¿Por qué pareciera que el Reino Unido domina la música?

El rock moderno es un invento inglés
Steven Wilson
¡Old England Toffee! 🇬🇧
¿Te has fijado que gran parte de la música que solemos escuchar – sobre todo si eres lector asiduo a Progjazz – pareciese venir el 70% de los casos desde el Reino Unido? Esto está lejos de ser una casualidad.
¿Es que los ingleses conocen el secreto de la creación musical?, ¿Es que son mejores músicos que el resto del mundo? ¿Son más inteligentes que la gente de otros países? Para nada.
La música británica ha ocupado una especie de podio en la escena internacional durante varias décadas debido en mayor parte a factores culturales, históricos y sociales que han permitido a los artistas del Reino Unido proyectar su obra con fuerza y originalidad. A lo largo de los últimos 60 años, la música proveniente de Gran Bretaña —incluido el rock progresivo e incluso algunas variantes del jazz — ha conseguido impactar de manera significativa en diversas latitudes, y esto se debe a la combinación de varios elementos que se refuerzan mutuamente.
Podríamos partir tranquilamente por entender la cultura británica a grandes rasgos para este artículo. Si hay algo que caracteriza a la cultura anglosajona desde su etapa imperial del siglo XIX es la capacidad de tomar valores ajenos y apropiárselos. La ropa, la comida, la cultura, y finalmente la música, han sido apropiaciones y reinterpretaciones históricas de valores de culturas ajenas, que no robo. Es cierto que todas las culturas, en distintos grados, han tomado elementos de otras – el mestizaje cultural es una constante en la historia de la humanidad – pero en el Reino Unido esto ha sido amplificado por su «vocación imperialista».
Si volvemos a la música, la herencia de todo lo anterior es que la cultura británica tiende a mostrar menos prejuicios a la hora de adoptar influencias de todo el mundo, y por ende, apoyar proyectos transgresores o alejados de lo convencional. Esta actitud más abierta favorece la formación de nichos artísticos donde estilos pueden florecer y eventualmente trascender al ámbito más comercial. El resultado es una música que se renueva, no teme romper con lo establecido y termina influyendo en las escenas musicales de otros países.
Esa cultura en la sociedad es palpable en los grandes centros neurálgicos artísticos de la isla: ciudades como Londres, Manchester, Liverpool o Brístol han sido polos de atracción multicultural, y con ello artistas y audiencias diversas, favoreciendo la existencia de un circuito bien establecido que impulsa la actividad musical. Esta “densidad cultural” genera redes de colaboración y competencia que estimula la creatividad.
El público británico melómano sabe que el mercado no es necesariamente un indicador de calidad, y por eso ha mostrado tradicionalmente una gran receptividad hacia la música emergente. Esta curiosidad y apertura se manifiestan en la asistencia a conciertos de grupos desconocidos, la compra de discos de bandas nuevas y la constante búsqueda de propuestas alternativas. La renovación constante de la escena musical se debe, en gran parte, a que la audiencia está dispuesta a arriesgarse y descubrir sonidos diferentes, impulsando así a los artistas a aventurarse en territorios creativos inexplorados. Si tenemos una audiencia así de dispuesta, tenemos la base lista para desarrollar excitantes proyectos musicales.
Desde la influencia del blues y el soul afroestadounidense en los años 50′, 60′, y 70′, pasando por la apropiación de ritmos caribeños en el reggae y el ska (y de allí al mundo), hasta la adopción de sonidos electrónicos que venían de distintos rincones del planeta, los músicos británicos construyen puentes entre estilos y crean nuevas propuestas. Este mestizaje cultural les ha permitido mantenerse en una vanguardia, conectarse con distintas audiencias y lanzar movimientos musicales que trascienden fronteras.
¿Te suena un género que bebe de distintas influencias, desde la música docta, el jazz, rock y otras formas de expresión, para generar toda una filosofía nueva para encarar la música, salido a fines de los 60′?, sí, ese. En una sociedad así, pueden florecer ese tipo de cosas.
Como te comentamos antes, en la isla no solo importa la popularidad o el éxito comercial, sino que se valora enormemente la calidad musical y la innovación. Esto lleva a que muchos artistas británicos sean reconocidos y respetados, incluso si no alcanzan cifras de ventas exorbitantes, incluyendo los orígenes más humildes como el busking (tocar en la calle). Esta cultura de aprecio por el talento y la propuesta artística en sí misma —más allá de la rentabilidad inmediata— fomenta la aparición de bandas que se enfocan en crear música auténtica y experimental. Así, se da un equilibrio entre lo comercial y lo creativo, alimentando una escena musical rica y diversa.
Estas potentes corrientes diversas han generado una larga tradición de subculturas (mods, punks, skinheads, new romantics, etc.) que vinculan la música con la moda, el arte y los estilos de vida. La interacción entre estos movimientos y las nuevas corrientes musicales ha sido clave en la difusión y evolución de géneros como el rock progresivo, el punk, el new wave y otros.
¿Que pasa si tenemos audiencias receptivas, corrientes underground diversas y creativos artistas musicales?, pues que tenemos el caldo de cultivo para tener algunos de los mejores festivales del mundo: Glastonbury, Reading & Leeds, Isle of Wight, entre otros, son eventos reconocidos que no solo atraen grandes figuras de la música, sino que también ofrecen oportunidades a bandas emergentes, reforzando el contacto entre el público y las nuevas propuestas musicales. Estos eventos sirven como vidrieras de la música británica ante los medios internacionales.

