Ernesto Holman: «hoy nuestro país no está soñando»

Ernesto Holman entrevista progjazz

 

En ProgJazz tuvimos la dicha de concertar una entrevista con uno de los grandes nombres del jazz-fusión en Chile: don Ernesto Holman. Con una carrera que solo ha sabido consolidar a lo largo de los años, este brillante bajista y compositor cuenta con un destacado paso por Congreso (1980-1984). Pero es, sobre todo, el trabajo que ha desarrollado en su proyecto Holman Trío (actualmente conformado también por el baterista Josué Villalobos y el tecladista Sebastián Moya) el que ha definido su sonido y su huella en la música. Una huella que ha cruzado fronteras no solo dentro de América Latina, sino también en países como Estados Unidos, Canadá y Corea.

Les dejamos, pues, con la entrevista que, muy gentilmente, Ernesto Holman ha concedido para nuestro medio.

 

Cuéntenos sobre la relación con Tilo González desde los tiempos de universidad y su impresión de Congreso cuando fue reclutado en 1980.

A Sergio «Tilo» González lo conocí cuando se creó, en la Universidad Católica de Valparaíso, el Conservatorio de Música. Yo lo conocía de antes, nos habíamos topado en Quilpué, pero no era amigo de él. Entonces me hice amigo del Pato González, su hermano, que estudiaba chelo, porque también estudié chelo en ese conservatorio. Ahí lo conocí y empezamos a conversar de música.

Estaba entrando el mundo de la música, el tema de Emerson, Lake & Palmer y todos los músicos y música progresiva europea y norteamericana. Entonces, Tilo González sobre todo, venía con el impulso ya de un nuevo lenguaje musical, más moderno. «Pancho» Sazo se había ido a Bélgica a estudiar un magíster, o algo así, en filosofía, y quedó vacante el cargo. Entonces aprovecharon de cambiar la línea del grupo Congreso. Incluso empezamos a hacer otros grupos por fuera, a ensayar, y nos juntamos en la casa de Alejandro Guarello, un gran compositor de música docta contemporánea, que también fue presidente de la SCD (Sociedad Chilena del Derecho de Autor). Íbamos a su casa de Reñaca, en Viña, y hacíamos un grupo para ir creando conceptos, poniendo todas las inquietudes que teníamos de música más contemporánea y se ponían en juego en esta sala de ensayo, que era una casa.

Ahí nos hicimos muy amigos con Tilo. También se dio que comenzó a dudar el bajista, Fernando Hurtado de Congreso, que también se retiró, entonces quedó la vacante. Y, por supuesto, el más indicado para integrar el grupo era yo. Sin embargo, yo no entré a Congreso sino hasta marzo de 1981. Ahí formalizamos el ingreso mío. Trabajábamos en el Hotel O’Higgins con el pianista Raúl di Blasio, por lo cual teníamos a nuestra disposición salas de ensayo y todo. Entonces, un día se juntaron los Congreso y yo fui a mostrarles cómo estaba terminado mi bajo fretless. Sonó tan bien, quedaron todos tan contentos con el sonido del bajo, que el Tilo me pasó una partitura para mostrarme un tema que estaban montando. Lo toqué en el bajo, lo hicimos, y ahí comenzó mi ingreso a Congreso, el año 81. Y hasta el año 1984.

 

¿Cómo ve, después de 40 años, el proceso de «Viaje por La Cresta del Mundo» a nivel de escritura y el ingenio que les permitió dar con un nuevo viraje respecto al sonido folk-rock de los años 70?

Era un mundo, en tiempos en que se escribía. A mí, por lo menos, el Tilo me escribía cosas, pero no los bajos. Los bajos los inventaba yo, y también aportaba en la estructura, porque en ese tiempo venía de estudiar composición en el Conservatorio de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. Estudié composición docta, entonces me manejaba en la estructura, y por eso aporté mucho también, en Congreso, en esa parte. Así fue mi aporte en el grupo. Eran tiempos de escritura, porque había que organizar. Afortunadamente, todos los músicos que pertenecíamos al grupo leíamos música, así que se podía hacer.

