«Fragile» de Yes: el desembarco en otros mundos

Estamos en diciembre de 1970, y Yes está de gira en Hull, Inglaterra, promocionando el venidero «The Yes Album» que no tardaría mucho en caer en las disquerías. En aquel show en particular, los veríamos en doble presentación con la banda folk «The Strawbs«, donde sería la primera vez que presenciarían en acción a la joven promesa del teclado Rick Wakeman, quien ya estaba dando mucho que hablar en la escena local.

A diferencia de muchas bandas jóvenes de la época, la cantidad de presentaciones que dió Yes durante ese periodo fue enorme, solo al nivel de agrupaciones sumamente populares como Led Zeppelin. Fue justamente durante la porción estadounidense de estos shows donde comenzaron las tensiones entre el resto de los integrantes y Tony Kaye. Sus compañeros deseaban que Kaye adoptara los nuevos sintetizadores Moog, pero él se mostraba reacio y prefería seguir con el sonido más directo y orgánico del Hammond. A esto se añadieron desavenencias personales entre Tony y el recién ingresado Steve Howe mientras compartían habitaciones de hotel. El tranquilo Howe, aficionado al yoga y a la comida vegetariana, chocaba con el fiestero Kaye, famoso por ser compañero de parranda de músicos como Keith Moon, Jimi Hendrix y Janis Joplin.

Al volver al Reino Unido, Yes dio su último show de la década junto a Kaye en el Crystal Palace Bowl en julio de 1971. Este concierto fue grabado de manera profesional, y en algun momento se pretendió mezclar algunas de estas piezas en vivo para el siguiente álbum, con la idea de lanzar un disco doble. Aquello nunca se materializó, pero lo que sí dejó ese show como legado – además de unos bootlegs de buena calidad de la época, y su posterior salida oficial en el boxset «The Word is Live» – fue el nombre del siguiente álbum. Se dice que el mánager Brian Lane vió una fotografía de la banda junto a la palabra «Fragile» (frágil) en uno de los amplificadores, sugiriendolo como un buen título para el venidero LP. Además, este término reflejaba bastante bien el estado interno tanto de la banda como de Kaye en aquel momento.

Poco después de la salida de Tony Kaye, Chris Squire telefoneó a Rick Wakeman para invitarlo a un ensayo en un local ubicado en Shepherd Market, a ver como fluian las ideas. Los lineamientos básicos de algunas piezas de «Fragile» estaban en una fase embrionaria antes de la llegada del mago de los teclados, pero fue su bagaje docto y sus arreglos lo que le dio nueva vida a esas composiciones.

Después de un duro dilema personal, Rick desecharía la idea de ingresar como miembro a tiempo completo a The Spiders from Mars de David Bowie en su brillante etapa como Ziggy Stardust; para quedarse con Yes, ya que se maravilló con lo inusual que era la banda. Había nacido lo que es considerado hoy en día como «la alineación clásica».

Era una banda de rock con un baterista poco ortodoxo, un bajista con un tono inédito, un guitarrista que tocaba con una Gibson de jazz; y para rematar, entra en escena este tipo bajito con una voz altísima.

Rick Wakeman, Prog Rock Britannia, 2006

Ya para agosto decidieron trasladarse a Advision Studios en Londres. El productor Eddie Offord, que trabajó en los dos discos previos de Yes, finalmente logró en «Fragile» esa nitidez sonora, sofisticación y profundidad que luego se convertiría en la marca de la casa de la agrupación. A esas alturas, Offord se había ganado el puesto de “sexto miembro” de la banda, pues asistía a todos los ensayos y mediaba en sus discusiones, famosas por lo prolongadas y enrevesadas. También recordemos que él fue el que logró el buen sonido en el debut de Emerson, Lake and Palmer, salido el año anterior. Imaginense lo bueno que era, que ELP le dedicaría una canción en «Tarkus» (1971) llamada «Are you Ready, Eddie?».

Y claro, esto no sería Yes sin algún tipo de disputa por quien se queda con el dinero, concretamente por los derechos de autor de las canciones. Esto dio pie a la idea de que cada miembro tuviese una pieza individual en el álbum: era un modo de repartir autoría y, de paso, acelerar el proceso de grabación. El tiempo de estudio, después de todo, no era barato, y buena parte del dinero que tenían debía invertirse en la creciente variedad de teclados y sintetizadores punteros que Wakeman estaba incorporando. Para Yes, se trataba de una etapa increíblemente emocionante de exploración sónica.«The Yes Album» había sido un éxito y, por primera vez, sentían que todas las piezas encajaban, tanto en visión musical como en virtuosismo personal.

