantadora campiña inglesa. Podemos imaginar verdes llanos, magníficos castillos y calles adornadas con pequeñas casas de piedra.
A pesar de su innegable belleza, Genesis no estaba dispuesto a incluir, inicialmente, esta pieza en Selling England by the Pound. Tampoco fue tocada en vivo por el grupo. Afortunadamente, Hackett convenció a sus compañeros de incorporarla. En parte, en una negociación con Banks, cuyo solo de teclado en The Cinema Show también era resistido por el grupo. Con ello, After the Ordeal no sólo funciona como una transición entre dos piezas épicas, sino que dando, en mi humilde opinión, la base sonora de lo que continúa en el disco.
The Cinema Show
De hecho, After the Ordeal se conjuga, por su sonido, muy bien al inicio de la última pieza épica de Selling England by the Pound: The Cinema Show. Esta constituye otra obra maestra del progresivo y que alcanza el punto catártico dentro del álbum. Principal, pero no únicamente, gracias al soberbio trabajo en teclados de Tony Banks. Esta canción, una vez más, habla sobre decadencia. Pero no en el mismo sentido que las anteriores, sino planteándolo desde la sexualidad.
Para introducir esta canción en vivo, Peter Gabriel solía contar historias sórdidas acerca de un Romeo y una Julieta con alta revolución hormonal. En buena medida, porque la primera parte de esta pieza narra una historia moderna de ambos personajes shakesperianos, preparándose para su cita en el cine. Julieta oliendo bien, arreglándose en su casa. Romeo viviendo en un sótano, pero sintiéndose un “millonario de fin de semana”. Estas estrofas corresponden a la sección más pastoral de The Cinema Show.
Casi inmediatamente después de presentar estos personajes, se plantea el puente entre ambos, apelando al mito de Tiresias. La historia de este personaje de la mitología griega tiene varias versiones. Todas coinciden, sin embargo, en que debió dar respuesta a los dioses Zeus y Hera (algunas versiones hablan de Juno) acerca de quién disfrutaba más el acto sexual: el hombre o la mujer. Zeus suponía que la mujer lo disfrutaba más, mientras Hera sostenía lo contrario. Tiresias, que había vivido como hombre y como mujer, les dio la respuesta: la mujer lo disfrutaba 10 veces más que el hombre.
Pero regresemos a la letra de la canción. En esta tercera estrofa, Tiresias dice que, como hombre, enfureció como el mar, mientras que también fue como la tierra, asemejándola a la mujer. Convengamos que la superficie del planeta está cubierta por un 70% de mar y solo un 30% de tierra (7 y 3, la respuesta de Tiresias). Es decir, que en apariencia, el hombre disfrutaría más que la mujer.
Pero la letra prosigue diciendo “pero de hecho hay más tierra que mar”. En cuanto a volumen, en efecto, la tierra es mucho mayor que el mar, a diferencia de su superficie. Una forma absolutamente elegante y poética de declarar como “ganadora” a la mujer en cuanto al placer.
En síntesis: podemos inferir que, luego de la preparación de cada personaje, la tercera estrofa nos plantea el encuentro entre ambos. Dicho encuentro, claro está, tiene solo un sentido carnal y sexual, ya que la apelación a Tiresias solo se hace refiriéndose a este breve episodio dentro de su historia. En The Cinema Show se muestra la decadencia sexual, pero con un sentido poético admirable. ¿Podría estar mejor resuelta esta historia de “amor”?
Sí, puede. Musicalmente, tras esta estrofa se incorpora el uso de vientos (flauta y oboe). La flauta, al igual como se ha mencionado anteriormente, vuelve a tomar las riendas en un pasaje que apela a la mitología (como se hace en Dancing with the Moonlit Knight) y a la seducción (como se hizo con las sirenas de Firth of Fifth). Esa referencia a la tradición musical europea se acentúa con la repetición de esa tercera estrofa.
Posteriormente, como si no fuese suficiente, se añade una maravillosa sección liderada por teclados, en un ritmo de 7/8. Con Tony Banks tomando las riendas, este es un pasaje que, pasados los nueve minutos, alcanza su clímax, antes de apagarse lentamente para fusionarse con la última canción.
Con todo lo anterior, hasta aquí podemos definir dos significados complementarios para The Cinema Show. El primero, el de la decadencia sexual y moral, con una versión moderna de Romeo y Julieta que, simplemente, quieren apaciguar sus instintos carnales. Así, el romance queda reducido a un ritual de preparación para un acto concreto. El segundo, que se complementa con Aisle of Plenty (que es la canción que prosigue), es que la mujer es poseída por el consumismo. La mujer, en este caso, sería la propia Inglaterra, vinculándose así con las piezas de apertura y de cierre. Veamos cómo sigue esta última idea con la pista final del álbum.
Aisle of Plenty
Finalmente, un breve cierre que se empalma magistralmente entre el final de The Cinema Show y con la melodía de Dancing with the Moonlit Knight da un sencillo pero necesario cierre lírico al disco en Aisle of Plenty.
Efectivamente, la idea de la abundancia presentada al inicio de Selling England vuelve a ser utilizada en este cierre. Dentro de la riqueza lírica del disco, las referencias y juegos de palabras respecto de la cultura inglesa alcanzan en esta breve pieza su punto más alto. Cada verso no tiene desperdicio al respecto. En tal sentido, el cierre de Aisle of Plenty juega con palabras como Tess co-operates (Tessco operates, apelando a la compañía británica). También en el juego de “Still alone in o-hell-o”, en que se utiliza un saludo con la palabra “infierno” al mismo tiempo.
El sentido más poético de las letras, así, gira en torno a la decadencia inglesa respecto de su época de oro, apelando al consumismo que deja cualquier cosa como objeto transable. La mujer que aparece en diferentes momentos del disco representaría a Inglaterra, que va creciendo y madurando para convertirse en la “belladonna” mencionada en esta letra. Una que es capaz de transarse a sí misma y que, luego de su inocente cita con el hombre en el cine (The Cinema Show), siente “no pertenecer aquí” al inicio de Aisle of Plenty. Ello, también, da sentido a la pregunta inicial del disco: “¿puedes decirme dónde yace mi país?” En este caso, mi país no está aquí. (“I don’t belong here”).
Una segunda respuesta a esta pregunta puede quedar clara hacia el final del disco, en que se mencionan productos y sus respectivos precios. La belladonna (cautivadora y peligrosa) que crece luego que la anciana Tess se retira, al no pertenecer a este lugar.
Desde esa perspectiva, podemos inferir que Inglaterra está en el mercado, en las transacciones. Vendiéndose por libra. Como sea, Dancing with the Moonlit Knight, The Cinema Show y Aisle of Plenty podrían haber sido una sola gran pieza musical. Algo que, al parecer, Genesis no quiso, sobre todo para no repetir la fórmula de Supper’s Ready. Pero que, incluso así, entregan la columna sobre la cual se desliza el ánimo principal de todo el álbum.
Con todo, Selling England by the Pound constituye una obra que puede (y merece) ser escuchada una y otra vez, y que probablemente se encuentre en el podio de los discos progresivos que se han producido a lo largo de la historia. Para muchos, quizá, pueda no ser su favorito, y está bien. Sin embargo, su calidad por sí mismo le da un status de álbum histórico, tanto dentro de su discografía como dentro del rock progresivo de todos los tiempos. La elegancia hecha poesía, y la poesía convertida en música.