«More»: el gran debut cinematográfico de Pink Floyd

Pink Floyd More

Para un joven Pink Floyd, la película More de Barbet Schroeder representaba el debut haciendo bandas sonoras para películas. Una experiencia en que el mismo Schroeder tendría un papel importante en años siguientes (principalmente gracias a «La Vallée», que originaría Obscured by Clouds). Si bien More no era el primer film para el que Pink Floyd ponía su música, sí era su primera vez componiendo específicamente para una película.

La experiencia de Pink Floyd en video

En efecto, ya en 1967 el cortometraje Jeanetta Cochrane había recibido los estertores de “Interstellar Overdrive”. Esta misma pieza musical estaría presente en Tonite Let’s All Make Love in London (1967) y en el documental San Francisco (1968). Además, en 1968 la banda compuso parte del soundtrack de The Committee, en que presentan esbozos de “Careful with that Axe, Eugene” y de “Main Theme”, que aparecería aquí, en More. Pero esta última representaría para el grupo un desafío mayor.



Cartel de More (clic para agrandar)

More fue la primera película de larga duración de Schroeder. En ella, Stefan, un joven alemán recién titulado de matemáticas decide hacer autostop hacia París. En dicha ciudad conoce a Charlie, criminal de poca monta con algunos contactos en el mundo delictivo de la ciudad. Juntos, van a una fiesta, donde Stefan conoce a Estelle, una joven estadounidense adicta a las drogas. Enamorada a primera vista, invita a Stefan a un viaje a Ibiza, protagonizando un romance sórdido y rodeado de un ambiente psicodélico, situaciones de conflicto y consumo de diferentes sustancias. Este amor, para Stefan, representaría su perdición, ya que terminaría falleciendo por causa de una sobredosis.

El trabajo detrás de More

En este contexto, Schroeder decidió que Pink Floyd debía ser “la música que los protagonistas de la historia debían escuchar” en More. Al contactar a los miembros de Pink Floyd, la película se encontraba casi terminada, por lo que el director sabía con precisión qué es lo que quería de ellos: retratar musicalmente la decadencia de la pareja hacia la tragedia, mediante su propia autodestrucción.

De una manera similar a la que, años más tarde, utilizarían para Obscured by Clouds, Pink Floyd se tomó apenas ocho días para componer y grabar. De acuerdo con el propio director, fue un trabajo bastante intenso, pero enriquecedor. Esta riqueza fue tan bien apreciada por Schroeder, que debió bajar el volumen a la música para que no eclipsara a la propia película.

La grabación se realizó en el Pye Recording Studios de Londres. Sin el apoyo de EMI, por primera vez podían definir toda la música a su antojo, disfrutando de una libertad creativa que no conocían desde su debut. Trabajando prácticamente “a pulso” para hacer coincidir la música con las escenas, las sesiones fueron extensas para cada día, entre composición y grabación. Así, resultaron 16 canciones, 13 de las cuales conforman el álbum More y tres que quedaron, lamentablemente, perdidas.

La carátula, a cargo de Hipgnosis, se extrae de una escena de la película, que refleja la visión de los protagonistas absolutamente drogados. En ella, se les observa abalanzándose contra un molino de viento, en referencia a la locura de El Quijote.

Como curiosidad: en los créditos iniciales de la película, David Gilmour aparece como “Dave Gilmore”. Una equivocación que muchos ya habían visto en la primera edición del álbum A Saucerful of Secrets.

Las canciones de More

El álbum abre con las apacibles notas en clave de Mi menor de Cirrus Minor, con una etérea atmósfera y letras abstractas. Su título bien puede apelar a las delgadas y livianas nubes que llevan ese nombre, liviandad que en la película aparece en escenas donde Stefan aparece cálidamente drogado y que son acompañadas por esta canción. Aunque también puede hacer referencia a algún planeta imaginario, considerando la letra: “On a trip to cirrus minor, saw a crater in the sun/ A thousand miles of moonlight later”.

Esta tranquilidad se interrumpe abruptamente con The Nile Song. Con un sonido poderoso de guitarra (que incluye un solo cercano al acid-rock), hasta entonces no mostrado por Pink Floyd, esta canción coincide con Stefan conociendo a Estelle. Quizá la canción más enérgica en More, energía que se ve alimentada por la fuerza del trabajo vocal del propio Gilmour. De hecho, guitarra, batería y voz llenan casi completamente su sonido, con un bajo menguado y un ausente teclado de Richard Wright.