Otra pieza fundamental del rompecabezas Yessero se completaría con la llegada de Roger Dean, cuyo estilo visual y filosofía se vincularon íntimamente con la banda. Este talentoso artista plástico presentó a Atlantic Records la idea de un planeta que se quebraba y de un niño que construía una especie de arca para huir y encontrar un nuevo mundo. Esa narrativa se prolongaría en portadas posteriores de Yes, como si cada planeta diera lugar a nuevos mundos flotantes, todo unido a un nuevo y estilizado logotipo. La discográfica inicialmente se mostró escéptica con el nuevo logo de la banda, temiendo que el nombre fuera ilegible. Él defendió que lo que importaba no era tanto que la gente lo leyera, sino que lo reconociera y se conectara con esa imagen. Cuanta razón, Roger.

Con tan psicodélica e icónica imagen, de acá en adelante Yes se ganaría para siempre el apelativo de banda de drogos, como otros colegas de la época; sin embargo, Jon Anderson siempre tuvo una política anti drogas duras para la banda, lo que se potenció con el vegetarianismo que ahora adoptaría, influido por Steve.

El flamante «Fragile», se lanzó en el Reino Unido en noviembre de 1971 y no llegó a Estados Unidos hasta enero de 1972. El retraso se debió a que «The Yes Album» seguía vendiéndose muy bien en Norteamérica y en una buena jugada, Atlantic Records no quería saturar el mercado. «Fragile» finalmente alcanzaría el puesto número 4 en la lista Billboard gringa, consolidando la popularidad de la banda con norteamérica, en una relación que duraría décadas.

La rotonda

El disco abre con un clásico de clásicos: Los orígenes de “Roundabout” se remontan a la gira escocesa de marzo de 1971, durante un viaje hacia Glasgow mientras Anderson se encontraba bajo los efectos de 🌿🚬. El británico quedó absorto observando el paisaje, mientras su cabeza creaba imágenes que formarían la base de la letra: “Call it morning driving through the sound and in and out the valley…” (Digamos que es una mañana conduciendo a través del sonido y entrando y saliendo del valle…). Anderson recordó haber visto un enorme lago (probablemente el Lago Lomond) rodeado de montañas, las cuales se perdían en las nubes “como si salieran del cielo y se quedaran allí”.

Musicalmente, poco sacamos con describir una pieza que está marcada a fuego en nuestras cabezas durante más de medio siglo. Es un matrimonio perfecto entre melodías mas pegajosas que una goma de mascar y rock progresivo como solo ellos lo podrían conceptualizar; aunque es curioso el darse cuenta que el cierre con los tararara está derivada de una canción infantil británica llamada “Three Blind Mice”. Con el tiempo, “Roundabout” se convertiría en una de las piezas más icónicas de Yes y es el código oficial de terminar el show, hasta el dia de hoy.

“Catherine of Aragon” iba a formar parte de «Fragile» con el título de “Handle with Care”, pero debido al contrato solista de Rick Wakeman, no podía incluir composiciones originales en el nuevo disco. Por ello la reemplazó con el tercer movimiento de la cuarta sinfonía de Brahms, el cual es de dominio público, bajo el titulo de «Cans and Brahms«. El resultado, reconocido incluso por Wakeman, “no era nada del otro mundo” y, en su propia opinión, nunca lo satisfajo mucho.

La pieza solista de Anderson “We Have Heaven” está inspirado en el nacimiento de su primera hija y juega con palabras aparentemente aleatorias, siendo una verdadera semilla de la manera en la que Anderson usaría textos casi mantrales en discos posteriores. El final de la pista, con la puerta que se cierra de golpe, sugiere que el propio grupo estaba harto del incesante bucle vocal.

South Side of the Sky” gira en torno a la travesía de unos montañistas que se enfrentan a la última “cima” de la vida para hallar la otra cara de la montaña: la sur. A su vez se basa en la idea de la muerte como la “hermana pequeña del sueño”, noción procedente de la mitología griega en torno a Hipnos y Tánatos. Anderson la vinculó a la hipotermia, a cómo el cuerpo abre los vasos sanguíneos en un último intento de generar calor, como sugiere la letra de «Of warmth of the sky, of warmth when you die«. Musicalmente, la pieza tiene grandes influencias de King Crimson con esas melodías densas y cargadas de mellotrón. Ojo al exquisito intermezzo de pianoforte de Rick, y los violentos acordes de Howe después de la segunda mitad de la pieza. Un temazo.

