Kraftwerk y «Autobahn»: En la autopista de la vanguardia

Un cuento clásico alemán de nuestros días, con Volkswagen y Daimler, Thyssen y Krupp, bellos paisajes. En medio, la larga y ventosa Autobahn

Wolfgang Flür

Antes de comenzar a analizar esta verdadera autopista musical, debemos retrotraernos unos cuantos años. Cuenta la leyenda que Florian Schneider y Ralf Hütter coincidieron en 1969 en el Conservatorio musical de Düsseldorf. Ambos cursaban estudios de música docta, pero, al sentirse estrangulados por los instrumentos tradicionales, decidieron formar un conjunto que les permitiera plasmar ideas más vanguardistas.

Así nació «Organisation», banda que completaron el vocalista Basil Hammoudi, el bajista Butch Hauf y el percusionista Fred Monics. Con esa alineación grabaron un único disco, «Tone Float» (1970), publicado por RCA, enmarcándose como otra de las corrientes del vasto krautrock. Poco después de su lanzamiento, Florian y Ralf abandonaron el proyecto para fundar finalmente Kraftwerk, o “central eléctrica” en alemán.

Mientras “1” de 1970 (el famoso disco con el cono naranja de tránsito) se distinguía por sus beats rudimentarios y sus experimentos, y “2” (1972) profundizaba en aventuras de corte minimalista, “Ralf & Florian” (1973) marcaba la primera presentación plenamente definida de lo que hoy identificamos como el sonido Kraftwerk. Catalogado sin dificultad dentro del krautrock electrónico, el disco se inclina decididamente hacia paisajes ambientales, situando al entonces dúo en sintonía con las exploraciones que por la misma época realizaban Cluster y Can.

Kraftwerk se veía a sí misma como un «proyecto de arte total», o en alemán Gesamtkunstwerk; más que una banda tradicional. Esto explica su nueva imagen austera y futurista, con las recientes incorporaciones de Wolfgang Flür y Klaus Röder como músicos de apoyo: un grupo de hombres de corte militar, trajeados e inmóviles junto a sus sintetizadores, como “contadores elegantes” según la prensa de entonces. Visual y temáticamente, buscaban expresar su identidad alemana moderna.

Queríamos mostrar nuestra nueva apariencia alemana con pelo corto, trajes planchados y corbata, sin imitar el rock/pop inglés o el estadounidense. Sabíamos que nuestra imagen era irónica, coqueta, provocadora”.

Wolfgang Flür

Los alemanes sabían que aquella dirección que comenzaba a asomarse en «Ralf & Florian» daba para muchísimo mas. Asi, comienzan a fraguar la música como una experiencia hipnótica. Esto venía perfecto con un concepto que les rondaba la mente hacía mucho tiempo: conducir por las largas y rectas autopistas alemanas, o en el término alemán, «Autobahn«. Estas tienen la particularidad de cruzar el pais teutón de forma rápida, segura, e incluso monótona en algunos de sus tramos. De hecho, en esas secciones, no tienen límites de velocidad.

Experimentar deslizarse a velocidad constante, el zumbido del motor y el horizonte que se repite sin fin, eran experiencias perfectas para ser recreadas en un entorno musical. Asi, concibieron el sonido del nuevo disco con un beat simple y repetitivo en 4/4 —el célebre motorik—, añadiendo sonidos de arranque del inconfundible motor refrigerado por aire del Volkswagen Beetle (Escarabajo), bocinas y el cierre de una puerta al comienzo de la pieza; dejando que la pista se extendiera 23 minutos para reproducir la monotonía meditativa de un viaje real.

