¿Por qué Tool destaca tanto? (Y por qué sacan tan pocos discos)

Responder esta pregunta requiere un análisis de algunos párrafos, pero comencemos por lo mas obvio: Tool es una banda que trasciende las etiquetas. La música de estos estadounidenses incorpora una combinación de influencias, bebiendo desde la psicodelia de los sesenta, el rock progresivo de los setenta, el metal de los ochenta-noventa, y la escena alternativa. Todo enmarcado en una estética vanguardista que no deja de sonar humana – accesible pero profunda – , o incluso, transhumana. Eso es solo para comenzar.

No queremos hacer una aburrida biografía estilo wikipedia, pero es importante notar ciertos eventos que ayudaron a formar el carácter de la agrupación y poder definir de manera mas exacta el por qué son tan reverenciados con solo 5 discos en una trayectoria de mas de 30 años. Su historia comienza en 1990, dando sus primeros shows en California, siendo descubiertos por Zoo Entertainment, una discográfica independiente fundada por un ex ejecutivo de la mitica casa discográfica de música progresiva británica Island Records. Aunque Tool recibió varias ofertas de otras discográficas, eligieron firmar con Zoo porque les ofrecía tres cosas fundamentales: control creativo total sobre su música, control sobre sus lanzamientos y control sobre el arte y la imagen de la banda. Este acuerdo inicial les permitió convertirse rápidamente en una banda de altas ganancias.

Desde esos primeros años, Tool cultivó una imagen de misterio y profundidad, a menudo engañando tanto a los medios musicales como a sus propios fans con historias ficticias. Por ejemplo, en entrevistas iniciales, afirmaron estar influenciados por una filosofía llamada Lachrymose Elegy, basada en un libro inexistente de los años 40′. Esta combinación de insondable misticismo y sentido del humor negro es un aspecto clave del arte de Tool.

Aunque ya eran una estrella en ascenso desde los dias de «Opiate» (1992) y sus primeras comparaciones con Led Zeppelin, Pink Floyd, la música del oriente medio, y la escena alternativa de aquella época como White Zombies y Rage Against the Machine, el sello Zoo Entertainment no corría la misma suerte, y tras años de pérdidas, fue adquirida por PolyGram, una multinacional que la reestructuró y la vendió varias veces. Finalmente Zoo fue comprada por Volcano Entertainment en 1996, un conglomerado que se convirtió en el nuevo hogar de Tool.

Ya a mediados de los noventa y en franca popularidad en los circuitos alternativos, la banda se sentía insegura debido a la inestabilidad de su sello. Esta situación los llevó a buscar una nueva discográfica, solo para descubrir que estaban atrapados en un contrato abusivo con Volcano. Es importante notar esto, ya que las disputas legales fueron una de las tónicas que ayudaron a formar el carácter de la banda, lo que ha llevado al vocalista y lider Maynard James Keenan a prohibir celulares en los conciertos, grabaciones tipo «bootleg», y tener un absoluto desdén por la distribución de la música por internet, desde los dias de Napster hasta la actualidad, donde la banda ha tenido que abrirse paso a las actuales plataformas, a regañadientes.

Todas esas prácticas tienen ésta raiz común: Volcano no solo les impedía grabar o editar material fuera del sello, sino que también era un contrato sin fecha de finalización, lo que los convertía en prisioneros de la discográfica de manera indefinida. Cuando Tool intentó romper el contrato, Volcano los demandó por incumplimiento. Tras dos años de batallas legales, llegaron a un acuerdo extrajudicial en 1997. Aunque Tool no pudo abandonar Volcano, sí lograron renegociar sus condiciones contractuales. Este nuevo contrato les permitió crear su propia pequeña discográfica, Tool Dissectional, que les dio control sobre sus lanzamientos y parte de su catálogo histórico. Sin embargo, estaban obligados a lanzar sus próximos tres álbumes con Volcano. Estos serían «Ænima» (1996), «Lateralus» (2001) y «10.000 Days» (2006), que viéndolos en retrospectiva, están marcados por cierta rabia que albergaban los miembros.

Discos como los mencionados en el párrafo anterior son trabajos minuciosamente compuestos, meticulosamente complejos, impregnados de inspiraciones matemáticas, esotéricas y místicas, que añaden otra capa de intriga y misterio a la ya de por si enigmática música. A la buena usanza progresiva, Tool no facilita la tarea de entender estos elementos, ya que deliberadamente deja pistas y secretos en su música sin confirmarlos abiertamente, lo que crea un juego continuo entre la banda y los oyentes.