Congreso no era, incluso todavía no es bien ponderado con respecto a esa época en que yo pertenecí. Fue un salto muy grande, estético y musical. Ni en Chile ni en América había un grupo así, de ese tipo, de esa envergadura. ¿Por qué no fue más conocido internacionalmente? Porque estábamos en Chile. -Ese es un tema muy difícil, muy largo para extenderse en ello- pero justamente es porque Chile era un país muy alejado, descontextualizado con respecto al resto del planeta, en esos años sobre todo. No como ahora, que con las redes sociales hay más cercanía, más posibilidades de mostrar tu música. Pero en esos años era imposible.

 

Ernesto Holman Congreso
Ernesto Holman (de pie, a la derecha) en su estadía en Congreso. Fuente: grupo-congreso.blogspot.com

 

Incluso cuando me salí de Congreso, me fui a vivir a Nueva York, y les mostraba los cassettes a la gente de allá, y me decían «¿por qué no están acá?». Pero imagínate lo que significaba: no daban ni visas para ir a Estados Unidos. Era imposible llevar a la banda a ese país. Por las visas, porque algunos estaban casados y no se podían ir a la aventura… Pero Congreso es tremendo aporte.

Vuelvo a insistir: todavía no se tiene la valoración exacta de lo que fue ese boom que yo tuve el privilegio y el honor de compartir con ellos, que fueron los discos Viaje por la Cresta del Mundo, Ha llegado Carta y Pájaros de Arcilla, que fueron los tres discos que grabamos. Son de un nivel increíble.

 

A propósito de la reedición en vinilo de Pájaros de Arcilla, ¿qué lo hace especial para Ernesto Holman, ayer y hoy?

Que Pájaros de Arcilla -que grabamos en Argentina- no fue editado en Chile, por supuesto, y por eso queda como un álbum «desconocido» de Congreso. O «perdido», no sé cómo lo llaman.

¡Pero es un tremendo trabajo! Orgulloso de haber participado en él. Porque todas las características que uno tiene de creación, que hasta el día de hoy las mantengo, en Congreso las pude desarrollar, se potenciaron ahí. Eso me abrió las puertas para encontrar caminos propios después. Pero la partida fue con Congreso y la reedición en vinilo de Pájaros de Arcilla fue como retomar un poco la historia de Congreso. Y como yo soy parte de la historia, me representa y me pone orgulloso de haber pertenecido. Ante tan magno trabajo, y haber participado en él, me da mucho orgullo, y me siento contento, por supuesto.

 

Sobre su preferencia temprana por Cream, en especial Jack Bruce, ¿qué tan decisivo fue el impacto del rock durante sus años formativos como músico e instrumentista?

Hay que consignar el hecho de que, a fines de los 60 y comienzos de los 70, a Chile llegaba muy poca música. Escuchábamos por ahí una radio o algún disco de alguien que tenía un disco importado. Lo que más se escuchaba era Jimi Hendrix y Cream, por supuesto. Pero yo no tenía todavía ese conocimiento del bajo hasta que lo escuché un día en un equipo estereofónico -porque yo no tenía equipo para escuchar música. Escuché con parlantes grandes el disco Goodbye de Cream, y ahí hay unos solos de bajo que nunca en mi vida imaginé. Era insospechado. Y, como todo estudiante y «aspirante», dije: «yo quiero tocar como Jack Bruce».

Incluso me inspiró en el chelo, porque Bruce era chelista, y por eso estudié violonchelo también, porque escuché tocar a Jack Bruce tocarlo. Esa es la importancia de los músicos buenos, los grandes que inspiran a otros. En el caso de Bruce, que me inspiró a mí. Después de Cream, vine a escuchar a ELP, Frank Zappa y la música progresiva de la época. Entonces los instrumentistas eran más elaborados, no era el rock tan simple o la balada. Jack Bruce me marcó, y fue justamente el inicio de la búsqueda del bajo como un camino a desarrollar.

