«Trout Mask Replica»: Cuando lo horrible, es hermoso

«Un calamar comiendo masa en una bolsa de polietileno es rápido y bulboso, ¿entiendes?»

Don Van Vliet, 1969

Alcen sus truchas

Cuando se habla de Trout Mask Replica, hay mucho que cubrir. Demasiado. Este trabajo no solo es una rareza para el avant garde del siglo XX en general, sino que también se volvió una especie de «gran beneficiario» por la cultura de internet y su reivindicación en comunidades de ultra nicho. Es que insólito y de apariencia grotesca a la vez, se ha convertido en un fenómeno de culto, casi como una declaración de intenciones estilo atrévete a escucharlo. Y algo de eso hay, ya que al escuchar «Trout» por primera vez, es imposible de ignorarlo.

Para los más jóvenes, la primera exposición al disco no es su música, sino su icónica portada: una fotografía surrealista de un hombre con una trucha en el rostro y un sombrero de copa. Sin siquiera escuchar una nota, esta picaresca imagen ya insinúa el tipo de experiencia sonora que ofrece el disco: algo completamente fuera de lo común, y como diríamos en Chile «una cabeza de pescado«.

Grabado en marzo de 1969 en los estudios Whitney en Glendale, California, luego de intensos ocho meses de ensayos, este LP de Captain Beefheart y su Magic Band fue denominado en su época como un alambre de púas oxidado. Sin embargo, con las décadas se ha convertido en una pieza fundamental de la cultura popular, llegando incluso a ser incluida en el Registro Nacional de Grabaciones de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Pero, ¿cómo es posible que un álbum tan disonante y hasta «aberrante» sea reconocido como una obra maestra?

La respuesta está en su meticulosa composición (!), su innovación radical y su impacto cultural.

Primero, debemos hacer una breve biografía de Captain Beefheart, cuyo verdadero nombre era Don Van Vliet. Este particular personaje creció en California y desde joven mostró un talento excepcional para las artes plásticas. Atraído por el blues de Muddy Waters y Howlin’ Wolf, así como por el free jazz de Ornette Coleman y John Coltrane, Van Vliet desarrolló una visión musical completamente singular reuniendo un combo de músicos – la banda mágica – para lanzar dos competentes discos de R&B, psicodelia y blues rock durante los 60′. Todo cambiaría cuando recurrió a su amigo de la adolescencia Frank Zappa, quien decidió ayudar a su bro para producir y lanzar en un sello de creación propia (Straight) la primera gran obra del Capitán: «Trout Mask Replica», presentando música compuesta por Don y arreglos del baterista John French.

Su proceso de grabación a estas alturas ya es legendario por su rigor y excentricidad. Aunque el sonido del álbum puede parecer totalmente amateur, como si la banda de tu vecino comenzara a dar sus primeros pasos, en realidad cada canción fue ensayada meticulosamente durante un año entero antes de ser grabada en unas pocas horas. Beefheart, a pesar de no saber tocar el piano, componía todas las canciones en este instrumento (se rumorea que tenía memoria eidética) y luego exigía a su banda que tradujeran esas piezas en sus propios instrumentos. Esto llevó a un ambiente de trabajo extremadamente tenso, con los músicos tratando de adivinar lo que quería Van Vliet; intimidación, manipulación, hambre, aislamiento y violencia mediante, llegando a obligar a que la banda ensayara entre 12 y 14 horas diarias. Según se cuenta, hubo momentos en los que la presión psicológica fue tan grande que un miembro de la banda terminó llorando dentro de un barril, como si fuese una especie de chavo del 8 del avant garde.

Bromas aparte, lo que hace a «Trout Mask Replica» tan especial es justamente ese estilo tan peculiar de composición. En esta pintura melódica encontramos pinceladas de free jazz, avant garde, blues y rock, ¡pero ojo!, en lugar de seguir estructuras musicales estudiadas y convencionales como podría haber utilizado todo músico, el álbum emplea una suerte de polirritmia y politonalidad de una manera que desafía cualquier categoría tradicional.

Podemos tomar como un perfecto ejemplo a «Frownland«, la pieza de apertura, que introduce de inmediato a los oyentes en un torbellino cojo de caos controlado. A diferencia de los cánones del rock, acá cada elemento musical parece estar en su propio universo, donde dos guitarras están en 5/7 tocando acordes totalmente desconectados, mientras la caricaturesca voz del capitán – que suena a un pirata con pata de palo maldiciendo en un idioma alienígena – se encuentra anclada a un 4/4 libre, lo que hace que suene completamente desorientadora. El bajo, que tradicionalmente sirve como ancla armónica, aquí actúa como una tercera guitarra, aportando acordes que rara vez se encuentran en la música popular. La batería de French, en lugar de marcar un beat estable, parece estar a duras penas pegando las piezas sueltas de la composición. El resultado es una experiencia musical que, aunque inicialmente puede parecer totalmente fuera de lugar, está cuidadosamente diseñada para mantener una estructura interna coherente.