Como tercera pieza, el disco entrega Crying Song, otra composición de ánimos tranquilos, muestra las dispares sensaciones bajo el efecto de narcóticos. Así, comienza hablando de sonrisas, y culmina refiriéndose a tristeza y dificultades. Una canción realmente emotiva, que expresa sensibilidad por cada poro, aunque nunca fue tocada en vivo por el grupo.

Up the Khyber es un instrumental de extraño título, de apenas dos minutos de duración. Su nombre hace referencia al Paso Khyber, que une Afganistán con Pakistán, lugar por donde usualmente transitan drogas derivadas del opio producidas en Afganistán. Esta pieza es, musicalmente, una de las que Pink Floyd pudo trabajar de forma absolutamente libre, tomando elementos del free-jazz y del avant-garde jazz. Así, las disonantes notas de piano contrastan con la enérgica e hipnótica batería de Nick Mason.

More continúa con Green Is the Colour, una hermosa balada pastoral. Sin embargo, al igual que en «Crying Song», las últimas líneas rompen la suavidad, incorporando versos desesperanzadores. David Gilmour canta con una voz extremadamente cálida, casi frágil, generando una sensación aún más evocadora para esta canción. Aquí, Lindy Mason (esposa de Nick) toca una bella sección de flauta irlandesa hacia el final.

Cymbaline es otra canción fuerte en el álbum. Con un sonido equilibrado, Roger Waters aquí retrata una pesadilla narrada en versos con alto sentido poético. Además, hace un guiño a una temática que retomaría posteriormente en más de una ocasión: la sátira a la industria de la música. El sentido de poesía, sin ir más lejos, se asoma por el mismo título, que juega con el nombre de “Cymbeline”, una de las últimas obras que escribió William Shakespeare. Esta canción, además, tiene una versión de Hawkwind, incluida como bonus-track de la reedición de 1996 de su disco debut.

Un corto pasaje instrumental prosigue, con Party Sequence, que cuenta con el trabajo de Nick Mason en percusiones tribales, acompañado por su esposa Lindy, en flauta irlandesa. Main Theme es otro instrumental, aunque más extenso e instrumentalmente rico. Aquí, Pink Floyd entrega otra pieza hipnótica, que produce este efecto en cada sección, desde el gong inicial hasta los efectos sonoros de Gilmour y Wright que se pierden en el silencio.

Ibiza Bar parece una continuación de “The Nile Song”, no sólo por el regreso de esa agresiva y rockera guitarra de Gilmour, sino también por su estructura rítmica. Además, el estilo vocal es similar, pero presentando importantes diferencias en las armonías exhibidas en el estribillo, en que además se suaviza la interpretación. More Blues, en tanto, es un corto instrumental en que principalmente Gilmour destaca su inspiración en el blues.

Quicksilver es la canción más extensa de More, sobrepasando los siete minutos. Por su aparición en la película, apela a las drogas, elaborando una interesante atmósfera psicodélica y vanguardista, que por momentos suena con influencias de la sección inicial de la experimental “A Saucerful of Secrets”. Si bien el trabajo melódico resulta limitado, es muy destacable la capacidad descriptiva de “Quicksilver”, que logra transmitir un estado de ánimo oprimido, en que resuena cierta tranquilidad con una subrepticia tensión.

Pink Floyd finaliza More con dos piezas cortas. La breve A Spanish Piece, compuesta por Gilmour, de estilo flamenco y que parece inconclusa. El cierre, en tanto, lo trae Dramatic Theme, instrumental que es una variación de “Main Theme”, aunque en un pulso más lento, que se apaga con una reverberante Stratocaster de Gilmour.

Quizá sea por estas secciones cortas, que toman su sentido completo en el contexto del film, que muchos seguidores de Pink Floyd posicionan a More como un trabajo de segundo o tercer orden dentro de la discografía de la banda. Después de todo, es “sólo” un O.S.T. producido en muy poco tiempo. Sin embargo, More representó, en su momento, un respiro de Floyd en su labor de producción de Ummagumma. También constituye un pequeño paso en su definición sonora que se desapegaría del estilo de Syd Barrett. De hecho, este fue el primer álbum que hizo el grupo sin la intervención de su mítico fundador.

Finalmente, varias de estas piezas desembocarían en “The Man and the Journey”, fascinante performance conceptual que Pink Floyd desarrollaría durante 1969. Un hito importante, considerando la propuesta visual que el grupo incorporaría a sus shows. Con ello, More era un paso más que cimentaba a la leyenda floydiana.

Uno de los iniciadores de ProgJazz, siempre buscando proyectos emergentes, aunque sin dejar de disfrutar de las bandas clásicas. Siento un placer especial al investigar e interpretar el significado y la intención de cada disco que escucho.

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