¿Que buscaban con este concepto tan terrenal?. Varias cosas. Primero, demostrar que la electrónica podía ser tan pegadiza como el pop de la radio. Tras los experimentos de los anteriores trabajos, esta vez decidieron introducir cuidadosamente un estribillo memorable y pegadizo: «Wir fahr’n, fahr’n, fahr’n auf der Autobahn» (Conducimos, conducimos, conducimos por la autopista). Ese equilibrio entre vanguardia y accesibilidad marcó un antes y un después: los sintetizadores dejaban de ser rarezas de laboratorio para convertirse en música que podía llegar a todas las personas.

También estaba la reivindicación de los valores culturales alemanes de la posguerra. Las autopistas alemanas que fueron desde su concepción verdaderos simbolos del progreso germánico, unido a dos automoviles de fabricación nacional en la portada, eran verdaderas declaraciones de intenciones: El ya mencionado Volkswagen, que aunque tuvo una concepción de la mano del na-zis-m0, se resignificó como el coche que movió a las masas en toda Europa; y por otro lado, el Mercedes-Benz 112, una de las limusinas mas costosas del fabricante alemán durante los 60′, como señal de la potencia industrial teutona y sus productos de alto nivel.

Esta representación del barato VW y el caro Mercedes no solo habla de los automoviles en si, sino también de la carretera como un espacio democratizador: un lugar donde el pobre y el rico podían compartir el mismo paisaje, el mismo trayecto, sin distinción aparente.

Asi, el álbum refleja además una mentalidad generacional: Hütter hablaba de pertenecer a la “generación sin padres”, hijos de la posguerra, para quienes era casi un renacimiento cultural reinventar la identidad alemana, mostrando con orgullo la prosperidad económica y tecnológica de la Alemania de los años 70′, al tiempo que sugiere una senda hacia el futuro alejándose del pasado bélico del país.

El minimalismo desempeñó un papel clave. Influenciados por Karlheinz Stockhausen y Terry Riley, dejaron espacios amplios – similares a los vastos campos alemanes al ir a toda velocidad por carretera – para que cada sonido “respirara” y lograra dibujar un auténtico paisaje sonoro: un viaje constante, sin sobresaltos, que invita a la contemplación. Un clásico del sonido Kraftwerk.

Para lograr esta paleta, construyeron parte de su instrumentación: vocoders caseros, percusiones electrónicas diseñadas por ellos mismos y sintetizadores Moog y ARP. Con ello reforzaban la idea de independencia tecnológica —“nuestra instrumentación es la banda”, afirmaba Hütter en aquella época — y subrayaban la estética futurista de Kraftwerk, donde las máquinas no solo acompañan, sino que dialogan con el ser humano.

Kraftwerk también integró elementos acústicos y psicodélicos para contrastar el paisaje electrónico, influencias heredadas de «1» y «2». En las sesiones participaron instrumentos como el violín, la flauta, el piano y la guitarra eléctrica, que aparecen de forma puntual en varios momentos de las piezas. El nuevo percusionista Wolfgang Flür colaboró tocando unas primitivas drum machines y complementó los sintetizadores con toques sutiles de batería acústica. El ingeniero Konrad «Conny» Plank jugó un papel clave: instaló su camión de grabación con mesa de 16 pistas frente al nuevo estudio Kling Klang, capturando los sonidos con técnicas muy avanzadas para la época.

En conjunto, crearon un sonido que aún muestra influencias de bandas como Tangerine Dream y Cluster, pero que ya anuncia la voz industrializada y futurista que Kraftwerk desarrollaría en futuros discos.

En la mezcla final –realizada también por Plank con Hütter y Schneider– se buscó un sonido nítido y espacial. Por ejemplo, para recrear el ruido del viento al pasar, Kraftwerk generó ráfagas de ruido blanco. El resultado técnico fue un tapiz sonoro limpio, donde los ritmos electrónicos actúan como el motor imparable de la música.

“Autobahn”, lanzado el 1 de noviembre de 1974, con una portada diseñada por su colaborador de toda la vida Emil Schult, nos presenta una modernidad industrial genuinamente alemana heredera del Wirtschaftswunder (milagro económico), alejada del dominio anglosajón del rock.