Quedaba claro que el enfoque de Vliet hacia la música estaba más en línea con los métodos de un artista visual que con uno musical.

Todas las piezas siguen este patrón de «desorganización gestionada», atravesadas por la ya mencionada voz de Beefheart, el cual a la larga también es un elemento distintivo del álbum. Su canto es profundo, teatral y a menudo parece estar al borde de la pura declamación. Sus letras, que van desde lo absurdo hasta lo poético, contribuyen a la sensación de que cada pista es una obra de arte independiente. Frases como «A squid eating dough in a polyethylene bag is fast and bulbous, got me?» (te la tradujimos arriba), se han convertido en parte de la mitología y han sido analizadas por numerosos portales de música.

Y acá llegamos al otro atractivo de la propuesta, la que radica en su capacidad para desafiar la percepción de lo que puede ser música. En un mundo donde el «buen» músico suele ser aquel que toca «correctamente» o «lo esperado», «Trout Mask Replica» se rebela contra esa idea y demuestra que la expresión pura puede trascender las normas tradicionales.

No tiene sentido que te sigamos comentando de que van las canciones, debes experimentarlo por ti mismo.

Desde su lanzamiento, «Trout Mask Replica» fue divisivo. Para la gran mayoría, es simplemente ruido incomprensible proveniente de una banda de drogados o borrachos; pero para otros, es una de las obras más innovadoras y fascinantes de la historia de la música. Su influencia se ha extendido más allá de la música, inspirando a artistas visuales, escritores y cineastas. Hoy, en nuestra era de internet, su estatus de culto se ha amplificado aún más, con la portada del álbum convirtiéndose en un meme recurrente en foros como 4chan o Reddit.

Su influencia en los años posteriores comenzaría a crecer lenta, pero sostenidamente, extendiéndose a bandas como The Residents, Tom Waits e incluso a algunos aspectos del punk y el noise. Artistas de diferentes disciplinas han citado este disco como una fuente de inspiración por su autenticidad y osadía creativa, desde músicos como Steve Vai hasta caricaturistas como Matt Groening de Los Simpson.

¿Y qué pasó con Captain Beefheart?

Estamos clarísimos que «Trout» superó el nombre del capitán corazón de vaca, a la «Dark Side of the Moon» con el propio Pink Floyd, pero en su propio universo. Al revés de los británicos, el americano continuó su carrera musical con una serie de álbumes que, si bien exploraban nuevas ideas y refinaban su sonido, nunca alcanzaron ni de lejos el mismo nivel de impacto cultural o radicalidad.

Sin olvidar que unos meses más tarde Don puso su voz en «Willie the Pimp» en la obra inmortal de «Hot Rats» de Zappa; su siguiente trabajo, «Lick My Decals Off, Baby» (1970), fue quizás el intento más cercano de continuar la línea experimental de la joya anterior, con estructuras aún más intrincadas y un sonido más pulido, pero sin la misma sensación de caos descontrolado que hizo del LP original un fenómeno tan disruptivo y memorable.

También se rumorea que tocó en The Residents bajo el seudónimo de N. Senada, aunque no está comprobado.

En los años siguientes, Beefheart fue moldeando su música hacia un enfoque más accesible, aunque siempre manteniendo su esencia vanguardista. Álbumes como «The Spotlight Kid» y «Clear Spot» (1972) mostraban de mejor manera su gusto por el blues y el rock convencional, aunque con su distintivo enfoque excéntrico. Durante la segunda mitad de los años 70, con «Shiny Beast (Bat Chain Puller)» (1978) y «Doc at the Radar Station» (1980), Beefheart regresó a un sonido más experimental, recuperando parte de la energía de «Trout«, pero con una producción más refinada. A pesar de esto, la magia caótica y revolucionaria de su obra maestra de 1969 nunca pudo ser replicada. Finalmente, «Ice Cream for Crow» (1982) marcó su último álbum antes de retirarse de la música para dedicarse a la pintura. En 2010 partió a otros mundos debido a una esclerosis múltiple.

El ícono pez

«Trout Mask Replica» no es un álbum fácil para nadie. Es un desafío para cualquier oyente, incluso los más versados en las aguas del RIO o del avant garde. Una obra que exige paciencia y una mente abierta. Para algunos, sigue siendo un disco imposible de escuchar; para otros, es una revelación. Lo que es innegable es que representa un punto único en la historia de la música: una declaración de independencia artística que rompió todas las reglas y demostró que la música no tiene que sonar «bien», como la conocemos, para ser significativa.

Si alguna vez te atreves a sumergirte en su extraño y fascinante mundo, prepárate para una experiencia que, aunque pueda parecer desconcertante, nunca será aburrida. Atención: Ya no volverás a ser el mismo.


Cuando «Trout Mask Réplica» vuelva a las plataformas de streaming, lo colocaremos acá

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