 

«Vivo en Brasil» (2015) fue grabado en el Teatro Municipal Pedro Parenti, Caxias do Sul, ¿cómo se gestó la idea de registrar una de las paradas de la gira sudamericana en sueño brasileño?

En 2015 hicimos una gira por Argentina, Colombia, Uruguay y Brasil. En Brasil solamente fue en Caxias do Sul donde tocamos. Esto fue una gestión de Raimundo Aguirre, productor de la época del sello Eroica, y también productor de Etno Jazz Trío. Era nuestro mánager y organizaba la gira. Entonces, llegamos a tocar a Caxias do Sul y la actuación fue memorable, muy buena. Aprovechando de que siempre de las actuaciones se grababan los audios, se hizo un convenio con Juliana Pandolfo y Beto Escapel -que eran los encargados de llevarnos a Brasil. Ellos se hicieron cargo de la producción y aportaron la grabación del teatro para que nosotros posteriormente hiciéramos el disco.

 

Gustavo Cerqueiras y Josué Villalobos, ¿cómo llega a ellos Ernesto Holman? ¿Cómo se explica la permanencia de los tres durante tantos años en Holman Trío?

Aproximadamente el año 2009 tuve como una inspiración de retomar el concepto, el formato «jazz» o «jazz fusión», porque hasta ese momento yo estaba más abocado a la World Music. Tocaba instrumentos de percusión y hacía todas las cosas yo, pero no me interesaba ni la batería ni el saxo; ningún instrumento que no fuera el bajo y otro instrumento de percusión, como digo. Los teclados me gustaban, la síntesis.

Pero algo pasó. Yo entré como a la idea de tomar un grupo de jazz fusión, un trío formado por piano, bajo y batería, para también tener acceso a festivales y actuaciones. Porque la World Music, su concepto no era conocido en Chile, entonces era como extraña toda esta música. Entonces ahí quise armar un trío. En ese tiempo yo hacía clases en el Muspop, clases de bajo eléctrico, una carrera de música popular en la Universidad de Chile que era los días sábado.

Y ahí conocí a Gustavo, lo escuché tocar y vi que era un joven muy talentoso y muy versátil. Le propuse si quería tocar conmigo en esta versión de la música que yo hacía, pero llevada al piano, bajo y batería, y también llamé a mi amigo que se llama Dany Cheul -que era baterista y hacía clases en la Escuela Moderna de Música- para incorporar y hacer este trío. Entonces empezamos a tocar con ellos tres principalmente, y grabamos un disco que se llamaba Reversiones, que hicimos en versión piano, bajo y batería. Lo que yo antes había hecho en la World Music -con teclados y percusiones que hacía yo- los temas lo hicimos en esta línea y grabamos el disco Reversiones.

Posteriormente, por motivos personales, Dany Cheul se retiró, y Josué Villalobos era amigo de Gustavo. Gustavo lo invitó y me lo presentó para que lo escuchara y tocáramos. Entonces lo probamos, y era bueno, al tiro mostró la hilacha de que era buen baterista, así que lo incorporamos y hasta el día de hoy Josué toca conmigo, digamos. Porque Gustavo ahora se fue a España a hacer una carrera propia, ya que en Chile está muy difícil vivir de la música. Y como él tenía posibilidad de tener visa de trabajo y cosas así en España, aprovechó una oportunidad que tuvo y la hizo.

Así que se fue para allá, y nosotros ya no estamos con Gustavo, estamos con Sebastián Moya. Un tecladista y pianista que también es de Talca, talentosísimo. Con Josué llevaron muchos años, más de 10 años tocando juntos. Porque entendieron el concepto de la música, de los ritmos chilenos y de la importancia que tiene sobre el público chileno. Por todo, por ser una expresión propia de nuestro país. Lo entendieron a cabalidad. Y quien toca el 6/8, que es ritmo de la tierra, se enamora del ritmo y lo lleva en la sangre. Eso es la realidad y tú tienes que aceptarla, y ellos lo entendieron y nunca más la dejaron.

 

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Holman Trío: Sebastián Moya, Ernesto Holman y Josué Villalobos Fuente: Facebook oficial de Holman Trío

 

¿Cómo es su proceso de creación? ¿De dónde viene esa pulsión creativa? 