El aporte solista de Bill Bruford llamado “Five Per Cent for Nothing”, dura apenas 35 segundos y es la pieza mas corta de la banda en toda su historia. Originalmente se iba a llamar “Suddenly It’s Wednesday” y refleja las inclinaciones en compases inusuales que el baterista explotaría de mejor manera en King Crimson. Pese a que muchos la ven como mero relleno, este cinco por ciento de nada logra enlazar las partes más extensas del álbum.

Por su parte, “Long Distance Runaround” suele interpretarse como una canción de amor, pero en realidad refleja la desilusión de un infante Jon con la iglesia y en los conflictos sociales de la época, como las protestas estudiantiles y tiroteo en la universidad de Kent en Estados Unidos durante 1970. El tema se fusiona de forma natural con la pieza de Chris Squire, “The Fish (Schindleria Praematurus)”, que con el paso del tiempo se convertiría en la marca personal del bajista. Las múltiples capas de bajo, armonizadas con ingeniosos recursos, confieren a la canción un aura hipnótica y unas melodías realmente intrigantes; mientras que el sobrenombre inventado por Bruford “The Fish” era por la afición del bajista por los baños de tina que duraban horas.

El aporte acústico de Steve Howe, “Mood for a Day”, nació directamente de ideas de “Clap”, de «The Yes Album», pero algo más aflamencado y medieval. Inspirado por guitarristas españoles como Carlos Montoya, se hilvana una secuencia de acordes maestros que, según Howe, representan diferentes momentos y estados de ánimo en un dia.

Heart of the Sunrise” cierra el disco con un monstruo de riff y unos acordes ascendentes de mellotron que serían capitales en el rock progresivo de todos los tiempos. Aunque tanto Bruford, como Squire, Howe y Wakeman se encuentran acá en su pico instrumental, es justo notar el aporte de Tony Kaye con una versión primigenia de esta pieza antes de dejar la banda. Su estructura asimétrica y la atmósfera densa deriva, sin lugar a dudas, de «21st Century Schizoid Man», aunque mientras que en el rey carmesí se desencadena pura locura y disonancias mas propias del free jazz, en Yes tenemos cuidadosas capas compositivas de inteligentes melodías e intermezzos calmos que son un verdadero dulce de leche para el oido.

Otras piezas iban a entrar originalmente al LP y no lo hicieron. Entre ellas destaca “All Fighters Past”, cuyo bajo y línea de teclado se reutilizaron en “Siberian Khatru” de «Close to the Edge«, mientras que algunas ideas melódicas serían reutilizadas para «Tales from Topographic Oceans«, como te comentamos acá.

Otro caso es la versión de “America”, de Simon & Garfunkel (muy adorados por la banda), la cual Yes interpretaba de hacía tiempo con Tony Kaye sobre los escenarios. Aunque Wakeman aparece en un video promocional de la época, es bastante obvio que allí toca Tony, pues suena su Hammond característico y apenas hay arreglos propios de Rick. Finalmente saldría como lado B de «Total Mass Retain» para el siguiente trabajo, y décadas posteriores la veríamos aparecer como bonus track en CD.

Que nos perdone Paul Simon, pero mientras su «America» es una hermosa tonada de fogata, la de Yes es una cosa virtuosa saturada de adrenalina que te tendrá saltando en la cama de tu habitación.

De camino a la grandeza

En retrospectiva, probablemente «Fragile» sea un disco de transición: aunque se notan prisas en algunos elementos y existen fragmentos individuales que funcionan más como puentes o experimentos, precisamente esa variedad y sus arreglos colectivos hacen que posea un encanto especial, y tenga un espacio merecido en cualquier biblioteca musical de respeto.

Yes luego nos lanzaría a la cara la quintaesencia de «Close to the Edge«. Otra historia, y una mucho mas complicada, por cierto.


ProgJazz es un colectivo unido por la amistad nacido en 2007, y que busca difundir música sobre la base del rock progresivo, el jazz, la música de vanguardia y todos sus géneros asociados.

You may also like

Comments are closed.