El arte de las reediciones nuevas muestra solo la señalética internacional de las autopistas, la que se nos antoja incluso aún mas indicativa del minimalismo sonoro del mismo.

A bordo del Volkswagen

La pieza homónima de apertura de casi 23 minutos describe un viaje por la autopista A555 que conecta las ciudades de Colonia con Bonn. A diferencia de las suites épicas típicas del rock progresivo, no se trata de una composición extensa y llena de cambios inesperados, si no que intenta reflejar la mecánica, la monotonía y la prisa asociada a las carreteras nacionales.

Utiliza una secuencia armónica sintetizada simple – pero muy pegadiza – y un beat minimalista de percusión electrónica para enfatizar la sensación de multitud metálica que caracteriza la constante confluencia de automóviles. Cada elemento sonoro que va apareciendo en los sucesivos minutos evoca un paisaje: los sonidos mecánicos representan la industria del valle del Ruhr y las ciudades mineras; mientras la flauta y pasajes melódicos simbolizan los campos rurales de Münsterlan.

Mientras tanto, varias texturas sintetizadas y orgánicas añaden matices progresivamente, recordando también que en cada automovil viaja un individuo único.

El disco continúa en su segunda cara con otro concepto distinto, pero a la vez, de contemplación y meditación muy similar: «Kommetenmelodie» explora el paso de un cometa a través del espacio cósmico, desde una primera parte oscura hasta una segunda más festiva. En «Mitternacht» tenemos la pista más sombría, mientras que «Morgenspaziergang» ofrece un cierre lírico y relajado, evocando las primeras luces de la mañana con flauta y efectos electrónicos.

No tiene sentido explayarse demasiado al describir este tipo de música, hay que experimentarla por uno mismo.

El gigantesco legado

El impacto de «Autobahn» fue inmenso y perdura hasta hoy. Al publicarse en 1974 se convirtió en el primer álbum «pop» donde los sintetizadores dominaban por completo la propuesta. El single, una versión de tres minutos del tema titular, unido a un video promocional creado por el programa neerlandés TopPop, llegó al top 20 en varios países en 1975. Esto abrió mercados a la música electrónica de forma comercial.

A partir de ahí surgió toda una “generación de minimalistas sintetizadores” inspirados por Kraftwerk. Bandas de synth pop y new wave británicas de fines de los 70′ y comienzos de los 80′ citan directamente el legado de este inmenso LP, tales como Orchestral Manoeuvres in the Dark, The Human League, Depeche Mode, Ultravox, o Pet Shop Boys.

David Bowie quedó tan prendado por estos teutones, que incorporó la abstracción sintética del álbum en sus discos «Low» y «Heroes»(1977). Tambien es célebre la anécdota de haber sido rechazado por estos herméticos alemanes para realizar un trabajo en conjunto; aunque tendría un pequeño homenaje al aparecer en las letras de «Trans Europe Express» (1977).

En el dance, «Autobahn» dejó huella, tanto en el techno y el house; mientras que en el indie y pop contemporáneo resuenan sus ecos, en artistas como Godley & Creme, Stereolab, Coldplay, e incluso Daft Punk.

Ideal para tu próximo viaje

«Autobahn» es mucho más que un experimento sonoro de un viaje en coche: es una obra conceptual que cristaliza la modernidad alemana de los años 70 y abre una vía sonora que hoy revisamos como un clásico. Su precisión técnica y su ambición artística –una “sinfonía para la carretera”– han permitido que cada escucha descubra nuevos detalles en el ruido del motor convertido en melodía.

Así, su legado perdura como el viaje pionero que transformó la interacción entre música y máquina, sentando un punto de partida para gran parte de la música electrónica de vanguardia que siguió.


ProgJazz es un colectivo unido por la amistad nacido en 2007, y que busca difundir música sobre la base del rock progresivo, el jazz, la música de vanguardia y todos sus géneros asociados.

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