Un poco compleja la pregunta. ¿De dónde sale la creación? Es porque uno nace con un talento, con una forma. Yo me siento un elegido, un privilegiado de haber entendido cosas que no inventé yo: me las impuso un concepto cósmico de la tierra, de la naturaleza chilena, lo ancestral mapuche. Todas esas cosas te crean una forma de ser.

Entonces, el mismo sistema donde uno despierta hace los llamados y la creación viene, por ende, de acuerdo con lo que está al frente. Del llamado que uno siente a ocupar ese lugar, de llenar espacios que antes no existían. Por la experiencia y el bagaje me llevan a enfrentar y a poner a los ritmos chilenos y la inspiración del pueblo mapuche como pueblo ancestral, como creación de la conexión de la naturaleza con la tierra, que son propias de nuestro país.

Entonces, nace de eso. Hay un impulso innato, que no tengo cómo explicarlo. No es una cosa técnica que alguien pueda tener. Se tiene no más. Naces con ese don y en un momento te despiertan cosas -producto de la eventualidad del momento. Diría que es una situación mágica, absolutamente mágica e inspiracional. Con espiritualidad y cosas así. Entonces, yo no puedo decir que es mío.

De ahí nace la creación de todos los aspectos nuevos -como digo, del ritmo y la ancestralidad mapuche- un lenguaje nuevo que yo le denomino ahora «EtnoJazz». ¿En qué formato vuelco esto? En una forma de improvisar. Porque el jazz tiene esa cosa, que para mí es un aporte: la improvisación y el uso de los instrumentos, que no los hemos inventado en Chile. Utilizamos los instrumentos y la improvisación, pero con ritmos chilenos, de esencia chilena y mapuche para expresar y llenar mundos vacíos que todavía no existen, hay que llenarlos todavía. Falta mucha creación al respecto, y ojalá no sea yo el único, y que haya muchos más creadores llenando este espacio que apunta a formar una identidad propia en Chile.

 

¿Qué nos trae el futuro para Ernesto Holman?

En este momento está avocado a terminar el disco We Adkintun -que significa «nuevo camino o «nuevo proceso» en mapudungún- que fue la última producción musical de Holman Trío. Ya está listo el disco, ya está terminado. Y movernos en las redes sociales. Eso es lo que viene ahora. El resto, como está la realidad, no solamente en Chile sino en el mundo, es un poco incierto. Aparentemente estamos volviendo a una relativa normalidad, pero es raro. Están pasando cosas que, no quiero adelantar, pero está difícil el tema. 

 

Holman Trío We Adkintun album

 

Hubo después de la pandemia y otros procesos en el orden del mundo. Procesos espirituales, mentales, psicológicos… y el hombre cambió. Estamos en otra realidad ahora, ya no es la misma de antes. Entonces, el concepto de «música difícil», ya la gente no lo toma en cuenta, porque va a lo fácil de digerir. La gente está un poco asustada y busca a qué aferrarse rápidamente. 

Hoy la humanidad, nuestro país no está soñando. No es como en mi época de joven, cuando soñábamos con algo, soñábamos con cosas siempre. Ahora la gente no sueña, sino que vive la realidad día a día, y dura. La música que tiene que ver con esos conceptos, y sobretodo la que hacemos nosotros que tiene que ver más con los sueños que con la realidad bailable o lo popular, está lejos. Se ve, en ese sentido, un poco difícil. Pero bueno, uno nunca sabe. No soy dueño del futuro ni de la verdad tampoco. Así que yo aquí vivo el día a día y haciendo lo mejor posible. 

 

Puedes seguir a Ernesto Holman y a su proyecto Holman Trío en los siguientes enlaces:

 

Esta entrevista ha sido posible gracias a la colaboración conjunta de:

 

ProgJazz es un colectivo unido por la amistad nacido en 2007, y que busca difundir música sobre la base del rock progresivo, el jazz, la música de vanguardia y todos sus géneros asociados.

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