Por otro lado, y como mencionamos al principio del artículo, tampoco se deja el humor de lado. Si tomamos «Stinkfist» de «Ænima«, puede interpretarse como una crítica a la sociedad moderna y su búsqueda de placeres terrenales, o simplemente como una canción sobre la práctica del fisting. Esta ambigüedad, combinada con el arte oscuro y críptico del artista Cam de Leon, refuerza la idea que Tool es una banda con múltiples capas, y que también están lo suficientemente seguros de si mismos como para no tomarselo todo tan en serio.

Además, tenemos la importancia de los videos musicales dirigidos por el guitarrista Adam Jones, quien tiene una carrera no menor como maquillador, modelista y artista de efectos especiales en Hollywood. Estos profesionales videos, innovadores y oscuros, atrajeron a fanáticos de las artes visuales que luego se interesarían en la música.

Tomemos «Lateralus«, uno de los discos más complejos jamás creados en la historia del rock y laureado como probablemente el mejor trabajo de la banda hasta el momento. Esta obra no solo tiene una línea conceptual como es común en muchos álbumes del prog, que nos habla de como se relaciona la mente y el cuerpo; sino también una estructura y un ritmo basados en principios matemáticos. Un ejemplo clásico de una estructura matemática en la música es el canon del cangrejo de Johann Sebastian Bach, o Larks’ Tongues in Aspic de King Crimson como analizamos acá, y más recientemente, algunos trabajos de King Gizzard & The Lizard Wizard. Sin embargo, lo que hace que «Lateralus» sea extremadamente intrigante, es su relación con la proporción áurea y la serie de Fibonacci.

La proporción áurea es un concepto matemático que ha sido apreciado desde la antigüedad por su belleza y armonía. Los antiguos griegos la descubrieron al estudiar un rectángulo que, al dividirse en un cuadrado y un rectángulo más pequeño, mantiene las mismas proporciones que el original. Este principio ha sido aplicado en diversas disciplinas como la escultura, la pintura, y la arquitectura, y sigue siendo relevante en la actualidad. Leonardo da Vinci, por ejemplo, utilizó la proporción áurea en muchas de sus obras, y se ha descubierto que incluso el cuerpo humano sigue estas proporciones en aspectos como la forma de la oreja, los ojos, la nariz y la boca.

Más adelante, el matemático italiano Leonardo de Pisa desarrolló una sucesión de números que se inicia con 0 y 1, y cada número posterior es la suma de los dos anteriores. Esta sucesión, conocida como la serie de Fibonacci, tiene numerosas aplicaciones prácticas y está presente en muchos patrones de la naturaleza y el universo, como la distribución de las espirales en las caracolas y las flores de girasol. De Pisa también descubrió que, al dividir un número de la serie por su predecesor, se aproximaba a la proporción áurea, lo que vinculaba directamente su serie con este concepto matemático clásico.

Pues bien, algo que los fanáticos de toda la vida saben, pero que es importante de recordar, es que «Lateralus» está estructurado en torno a la proporción áurea y la serie de Fibonacci, lo que lo convierte en un álbum excepcionalmente intrincado. Muchas canciones en el trabajo, como la pista homónima, están construidas siguiendo la serie de Fibonacci en términos de la cantidad de sílabas por verso. Allí tenemos la secuencia 1, 1, 2, 3, 5, 8 en su estructura lírica, y luego formadas al revés, creando un patrón rítmico totalmente Fibonacci. Además, la proporción áurea se encuentra en las estructuras de los versos y estrofas, y también en la duración total del álbum, que ha sido segmentada siguiendo esta secuencia matemática.

Además de aquello, tanto Adam Jones, Danny Carey, como Justin Chancellor experimentaron con compases y estructuras rítmicas extremadamente inéditas. Esto incluye no solo la batería y el bajo, sino también la guitarra y otros instrumentos, todos trabajando en un orden matemático basado en Fibonacci. No es solamente crear lo complejo per se, si no que se trata de tener la suficiente inteligencia musical para hacer que todo esto suene apropiado y en su contexto. Tool dedicó años a perfeccionar estas estructuras rítmicas, y el resultado es una música que sigue sorprendiendo a los oyentes por su sofisticación y precisión.