En un entorno así, puede haber financiamiento. Históricamente, sellos británicos como Island, Virgin, Rough Trade o EMI han estado muy activos a la hora de descubrir y promocionar talento nuevo o experimental. Esa fuerte estructura industrial (impulsada también por la relevancia del mercado británico en el mundo, desde un punto de vista económico) facilita la distribución internacional de la música y la proyección de los artistas. Hoy en día tenemos sellos modernos que rescatan música de nicho – como la que nos gusta – tales como Esoteric Records, Burning Shed, Cherry Records y muchos otros.
Y estos sellos que son «pequeñas empresas» nos lleva a otra realidad: la simbiosis muy bien lograda entre el mundo público y privado. Uno de los pilares de la influencia británica en la música mundial radica en la cobertura y el respaldo de la radiodifusión pública, especialmente la BBC. Históricamente, la BBC ha proporcionado plataformas, programas específicos y espacios dedicados para el descubrimiento y difusión de talento emergente. Esta apertura mediática posibilita que bandas y artistas noveles sean escuchados no solo en el Reino Unido, sino también en el extranjero, impulsándolos a ganar visibilidad. Además, la exigente búsqueda de calidad y diversidad en la programación de la BBC ha fomentado la experimentación y la innovación, por ejemplo, con programas míticos como BBC Radio 1, Top Gear (no confundir con el programa de automóviles), Top of the Pops o los icónicos Peel Sessions de John Peel – un personaje tan importante que tenemos un artículo dedicado enteramente a él acá – sirvieron de trampolín a tantos músicos en sus inicios.
Incluso, si hubiese música «censurada» que la BBC no quisiese pasar por ser controversial, existían las radios piratas en barcos, un fenómeno clave en la historia de la música y los medios en el Reino Unido en los años 60′. Operaban desde aguas internacionales para eludir las restricciones gubernamentales y fueron fundamentales para la difusión de la música pop y rock «prohibidas».
Unamos todo esto a que el idioma inglés sigue siendo el de facto para darse a comunicar en el mundo, junto a su fonética que se presta de gran manera para los fraseos del canto en la música popular, y tenemos una mezcla ganadora.
¿Tu país no es así ni de lejos?, tranquilo, en prácticamente ningún otro país se dan estas conjunciones. Si no nos creen, que se lo pregunten a Bernardo Lanzetti cuanto costaba mantener viva la escena del rock progresivo italiano, como puedes verlo acá.

Tú puedes generar el cambio
Sí, llega a dar envidia. Pero esto nos recuerda que cada país tiene el potencial de fomentar su propia escena musical. Hoy, gracias a las nuevas herramientas que disponemos en internet y a un público más abierto a descubrir proyectos independientes, vemos cómo surgen polos culturales en distintos rincones del planeta, y no solo en las capitales tradicionales.
El reto consiste en que músicos, promotores y audiencias se animen a experimentar, apoyar a las bandas emergentes y fortalezcan su propia red de salas de conciertos, festivales y sellos. Así, poco a poco, se forjará un ecosistema que —al igual que en el Reino Unido— valore tanto la calidad como la originalidad, trascendiendo fronteras y enriqueciendo la cultura musical global. Tenemos mucho por aprender aún.
Desde acá en Progjazz, colocamos nuestro grano de arena para que así sea, y celebramos a los medios colegas que también se aboquen a lo mismo, de manera desinteresada. Ese es el ideal.