Además de la ya mencionada complejidad, los fanáticos han seguido buscando más secretos en «Lateralus», descubriendo nuevas conexiones con la proporción áurea y la serie de Fibonacci en distintas partes del disco. Los progheads mas ñoños han intentado incluso crear nuevas canciones utilizando fragmentos de las pistas existentes, reordenándolas según estas secuencias matemáticas, y afirman haber encontrado patrones rítmicos que siguen siendo consistentes con la serie de Fibonacci. Sin embargo, Tool no ha confirmado ni desmentido estas teorías, en una buena jugada de marketing.

«Lateralus» sigue siendo un misterio en muchos sentidos. Otro misterio de aquellos es como lograron terminar el disco, ya que en 2000 decidieron prescindir de su manager de toda la vida, Ted Gardner, quien los demandó, alegando que merecía una compensación económica por el éxito de la banda y por ayudarles a renegociar su último contrato millonario. Esta demanda se resolvió en 2001 con otro acuerdo extrajudicial, y fue una de las razones de mayor peso por las que hubo un espacio de un lustro entre estos últimos dos trabajos

Ya en 2005, durante las grabaciones de «10.000 Days«, los estadounidenses se enfrentaron a uno de los capítulos más complicados en su carrera. Cam de León, el artista que había creado mucho del arte de la banda (de hecho, es el creador del famoso «ojo»), demandó a Tool alegando que no había sido compensado adecuadamente por su trabajo, no habiendo recibido el crédito correspondiente y que no había dado permiso para que sus diseños se usaran en merchandising. Además, la aseguradora que Tool había contratado para protegerse de demandas se negó a cubrir esta disputa, alegando que la banda había ocultado información sobre los problemas legales que ya tenían con León. Esto llevó a Tool a enfrentarse a dos demandas simultáneas: una con León y la otra con su aseguradora. Esta es una de las razones mas potentes por las cuales Tool dejó de hacer música ni bien lanzaron «10.000»

Estos conflictos legales se prolongaron durante ocho años. Finalmente, en 2015, Tool ganó ambas demandas. El tribunal falló a favor de Tool en el caso contra León, concluyendo que la banda le había pagado lo que correspondía en su momento y que su éxito posterior no justificaba mayores compensaciones. Al resolver este conflicto, la demanda de la aseguradora también fue desestimada, liberando a Tool de sus problemas legales.

A lo largo de los años, y como es fácil de inferir, las demandas no solo retrasaron el lanzamiento de «Lateralus» y «10,000 Days», sino que también afectaron significativamente a los miembros de la banda, quienes perdieron energía y motivación debido a las interminables batallas legales. En algunas entrevistas, Maynard confesó que una de las razones mas poderosas por las que la banda estuvo inactiva durante tanto tiempo fue precisamente por estos enormes problemas, que los dejaron agotados y desmotivados.

Con la resolución de estos conflictos en 2015, Tool finalmente pudo retomar su carrera con mayor libertad. Desde entonces, han podido dedicarse completamente a su música, sin las limitaciones impuestas por contratos abusivos o batallas legales. Ahora, con su propia discográfica y un mayor control sobre su catálogo histórico, Tool tuvo toda la libertad de lanzar su «Fear Inoculum» en 2019 en todos los formatos posibles, y lanzar reediciones de su música anterior cuando lo deseen.

Esto ha generado expectativas de que la banda pueda ser más prolífica en el futuro, y al parecer algo de eso hay, ya que desde vuelta de la pandemia han ido extendiendo el rango de sus tours llegando hasta el presente año que escribimos estas líneas (2024), con un prometido tour por festivales sudamericanos en 2025.

Si bien para muchos «Fear Inoculum» puede sonar a mas de lo mismo de la otrora banda que rompía los moldes disco tras disco, es un trabajo importantísimo al marcar el final de su «pesadilla» discográfica.

Al final del día, y después de todos los problemas por los que pasó la banda en sus 30 accidentados años de existencia, solo podemos decir: todo este dolor es una ilusión.


Melómano y coleccionista de música en formato físico. Baterista de Hobbie. Uno de los administradores del grupo de Facebook chileno "King Crimson en Chile", con contacto directo con el sello DGM de Robert Fripp y David Singleton. Me gusta escribir sobre música.

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